Los ponis que destruían libros

El crimen

Era un frio pero tranquilo crepúsculo en Ponyville, todos los ponis regresaban de sus labores diarias pero tres ponis seguían afuera de sus hogares. Fluttershy se encontraba en una en una nube dando instrucciones a unas aves para una presentación de vuelo sincronizado, a su lado se hallaba Apple Jack y Pinkie Pie que se quedaron observándola desde un globo aerostático fascinadas por los ensayos.

-¡Wow esa aves son magnificas!- comento emocionada Apple Jack.

-¡Esto es tan emocionante!- comento Pinkie Pie.

-Gracias, pero todavía no perfeccionamos el vuelo-respondió apenada Fluttershy.

De forma súbita se escucho un estruendo, Pinkie quería ver de dónde venía y luego noto que algo fragmentaba la luz en una estela de colores.

-¡Miren es Rainbow Dash!- comento emocionada Pinkie Pie.

Fluttershy volteo a ver de dónde venía Rainbow para evitar un choque, pero para su desdicha Dashie voló tan recio que hiso que las aves se fueran volando.

-¡No esperen, vuelvan no se vayan!- comento en suplica Fluttershy.

-¡Hola Dashie!- saludo Pinkie.

-¡Lo siento, pero no tengo tiempo!-saludo Rainbow pero sin voltear a verla.

Pero Rainbow Dash la ignoro y lo que es mas sacudió accidentalmente el globo de Pinkie haciendo que esto se desinflara y saliera volando sin control.

-¡Rainbow Dash me las vas a pagar!- comento Applejack intentado enlazar el globo.

Las tres ponis se quedaron enojadas por las acciones de Dashie. Pero esta no era la primera vez que Rainbow Dash pasaba de largo a alguien, pero en esta ocasión ella tenía un bolso con algo importante, lo que contenía adentro era algo que la mantenía concentrada con un solo pensamiento y este era que tenía que llegar a casa lo más pronto posible.

Atravesó su casa de nube rompiendo la puerta de enfrente, sin detenerse, choco contra el closet donde tenía guardado sus trajes, desacomodo sus trajes que le confecciono Rarity y el disfraz de Shadowbolt. En eso sonó la maquinaria de cierto artilugio curioso, eran las hélices de su tortuguita Tank.

-Hola Tank-saludo Rainbow- perdona si tarde pero volé hasta Manehattan para conseguir esto.

En eso Rainbow le mostro un tomo de un libro nuevo, se enorgullecía de tenerlo puesto que se le dificulto conseguir, además de que en Ponyville no llegaría esta antología de libros hasta dentro de una semana.

-¡Mira Tank, una nueva historia de Daring Do y el oro del Rin!-comento emocionada Rainbow Dash - ni siquiera Twilight tiene esta versión, aunque es un poco corto a comparación de los otros libros, pero es Daring Do.

Rainbow Dash le sirvió agua de nube a su tortuga Tank y se dispuso a volar rápidamente a su habitación para leer el libro. En eso Tank la golpeo por detrás.

-Tank no tengo tiempo para jugar, además es muy noche-comento enojada Dash.

Dash ignoro a su tortuga y no noto que su tortuga tenía cierta urgencia de advertirle algo muy importante

Rainbow subió a su recamara y se recostó en su cama, acomodo su nube en forma de almohada, abrió el tomo y por primera vez olfateo el olor a libro nuevo aunque le agradaba el olor a tomo viejo de los libros que le prestaba Twilight, pero ella dio una gran respiro separo sus cascos y se dispuso a leer.


DARING DO Y EL ORO DEL RIN

Daring Do caminaba entre una multitud eufórica de ponis que desfilaban en una gran marcha por el centro de una gran plaza, estos ponis cometían actos terribles, puesto que se disponían a quemar libros, el calor de el humo le lastimaba los ojos y la multitud le hacía caminar de forma lenta a cada paso. Si tan solo al pegaso pudiera escapar de esa atmósfera tan opresiva y volar hacia el cielo oscuro y fresco, pero tenía que andar de forma discreta y su ala izquierda estaba en vías de recuperación de su última aventura, cuando ella intentaba recuperar el cáliz del grifo, en la cual se había lesionado, pero estaba muy próxima a sanar, no obstante tendría que quedarse en tierra de nuevo.

Los unicornios y pegasos fanáticos gritaban como locos, exigían más leña para el fuego, en este caso libros, el fuego era su guía para una noche tan oscura como esta pero Daring Do no soportaba ver quemar tantos libros y para su desgracia, no podía hacerles frente en esta situación.

-Hay tiempo y lugar para los combates- se dijo a sí misma.

Se escuchaban gritos por doquier vociferando:

Sieg Heil!

Por suerte Daring Do portaba su látigo y usaba un uniforme que la hacía pasar desapercibida, se lo había quitado a un oficial, no obstante Daring se sentía asqueada porque el dichoso uniforme estaba hecho de cuero, intentaba soportar el asco y se dispuso a ingresar en el hospital de Ruhenheim para recuperar una extraña bitácora de Nubelung, esta bitácora le revelaría la localización de un tesoro de supuestas cualidades místicas, pero si no se recuperaba pronto este les conferiría un gran poder a los Nihiliz.

Ingreso de forma discreta al hospital evadiendo a los ponis, ingreso por la puerta principal con gran disimulo, presumiendo su ala en mal herida ingreso de forma fácil. Daring Do se encontraría con su contacto en el hospital. Ella choco miradas con varios Doctores y enfermeras los cuales saludaban alzando su pesuña cuando Daring Do se topaba con alguno.

Los pasillos se veían grisáceos y fúnebres, había un aire de desesperanza en las habitaciones, subió las escaleras y llego al tercer piso para ingresar a la habitación trece, estando en ese piso la acústica del lugar era terrible, ya que desde afuera se escuchaban débiles ecos del discurso del Führer.

Daring Do no estaba muy relacionado con el idioma en Germane pero lograba entender una que otra palabra:

- Si mis ponis, la vida es cruel. Nacer, existir, desaparecer, siempre lidiamos con la cuestión de la muerte. Que sea la enfermedad, a consecuencia de un accidente o en la guerra no cambia nada. En cuanto a los que sufren por la guerra, pueden encontrar un consuelo pensando que si se consiente su sacrificio es para asegurar el porvenir del pueblo del que forman parte.

Heil Wolfstein!- se escucharon varios voces de ponis.

En eso Daring llego a la habitación número trece y se encontró a un unicornio envuelto en vendas pero que dejaban al descubierto un ojo azul, el pobre poni estaba maldecido-bendecido con el "don" de la supermemoria, este poni era el profesor Funes.

-¿Profesor me escucha?- pregunto Daring.

-Mi vieja amiga la señorita Daring, que bueno que llego, podría hacerme el favor de cerrar la ventana cuando salga- respondió Meyrink

Desde la ventana se seguía escuchando el discurso del lobo Adel.:

-¡Por eso cuando se inicia y desencadena una guerra lo que importa no es tener la razón, sino conseguir la victoria!

En eso Daring cerró la ventana, pero se podían escuchar todavía las voces pero con menos fuerza.

-Aquí está el trabajo de mi investigación, tómela y salga de aquí- comento débil el señor Meyrink mientras su cuerno de unicornio hacia aparecer de la nada la bitácora de los nubelungs, Daring coloco el libro en su boca.

-Profesor Funes, le ayudare a...

-No señorita Daring, para mí ya es tarde-interrumpió Funes- el Ángel puso sus cascos sobre mi cuerpo, cuídese de ese poni.

De repente se empezaron a escuchar los cascos en los pasillos, estos chocaban a gran paso.

-¡Salga ahora!-grito Meyrink- pero antes tome esto.

En eso el poni de nombre Funes le entrego un libro pequeño.

-Este libro es exclusivamente un regalo para usted, prométame que no lo abrirá hasta que se halle sola- comento Funes con voz débil.

Daring escondió en su ala lastimada y luego intento abrir la ventana que había cerrado pero recordó que afuera había varios ponis que marchaban.

Salió de la habitación y se encontró con un dúo de Nihiliz que la apuntaban con sus cuernos, pero Daring Do cabalgo hacia su dirección y dio un salto sobre ellos, eludiendo los disparos de sus cuernos y alzo sus patas traseras y les dio una patada que los saco volando, bajo a prisa las escaleras, puesto que los Nihiliz estaban por doquier.

Se decidió perderse en la multitud, y pensó que esos dos oficiales la descubrieron por verla ingresar a esa habitación, seguramente alguien había dado la orden de custodiar Meyrink,

Daring dio la vuelta solo para que sus ojos purpuras chocaran con otros ojos, cuya iris era de color rojo y brillante como carbón encendido. Daring dio un gran trago de saliva pues estaba de frente con el Führer mismo, Adel Wolfstein.

El pelo del lobo se le erizo, se le marco su figura en la chaqueta negra, mostro sus colmillos, ella se quedo quieta pero mostrándose serena ante el peligro. El lobo le quito el libro y luego saco su garra de la cual se desprendió una uña afilada, abrió el libro y dio unos zarpazos al papel, había hecho una firma con su garra, le devolvió el libro y siguió su camino.

Daring sintió un gran alivio y cabalgo de forma discreta a un punto de encuentro que era el hangar de globos y aviones para unicornios.

-Daring por aquí- le dijo una voz conocida que salía de un zepelín.

Daring subió rápidamente, estando a salvo en el Zepelín, noto que la nave tenía una sala con ventanas espaciosas. Viéndose segura se quito el traje y se puso su ropa característica, luego se dispuso a descansar en un sofá.

-Qué bueno que ingreso-comento un unicornio barón de nombre Adolf Von Hooves.

Este poni tenia de marca un reloj de arena, portaba un chaleco de color carmesí, la crin de su pelo era negra, tenia ojos verdes, la capa de su pelaje era blanca, tenía un acento extraño y se encontraba sentando en un sofá mientras degustaba de una copa de Sidra.

Entre Daring y Adolf los separaba un taburete en cuyo centro había una gran botella de Sidra.

-Ahora vamos directo al grano, se que conseguiste el libro- comento Hooves.

-¿Cómo lo sabes?-pregunto Daring.

-Mi vieja amiga, usted jamás falla, por eso la aprecio tanto- comento Hooves mientras chocaba su casco en señal de aprobación.

-Gracias, pero créeme que fue peligroso estar en la boca del lobo.

En eso ambos ponis empezaron a reír.

- Si a mí me molesta la forma de pensar ese falso fuhrer- comento Hooves mientras se quedo serio.

En eso Daring contemplo extrañada el traje de su amigo Hooves.

-Oye bonito traje Hooves, ¿de que esta hecho?-pregunto Daring

-De cuero.

-Sintética supongo-comento nerviosa Daring.

-No es piel de vaca- respondió con calma Von Hooves.

-¡Quien hiso esa atrocidad!- comento espantada Daring.

-Tranquila yo no mate al animal de hecho fue este individuo, Daring, te presento a un científico excelente que ha revolucionada los terrenos de la cirugía en Equestria.

En eso entro un pegaso de color blanco y con crin negra, cuya marca de su costado era un escalpelo. El portaba extraño sombrero de copa y unas vendas en sus ojos y otras vendas en su casco delantero izquierdo.

- ¡El pegaso de la Muerte!-comento sorprendida Daring,

-Oh ese apodo, sabes Daring Do, a veces los sacrificios son necesarios para el avance de la ciencia. Pero por ejemplo: pude mejorar la cirugía cosmética, reparar caras y gracias a la eugenesia pude acelerar el crecimiento del poni promedio, sin mencionar que las yeguas no tendrán que experimentar los dolores del parto, habra ponis desde probetas.

-Gracias por su discurso- dijo burlandose Von Hooves-muy bien Daring Do, la razón por la que los llame esta reunión sorpresa es porque quiero que se una a nosotros.

-¡Yo unirme a los Nihilz, no gracias!- comento enfada Daring de que su viejo amigo Von Hooves lo traicionara.

-No Daring Do, no me compares con esos nihilistas, te equivocas, yo tengo un objetivo, evitar el último de los finales... y construir un futuro de nuevo.

-Entonces, ¿usted no son nihilz?- pregunto consternada Daring Do.

-No, pues al igual que tu Daring esta guerra me parece estúpida, ellos afirman que quieren un mundo en el que nada tendrá significado, unos ponis blancos y rubios que se creen la gran cosa pero que son dirigidos por un lobo moreno y con un bigote. Penoso, terriblemente penoso. Yo quiero el poder en estado puro.

En eso Daring Do miro por las ventanas del zepelín y vio que estaban sobrevolando el mar, seguro estaban en el norte y luego contemplo un conjunto de archipiélagos.

-¿Cuál es tu propósito?- pregunto Daring.

-Gobernar Equestria pues los ponis no saben lo que quieren, por eso siguen a figuras, a ídolos falsos, símbolos de de autoridad e ideologías políticas- respondió Von Hooves.

-Pero esto se da porque no saben quién los dirija, créeme que con carisma y un bigote hasta yo podría dominar Equestria- interrumpió el pegaso de la muerte.

Entonces exaltado Adolf Von Hooves que se puso en dos patas y comenzó a declamar su discurso:

-Me da cólera ver que todos esos ponis andan chocando sus pesuñas por el nihilismo, cuando lo que se debe hacer es ir un paso delante de eso, ir mas allá del bien y el mal, crear nuevos valores, de formar un nuevo tipo de poni, en la cual surgirá en una época brillante y excepcional, le será fiel a Equestria al igual que a su destino y la realidad. Pero para que eso llegue, hay que eliminar a la mediocridad y a las razas inferiores, a los ponis de tierra.

- No eres diferente de Adel, pues pretendes eliminar a razas- comento Daring.

Entonces Adolf se puso calamdo y empezó a emitir otro discurso:

- Daring Do, la victoria será nuestra. No solos somos nosotros dos, varios ponis se unieron a nuestra causas, tengo un escuadrón entero a mi disposición. Con los cuales pretendo acabar con esos ponis de tierra mediocres hablan de "libertad" e " imparcialidad", pues esos son los credos de COBARDES! Ellos escucharían a mil opiniones y tratarían de satisfacer a todos como lo hace cierto monarca de Canterlot. Pero los verdaderos logros de los ponis se consiguen solo con: ¡El poder absoluto! ¡Y el poder por la fuerza! ¡Fuerza que esos ponis han perdido!

Daring ignoro sus palabrerías y empezó a razonar la desconfianza que tenia Funes.

-Por eso me envió con Funes- comento Daring- el tiene una supermemoria, leyó el libro antes de que los nihilz lo quemaran y luego ustedes intentaron extraerle la información pero no lo consiguieron.

-Veras, Meyrink no confiaba en mi, así que tuve que usarla para que me cediera el libro- respondio Von Hooves- Por eso necesito la bitácora, puesto que en ella se encuentra la ubicación el tesoro de los nubelungs, el infame oro del Rin.

-¿Qué conseguirá con eso?- pregunto Daring.

-Se dice que el oro trae consigo un especie de encantamiento, pero no es por eso que lo busco, lo busco porque es un patrimonio de nuestra nación y al hallarlo lo usare como un fetiche para unir a nuestros ponis de Germane, nadie dudara de su autenticidad pues las características del oro es que es rojo como la sangre.

-¡No se lo permitiré!- contesto enfada Daring.

-Calma Daring, yo quiero que te nos unas, pues seremos inconquistables y no le temeremos a nadie, hoy dominaremos Germane y mañana Equestria se postrara ante nuestros cascos.

-Sabes todas las ideas suenan bonitas cuando un poni las dice y las escribe en un papel, pero sabes cuando son llevadas a la práctica, ese es otro asunto, conozco la naturaleza del poni pues la he contemplado a lo largo de mis viajes,- comento de forma burlona Daring- agradezco la oferta pero diré que no.

-Entonces no eres diferentes de esos nihilistas- comento con pesar Von Hooves.

-¡Te equivocas, yo no me caso con ninguna idea, yo formo mi ideología propia y mis propios valores!- comento enfadada Daring.

-Lo siento, no quiero oír tus ideas, o estás conmigo o estás en mi contra- comento Von Hooves.

En eso Daring Do tomo el libro y luego tomo la botella de sidra y se la arrojo a ambos ponis y se puso a galopar hasta la puerta del zepelín.

-¡Atrápela!- comento enojado Von Hooves.

En eso Daring Do abrió la puerta del dirigible y se disponía a saltar, cuando de repente sintió que una magia extraña le había quitado el libro.

-¡Que rayos!-comento Daring.

Volteo su cabeza y contemplo que el pegaso de la muerte había hecho magia, pues este le revelo que lo que tenia debajo del sombrero de copa era un cuerno de unicornio pero este estaba de costado, revelo también la las vendas de sus ojo y noto que tenia ojos de hipogrifo pero estos estaban desemparejados y las iris no correspondía, además de que en vez de casco izquierdo este tenía una mano derecha con los dedos raquíticos.

-¿Qué rayos te hiciste?-pregunto consternada Daring.

-Modifique mi cuerpo y lo mejore, ahora soy un alicornio, pero sin las impurezas de la tierra.

-Esa es la raza que mejorara Equestria eh- dijo Daring con ironía

El pegaso de la muerte dio disparó de su cuerno pero Daring dio un salto al mar y esquivo el disparo. Daring sabía que no podía volar pero podía planear, desafortunadamente recibió un tiro en su ala y cayó al mar, su cuerpo se sumergió debajo de las aguas.

Pero Daring seguía viva y se encontraba bien, empezó a ver desde debajo del agua que el zepelín se alejaba, y empezó a nadar debajo el agua en las corrientes gélidas del norte, ella recordó que había visto unos archipiélagos así que comenzó a nadar aprisa pues de lo contrario podría morir congelada, por suerte ella entrenaba su físico hasta niveles extremos.

Llego a una isla cercana y luego se sintió decepcionada de que su amigo Von Hooves lo traicionara y lo peor es que el tenia la bitácora. Pero luego recordó que el profesor Funes le había regalado un libro, lo saco de su ala y se puso a leerlo.

"Confío en que tu resolverás el misterio detrás del misterio."

-¡Profesor Funes es usted un genio, sabia que algo asi podria pasar!- grito Daring en la isla.

Daring solo debía salir de ahí, pero tenía que darse prisa para escaparse antes de que el escuadrón de Von Hooves se diera cuenta.


Rainbow dio pausa a su libro puesto que era muy noche y tenía que acomodar nubes por la mañana.

-Ojala no sea con Derpy-comento en voz alta Rainbow.

De repente Rainbow se dispuso a dormir, aunque no sin antes escuchar un ruido siniestro como que de alguien dando de golpes sin control, pero el sueño era tan fuerte que decidió ignorarlo.

A la mañana siguiente despertó y noto que se le había hecho tarde y se fue volando sin ni siquiera desayunar. Hiso su trabajo de control de clima y regreso a casa para retomar su lectura y vio que su libro le habían arrancado las hojas.

-¡En nombre de Celestia quien haría algo así!

Rainbow empezó a usar su cabeza, porque le harían algo así, pensó y no supo por donde comenzar. No había razones para que un poni lo hiciera. Rainbow se dio de golpes en el casco pensando en lo que ocurrió.

Rainbow entonces recordó la traición que le hizo Adolf a Daring Do. Le llegaron ideas de que sus amigas habían sido las culpables puesto que recordó la escena de ayer. Empezó a creer que lo hicieron como venganza, quizás había sido Pinkie Pie o Applejack o inclusive Fluttershy. De repente tuvo un recuerdo en el que Twilight le hablo de un escritor que inauguro un sub-genero, no recordó el nombre del autor, pero había hecho unos cuentos que involucraban hechos misteriosos que luego se justifican e ilustran a través de un hecho razonable.

-Rayos Twilight que habías dicho sobre el asunto-dijo en voz alta- un momento le pediré ayuda a Twilight, esperen un momento que tal si ella se entero de que tenía un nuevo libro de Daring y lo saqueo por envidia.

Rainbow extendió sus alas en furia y fue rápidamente a la casa de Twilight tanto así que en vez de usar la puerta decidió usar el techo, choco contra el techo e hizo mucho escándalo pero parecía que nadie la había notado.