Yun salió de la tienda de campaña con expresión somnolienta y soltando un amplio bostezo. Se estiró, ahora que podía hacerlo tranquilamente, para después masajear distraídamente algunos de sus adoloridos músculos. Dormir en la tienda de campaña grande apretujado entre todas esas bestias era un dolor. Pero no tenía otro remedio. Como estaban en un territorio peligroso otra vez, no era sensato que la princesa y él estuviesen solos e indefensos en la tienda pequeña. Y estaba descartado que Yona durmiera en la tienda grande con los demás hombres, por obvios motivos. Así que le tocaba sacrificarse al genio guapo. Mientras que Hak dormía con la princesa, para gran satisfacción de este y disgusto de los guerreros dragón, que no entendían por qué era siempre la bestia del Trueno quien conseguía el 'honor' de proteger personalmente a la princesa. Pero era expreso deseo de ella que esto fuese así desde hacía tiempo, así que no podían hacer mucho más que rabiar y patalear. Eran tan molestos.

Miró al horizonte, comprobando que el sol aún apenas había comenzado a salir. Era un poco pronto para empezar a preparar el desayuno, pero ya no aguantaba más allí dentro. Podría ponerse a hacer otras cosas que tenía pendientes, como hacer medicinas o lavar la ropa antes de que los demás se levantaran.

-Buenos días, muchacho – le habló una voz cerca haciendo que el corazón casi se le saliera del susto -. Hoy has sido muy madrugador.

Yun se giró en dirección a la voz, para encontrarse a Zeno que estaba sentado con la espalda apoyada en un árbol y mostrándole una de sus brillantes sonrisas.

-Casi me matas del susto, idiota. Y mira quién fue a hablar ¿Se puede saber que haces ya levantado? Nunca te despiertas antes de que haya empezado a preparar el desayuno – le reprendió cuando se recuperó de la impresión.

-No grites tanto, despertarás a todos – le advirtió el rubio susurrando, llevándose el dedo índice a los labios y mirándole de forma sebera como si estuviese reprendiendo a un niño pequeño, aunque su expresión era burlona -. Y respecto a tu pregunta, Zeno tenía tanta hambre que no podía dormir. Por eso Zeno se ha levantado temprano.

-¿Por qué no me extraña? – exclamó Yun exasperado, haciendo caso a su advertencia de bajar la voz -. Solo espero que no te hayas comido todas las provisiones. Estamos a días de distancia de la aldea más cercana.

-Zeno no haría eso – parecía verdaderamente ofendido -. Zeno es un buen chico. Zeno estaba esperando a que el muchacho hiciera el desayuno.

-Lo que tú digas.

A pesar de lo que le dijo, Yun aún no estaba muy convencido, así que hizo un rápido repaso de la bolsa de las provisiones. Efectivamente, todo estaba tal y como lo había dejado ayer.

-El muchacho no cree en la palabra de Zeno. Zeno se siente ofendido – aunque por su voz, más que molesto parecía divertido por la situación.

-¡¿Cómo esperas que me fie de la palabra de un pozo sin fondo como tú?!

-El muchacho es tan cruel, y estás gritando otra vez.

Yun se apresuró en taparse la boca y se esforzó por controlar su carácter explosivo. Pero ya era demasiado tarde.

-¿Qué es todo este alboroto? – el dragón verde hizo su aparición, saliendo de la tienda de campaña -. Ser despertado a gritos no es hermoso. Sería una desgracia para todo el género femenino, que mi belleza desapareciera por no dormir el tiempo necesario.

-¿Ves? El muchacho ha despertado a Ryokuryuu.

Yun no hizo caso de sus palabras y se giró hacia el recién llegado. De perdidos al rio, por lo menos ya no tenía que contenerse.

-Tienes un ego demasiado grande, bestia. Y no exageres, ya casi es la hora a la que te sueles levantar.

-No me refería solo a Yun-kun – se explicó este, con esa sonrisa burlona que usaba siempre que estaba planeando alguna maldad -. Esta noche ha sido especialmente movida.

-¿Qué quieres decir? – cuestionó el más joven confundido. Pero, antes de que Jae-ha pudiera continuar, Zeno intervino cambiando sospechosamente de tema.

-Ya que Ryokuryuu está despierto, debería ir a cazar algo para el desayuno. La carne es buena para el crecimiento, y Zeno tiene hambre.

-¿Desde cuándo cazamos carne para desayunar? Desde luego no tienes límite. Confórmate con lo que sobro de la cena de ayer – una vez más Yun no pudo contenerse, a pesar de que sabía que el rubio había cambiado de tema a posta. Pero tampoco estaba seguro de querer oír lo que ese pervertido fuera a decir, así que no pasaba nada.

-Y tampoco es como si Zeno-kun necesitase alimentarse para crecer. Ventajas de ser un niño eterno, ¿no?

Era obvio que esa era una pequeña venganza de Jae-ha porque su broma inicial había sido interrumpida.

-Zeno insiste en que Ryokuryuu debería ir de caza – la sonrisa no abandono su rostro, a pesar de que era obvio que ahora era forzada -. En realidad, Ryokuryuu sabe que Zeno le está haciendo un favor. Así que haz caso a Zeno.

-¿Por qué tienes que arruinarme la diversión, Zeno-kun? – se quejó de forma exagerada -. Pero por ahora haré caso de la sabiduría del anciano. Aunque no creas que esto ha terminado. Es algo demasiado bueno como para dejarlo pasar.

-Después Ryokuryuu puede hacer lo que quiera. Pero Zeno no se hace responsable de las consecuencias.

Jae-ha sacudió la mano despreocupadamente, como si no considerara necesaria su advertencia, para después girarse y desaparecer de un salto del claro en el que habían instalado el campamento.

-¿Se puede saber de qué se trataba todo eso? – preguntó Yun cabreado. No estaba seguro de querer saber la respuesta, pero no podía evitar sentirse frustrado. Después de todo era un genio guapo, y no le gustaba no entender lo que pasaba a su alrededor.

-El muchacho no lo quiere saber. Por lo menos tu, haz caso a Zeno – se limitó a decir este, volviendo a su actitud infantil.

Yun no estaba del todo satisfecho. Pero decidió no insistir. Seguramente ya se enteraría más tarde.

-Buenos días – les saludo Kija, desperezándose. Shin-ah también salió de la tienda detrás de él -. ¿Por qué está todo el mundo tan animado tan temprano? ¿Ha pasado algo?

-A mi no me mires – se apresuró en decir Yun -. Sois vosotros bestias los que siempre estáis complicando las cosas. Y yo que quería tener un rato de tranquilidad – se quejó antes de alejarse del grupo y comenzar a sacar sus instrumentos para hacer medicina de su bolsa. Al parecer determinado a retomar su rutina matutina a pesar de todo.

-¿Qué quieres decir con eso? – preguntó Kija por su parte con expresión confundida.

-Nada de lo que Hakuryuu deba preocuparse – explicó Zeno -. Tan solo que Ryokuryuu se ha despertado esta mañana con ganas de chanza.

-Este Jae-ha es un irrespetuoso. Debería dejar de comportarse tan frívolamente.

-Zeno cree que si no lo hiciera, no sería Ryokuryuu. Sería extraño.

-Sí, pero a veces se excede. Como su empeño por ver los ojos de Seiryuu. ¿No lo crees Shin-ah? – Kija se giró hacia el nombrado, pero se sorprendió al ver que este parecía no estar haciendo caso a la conversación mientras miraba a algo fijamente - ¿Shin-ah? – cuestionó a la vez que seguía la dirección de la mirada de este. Para descubrir que lo que estaba mirando tan fijamente era la tienda de campaña en la que aún se encontraban Yona y Hak. ¿Por qué lo estaba haciendo? Todo tipo de terribles posibilidades se pasaron por la cabeza del dragón blanco, haciendo que entrara en pánico -. ¿Acaso ese tipo le ha hecho algo indebido a la princesa? Como haya sido así le despedazaré – aseguró a la vez que despertaba el poder de su garra dragón con un aura demoníaca a su alrededor y se disponía a comprobarlo por si mismo. Pero Zeno se atravesó en su camino para detenerle.

-No. Tranquilo, Hakuryuu. Zeno está seguro de que la señorita está a salvo.

-No me quedaré tranquilo hasta que lo vea con mis propios ojos – no estaba dispuesto a ceder tan fácilmente.

-Zeno lo jura en el nombre de Ouryuu. La señorita está bien – insistió igual de determinado -. Además la señorita necesita descansar. Si aún está dormida es mejor no despertarla. Y si le pasase algo nos avisaría. ¿A que Zeno tiene razón, Seiryuu? La señorita está durmiendo, ¿verdad?

-Sí – confirmó este, aunque seguía mirando hacia la tienda con una expresión ligeramente confundida. Abrió la boca como si fuese a decir algo más, pero Zeno le interrumpió antes de que pudiera hacerlo.

-¿Ves? Hakuryuu no tiene de qué preocuparse. ¿O es que Hakuryuu quiere montar un alboroto que despierte a la señorita y ser el responsable de que no descanse lo suficiente?

-De ninguna manera – se apresuró en asegurar Kija, ahora ligeramente apesadumbrado -. Pero…

-Pero nada. Todo está bien. Lo que Hakuryuu debe hacer es buscar leña para poder calentar el desayuno. Así cuando la señorita despierte podrá alimentarse apropiadamente.

-Supongo que tienes razón – cedió finalmente, su mano de dragón volvió a su tamaño normal.

-Zeno siempre tiene razón – aseguró con una amplia sonrisa y actitud petulante -. Deberíais escuchar más a Zeno.

-No hace falta que seas tan creído – le reprendió levemente, antes de girarse para dirigirse hacia el bosque -. Volveré en seguida.

-Tómate tu tiempo – se despidió Zeno con una amplia sonrisa y agitando sus manos en despedida exageradamente. Aunque en cuanto el dragón blanco desapareció de su vista relajó su postura y soltó un suspiro aliviado. Su expresión parecía decir: "Eso ha estado cerca". Finalmente se giró hacia Shin-ah, que seguía mirando absorto la tienda de campaña de Yona -. Seiryuu no debería seguir mirando. No es algo que deban hacer los niños buenos – le reprendió cariñosamente estirándose para darle un leve golpecito en la cabeza.

Shin-ah le hizo caso y se giro para mirar a Zeno. Sin embargo su expresión estaba llena de confusión.

-¿Por qué…?

-Zeno promete que se lo explicará todo a Seiryuu. Pero ahora no es el momento. Simplemente no le digas a nadie lo que has visto, y mucho menos le preguntes a la señorita o al señor al respecto. No es correcto, y no es algo que Seiryuu debería haber visto.

-Lo siento. No lo sabía – se disculpó con un susurro obviamente apesadumbrado.

A pesar de que su rostro no se podía ver por su máscara, su pose era tan tierna como la de cachorrito que se arrepentía después de haber hecho una travesura. La estampa se completó cuando Ao asomó la cabeza desde dentro de su peluca con una expresión somnolienta. Zeno estaba seguro de que su corazón se habría detenido al ver tanta lindura si no hubiese sido tan robusto.

-Está bien. Está bien. Zeno lo sabe – reiteró Zeno sonriéndole enternecido -. Zeno promete que se lo explicará todo a Seiryuu más tarde, pero ahora, ¿le podrías hacer un favor a Zeno? ¿Puedes encargarte de vigilar a los demás para que nadie se acerque a la tienda de campaña de la señorita mientras Zeno soluciona la situación? Zeno no tardará mucho. – Shin-ah le miró durante unos segundos para después asentir en conformidad -. Muchas gracias. Seiryuu es un buen chico. Entonces te lo encargo. Y recuerda lo que ha dicho Zeno. No mires.

Shin-ah asintió varias veces, mostrando su determinación, haciendo que Ao casi se callera de su peluca.

Zeno le sonrió una última vez en agradecimiento, comprobó que Yun aún estaba entretenido haciendo medicinas, y después se dirigió a la susodicha tienda de campaña sigilosamente. Cuando estuvo delante de la puerta vaciló por un instante y suspiró resignado a la vez que cerraba fuertemente los ojos. Estaba seguro de que los que estaban dentro agradecerían que no les viera en esa situación.

-Animo Zeno. Alguien tiene que cuidar de los jóvenes irresponsables – se murmuró a si mismo para autoconvencerse y se arrodilló para entrar.

Una vez dentro se giró hacia la puerta y abrió los ojos por un momento para asegurarse de cerrarla bien. Después suspiró por última vez y cerró los ojos de nuevo, y está vez también se los tapó con las manos para asegurarse de no ver nada. Estaba seguro de que él también agradecería no ver la imagen que estaba a su espalda. Con su imaginación tenía más que suficiente. Una vez listo, se giró hacia ellos para hablarles de frente y se sentó con las piernas cruzadas sin apartarse de la entrada.

-Señorita. Señor – les llamó armándose de valor -. Zeno cree que es mejor que os despertéis ya. Necesitaréis tiempo para adecentaros.

-Zeno… - esa era la voz somnolienta de Yona, y también escuchó el leve quejido de molestia de Hak junto con el sonido de las mantas moviéndose. El silencio se mantuvo durante unos segundos, hasta que Yona pareció darse cuenta de la situación y exclamó -. ¡Zeno! – su grito debió despertar del todo a Hak, porque escuchó también una exclamación suya, seguido de más sonidos de movimiento, esta vez más apresurados -. No me tapes así Hak, es vergonzoso. La manta. Dame la manta. ¡Todo esto es culpa tuya! – le reprendió con tono histérico.

-Pues anoche no te quejaste mucho, princesa – habló con tono burlón.

-Detente, Hak. No me toques ahí. ¡Ya basta!

-Zeno sigue aquí – decidió recordarles el dragón amarillo incómodo. Ya había oído suficiente y no quería saber más cosas de las necesarias.

-Cierto, ¿y por qué sigues aquí? – le preguntó Hak aún burlón, como si no le importara realmente su presencia -. ¿Acaso nuestro venerable anciano es un pervertido al que le gusta mirar a otros mientras…?

-¡Zeno no ha visto nada! – le interrumpió azorado. Sentía su rostro caliente bajo sus manos. Seguro que estaba sonrojado hasta las orejas. Hacía muchos siglos que algo no le hacía perder así la compostura. Y la bestia del Trueno no estaba ayudando con la ya de por si incómoda situación -. Zeno ha entrado con los ojos cerrados. Zeno es un buen chico.

-¿Cómo has sabido qué…? – Yona no se atrevió a terminar la pregunta, seguramente por la vergüenza.

-Los guerreros dragón tenemos los sentidos más desarrollados de lo normal, y el señor y la señorita no fueron muy silenciosos anoche – dijo seguro de que eso sería suficiente explicación – Zeno entiende que la juventud de estos tiempos es atrevida. Pero sería mejor que la próxima vez fueseis más discretos.

-¿El anciano ha venido a reprender a los jóvenes por su mala conducta? Qué considerado.

-Deja de bromear, Hak.

Zeno estaba tratando de ser lo más discreto y comprensivo posible en consideración a Yona. Pero ya no pudo seguir conteniéndose en vengarse de la actitud del antiguo general.

-¿Acaso el señor hubiese preferido que fuese Ryokuryuu el que os encontrara así? Zeno ya tuvo que retenerle anoche para que no se acercara para poder oíros mejor. ¿O tal vez Hakuryuu? Quien hace un momento iba a entrar con intenciones de desgarrar al señor si había hecho algo "indecente" a la señorita. Lo cual, evidentemente, sí que ha sucedido. ¿O Seiryuu que está deseando averiguar por qué en esta noche tan fría el señor y la señorita se han quedado dormidos desnudos…?

-¡¿Shin-ah nos ha visto?! ¡¿Desnudos?! – exclamó Yona histérica interrumpiéndole.

-Ah, entonces Zeno ha acertado. Gracias por la confirmación señorita. Así Zeno sabrá a lo que se enfrenta cuando más tarde tenga que dar "la charla" a Seiryuu – continuó en tono guasón.

Yona soltó un gemido acongojado, seguramente estaría al borde del colapso por la vergüenza. Así que el rubio decidió tener piedad y dejar las bromas y el sarcasmo de lado.

-Seiryuu os estuvo mirando de forma inocente e inconsciente; pero si, lo hizo. Cuando Zeno le dijo que hacer eso estaba mal estaba muy apenado y confundido. No parece estar informado sobre ese tema en concreto. Zeno prometió que le explicaría todo luego, pero Zeno no sabe si conseguirá hacérselo entender del todo. ¿O tal vez preferiría ser el señor el que le de "la charla"? – el silencio que siguió a su pregunta fue respuesta suficiente. El rubio suspiró pesadamente -. Zeno no está en contra de que el señor y la señorita se muestren su amor de la forma que quieran. Pero debéis ser conscientes de que viajáis en un grupo. Zeno os ruega que recapacitéis y seáis más cuidadosos de ahora en adelante, porque Zeno no sabe si podrá volver a cubriros la próxima vez. ¿Entendido?

-Lo siento, Zeno – se limitó a susurrar Yona apesadumbrada.

-Recibido, anciano. La próxima vez me asegurare de amordazarla – parecía decirlo completamente en serio.

-¡Hak! – le reprendió ella y se pudo oír el sonido de un golpe seguido de un leve quejido.

-Muy bien. Entonces Zeno saldrá para que os cambiéis – dijo con su habitual tono alegre, ignorando su leve pelea de enamorados y decidiendo que ya había dicho lo que tenía que decir -. Zeno os recomienda que os deis prisa. Porque seguramente el próximo en querer entrar será el muchacho para avisaros de que el desayuno está listo, y, como ya sabéis, es realmente terco con los horarios de las comidas.

El guerrero dragón se volteó hacia la salida y se dispuso a irse.

-Zeno, espera – le llamó ella.

-¿Sí, señorita?

-Gracias por todo, y… de verdad siento mucho todos los inconvenientes.

-Está bien. Los jóvenes tienen que cometer travesuras antes de convertirse en adultos responsables.

-No hables de nosotros como si fuésemos niños traviesos, anciano.

Zeno simplemente se rió antes de salir de la tienda de campaña. Los jóvenes podían ser tan problemáticos. Pero aún así, no podía evitar quererles a todos porque eran tan lindos. Eran sus lindos niños.

oooooooooooooooooooooooo

Me lo he pasado tan bien escribiendo esta historia. Ya he escrito demasiadas cosas dramáticas de Zeno, necesitaba escribir algo cómico y bizarro como esto para variar. Bizarro como Zeno, el autoproclamado más bizarro del grupo jajaja

Tengo en mente un pequeño capítulo extra para esta historia, en la que se vea lo que pasa más tarde durante el desayuno. ¿Os gustaría que lo escribiera?

De nuevo muchas gracias a Tsukiyo-san, mi fiel lectora. Tus comentarios me hacen tan feliz. Espero que también te haya gustado esta historia loca. Estaré esperando ansiosa tu review.

Nos vemos.