High School DxD no me pertenece, pertenece a su respectivo autor. Yo hago esto sin ánimo de lucro, solo para pasar el rato.
Este fic contiene/contendrá violencia, palabrotas, lemon mas o menos fuerte y demás cosas. Leedlo bajo vuestra responsabilidad, que yo ya lo he puesto en categoría M.
-comentarios.
-"pensamientos".
-*hablando por teléfono, comunicador, etc.*
-[Ddraig, Albion, etc]
Os invito a leer mis demás historias, buscadlas en mi perfil
Prólogo:
UNA BREVE EXPLICACION
Si alguien me hubiera dicho hace unos años que me pasaría esto, posiblemente le hubiera preguntado qué puñetas se ha fumado. Y es normal. Hace unos años no me hubiera imaginado nuevamente en mi ciudad natal, junto a mis amigas Asia Argento, Xenovia y mi mejor amiga y amiga de la infancia Irina Shidou. Tampoco me imagine verme con mi hermano, adoptado, pero eso no importa realmente, Isaías Hyodo. Y mucho menos aun colaborar junto a las dos herederas de dicha ciudad para detener a uno de los Cadres de Grígori. ¿Os he hecho spoiler? Pues a joderse. Pero creo que mejor os haré un pequeño resumen de mi vida… por lo menos hasta cierta parte. Veamos…
Para empezar bien os explicare que mis abuelos por parte de padre son japoneses, pero emigraron a Italia por un asunto de trabajo, o eso creo recordar. Una vez allí, y sin acordarme como, mis abuelos acabaron volviéndose cristianos por la ideología. Las enseñanzas de Jesús y Dios, para aclararnos, no las enseñanzas del hombre. Pero es lo mismo para quien se hace judío, budista o ateo. Ideologías. Bueno, mi padre acabó convirtiéndose en exorcista desde joven. Obviamente no le llevaron a la fuerza. Se lo comentaron a mis abuelos, pues vieron potencial en él. Estos, al igual que mi viejo, aceptaron.
Como ya he explicado, mis abuelos siguen las enseñanzas de Dios, por lo que también le inculcaron esos valores a mi padre. Eso permitió que no se volviera un cerrado de mente como algunos. Pero, como dice el refrán, 'en todas las familias hay una oveja negra'. Bueno, o una o muchas. Pero sigamos.
Mi padre, en una de sus misiones, acabó en Japón, donde conoció a mi madre. Ella no tiene religión. Es algo que nunca le ha importado. No se ha vuelto cristiana, pero ciertamente comparte algunos valores con mi padre. En fin. Durante la misión de mi padre, que le llevó unos tres años, ambos pudieron volverse cercanos. Al final acabaron casándose. Pero, para ello, mi padre tuvo que llevarla a Italia, pues deseaba casarse en su pueblo natal. Algunos viejos pusieron objeciones, pero fueron minoría.
Una vez casados, intentaron tener hijos. Desgraciadamente, mi madre tuvo varios abortos antes de tenerme a mí, por lo que su alegría fue inmensa cuando yo llegué al mundo. Mi padre pidió un permiso para poder criarme junto a mi madre en un lugar tranquilo. Es irónico que fuera a un lugar gobernado, en ese momento, por la Casa demoniaca de los Bael. ¿Lo bueno? Que no tuvieron problemas. En fin, durante mis primeros cuatro, ¿o fueron seis años? Bah, da igual. Bueno, durante esos años viví tranquilo y feliz junto a mi amiga Irina Shidou.
La familia Shidou son cristianos protestantes de Inglaterra. Entre los altos mandos del Vaticano y la Iglesia Protestante hay algunos que no se llevan bien. Y me parece unas estupidez, pero bueno. No se puede contentar a todo el mundo. Yo creo en la libertad de opinión, religión y demás. ¿Qué mi mejor amiga es protestante? Pues que poco me importa.
En fin, me alegra saber que no hubo problemas entre mi familia y la familia Shidou por esa tontería. Eso me permitió hacerme su amigo. Ahora que lo pienso, si os digo que yo, en esa época, creía que era un niño… ¿me habríais creído? Si la veis ahora obviamente diríais que no. Tiene un cuerpo femenino, y se nota. Pero en aquella época parecía un chico, y se comportaba como uno. Grande fue mi sorpresa cuando la vi años después. Pero me estoy adelantando.
A pesar de estar de pernitos para criarme, el Vaticano seguía enviando a mi padre a algunas misiones. Por supuesto no tan peligrosas como las normales. Lo bueno era que el señor Shidou le acompañaba en la mayoría. Supongo que el conocerse fue sin duda algo muy bueno.
Después de varios años de conocerla, sus padres volvieron a Inglaterra, y nosotros a Italia unos meses después. Obviamente ambos nos entristecimos muchísimo, pero prometimos mantenernos en contacto de algún modo. En aquella época yo no tenía teléfono móvil. No lo veíamos útil. No como ahora, que niños de seis con móviles. Ahhh, la juventud se va al garete. ¿Pero qué digo? ¡Si apenas tengo diecisiete años! Bueno, bueno, me voy por las ramas nuevamente.
Cuando volvimos a Italia, nos mudamos al viejo piso de mis abuelos, que en paz descansen. El cáncer, es lo que tiene. Y si, en ambos. Un año de diferencia. ¡Como los echo de menos! Bueno, sigamos. Mi padre, un año después, fue enviado junto a unos amigos suyos, también exorcistas, a buscar a Valper Galilei, pues dicho hombre estaba haciendo cosas horribles con niños. Por suerte, mi padre y compañía consiguieron encontrar uno de sus escondites, salvando a un grupo de niños. Todos ellos fueron llevados a centros de acogida. Por destino, supongo, mi padre llegó con un niño a casa. Bueno, creo que más que destino fue mi culpa, ya que solía molestar a mis padres con un hermano. Claro que en esa época yo no supe de los problemas de mi madre para concebir. ¡Cómo me daría de puñetazos si me viera!
Pero bueno, ese niño resultó ser, el que es ahora mi hermano, Isaías. No tenía ni nombre ni apellido, pero al cabo de unas dos semanas, mi padre descubrió que su nombre era Isaías. Solo su nombre, nada de un apellido. Por ese motivo, y por su adopción por mis padres, comenzó a llevar mi apellido, el apellido Hyodo.
Yo me alegré enormemente cuando me lo presentó, y mi madre también. Hasta lloro de alegría. Isaías al principio se sintió inseguro, pero no le duró demasiado. Ahhh, cuantas risas nos hemos echado. Cuantas cosas hemos vivido juntos. ¡No le cambiaría por nada en el mundo! Pero, si hubo otra cosa que me alegro el día, fue el saber la dirección de mi amiga Irina. Gracias a ello pudimos mandarnos cartas, en las cuales le presente a mi nuevo hermano. Ahhh, las cartas. Os aseguro que a veces es mejor que los mensajes por móvil o internet. Tienen un no sé qué que me encanta.
Y creo que lo dejare aquí, pues o me concentro en esta batalla o ese maldito desquiciado cuervo de la batalla me va a atravesar con sus lanzas de luz. Así que ale. Os dejo aquí. ¡Maldición! ¡Ese desgraciado casi me empala!
No sé si alguno se ha leído el prólogo de la nueva historia que publique ayer, pero es que me da pereza explicarlo nuevamente. En fin, para resumir. Pido amablemente que no me enviéis mensajes sobre cuándo actualizar, pues no se cuán seguido lo hare, y menos ahora que estoy en las recuperaciones… o casi XD
