No me pude quitar esta idea de la cabeza y tuve que escribirla o si no explotaba, lo cual sería peor. Si exploto bueno, no sé, exploto. Amo a Iggy Pirata Arg Sexy, así que me di la tarea de escribir este fic, esperando (cruzando los dedos que les guste) ¿Empezamos?

Hetalia no me pertence...solo unos cuantos de la tripulacion de Arthur pero, no son la gran cosa.


Era un día cualquiera, el sol brillaba en lo alto del cielo azul sin nubes. Alfred había decidido ir a visitar a Arthur a London, ya que su jefe estaba en vacaciones en Hawái. ¿Y su jefe tiene vacaciones porque los Estados Unidos de América no puede tenerlas? Eso fue precisamente lo que pensó, y sin dudarlo dos veces arranco más rápido que ligero para el John F. Kennedy y tomo el primer vuelo a London.

Tardo más de lo improvisto, porque decidió darle una visita a su hermano Matthew en Canadá. Tuvo que tomar dos vuelos, porque fue bastante vago como para llegar hasta Buffalo y conducir que lo llevaba precisamente a Toronto pero, ya al caso; siendo Alfred tomo avión. Si, pudo haber invitado a su hermano también pero, no, no lo hizo así. Pero, eso es aparte.

Al llegar a London lo recibió un Arthur sorprendido, porque no esperaba la visita del americano hasta el próximo mes que era la Cumbre Mundial pero, apartando su sorpresa lo recibió. No sin antes advertirle y repetirle reglas que para Alfred no cambian y siguen siendo las mismas.

Como Arthur no esperaba la visita del joven tuvo que salir hacer unas compras rápidas ya que a Alfred no le gusto nada de lo que el británico tenía en el refrigerador. Alfred siendo, bueno Alfred, se aburrió rápidamente. No había ni un alma en la mansión, solo unos guardias que para Alfred parecían estatuas, porque el jura por lo más sagrado que ni pestañean.

-¡Iggy, avanza!- gruño cansado Alfred y se lanzo al mueble, a los cuales Arthur le había prohibido sentarse. ¿Entonces para que los tiene? Tomo en la manos el control remoto y encendió el televisor.

Así, estuvo por una hora. Lo único que veía era Britain's Got Talent, que seriamente Alfred piensa que América tiene más talentos que Gran Bretaña pero, nada, siguió buscando en la lista de canales. Además ese programa le recuerda a Susan Boyle. Lo otro era algo que conoce muy bien Cartoon Network pero, estaba un show canadiense. Prohibido olvidar para Alfred.

Después de la siguiente hora Alfred sentía que las neuronas de su cerebro iban a quemarse, explotar, simplemente estallar. Sentía que iba a perder su sanidad mental si seguía viendo Monty Python' Flying Circus. Seriamente iba a perder su cabeza, y no podía dejar que eso pasara. El es los Estados Unidos de Norteamérica, el no puede perder su sanidad mental por un estúpido programa.

Me voy por unos cuantos minutos. Alfred, NO TE ATREVAS A PISAR EL CUARTO QUE ESTA AL LADO DE MI HABITACION. Está prohibido. Por favor, solo cuando haiga una emergencia.

-Estados Unidos perdiendo la sanidad mental suena como una emergencia- Alfred dejo salir una sonrisa, como las que siempre lleva puestas en su cara. De esas que siempre te dicen ¿Qué tienes planeado? ¿Qué vas hacer?

Miro a todos lados, dando pequeños saltos; de esquina a esquina. Parecía un niño de cinco años después de a ver comido una bolsa de azúcar junto a una Coca-cola mezclada con Pepsi, y un poco de Powerade. Que si lo dejan escala el techo sin trepar paredes.

-¡Oh, Iggy! ¿No te molesta que vaya a este cuarto?- Los ojos azules de Alfred tenían un brillo especial cuando se fijo en la cerradura de la puerta. Ya no aguantaba la emoción que tenia, sentía que su pecho iba a estallar. Como que la curiosidad se le trepo muy arriba sin dar señal de bajar; solo por el simple hecho de que Arthur le menciono la palabra 'prohibido'.

Tomo dos a tres bocanadas de aire para luego darle vuelta a la cerradura, estaba abierta por extrañas razones. Alfred abrió la puerta con cautela, asomando su cabeza para mirar si no hay nada fuera de lo normal. Y no era una habitación normal, la cara de Alfred se ilumino de emoción cada vez que miraba a su alrededor.

Las paredes estaban pintadas de un color crema, nada fuera de lo normal. Había un escritorio en el mismo centro de la habitación, eso fue lo que le llamo más la atención a Alfred, que brinco más rápido que ligero. Encima del escritorio estaba un mapa que estaba siendo aguantado por dos cuchillos. Al lado del mapa Alfred vio un telescopio dorado junto a unas cuantas monedas, las cuales Alfred tomo en sus manos y empezó a mirarlas fijamente. Luego de un rato las recordó, las había visto en las manos de Arthur cuando el simplemente era una colonia, y eso fue hace mucho tiempo atrás.

-Iggy todavía guarda estas cosas. Debe dejar todo esto en el pasado- murmuro Alfred poniéndolas de vuelta en su lugar. Ahora recuerda cuando Francis le dijo que Arthur es difícil de entender porque no quiere aceptar el presente. Eso precisamente no lo entendió muy bien cuando Francis se lo dijo pero, ahora que está en esa habitación mirando todo a su alrededor, se dio cuenta que Arthur aun no ha dejado ir el pasado. ¿Le resulta tan difícil hacerlo?

Alfred ahora se estaba dando la tarea de buscar en cada rincón de la habitación por algo que le ayude aclarar la razón la cual Arthur aun no ha dejado todo esto atrás. Lo que antes hizo por pura curiosidad, se había convertido en una búsqueda por entender y contestar porque.

Su búsqueda se detuvo cuando escucho una melodía, que cuando el dio la espalda se dio cuenta que provenía del armario; un lugar al cual él no había buscado aun. Con cautela abrió la puerta del armario, solo para encontrar una ropa de pirata junto a una caja de música blanca, adornada con oro.

-¿Qué?- Alfred estaba un poco sorprendido. Una por la ropa de pirata, si había escuchado a España decir que Arthur fue pirata pero, Arthur lo negó muchas veces ante él, y segundo esa caja de música la había visto antes en las manos de Arthur justo antes de que él le dijo que quería ser independiente.

Sin salir de su asombro Alfred tomo la caja en sus manos, la música adentrándose en su cabeza cada vez más. –Arthur… ¿Por qué?-

A según veía los detalles de la caja sentía una sensación de mareo, como si la habitación estuviera dando vueltas. Trato de mantener su balance pero, dicha tarea le fue imposible gracias a que su vista se torno pesada. Nunca se había sentido tan mal en su vida. Todo en la habitación se volvió negro pero, solo una cosa sonaba en su cabeza…la triste melodía de la caja de música.


Arthur estaba apurado, los simples minutos que había dicho se habían convertido en horas. Alfred y sus caprichos, los cuales a Arthur le gusta maldecir pero, con todo y eso los cumple. Pero, los caprichos de Alfred no era lo que preocupaba al británico. Lo que en realidad lo preocupaba era el desastre que podía hacer de su casa estando solo.

Alígero el paso cuando estaba al frente de su casa, dejando todas las cosas al primer guardia que vio para verificar a Alfred. Y lo que temía se había hecho realidad. El mueble el cual le dijo que no se sentara estaba todo marcado de las huellas de las botas de Alfred, el televisor encendido, un florero roto y ningún rastro de él.

-¡Alfred! ¿Dónde estás maldito bastardo?- Arthur busco en la cocina, y también aprovecho prepararse una taza de té para prevenir un ataque de nervios. Busco en todos sitios donde puede estar Alfred pero, nada hasta que recuerda la habitación.

-¡ALFRED!- Arthur junto a su grito subieron las escaleras en donde vio lo que temía, la puerta abierta. Arthur se hizo una nota mental, no decir 'prohibido' ya que es una palabra que activa el sentido de curiosidad de Alfred.

Arthur entro a la habitación un poco calmado y se sentó en la silla, sus ojos fijados a la caja musical en el medio del escritorio. La melodía dejo de sonar cuando Arthur la cerró. Sus ojos verdes fijados en el mapa que estaba de frente a él. Ya no tenía ni que imaginarse nada. El simple hecho de que Alfred entro a la habitación ya le daba un idea precisa a Arthur del paradero de Alfred.

-Me lo tratas bien… ¿Escuchaste?- las mejillas de Arthur se tornaron rojas cuando al mismo tiempo una débil sonrisa se formaba en los labios, la cual escondió cuando tomo un sorbo de té. Arthur no tenía mas nada que hacer, más que esperar el regreso de Alfred. El presiente que será la espera más larga pero, no puede hacer nada más que eso. Y quizás, también, esperar que Alfred no se meta en líos ni problemas, lo cual sería lo más probable.

me lo tratas bien…por favor…


¿Qué piensan? ¿Les gusta mi idea? Review. Digan que si…hehehe