Hola a todos,

Hoy es cumpleaños de Draco y me encanta que la fecha haya coincidido justo cuando termino de escribir un fic. Hace tanto que no lo hacía que me siento muy contenta.
Esta historia no es de guerra, aunque inicia en ella, esta dividida en tres partes, las actualizaciones se harán los fines de semana. Espero que les guste, que se animen a dejar un comentario y a compartirla.

Chapter ManagementChapter 1: Primera Parte

Chapter Text

Pérdidas y Ganancias, lo que la guerra nos dejó

Primera Parte:

Londres, viernes 18 de febrero de 2000

Cuartel general de la Orden del Fénix

Grimmauld Place

You'll be okay
You'll be okay
The sun will rise
To better days

And change will come
It's on it's way
Just close your eyes
And let it rain

Harry empujó la puerta de Grimmauld Place con manos temblorosas, dentro todo el mundo corría de un lado al otro, Ron, que venía tras él, prácticamente lo empujó en cuanto vio una cabellera roja al fondo del pasillo; Hermione, que iba tomada de la mano de Ron, trató de seguirle el paso sin caer, le dio una mirada de pánico a Harry cuando pasó junto a él.

El ruido le pareció insoportable, las piernas le temblaban y no tenía idea de hacia dónde dirigirse o qué hacer para no estorbar. La silueta delgada de Ginny, en mitad de la escalera, llamó su atención, era como una figura etérea y ausente sobre todo el caos, sus ojos estaban ligeramente húmedos y sus labios apretados. Con las manos sudando, subió lentamente los escalones, hasta estar frente a ella.

Les habían mandado la noticia por Patronus unos minutos antes, ellos estaban en ese momento en un bosque subterráneo de Escocia; muy cerca de una pista importante, pero no habían dudado en dejar todo y aparecerse en la Central de la Orden del Fénix. Por suerte habían contado con el apoyo de Peter, que había considerado inapropiado aparecerse en un momento así y que había preferido quedarse haciendo guardia en la carpa.

Harry quiso decir que lo lamentaba, que sabía lo terrible que ella se podría sentir ante una situación tan horrible, pero de sus labios no salía ni una sola palabra. En el piso de abajo nadie les prestaba atención, todos iban de un lado al otro cuidando a los heridos, tratando de salvar a los más graves. Un destello plateado le llamó la atención por un instante, era Draco Malfoy, abriéndose paso con un caldero de humeante poción levitado por la varita. Él tampoco siquiera los observó.

—El cuerpo de Seamus no aparece… Aparentemente no quedó nada de él… Al menos a Charlie…—murmuró ella, su voz se quebró y parecía que no podía decir más.

Harry se adelantó un poco más y la abrazó, él nunca antes la había visto llorar. La guerra frontal había empezado más de tres años atrás, durante ese tiempo más de uno de los hermanos de Ginny había desaparecido y aparecido en medio de batallas o incursiones. "Ojo Loco" había sido asesinado de manera cruel en una de las batallas contra El Ministerio; y Luna y su padre habían aparecido en medio del Callejón Diagon, asesinados por no querer colaborar con los mortífagos a través de su periódico; al igual que la profesora de Estudios Muggles que apareció en Hogsmeade colgada de un árbol con un letrero que decía "Así terminarán todos los traidores a la Sangre Pura"; todos los días desaparecía y era asesinada gente; y nunca Harry la había visto soltar una sola lágrima. Para él Ginny siempre había sido una muestra de fortaleza y resistencia.

—Lo siento —Harry la abrazó con más fuerza y ella asintió, limpiándose las lágrimas, parecía avergonzada, mientras lo tomaba de la mano y lo jalaba por la escalera, caminando con lentitud hasta el tercer piso, a la habitación que habían acondicionado inicialmente para las chicas, aunque ahora solo la ocupaba Ginny.

En la mesa de noche junto a la cama de Ginny había una botella de whisky a medio consumir y dos vasos. Ella le indicó con un gesto que se sentara en la cama, mientras servía dos vasos al tope.

—Es mucho licor —murmuró Harry, arqueando una ceja.

—Nunca será suficiente licor —suspiró ella aparentemente más calmada y sentándose junto a él. Bebió un par de largos tragos, sin hacer gestos, lo cual definitivamente sí impresionó a Harry.

—No sería bueno que te emborraches en este momento, tenemos que estar siempre alertas —le recordó Harry, antes de beber de su vaso también.

Ginny sonrió, aunque sus ojos seguían tristes.

—Recuerdo una época en que solo me preocupaba que te fijaras en mí y si tendría tiempo para terminar la tarea de historia de la magia… Eran tan buenos tiempos —suspiró ella, dándole otro trago a su vaso, casi terminándolo.

—Era más fácil, nuestro mundo era sólo la Escuela.

—Y nada nos preparó para esto… pese a que llevabas años en esto… a que sabíamos qué pasaría, nada nos preparó para algo así… —Ella se sirvió otro vaso más y rellenó el de Harry antes de continuar bebiendo.

—No creo que nadie jamás podrá estar preparado para algo así —suspiró Harry.

Ella lo miró fijamente y Harry, asombrado de que el vaso de ella estuviera vacío nuevamente, apuró el suyo y entrelazó sus dedos con los de ella, sonriéndole comprensivamente. Entonces ella se acercó más a él, dándole el tiempo y el espacio suficiente para que se apartara, pero él no lo hizo, creía saber qué era lo que ella necesitaba en esa noche de horror.

No era la primera vez que compartían la cama; luego de Hogwarts, antes de dar por finalizado su noviazgo lo habían hecho algunas veces. Después, cuando Harry se había lanzado a buscar la forma de matar a Voldemort y la guerra frontal había empezado realmente, varias noches habían estado uno en brazos del otro, demasiado asustados por la muerte de sus amigos como para decir nada más, simplemente encontrando en eso el confort necesario para seguir adelante. Sin embargo era algo que habían dejado de hacer hacía muchos meses, desde que Ginny le había dicho que estaba enamorada de Seamus.

Cuando todo acabó, Harry abrazó a Ginny con fuerza, desnudos entre las sábanas, la sintió llorar, como nunca lo había hecho antes, y sintió que algo se rompía en su interior, tantas muertes, tanto daño… al final no importaba si ganaba la guerra mañana mismo, el daño a cientos de familias que habían perdido alguien durante esos años de lucha estaba hecho. Nunca podría volver a ver a Seamus, a Luna, ni a ninguno de los que habían muerto.

—¿Por qué tenía que dejarme sola, Harry? Yo lo quería tanto… y ahora no lo volveré a ver…

Harry apretó más los brazos en torno a la chica y le dio un beso en la cabeza.

—Sé que no sirve de nada, pero lo lamento mucho, hubiera dado lo que fuera porque no sufrieras de esta manera…

Permanecieron un largo rato así, hasta que Harry sintió que Ginny por fin se había quedado dormida, solo entonces se animó a soltarla. Se vistió lo más silencioso que pudo y luego hizo desaparecer la botella de Firewhiskey, observó a Ginny, con las mejillas rojas y la respiración pausada y apretó los puños, sintiéndose inútil. Ella era tan bella y fuerte; tan comprensiva y genial, él siempre se lamentaría no ser capaz de amarla de la manera correcta, harían una pareja tan buena…Pero había cosas contra las que no podría luchar, cosas que no podía dominar…

Apagó las luces, encaminándose al primer piso, donde todos se habían calmado, ahora solo quedaba el pesado silencio de la tristeza.

En algún lugar de Inglaterra

Laboratorio de la Orden del Fénix.

Ubicación secreta, obviamente

3 de abril de 2000

Draco frunció el ceño mientras recontaba nuevamente los ingredientes que guardaba en esa alacena. Él nunca se equivocaba en contar, y las cantidades nunca le fallaban. Era imposible que pasara eso, solo él tenía acceso a ese lugar.

Revisó nuevamente el libro y anotó que había usado esos ingredientes para un par de pociones curativas para los refugiados de Ballycastle, nadie observaría ese pequeño gasto. Pero por supuesto que no se quedaría sin averiguar qué era lo que estaba pasando.

4 de abril de 2000

Draco caminó sigilosamente, con la varita levantada, en posición de ataque. Las alarmas que había dejado conectadas la tarde anterior habían dado la alerta, alguien estaba en la alacena de ingredientes, nuevamente.

Tomó aire y trató de armarse de valor. Después de todo, él no era muy conocido por su valentía, por eso había terminado como el proveedor de pociones oficial de la Orden, aunque eso no quería decir que fuera un inútil. Es más, le convenía que, quien fuera su atacante, pensara eso, así podría sorprenderlo.

Agitó la varita y las luces se iluminaron, mientras las sirenas que había hechizado, comenzaban a sonar, en tanto al fondo, una pequeña persona, encapuchada, dejaba caer un par de frascos al suelo, levantando las manos.

—Ahora date la vuelta, lentamente –ordenó Draco con voz fría, mientras se acercaba más al ladrón, lamentando los ingredientes perdidos, cada vez era más difícil para la Orden conseguir cualquier cosa.

—Bien, lamento esto realmente –dijo entonces Ginny, girando completamente y dejando caer la capucha hacia atrás, su cabello rojo estaba alborotado.

—¿Tú? –preguntó Draco con el ceño fruncido. —¡Esto es el colmo! ¿Le estas robando a tu propio grupo?

—No es lo que piensas, no de esa manera al menos –Ginny suspiró al ver la ceja levantada de Malfoy, decidió que lo mejor era razonar con él, antes de que la delatara delante de sus padres.

—Ajá, porque entrar a hurtadillas a un lugar que no te pertenece y llevarte algunas cosas por las que no pagaste no es robar, por supuesto, hay una segunda explicación completamente válida y obvia.

—Siempre tienes que ser tan idiota –negó ella, mientras se cruzaba de brazos —. Necesitaba hacer una poción, privada, no quería que nadie se enterase, y como sabrás bien, no es posible salir a comprar ingredientes ni pociones preparadas en estos tiempos.

—Pudiste habérmelo pedido –contestó Draco, bajando por fin la varita, no tenía caso seguir tratándola como si fuera un enemigo realmente.

—No quería que nadie se enterara –argumentó ella, mirando hacia el piso. –Lo lamento, no quise estropear nada… ¿tendrás más Symphytum y Asteraceae? –preguntó, esperando que no fueran las últimas muestras.

—Si, en el segundo laboratorio –asintió Draco, no tenía sentido negarle nada a ella, después de todo su padre había sido uno de los que había intercedido ante los demás para que lo recibieran en la Orden. Aunque claro, no le permitían quedarse en Grimmauld Place, lo que a veces lo hacía sentir un poco aislado, pero en comparación tenía su propio sitio y su propio laboratorio, y sobre todo, se mantenía lejos de la línea de guerra.

Le dio a Ginny los ingredientes que quería y ella se negó a que él la ayudara a hacer cualquier poción que estuviera preparando. Media hora después, ella estaba de regreso al cuartel de la Orden y él en su cama, con las luces apagadas. Su mente no dejaba de darle vueltas a la visita de la chica –la única visita en casi los tres años que tenía allí—, ella parecía preocupada y desconfiada.

Draco no la había visto ni escuchado mucho de ella en las últimas semanas, se imaginó que estaría deprimida en su habitación, llorando por el novio y el hermano muerto. Su curiosidad lo hizo levantarse de la cama e ir a la pequeña biblioteca que había implementado, buscando la guía de ingredientes.

7 de abril de 2000

Cuartel general de la Orden del Fénix

Grimmauld Place

Draco tenía una mano en el bolsillo, jugando con su varita, mientras escuchaba a Kingsley informar acerca de las últimas rencillas que habían enfrentado, pasó más de media hora escuchando a Fred y George hablando acerca del sistema de comunicación que estaban desarrollando para conseguir aliados e informantes que pudieran darles pistas de donde se escondían los mortífagos y cuando por fin le tocó su turno de hablar, todos parecían demasiado cansados. Se puso de pie y sacó un pergamino, en ese momento Ginny entró al salón, más pálida y cansada de lo que había lucido unos días antes. Draco se permitió sonreír un poco, estaba casi seguro de que había adivinado qué era lo que pasaba con ella.

—Esta es la lista de ingredientes que serían convenientes conseguir, al lado de cada nombre verán las opciones para reemplazarlos. Y esta –Draco extendió otra lista más –, es la lista de pociones ya preparadas, las he traído conmigo para que las repartan a su parecer.

—Genial, Malfoy –le dijo Kingsley con una sonrisa cansada mientras tomaba el baúl que Draco había encantado para las pociones –la Orden realmente agradece esto.

Draco asintió y se sentó nuevamente, escuchó un rato más hablando acerca de que nadie sabía dónde estaban quedándose Weasley, Granger y Potter, aunque varios los habían visto alguna vez en esos días; y en el momento en que casi terminaban, Ginny se puso de pie, excusándose y saliendo de la habitación.

Por primera vez desde que llevaba asistiendo a esas reuniones, aceptó la invitación de la señora Weasley para comer, y aprovechando el alboroto, salió en busca de la chica.

No le tomó mucho trabajo encontrarla, la encontró saliendo del baño del primer piso, sus ojeras eran demasiado marcadas, seguramente que todos suponían que se trataba de una depresión por haber perdido al novio.

—Malfoy –saludó Ginny, tratando de esquivarlo.

—Por tu aspecto, ya sé cuál fue el resultado de la poción –comentó Draco en voz baja, Ginny se quedó quieta, mirándolo con algo de pánico.

—¿De qué estás hablando?

—Me dio curiosidad e investigué, todo lo que ha desaparecido del laboratorio coincide con una poción muy especial, por tu aspecto podría…

—De acuerdo. –le interrumpió ella, levantando la mano y acercándose más, lucía furiosa —¿Qué es lo que quieres?

—¿Qué?

—Si piensas chantajearme, habla rápido, no tengo mucho tiempo para escucharte.

Draco apretó las mandíbulas y por un segundo estuvo tentado a mandarla a la mierda, pero se lo pensó mejor, era lógico pensar que él querría chantajearla. Negó con la cabeza y sacó un grupo de frascos del bolsillo.

—Pociones reparadoras, las hice para ti. Según los libros que leí son necesarias en los primeros tres meses, también tengo estas de aquí –Draco sacó unos frascos más –son para el… bueno, ya sabes –Draco miró alrededor con desconfianza –Debes tomar ambas cada mañana por los primeros tres meses al menos, luego puedes usar solo la poción fortificadora…

Ginny miró a la cara de Malfoy y luego a sus manos, donde había varios frascos de distintos colores, notó también que con letra pulcra y clara él había puesto los nombres y las indicaciones en cada uno de ellos.

—No son veneno –susurró Draco, cada vez más incómodo –yo solo pensé… si había tanto secretismo para hacer la prueba…

Ginny negó con la cabeza y se apresuró a tomar los frascos, guardarlos en el bolsillo de su túnica.

—Lo siento, me has sorprendido, eso es todo. Yo… esto es aún un secreto, no sé cuánto tiempo más pueda mantenerlo así pero… —Ginny miró alrededor, para encontrarse justo con la inquisitiva mirada de su madre, se sonrojó un poco y asintió —. Muchas gracias por esto.

—No hay problema, imagino que debe ser difícil. Si necesitas más pociones búscame en el laboratorio, después de todo ya sabes cómo entrar –Draco se obligó a sonreír antes de apartarse de la chica, dándose cuenta, tarde, que estaban llamando la atención de más de uno.

Se sentó en el lugar que le indicaron, entre Fred y Molly; y frente a Ginny, que apenas y probó bocado. Se preguntó si es que no debía haberle preparado también alguna poción para las náuseas y los mareos, había leído que eran muy constantes en algunas mujeres.

Sótano del almacén de ingredientes de la Orden del Fénix

Laboratorio Principal

Ubicación secreta, obviamente

Lugar diferente a Grimmauld Place en algún lugar de Inglaterra

11 de abril de 2000

And change will come

It's on it's way

Just close your eyes

And let it rain

—Es horrible –le contaba Ginny, sentada en un taburete alto, sus codos estaban apoyados en la mesa de trabajo de Draco y su cabello sujeto en una coleta; había dejado de verse tan pálida, pero aún parecía enferma —, ayer en la mañana mi madre me descubrió vomitando en el baño y tuve que decirle que algo me había caído mal, me ha dado una horrible sopa como único alimento.

—No te preocupes, esta poción te quitara la mayoría de los síntomas, lo que no quiere decir que debes dejar de cuidarte, ya sabes… —Draco agitó la varita y unos ingredientes comenzaron a agitarse y lanzarse dentro del caldero, mientras él sacaba un libro antiguo con pociones especiales para mujeres y se lo pasaba a ella.

—¿En serio? ¿"Pociones y Hechizos delicados para mujeres fuertes"? –Ginny río por el título y luego se puso seria de pronto.

—¿Qué? El libro es para mujeres, normalmente me insulta cuando trato de leerlo, pero no creo que haga lo mismo contigo…

—No había visto nada que me diera risa desde… desde que… ya sabes.

—Oh…

—Han pasado casi dos meses y a veces pienso que… que ya lo estoy olvidando, que su rostro dejará de existir en mi mente. Me da miedo no recordarlo, no poder verlo más en mi mente o escuchar su voz, como al principio.

—No te pongas triste –le dijo Draco, no acostumbrado a hablar con mujeres sensibles, pero era la única visita que tenía en su laboratorio, así que estaba entusiasmado ante la perspectiva de hablar con alguien más que el gato negro que vivía en el tercer piso. —eso te hace daño, además, seguro que todos te dirán esto, pero… es muy probable que tu bebé se parezca a él…

Ginny enrojeció y se dedicó a mirar las páginas del libro que Draco le había dado, donde había una mujer con un vientre bastante abultado, que hablaba de la mejor posición para dormir una siesta sin incomodar al bebé.

—Lo lamento, seguramente estoy hablando de más —se excusó Draco, mientras caminaba hacia el otro lado del salón y sacaba unos frascos para vaciar la poción, esperando no espantar a su única invitada en tanto tiempo.

—No estás hablando de más.

—Qué bueno —Draco puso en orden los frascos sobre la mesa y luego caminó hasta el otro lado del salón, buscando una caja reductora para pociones.

—Extraño a Hermione… ella siempre sabía darme buenos consejos.

—Puff… ¿la sabelotodo? Ella siempre cree tener la razón, que es diferente.

—Generalmente la tiene —sonrió Ginny tristemente.

—Yo también y no ando presumiendo al respecto —Draco por fin sacó una caja y la puso sobre la mesa. —No es que yo sea mezquino, pero estamos en crisis en este momento, así que debes cuidar muy bien esta caja, sirve para trasladar las pociones. Podrás reducirlas y meterlas en un bolsillo pequeño y llevarlas a todos lados. Se supone que protege el contenido incluso cuando hay problemas, aunque, obviamente espero que no intentes meterte en ninguna batalla en estos días —Draco sonrió apretadamente ante la expresión de Ginny, que parecía congelada, viendo la pequeña caja.

—No es de Seamus —murmuró Ginny, apretando la cajita con sus manos, sin atreverse a mirar a Draco a los ojos —estoy segura que no es de él, yo…

—Vaya… ese es un giro inesperado —murmuró Draco sin levantar la vista tampoco, mientras comenzaba a trasladar el contenido de los calderos a los frascos.

—¿No quieres saber de quién es? —le preguntó ella, apretando más fuerte la caja vacía, como si temiera que se la fueran a quitar en algún momento.

—No es cortés hacer eso. Estaré en la ruina económica, y aislado del mundo, pero no por eso dejaré de comportarme como un caballero —explicó Draco, continuando con su trabajo de manera lenta y tranquila.

Ginny soltó una risita.

—En la escuela eras igual, y allí no me dabas risa.

—No lo hago para darte risa. —Draco se detuvo y miró a Ginny, sus mejillas seguían encendidas, aunque no había podido eliminar completamente las ojeras. —En serio, que te ayude no quiere decir que tienes la obligación de decirme nada. Ese es asunto tuyo.

—¿Por qué me ayudas? —Ginny soltó la cajita y le dio una mirada a la fila de frascos que Draco había preparado.

—¿Por qué no lo haría? Es decir, tu padre me ayudó a escapar y me dio refugio, tu madre siempre es amable conmigo cuando estoy por allá… Me dejan participar de la guerra de una manera bastante segura, creo —Draco apretó los labios ante la ceja levantada de Ginny, obviamente no le creía por completo —. Y porque no tengo mucha gente alrededor. Yo sé que no he hecho nada grandioso para llevarme bien con nadie, pero es tremendamente aburrido no tener con quien hablar. Una vez pasé cuatro días sin hablar con nadie. Cuando me di cuenta empecé a hablar con las paredes —Draco soltó una carcajada —, hay un gato en el tercer piso, se queda cerca cuando hay comida… a veces hasta charlo con él.

Ginny rió mucho más fuerte.

—¿Con un gato?

—Vamos —jadeó Draco, incrédulo de la burla.

—Es que, Malfoy, ¿un gato?

—De acuerdo, no me ofendo porque has estado muy triste y reír le hace bien al bebé —suspiró Draco, cruzándose de brazos.

Ginny se limpió los ojos y puso una mano en su vientre aun plano. Era la primera vez que Draco la veía hacer algo así, el reconocimiento de estar embarazada.

—No sé qué haré ahora… Es decir, ¿un niño?, ¿en medio de una guerra? —Ginny negó con la cabeza. —Será mejor que ría lo más que pueda ahora, que luego ya será imposible.

—Dicen que los niños siempre son una bendición. Seguro que tu madre se alegrará.

Ginny suspiró.

—A mí también me gusta hablar contigo… hace semanas que no puedo hablar con Hermione, ella está afuera, con Harry y Ron, sé que van tras algo grande, pero nadie sabe dónde están en realidad y no creo que sea un buen momento para importunarlos con mis problemas.

—Me puedes importunar a mí —Draco le pasó la cajita con pociones ya llenas y cerradas —, no me molesta escuchar tus problemas.

Ginny observó la caja de pociones y luego a Draco, parecía sincero. Parecía alguien completamente diferente a quien era en la escuela.

—Tengo un par de emparedados arriba, por si quieres comer antes de ir a casa a tomar la sopa que tu madre está preparando.

Ginny inclinó el rostro un poco.

—Es de Harry. Este niño es de Harry y tengo miedo.

Draco abrió la boca por un instante, pero no emitió ningún sonido. Ginny lucía sinceramente asustada, cualquiera lo estaría, esperar un niño del mago más perseguido en la actualidad no era nada alentador.

—Esa no me la esperaba —dijo finalmente Draco.

Ginny sonrió tensamente.

—Yo tampoco.

—No sé qué más decir.

—Obviamente nadie lo puede saber.

—Ni bajo tortura —prometió Draco, levantando una mano.

Solo entonces Ginny se relajó.

18 de junio de 2000

'Cause you're never alone
I will always be there
You just carry on
You will understand

El mundo mágico se encontraba en medio de una guerra, los ataques a los mestizos y muggles eran cada vez más sangrientos. Nadie estaba a salvo. Los traidores a la sangre corrían más peligro aún. Bill y Fleur habían sido atacados en su casa más de una vez. Al final tuvieron que mudarse a Grimmauld Place, uno de los pocos lugares seguros en ese momento.

Harry, Hermione y Ron, junto con otro chico que pocos conocían, un tal Peter, habían aparecido una madrugada, en medio de un charco de sangre, unas semanas atrás, Ron había sufrido un accidente al aparecerse mientras huían de unos mortífagos. Se quedaron el tiempo justo para que el chico se curara y luego, tal como llegaron, se marcharon, sin darle explicaciones a nadie sobre lo que estaban haciendo o a dónde iban. La madre de Ron había estado furiosa, y Ginny había tenido que aguantar los gritos por mucho rato.

Ginny había visto a Harry de lejos un par de veces durante los pocos días en que se quedaron, normalmente en compañía de Peter, y prefirió refugiarse en casa de Draco, acompañándolo mientras hacía pociones o jugando con el gato del tercer piso, prefería mantenerse alejada de él, pese a que Draco había insistido en que Potter tenía derecho a saberlo.

Ginny podía imaginar lo que pasaría si Harry se enteraba y no era justo ponerle más responsabilidades encima por el momento. Ella aún tenía fe en que la guerra terminara antes de que su hijo, o hija, naciera.

—No quiero ser cruel…

—Oh, vamos —Ginny se dejó caer pesadamente en el sofá de la sala de estar, frente a la chimenea encendida —, tú siempre quieres ser cruel.

Draco sonrió engreídamente y le pasó una manta a Ginny sobre las piernas para abrigarla, pese a estar en verano, el frío aún persistía, según decían los miembros de la Orden, debido al Lord y sus ataques.

—Como decía, no quiero ser cruel, pero no creo que puedas seguir ocultando esto mucho más tiempo, ¿sabes? Es decir, mírate —Draco señaló el vientre ligeramente abultado de Ginny, cierto que con la túnica apenas y se notaba, pero estaba creciendo demasiado rápido.

—Vaya, menos mal que no querías ser cruel —suspiró Ginny, apoyando la cabeza sobre el hombro de Draco y mirando a la chimenea.

—Ginny…

—¡Lo sé!

—No tienes que decirles la verdad, puedes decir que…

—¿Qué es de Seamus? ¿Sabes que su madre aún está en contacto con nosotros?, ella sabría esto y no sería justo hacerle creer una mentira.

—No puedes seguir ocultándolo, es imposible —Draco acarició con la punta de los dedos el vientre de Ginny, había descubierto que era divertido hacerlo porque podía sentir la magia concentrándose en los puntos que sus dedos tocaban. Además a Ginny le daba cosquillas.

—¡Draco!

—Es tan gracioso —suspiró el chico, jugando un poco más. —. Deberías decirles la verdad, estoy seguro de que ellos entenderán, ellos te aman y…

—¿La verdad? —jadeó la voz de una mujer detrás de ellos, ambos saltaron para encontrarse a Bill, la señora y el señor Weasley de pie. Normalmente Ginny se colocaba las túnicas de tal manera que cubrieran su abultado vientre, pero era imposible ocultarlo sentada como estaba y con la mano de Draco sobre ella.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó Ginny, sentándose más derecha, sus mejillas empezando a quemar.

—Señores Weasley, no sabía que vendrían —se apresuró a decir Draco, apartándose de Ginny. Nadie nunca iba al Laboratorio, jamás, eso quería decir que habían sospechado y seguido a la chica desde Grimmauld Place.

—Obviamente —jadeó Bill, mirando el vientre de su hermana. —¿Qué es lo que está pasando, Ginny? Y no trates de mentirnos.

—Yo no tengo que darte ninguna explicación —le respondió Ginny poniéndose en pie, sus padres seguían mirándola en silencio. Draco se puso a su lado.

—¿Estás embarazada? —preguntó finalmente la señora Weasley —, ¿es de Seamus?

—No, no lo es —Ginny negó con la cabeza y avanzó un par de pasos, Draco se empezó a preocupar, tanto problema no le haría bien al niño. —, es decir, sí, estoy embarazada, pero no es de él…

—¿Es de… de Malfoy? —preguntó entonces Bill, mirando a Draco y luego a Ginny.

Ginny abrió la boca y no supo qué contestar, ella no quería que sus padres, ni nadie, supieran que ese niño era de Harry, sabía que no podría evitar que el chico se enterara y no quería poner sobre él tremenda responsabilidad en un momento así; además, ya todos sabían que aparentemente él y ese chico, Peter, tenían una relación, y probablemente terminaría arruinándose si lo descubrían.

—Sí, es mío —replicó Draco, dando un paso al frente, bien podría servir de coartada, él no tenía una madre o padre que se emocionara por un nieto… él ya no tenía familia, la única con la que hablaba era Ginny y bien podría ayudarla.

—¿Malfoy? —jadeó la señora Weasley.

Draco quiso decir algo más, alguna cosa ingeniosa como que no debían preocuparse que todo saldría bien, que se haría responsable, pero entonces un golpe le dio de lleno en la cara y luego todo se oscureció

Segundo piso del laboratorio secreto de la Orden del Fénix

18 de junio de 2000 – Noche

—Tu habitación es muy rara —dijo una voz a su derecha. Draco se giró con lentitud, le dolía el pómulo y la cabeza, vio la cabellera roja de Ginny y trató de enfocar la vista.

—¿Por qué es rara?

—Porque es demasiado ordenada —Ginny sonrió con cariño a Draco y le alcanzó un pequeño frasco con una pomada —, es para los golpes, para que sanen mucho más rápido.

—Gracias —Draco se sentó lentamente, estaba oscuro y solo la chica estaba con él.

—Lamento que Bill te golpeara, tuve una gran discusión con él al respecto.

—No debes pelear y lo sabes —Draco se aplicó la pomada y se sintió ridículo, quedar inconsciente por un tonto golpe…

—Y también con mi padre porque te hechizó —continuó ella.

—¿Tu padre me hechizó?

—Por eso quedaste inconsciente.

—Creo que es bueno saberlo, no habla bien de mí que sólo un golpe me tumbe de esa manera —sonrió Draco un poco más aliviado.

—¿Por qué lo hiciste, Draco?

—No tuve opción, un golpe y un hechizo dejan inconsciente a cualquiera, ¿no?

—Sabes a lo que me refiero —resopló Ginny.

—¿Por qué no? Es decir, necesitas un padre para el niño, uno que no esté siendo engañado, yo puedo jugar bien ese papel. No me molesta hacerlo, puedo ayudarte y cuidar de ti hasta que la guerra termine, y entonces le puedes decir a Potter que tendrás ese bebé, lo más probable es que te pida que te cases con él o algo así… Será divertido ver eso.

Ginny lo observó un largo rato, antes de negar con la cabeza.

—Harry no se casaría conmigo, es demasiado gay para eso.

Draco arqueó una ceja y Ginny sonrió.

—¿En serio?

—Pero no creo que puedas enredarte con él —continuó Ginny, mientras alisaba su túnica, —, él tiene un novio suizo que es guapo, además de amable, estuvo en Grimmauld Place una vez.

Draco abrió la boca, la cerró y luego la volvió a abrir, sin saber qué decir.

—¡Lo sabía! —gritó ella, parecía demasiado emocionada.

—Yo no he admitido nada —negó Draco.

—Muy tarde. —Ginny sonrió y luego le tomó las manos —. Escucha, aún podemos retractarnos de esto, mis padres estarán enfadados pero es manejable, mucho más que el que te hagas pasar por el padre de este niño…

—No me retractaré, cualquiera podría sospechar de quién es ese niño, si ya tiene padre, nadie le prestará atención. Es un tema de supervivencia.

—Que no te corresponde a ti asumir —le dijo Ginny apretando los labios.

—¿Te avergüenza?

—¡Por supuesto que no!

—Entonces no se me ocurre otra razón para negarte.

—Temo que te esté metiendo en problemas, ¿sabes?

—¡Méteme en problemas! —exclamó Draco, haciendo sonreír a Ginny —, desde que mis padres murieron y me uní a la Orden no he hecho más que preparar pociones… Antes de ti, no hablaba con nadie y… juro que te mataré si dices algo de esto, pero me siento solo… tenerte por aquí ha sido divertido, hasta creo que te tengo cariño y por eso te ayudo.

—O sea, que te sirvo de entretenimiento.

—¡Exactamente! —Draco la jaló un poco, hasta hacerla recostar y tenderse a su lado —, será entretenido, ya verás.

—Esta estúpida guerra —exclamó Ginny, dejando caer su cabeza en el hombro de Draco —, tendremos un niño en medio de una estúpida guerra.

—Potter acabará con él y entonces ya no habrá peligro, todo saldrá bien, ya verás.

—Merlín te oiga, Malfoy.

18 de julio de 2000

Laboratorio secreto de la Orden de Fénix

Actual hogar de Draco y Ginny

You'll be okay
You'll be okay
Just look inside
You know the way

Ginny acarició su ya muy abultado vientre, mientras observaba a Draco entrar a la habitación, levitando un grupo de cajas.

—Estas son las últimas –anunció el chico, mientras guardaba la varita y miraba alrededor.

—¿Estás seguro de esto? –preguntó Ginny, mirando seriamente a su, ahora, casi mejor amigo y compañero de casa.

—Claro, ¿tú no lo estás?

—Sí, claro que lo estoy, es solo que… no quiero causarte más molestias y problemas. Ya tienes bastante con fingir ser el padre.

—A veces te preocupas por tonterías, no te habría pedido que te mudes aquí si es que no estuviera seguro –Draco se acercó a Ginny y la tomó de la mano, para luego guiarla a la cama, ambos se sentaron al borde, observando la gran cantidad de cajas en el piso —. Además, es muy divertido tenerte aquí, ya te lo he dicho. Igual y necesito alguien que me ayude con las pociones.

—Eso no es tan halagador, a veces pienso que me prefieres a mí que al gato solo porque yo te hago más caso.

—Eso también es cierto –Draco sonrió —, además tú me ayudas a hacer más cosas, el gato solo está allí, maúlla y come— Draco negó con la cabeza. No sabía de dónde había salido ese gato, pero le parecía que era especial.

Ginny soltó una carcajada.

—¿Has pensado alguna vez ponerle nombre?

—¿Para qué? Seguro que en cualquier momento se irá, no vale la pena hacerlo.

Ginny apretó los labios un poco y asintió. Llevaba meses hablando con Draco y había descubierto cosas que antes ni siquiera había imaginado, como lo solo que se sentía en esa casa de tres pisos, haciendo pociones todo el día para abastecer a todos los de la Orden, comiendo poco y pasando su tiempo solo con un extraño gato que no quería bajar del tercer piso. Aunque nunca lo dijera en voz alta, sabía que aún resentía la muerte de sus padres y que los extrañaba mucho. Aparentemente Draco era muy unido a ellos y ahora que no estaban no tenía a ningún familiar más.

Draco tampoco era antipático o creído, o por lo menos ya no tanto, y no del modo desagradable, tendía al humor negro y a la ironía. Pero sobre todo, se preocupaba por ella, y había decidido protegerla. Ginny no había imaginado jamás que Draco tuviera una vena tan altruista y que se defendiera diciéndole que solo lo hacía porque ella lo entretenía más que el gato.

Ginny sabía que proponerle que se mudase con ella era también en parte un sentimiento de obligación ante las miradas molestas de sus padres y Bill, los únicos que por el momento sabían que estaba embarazada. Ron seguía sin aparecer, al igual que Harry y Hermione; los gemelos estaban demasiado ocupados para notar que ella casi nunca estaba a la vista. Lo cierto era que se sentía también cansada de esconderse, allí podría moverse libremente en el momento que quisiera. Anunciar su embarazo a la Orden sería poner de sobre aviso a Harry, que seguramente sacaría cuentas, o arriesgarse a que la noticia se filtre. Ella sabía que no era un elemento clave para la guerra, pero sí un punto débil si es que alguno de los mortífagos se enteraba de su condición, ya que su familia, por sí sola, tenía bastantes enemigos.

—Creo que además será mucho más fácil y descansado para ti estar aquí –dijo Draco un instante después –Esta habitación es más cómoda que el cuartel y además aquí no hay tanto alboroto. Sé que ahora casi nunca te sientes enferma, pero no está de más procurarte un buen ambiente.

—A veces pienso que… —Ginny dejó de hablar, pegando un salto, Draco arqueó la ceja, preocupado, y ella tomó su mano y la jaló hacia su vientre –Siente, está moviéndose…

Draco se sobresaltó ligeramente cuando sintió el pequeño movimiento, era la primera vez que Ginny le permitía tocar su vientre de esa manera y la sensación era contradictoria, por un lado sentía miedo, dentro había una criatura indefensa, y por otro, alegría, porque ese pequeño estaba vivo, preparándose para vivir.

—Wow…

—Nunca lo había sentido moverse, es… wow –replicó ella, antes de soltar una risita nerviosa, que fue secundada por la de Draco.

23 de julio de 2000

Laboratorio secreto de la Orden de Fénix

Actual hogar de Draco y Ginny

El laboratorio secreto, como Ginny y Draco solían llamarlo medio en broma, era un edificio antiguo, escondido de los muggles por una gran cantidad de árboles y jardín salvaje, nunca escuchaban sonidos de afuera, ni siquiera de animales, así que sabían que estaban bien ocultos.

El sitio lo había creado Ojo Loco y Draco siempre pensó que tal vez el lugar había sido su casa en algún momento.

Draco hubiera deseado tener la oportunidad de preguntarle.

Ojo Loco era alguien importante para Draco, aunque no lo admitiera tan libremente, sólo había hablado con Ginny al respeto un par de veces. Cuando Draco había entrado a la Orden, gracias al señor Weasley, él había sido la primera persona con la que había hablado. Lo había gritado y vapuleado, y Draco se sentía tan destrozado por la muerte de sus padres que en un inicio ni siquiera movió un dedo. Tenía instinto de supervivencia, por eso había ido a parar a la Orden, pero no tenía en realidad muchas ganas de luchar. Ojo Loco le sacó las ganas a punto de gritos. Terapia de shock escuchó alguna vez. No importaba el nombre, había funcionado. Y luego le había transmitido como el señor Weasley había intercedido por él, asegurando que estaba dispuesto a ayudarlos; finalmente la decisión de la Orden había sido ponerlo a hacer pociones en un laboratorio donde tenían la mayoría de sus recursos, según Ojo Loco era una muestra de confianza, aunque en un inicio Draco no lo había creído así, con el tiempo se dio cuenta de que efectivamente, tenía en sus manos el poder de dejar que muchos murieran por pociones mal hechas. Draco recordaba cómo, cada vez que se veían, Ojo Loco le daba una sonrisa ladeada y le decía "alerta permanente, chico, alerta permanente".

La noche en que Ojo Loco murió, él estaba en Grimmauld Place, dejando pociones a la señora Weasley y de pronto había aparecido un grupo, los gemelos, Kingsley y Tonks, heridos y mal trechos, una emboscada en Irlanda. Draco se ofreció a ayudar, y allí fue que se enteró, ni siquiera pudieron recuperar su cuerpo. Brindó, junto con los demás, con whisky barato por el hombre y luego se fue a casa, donde se permitió hacer otro brindis más personal, recordando todo lo bueno que le había enseñado.

—Te veo particularmente cayado esta mañana —le dijo Ginny, mientras ambos desayunaban.

—Hoy es aniversario de la muerte de Ojo Loco —le explicó Draco en voz baja —ha pasado un año y sigo preguntándome si esta es su casa.

—¿Y ese su gato? Sería muy gracioso que él tuviera un gato tan mono, ¿sabes?

—No le pega, lo sé, pero es que él era… en realidad un gran misterio para todos nosotros, si lo piensas bien, era muy reservado.

Ginny sonrió mientras se ponía en pie y comenzaba a levitar todo hacia el lavaplatos.

—Te concedo eso —Ginny agitó la varita y los platos y tazas comenzaron a remojarse, enjabonarse y enjuagarse.

—Tengo que terminar unos cuantos pedidos, ¿qué harás tú?

—Veré de cocinar algo, y luego iré a ver a mi madre, tiene algunas cosas para el bebé.

—¿Has pensado lo que te dije?

—¿Lo del medimago muggle? Se lo comentaré a mi madre a ver qué dice, no es mala idea… es complicado tener un embarazo a ciegas… Por más libros que podamos conseguir. —Ginny sonrió con cariño, recordando una semana antes, cuando Draco se había aventurado al Callejón Diagon, disfrazado y había "tomado prestados" unos libros sobre embarazo.

—Los libros no nos pueden decir si el embarazo va bien realmente.

—Lo sé…

30 de julio de 2000

University Hospital, Coventry

Clifford Bridge Road, Coventry, CV2 2DX

Hospital materno muggle

—Pese a la causa que defendemos, debo reconocer que no tengo mucha idea de cómo es el mundo muggle —reconoció Ginny, ambos estaban sentados en sillas plásticas, esperando por ser llamados, mientras miraban, fascinados, la televisión.

—Diré lo mismo, pero que lo hago para evitar problemas, no sabemos qué es lo normal y no en este mundo, ¿cómo sabemos si estamos haciendo mal?

Una señora salió en ese momento de uno de los consultorios con una tabla de madera en la mano.

—Wells, Grace —llamó, Ginny dio un respingo, recordando de pronto que ese era el nombre que habían utilizado y se puso en pie, Draco la miró inseguro, pero ella asintió, indicándole que estaba bien que fueran juntos.

Luego de responder a preguntas un tanto embarazosas, sobre todo por lo jóvenes que ambos lucían, la doctora O'Neal empezó a examinar a Ginny, quien se sintió un poco cohibida por la forma en que los muggles hacían todo.

—Es necesario que te haga una ecografía, incluso podemos saber el sexo del bebé, si lo desean…

—¿En serio? —preguntó Draco, mientras ayudaba a Ginny a recostarse donde la doctora le indicaba, un momento después dos personas más llegaron a la sala, todas con batas blancas y preparando una máquina bastante extraña.

—Sería bueno saberlo, mi madre podría dejar de tejer cosas amarillas —suspiró Ginny, a lo que Draco asintió distraídamente.

—¿Este examen es seguro, verdad? —preguntó Draco, observando el abdomen abultado de Ginny siendo embardunado por alguna extraña poción, la tocó y se sentía fría y resbalosa.

—Por supuesto, por supuesto que lo es —la doctora O'Neal los miró con algo de condescendencia antes de dirigirse a sus compañeros —. Es su primer embarazo, ella apenas tiene dieciocho años, él veinte, están nerviosos…

—Son muy jóvenes para ser padres, ¿no creen? —les dijo una de las enfermeras, que jalaba una caja extraña y con una pantalla parecida a la de la televisión que habían visto en la sala de espera.

—No, no lo creo —respondió Draco rápidamente, frunciendo el ceño.

—Déjalos hacer su trabajo, anda… —le pidió Ginny, tomándolo de la mano, tenía frio y algo de miedo.

—Bien —Draco no soltó su mano y se quedó quieto, observando como la máquina era encendida y esa extraña cosa era puesta sobre el abdomen de Ginny, unos instantes después la pantalla se encendió, aunque no era a colores como la de la sala de espera, sino en blanco y negro.

—Y aquí están… es justo lo que pensaba —dijo la doctora O'Neal hacia sus compañeros.

—¿Qué era lo que pensaba? —preguntó Ginny, tratando de levantarse, Draco la sujetó para ayudarla.

—Son gemelos, tendrán dos niños o niñas —les explicó la doctora, sonriendo, mientras trazaba la imagen en la ecografía.

—¿Dos? —preguntó Draco, inclinándose un poco más hacia delante.

—Sí, ambos están en la misma bolsa y… —la doctora siguió manipulando algo y la imagen fue cambiando, hasta que pareció enfocar algo más —, y miren, son niñas.

—¿Dos? —volvió a preguntar Draco, mirando a Ginny, que estaba ligeramente pálida.

—¡Ay, Merlín! —jadeó ella, poniendo una mano en su boca, no podía ser…

—No tienes que preocuparte, linda —le dijo la doctora, tomando un aire más maternal —, es más complicado, es cierto, pero es posible manejar un embarazo múltiple si es que asistes a todos los controles y haces todo lo que te indiquemos, tanto las niñas como tú parecen estar bien, y no hay nada que nos haga pensar que podrían estar en riesgo.

Draco y Ginny intercambiaron una mirada de entendimiento. Dos niñas, Harry tendría dos niñas y más les valía mantener el secreto lo mejor posible, pues evidentemente Ginny podría ser usada por Voldemort y los mortífagos para atraerlo y matarlo.

1 de septiembre de 2000

Laboratorio secreto de la Orden de Fénix

Actual hogar de Draco y Ginny

Ginny suspiró profundamente y se puso de pie para caminar alrededor del jardín, el que había creado Draco para que ellas pudieran respirar un poco de aire fresco y no vivir encerradas sin apartarse de la seguridad de la casa, luego de que la doctora O´Neal les recomendara estar al aire libre como parte importante de su rutina. Acarició su cada vez más y más abultado vientre mientras miraba las flores de colores y pensaba en lo difícil que todo se estaba poniendo.

La Orden cada vez tenía menos recursos y más bajas, sus padres estaban tan preocupados por sus hermanos y por Harry y Hermione que se sentían agradecidos de que ella estuviera allí con Draco. Habían acordado que lo mejor era mantener su embarazo en el más estricto privado, dada la situación actual.

Por otro lado Draco, que cada vez recibía menos apoyo de la Orden, no solo para las pociones, sino también para sobrevivir, había tomado por costumbre dos o tres veces a la semana salir a buscar alimentos para ellos. Él no le había querido decir, pero ella sabía que lo estaba "tomando prestado" de supermercados y tiendas. Y ella no lo podía culpar, ella hubiera hecho lo mismo de haber podido. Pero últimamente le costaba más moverse o hace magia, sus niñas serían grandes y sanas, pero estaban quitándole bastante energías y fuerzas.

—Es hora de cenar —anunció una voz a sus espaldas, Ginny se sobresaltó y giró, Draco, apoyado contra la puerta y con los brazos cruzados le sonreía —, ¿vamos?

—Claro… ¿qué has traído hoy?

—Conseguí fruta y pescado… ¿estás bien, verdad? —Draco dejó que Ginny se sujetara de su brazo para guiarla a la cocina.

—Sí, solo pensaba… —Ginny le dio una mirada al jardín y suspiró —, creo que ya sé el nombre de las niñas.

31 de octubre de 2000

University Hospital, Coventry

Clifford Bridge Road, Coventry, CV2 2DX

Hospital materno muggle

Let it go
Fly away
And say goodbye
To yesterday

—En dos semanas debemos ingresarte para la cesárea —indicó la doctora O´Neal, mientras tomaba notas rápidas en la historia clínica —, es un procedimiento bastante sencillo y en unas semanas estarás como nueva, ya verás…

—¿No hay otra forma de hacerlo? —preguntó la señora Weasley, que en esa ocasión los había acompañado, estaba más delgada y lucía cansada, la guerra estaba agotando a todos, pero faltando tan poco tiempo para que Ginny diera a luz, querían que ella les dijera si es que estaban haciendo bien.

—Es lo más seguro, señora, considere además que Grace es muy joven, apenas tiene dieciocho.

—Cumplió diecinueve en agosto —corrigió la señora Weasley automáticamente.

—Aún así —negó la doctora —, comprendo su preocupación, pero es lo mejor, aquí la podremos atender y la cesárea es lo mejor para partos múltiples, tenemos los mejores servicios, así que no debe temer, Joseph —la doctora señaló a Draco, que enrojeció ligeramente por el nombre falso — podrá estar con ella todo el tiempo.

—Mamá, por favor —Ginny le dio una mirada de advertencia —estoy segura de que la doctora sabe lo que hace, debe haberlo hecho cientos de veces…

—Pero yo di a luz a Fred y George de forma más natural, eso de que te corten y…

—Wow —Draco levantó la mano, interrumpiéndola, él ya se había enterado de cómo sería la cesárea en uno de los cursos de maternidad que los habían obligado a tomar y no tenía ganas de recordar todo el procedimiento —, creo que con eso hemos terminado. La doctora dio sus razones y es como se hará, después de todo, son nuestras niñas y estamos buscando la forma más segura de traerlas al mundo.

La señora Weasley parecía querer reclamar, pero finalmente se abstuvo, Draco tomó de la mano a Ginny y asintió.

—Entonces, en dos semanas podemos programar la cesárea para el parto…

31 de octubre de 2000 – Noche

Coventry

No era la primera vez que caminaban por esas calles, normalmente luego de las revisiones de la doctora lo hacían, para distraerse y ver algo diferente a las paredes de su casa. Además, Draco tenía que reconocer que, pese a todo, prefería la compañía de la chica a estar solo. Al principio todo había sido un poco raro, pero Ginny era muy buena compañera, era independiente –a veces demasiado— y muy alegre, siempre andaba contando cosas graciosas o buscando el lado positivo a las situaciones.

Las calles estaban llenas de luces, era Halloween, y mientras el mundo mágico se abstenía de cualquier celebración por la guerra, el mundo muggle parecía disfrutar la fecha al máximo. Había grupos de niños corriendo disfrazados, entrando y saliendo de tiendas con sus canastas de calabazas, seguidos de padres que lucían un poco aburridos.

También los adultos se disfrazaban, aparentemente iban temprano hacia las fiestas de disfraces que se realizarían ese día.

–Espero que en un año podamos celebrar esta fiesta –dijo Ginny, mientras miraba a unas niñas vestidas de bailarinas de ballet –sería divertido disfrazar a las niñas así, ¿no crees?

–Imagino que sí –Draco arrugó la nariz un poco, gesto que Ginny había aprendido, significaba que estaba incómodo, y lo miró con más atención, invitándolo a hablar –en un año, cuando la guerra haya terminado, Potter y tu serán quien decida eso, yo ya no tendré autoridad alguna.

–Oh –Ginny se detuvo de pronto y Draco giró a verla con preocupación.

–¿Estás bien? ¿Te duele algo?

–No, es solo que… —Ginny tomó la mano de Draco en cuanto este se acercó y sonrió tímidamente —, pensé que era algo que ya habías asumido, pero debí decírtelo.

—¿Decirme?

—Draco, cuando nazcan las niñas, quiero que seas el padrino de ambas.

—¿Yo?

—No pretendas engañarme, sé que te haría feliz, cuidas de ellas desde antes de que nazcan, te has tomado responsabilidades que nadie te impuso y… y a mí me haría feliz que así fuera.

—Pensé que Potter decidiría eso, seguro que escoge a Ron, ya sabes que son como hermanos y eso…

—Pero Harry no está aquí y tú sí, y creo que tengo el derecho de elegir quien será el padrino.

—Vaya…

—Anda, di que sí de una vez, para que podamos ir a casa –Ginny apretó más fuerte la mano de Draco, esperando.

—Por supuesto que sí, Ginny, nada me haría más feliz.

'

10 de noviembre de 2000

1:00 A.M.

Laboratorio secreto de la Orden de Fénix

Actual hogar de Draco y Ginny

Cause you're never alone
And I will always be there
You just carry on
You will understand

Draco estaba tendido en su cama, preocupado, luego de haber recibido el patronus del señor Weasley que le contaba que habían perdido un cargamento de ingredientes esa noche, cuando escuchó el sonido de una explosión en la planta baja. Saltó de la cama y jaló la varita de la mesa de noche, mientras corría por el pasillo, en medio de este ya estaba Ginny, encorvada y con la varita en la mano.

—¿Qué ha sido eso? –preguntó la chica, hablando lentamente.

—No lo sé, parece una explosión, iba ir a ver…

Y entonces una nueva explosión, que hizo que los cimientos de la casa temblaran, lo interrumpió, corrió la corta distancia que le quedaba y tomó a Ginny de la mano.

—¡Nos están atacando! –gritó, mientras sujetaba más fuerte a Ginny.

—Draco –jadeó ella por el dolor, no solo de su brazo, sino también de su vientre.

—¡Accio Traslador! –gritó Draco, agitando la varita, relegando la cara de dolor de Ginny; un portarretratos viejo y roto voló de la habitación a su mano en el mismo momento en que tres hombres encapuchados llegaban por las escaleras. Eran mortífagos y los habían descubierto.

En cuanto el Traslador tocó su mano la imagen de los tres hombres apuntándolos se disipó y ellos se Desaparecieron.

Ginny cayó de rodillas sobre el húmedo pasto, jadeando y tomando su vientre. Draco la miró de reojo un instante, antes de ponerse de pie y correr alrededor, buscando entre los matorrales, hasta que finalmente encontró lo que buscaba, corrió hacia Ginny, que seguía doblada de dolor y la tomó del brazo.

—Lo siento –susurró él antes de que el nuevo traslador los llevara hacia otro bosque.

La soltó nuevamente y corrió alrededor, lanzando hechizos de seguridad y anti muggles, y no se detuvo hasta que estuvo seguro de que nadie los atacaría.

—¿Estás bien? –preguntó, dejándose caer a su lado.

Ginny negó con la cabeza y trató de respirar, tal como le habían enseñado en las clases de maternidad semanas antes, pero el dolor era demasiado intenso, sentía que en cualquier momento se partiría en dos.

—No me digas…

—Lo lamento, los dolores… comenzaron un rato antes y… y yo iba a buscarte cuando sonó…

—De acuerdo, de acuerdo… primero tengo que armar esto y… —Draco abrió la mochila que había tomado de la primera Aparición y sacó una botella con un líquido celeste –toma esto, te hará bien, tengo que armar la carpa, no podemos quedarnos a la intemperie.

Ginny asintió y destapó la botella, sabía que era una poción para el dolor, su madre le había dado la receta a Draco semanas antes y él había buscado la forma de prepararla, pese a la escases de ingredientes. Tomó un gran trago de la poción y se dejó caer de lado, aparentemente el dolor era menos así. Observó a Draco luchar contra la carpa, sus manos temblaban y se veía alterado. Unos minutos después él se acercó a ella y la tomó de la mano, para ayudarla a moverse hacia el interior.

La carpa había pertenecido a los Malfoy, era una casa antigua de varios pisos, amoblada finamente, Draco la dejó sentada en un sofá mullido y agitó la varita, todo se movió alrededor hasta que la sala de visitas desapareció y todo se convirtió en un gran dormitorio.

Ginny caminó lentamente hasta la cama y se dejó caer en ella, suspirando por la ausencia de dolor.

—¿Qué haremos ahora? –preguntó Draco, sentándose junto a ella y tomándola de la mano.

Ambos se miraron asustados.

10 de noviembre de 2000

4:00 A.M.

Bosque de Knapdale – Escocia

Carpa de los Malfoy

Ginny apretó con fuerza la mano de Draco, mientras se mordía los labios para no gritar. Nunca había imaginado que todo terminaría así, ella dando a luz en medio del bosque, dentro de la carpa de refugio que habían preparado muchos meses antes, en caso de ser atacados, y solos los dos. No se habían animado a intentar siquiera ir al hospital por miedo a ser rastreados.

Draco miró con temor hacia abajo, habían visto los videos instructivos de la escuela de maternidad sobre cómo se daba a luz, pero nunca había imaginado que tendrían que realmente ponerlos en práctica. Trataba de recordar todo lo que había leído y escuchado durante ese tiempo, pero sentía que nada de lo que había aprendido le serviría.

Ginny estaba de cuclillas, al borde de la cama, sosteniéndose con una mano del borde y tratando de contar lentamente entre contracción y contracción, había puesto almohadas y mantas alrededor, estaba prácticamente desnuda, pero no se sentía cohibida porque Draco la viera de esa forma, sino asustada por la posibilidad de que todo saliera mal. Una nueva contracción la hizo gritar y entonces su cuerpo le indicó que debía pujar.

Draco, que no había apartado la mirada, abrió la boca, sorprendido mientras se daba cuenta de que eso realmente estaba pasando, aparentemente la cabeza de la primera niña estaba a punto de salir.

—Podemos hacerlo, Ginny, podemos, somos capaces, tú puedes, vamos –recitó, mientras soltaba la mano de su amiga y se preparaba para la primera salida, sabía que una vez que la cabeza asomara, la niña podría salir rápidamente y si no se preparaba bien ella podía resbalar.

Ginny asintió y aguantó sus ganas de mandarlo a la mierda por sus frases de "podemos hacerlo", hasta donde sabía, la única que se estaba partiendo de dolor era ella.

Y entonces Ginny empujó una vez más y una cantidad de agua y sangre cayó, junto con el ser más pequeño e indefenso que Draco había visto en su vida. Una niña morada, húmeda y llorosa apareció en sus brazos. Draco la tomó con cuidado y se la enseñó a Ginny que, por primera vez en la noche sonrió.

—Es… es una niña – le dijo Draco mientras cortaba el cordón umbilical y la limpiaba con una de las mantas, la niña siguió llorando y la hubiera seguido sosteniendo si es que el grito de Ginny no lo hubiera hecho recordar que aún faltaba la mitad del trabajo.

Con cuidado la dejó en una cuna que habían transformado, aplicó los hechizos que la señora Weasley había tenido la precaución de enseñarle y se aseguró de que respiraba y todo estaba bien antes de envolverla con una manta. Aplicó además un hechizo de calentamiento sobre ella.

—¿Está bien? —preguntó Ginny, agradeciendo el pequeño receso —¿hiciste lo que mamá te explicó?

—Sí, está respirando y ya no está tan morada —asintió Draco, levantándola un poco para que Ginny la viera —¿Cómo vas?

—Creo que ya… —Ginny se dobló nuevamente, el dolor volvió con más intensidad y se preparó para la siguiente. Inmediatamente Draco estuvo a su lado, sosteniéndola.

—Vamos, Ginny, solo falta…

—¡Lo sé! –le interrumpió ella con voz áspera –, y si me sales de nuevo con que nosotros podemos hacerlo, ¡te patearé!

Draco sonrió incómodo y se acomodó delante de ella.

—Cuando estés lista –susurró, un poco asustado, Ginny no era un remanso de tranquilidad normalmente, pero ahora parecía estar perdiendo la cordura.

Pasó un largo rato más, antes de que la segunda niña decidiera salir, esta vez fue mucho más sencillo, pero el dolor fue igual de espantoso, y no fue, hasta que las tuvo a ambas en brazos, que Ginny suspiró de alivio.

Draco arropó a las niñas con cuidado junto a Ginny y empezó a limpiar el desastre, mientras miraba cada cierto tiempo a las tres durmiendo por fin. El sol había salido mucho rato antes.

11 de noviembre de 2000

4:00 P.M.

Bosque de Knapdale – Escocia

Carpa de los Malfoy

Ginny se quedó quieta, mientras la doctora O´Neal la examinaba, cerca de ella, Draco miraba hacia las niñas, que estaban durmiendo en una gran cuna. Había una gran pila de pañales, latas de leche y mantas sobre un sofá junto a ellos.

—Debo decir que todo luce bien, pese a la extraña situación –comentó la doctora, cubriendo a Ginny —. De todas maneras sería recomendable que tome algunas vitaminas, y que lleve a las niñas a su control.

—Claro, así lo haremos, no se preocupe –contestó Draco por Ginny mientras se acercaba a ellas y tomaba a la doctora del brazo —¿Tienes alguna molestia o algo más que la doctora deba revisar? –preguntó hacia Ginny, que negó con fastidio.

—Las niñas son preciosas, espero que ya tengan los nombres, pues deben registrarlas –comentó la doctora, mirando hacia las niñas.

Draco y Ginny cruzaron una mirada, habían olvidado el detalle de la inscripción, ambos sabían que probablemente las niñas ya habían aparecido en el registro de Hogwarts.

—Bien, la llevaré de vuelta al hospital. Ginny, no tardo nada.

Draco se Apareció con la doctora en el consultorio, luego de dejarla sentada tras el escritorio, buscó en los cajones hasta que encontró muestras gratis de los medicamentos que le había recomendado a Ginny; con todo ya guardado, le aplicó un Obliviate para que no recordara nada y luego se Apareció en la carpa nuevamente.

Ginny giró rápidamente, con la varita en alto, y suspiró cuando notó que solo se trataba de Draco.

—Trata de descansar, no debes caminar tanto –le amonestó Draco, mientras la ayudaba a volver a la cama –Yo te pasaré a las niñas.

—No debiste haberlo hecho, ¿sabes?, es magia ilegal, se supone que contra eso luchamos.

—Nosotros luchamos contra un loco que quiere conquistar al mundo matando a todos en el camino –corrigió Draco, alcanzándole a una de las niñas, la otra comenzaba a llorar y se apresuró a tomarla en brazos y pasearla, mientras Ginny comenzaba a alimentar a una de ellas.

—¿Un imperius, Draco?

—Y un Obliviate, solo por si acaso. Ginny, no correré ningún riesgo, debo cuidar de ustedes, y si para hacerlo debo engañar a una doctora muggle, así será.

—No tienes que cuidar de nosotras –masculló Ginny, sintió a Draco sentarse a su lado y levantó el rostro.

—Claro que sí, ustedes son mis chicas –le contestó él, con una sonrisa apretada.

Ginny soltó una risita y negó con la cabeza.

—Quien lo dijera del frío Draco Malfoy de la escuela.

—Oh, Ginny, ya casi ni recuerdo a ese Draco –le contestó él, sonriendo tristemente.

Draco observó a la pequeña niña, tenía el cabello rojizo y los ojos casi podían decirse que serían verdes, como el padre, sus mejillas eran rojas y sus manos pequeñas. No había hecho más que llorar y ensuciar pañales en las últimas horas, y aun así, era imposible no enamorarse de ella. O de su hermana, idéntica.

—No me has dicho los nombres –recordó Draco, Ginny había mantenido su decisión en secreto durante las últimas semanas, pero consideraba que ese ere el mejor momento para decirlo.

—Tienes en brazos a nuestra preciosa Iris[1], y yo a Alhelí[2].

—Son nombres interesantes, los Malfoy solemos poner nombres de estrellas…

—Yo me decidí por las flores –sonrió Ginny, acariciando la mejilla de Alhelí —como las que había en el jardín que hiciste… ¿recuerdas?

—Iris y Alhelí —Draco asintió —, sean bienvenidas.

21 de diciembre de 2000

2:00 P.M.

Afueras de Chertsey

Encuentro final de la guerra del mundo mágico

And I will be strong
When love is gone
I'll carry on...

Harry apretó con más fuerza la varita, y trató de concentrarse, delante de él habían al menos cinco mortífagos, y sus amigos estaban ocupados con unos cuantos más. Hermione había dado aviso a la Orden, en busca de apoyo, pero quedaban tan pocos que cada vez tardaban más en llegar.

—No hay que matarlo –dijo uno de los mortífagos –el Lord lo quiere con vida, quiere encargarse él mismo del chico.

—¿Y eso me debería dar miedo? –replicó Harry medio en burla.

—Tal vez a ti te tengamos que mantener vivo, pero no significa que entero, y por supuesto que no significa que tenemos que mantener con vida a tus amigos –dijo la voz de una mujer, había aparecido un instante antes y ni siquiera usaba máscara para cubrirse.

Harry apretó los dientes, Bellatrix se había vuelto cada vez más cruel en el último año, más que su poder, lo que daba miedo de ella era su locura.

—No tocarás a mis amigos — Harry blandió su varita, un halo de luz cubrió el campo donde se encontraban; Ron y Hermione corrieron hasta colocarse junto a él.

Harry apretó la varita con fuerza, manteniendo el hechizo de protección.

—Necesito que se vayan, en este momento.

—Sabes que eso no pasará, además, ¿a dónde iremos? Ellos nos seguirán. Lo mejor es permanecer juntos —respondió Hermione, levantando su varita, intercambió una mirada con Ron, que asintió y juntos conjuraron un hechizo de protección sobre el de Harry, que empezaba a caer.

—¿En serio cuántos hechizos de esos creen que pueden mantener unos mocosos como ustedes? —río Bella, tratando de penetrar el hechizo, aunque no pudo hacerlo.

—Solo debemos aguantar hasta que él venga, luego me lo dejan, tal como planeamos.

Hermione y Ron lucían temblorosos y con miedo. El mismo Harry estaba aterrado, en un momento más llegaría el Lord y tendría que por fin hacer lo que el destino había elegido para él. Miró a sus amigos una vez más, pasase lo que pasase, tanto ellos, como Peter estarían a salvo. Lo había planeado así, con Peter escondido bajo la capa, en cuanto la situación se pusiera difícil se los llevaría de cualquier manera. Él se lo había prometido.

El hechizo de protección fue renovado y antes de intercambiar alguna palabra más, el aire pareció congelarse y comenzó a temblar, mientras su cicatriz empezaba a doler.

El Lord apareció, pero no solo.

21 de diciembre de 2000

Medio día

Un bosque perdido en Inglaterra

La situación se había tornado difícil el último mes y medio. Draco y Ginny habían tenido que aprender a cuidar a dos bebés recién nacidas, con un apetito voraz y unos pulmones envidiables. Draco había ido un par de días después del nacimiento de las niñas, a Londres, escondido y transfigurado, solo para ver que Grimmauld Place había sido destruido. Para los ojos muggles no habría nada extraño, pero para él, que sabía su ubicación, el panorama era completamente diferente. Todo estaba chamuscado, las paredes estaban negras y las puertas destrozadas. Apretó los dientes y se dio media vuelta, era probable que el sitio estuviera vigilado y de todas formas no tenía nada que hacer allí.

Esa noche, mientras las niñas dormían, Ginny lloró, apretándose contra la almohada, tratando de no hacer ruido, aunque Draco la escuchaba desde la habitación del costado. Por un largo momento se trató de convencer de que no era correcto irrumpir en medio del dolor que la chica seguramente estaba sintiendo, pero simplemente no podía dejar pasarlo.

Entró silenciosamente a la habitación y se tendió a su lado, ella pareció un poco desconcertada por un momento, pero luego se abrazó a él y siguió llorando hasta caer dormida. Draco le acarició el cabello y le dijo que lo lamentaba mucho, que sabía lo que ella sentía.

Un par de horas después las niñas comenzaron a llorar y, pese al dolor, ambos se levantaron y siguieron adelante, por ellas. Ellas era su prioridad en ese momento y ayudaba a alejar un poco el sufrimiento. Sobre todo cuando sonreían, o cuando las encontraban abrazada la una a la otra, a pesar de haberlas dejado en lados opuestos de la enorme cuna.

La primera vez que se habían movido había sido porque sintieron dementores cerca. Sabían que ahora andaban por los bosques, sin ningún control del Ministerio, y también que las niñas podrían ser una atracción demasiado poderosa.

Con temor hicieron la primera aparición en conjunto. Luego se acostumbraron a moverse cada tres o cuatro días, pensando que de esa manera no serían atrapados. Generalmente Draco se movía en la mañana hasta el poblado más cercano y "tomaba prestadas" provisiones de las tiendas, algunas veces regresaba con las manos vacías y con la novedad de haber visto mortífagos o dementores y era momento de moverse nuevamente.

Y todo había marchado más o menos igual, hasta esa mañana, en que el aire helado le advirtió que los dementores estaban cerca, pero aparentemente esta vez era un número mayor a los que normalmente se habían encontrado.

Trataron de huir, pero no lo consiguieron. Ginny tuvo que conjurar un patronus para apartarlos. Ninguno sabía que el Lord andaba rastreando los patronus, en busca de los pocos miembros de la Orden que quedaban con vida y del mismo Potter; que de esa manera había encontrado Grimmauld Place y el laboratorio secreto de Pociones.

Cuando apareció delante de ellos, ambos temblaron, sabiendo que habían perdido.

Draco había estado en la presencia del Lord solo un par de veces, cuando tenía dieciséis años, y había quedado temblando por horas. Ahora era mucho mayor, y con más experiencia, y aún así el tenerlo cerca le ponía los pelos de punta.

Las niñas estaban en el moisés doble que Draco había conseguido unas semanas antes, y lloraban sin parar, parecían asustadas. Tanto Ginny como él protegían a las niñas con su cuerpo, pero era imposible que el Lord no las escuchara o viera.

—¿Qué es lo que tenemos aquí? –preguntó el Lord con un susurro, detrás de él un grupo de dementores se movían rítmicamente, haciendo que ambos se sintieran débiles.

—Nada que sea de tu incumbencia –replicó Ginny, levantando más la varita.

—Un Weasley, pensé que los había exterminado a todos, pero al parecer te me escapaste tú y tu… ¿familia? –el Lord soltó una risa –eres muy joven para esto, ¿no crees?

Draco sentía sus manos y piernas temblar, no había forma de que salieran con vida de allí. Miró brevemente a Ginny y a las niñas y se sintió peor. Él al final había hecho lo que creía correcto, y si moría, lo haría peleando por una causa, pero ellas, iris y Alhelí, eran aún inocentes, no tenían la culpa de nada.

Ginny apretó la varita con más fuerza entre sus dedos, decidida a dar su vida con tal de salvar a sus niñas.

—Déjalas ir, ellas no representan ninguna amenaza para ti –replicó Draco, dando un paso al frente —, puedes matarme a mí, ellas son insignificantes.

—¿Tan insignificantes como para que un sangre pura y superior como tú piense formar una familia con ellas?

El Lord levantó la varita apenas unos centímetros y un dolor lacerante le cortó el pecho, Draco cayó al piso, gritando, mientras Ginny retrocedió un paso, tratando de cuidar a las niñas, que no habían dejado de llorar en ningún momento.

—Tú me recuerdas a la madre de Potter, esa sangre sucia que creía que poniéndose delante de su hijo podría salvarlo…

—Pero lo salvó, ¿Verdad? –replicó Ginny, de reojo vio a Draco poniéndose de pie, tembloroso, tenía sangre en el pecho y estaba pálido.

—No por mucho tiempo, muchacha –el Lord levantó la varita para lanzar un hechizo más, pero Draco saltó delante de Ginny, protegiéndola, mientras conjuraba una barrera.

El Lord soltó una carcajada.

—Son tan idiotas –la varita se agitó nuevamente, y pese al hechizo de protección el rayo azul alcanzó a Ginny, haciéndola levitar un instante.

Draco supo, por la expresión en el rostro del Lord, que había descubierto la verdad.

—¿Hijas de Potter? ¿En serio? Así que el niño tiene tiempo para embarazar a una chica y además abandonarla…

Ginny cayó al suelo, inconsciente, Draco la miró asustado, pero no podía moverse de allí, no podía dejar abandonadas a las niñas.

—Y tú eres tan astuto, ayudando a la madre de los hijos de Potter para asegurarte un lugar en su bando –el Lord negó con la cabeza —, es una lástima que hayas escogido el bando equivocado.

—Yo no lo creo así –replicó Draco. Ginny abrió los ojos y se sentó lentamente.

—Yo sí, primero esta tonta niña y luego tú, las niñas me servirán para atraerlo y finalmente…

—¡No te atrevas a usar a mis hijas! –gritó Ginny en ese momento, lanzando una maldición al Lord, que desprevenido, no pudo rechazarla. Una línea roja de sangre cruzó su mejilla.

Ginny se puso en pie y corrió hacia Draco y las niñas, su mirada demostraba terror.

—Chica estúpida –el Lord alzó la varita –Ninguno de ustedes me sirve de todas maneras.

Draco vio en cámara lenta el rayo verde cruzar el aire, el rostro de Ginny contorsionándose en una mueca de dolor, hizo el intento de saltar hacia ella, de protegerla, pero sus pies estaban pegados al piso, por un hechizo tal vez. Ginny no gritó, solo voló por los aires un momento y luego estaba en el piso, con su cabello rojo sobre el rostro y el pasto, sus manos abiertas, la varita había caído por algún lugar. Las niñas lloraron con más fuerza, como si supieran que acababan de perder a su madre.

El Lord levantó la varita hacia Draco y entonces una marca tenebrosa emergió en el aire, una voz horriblemente conocida llenó el aire.

—Tenemos a Potter, mi Lord, lo tenemos para usted.

—Pero mira, Draco, qué suerte la tuya, vas a poder ver morir a Potter y a las niñas, y entonces, cuando el mundo mágico por fin sea como debe de ser, te usaré como mi sirviente, serás relegado a menos que un elfodoméstico, como prueba de que puedo ser condescendiente y perdonar una traición, pero nunca olvidarla.

—¡Prefiero la muerte! –replicó Draco.

—Por supuesto que la preferirás, yo me encargaré personalmente de eso.

21 de diciembre de 2000

2:00 P.M.

Afueras de Chertsey Inglaterra

Encuentro final de la guerra del mundo mágico

Harry sintió sus rodillas golpear contra el pasto, sus manos se antepusieron para evitar golpearse la cabeza. Su corazón era una máquina furiosa que no daba tregua y la cabeza le dolía tanto que podía vomitar. Sabía que sus amigos no habían soltado el hechizo de protección, pero eso no duraría mucho. Además Peter tendría que sacarlos pronto de allí.

Levantó la vista con los ojos entrecerrados, vio al Lord, ahora rodeado de sus mortífagos, a su derecha estaba Bellatrix, ansiosa por matar a alguien y al lado izquierdo, pálido y ensangrentado, Draco Malfoy. Harry se detuvo a observarlo solo un instante, parecía aterrado, quiso saber cómo había sido atrapado, pero pronto su atención, —al igual que la de los demás –se centró en el gran moisés que tenía al lado, lo agitaba lentamente con una pierna, temblorosamente, mientras el llanto de dos niños se escuchaba en todo el bosque. Cierto que había estado algo alejado de las noticias de la Orden en los últimos meses, pero no tenía ni idea de que Draco tenía niños.

—¿Desea que haga que se callen, mi Lord? –preguntó Bellatrix, levantando la varita, preparada para atacar.

—Ni se te ocurra ponerles una mano encima, perra –replicó Draco, tratando de apartarse y ponerse delante del moisés, el Lord agitó suavemente su varita y Draco no pudo moverse, pero sus ojos reflejaban terror absoluto.

—¡Son solo unos niños! –gritó Ron en ese momento, Harry aprovechó para ponerse de pie, tratando de respirar, el dolor estaba menguando, imaginó, que por la cercanía de la batalla. Lamentó no poder comunicarse con Peter, era evidente que a quién tenía que rescatar era a esos niños, apenas eran unos bebés indefensos.

—Son solo más que unos niños –sonrió el Lord maniáticamente, —, mucho más que eso, es una pena que la madre no nos haya podido acompañar, estoy seguro que a todos les hubiera gustado escuchar una explicación…

—Chicos, tenemos que sacar a esos niños y a Malfoy de allí–murmuró Harry, medio escuchando al Lord y tratando de hacer que sus amigos se movieran, si ellos llegaban hasta el Lord tal vez Peter podría sacarlos a todos.

—Estos niños, Potter… y esta historia te va encantar… —Voldemort agitó su varita y la imagen de Ginny tirada en el pasto, con el cabello en la cara, apareció. Harry sintió a Ron tensarse a su lado y lo tomó de un brazo.

—Maldito bastardo, te voy a… —pero Ron no terminó el insulto, Belatrix le lanzó un hechizo, haciéndolo caer al piso, de rodillas, Hermione se arrodilló junto a él. Harry, sin embargo, no pudo dejar de mirar la imagen.

—Estaba yo caminando por el bosque –continuó el Lord, Harry ni siquiera tenía el hechizo de protección, sintió a Ron, ayudado por Hermione, ponerse a su lado, pero toda su atención estaba en las palabras del Lord — cuando me crucé con esta linda familia –Voldemort volteó hacia sus mortífagos —, dos sangre puras con dos criaturas ruidosas –los mortífagos rieron de la broma, y Draco pareció ponerse más furioso, aunque aún no se podía mover. Los niños habían dejado de llorar y Harry se preguntó si es que estarían ya durmiendo.

—Bueno, me dije, si es que son sangre puras, podríamos conservarlos, es decir, la sangre pura es algo que debemos preservar, pero entonces… ¡Oh, sorpresa! –Voldemort avanzó un paso más hacia Harry, que inmediatamente se puso en guardia —, la hija de los traidores a la sangre tenía un secreto, un interesante secreto…

Harry dejó de mirar al Lord y miró hacia el moisés, como si pudiera ver a los niños que habían dejado de llorar, y luego a Draco parecía más asustado que nunca. No necesitó que el Lord se lo dijera, de pronto lo entendía todo.

—Nuestro niño es lo suficientemente grande como para andar engendrando bastardos –dijo hacia sus mortífagos, que no rieron esta vez, sino que miraron hacia el moisés.

—No… —jadeó Harry, avanzando hacia Voldemort, sus amigos permanecieron detrás, esperó que planeando como sacar a los niños, ¿a sus hijos?, de allí.

—Así que, Potter, ahora tengo en mis manos a tus hijos.

—¡No te atrevas a tocarlos! –Gritó Harry, corriendo hacia Voldemort con la varita en alto, intentó lanzar un hechizo de ataque, que fue rápidamente repelido, y entonces el caos se desató. Los miembros de la Orden comenzaron a aparecer, uno tras otro, poniéndose a la batalla, los mortífagos se esparcieron, defendiendo a su Lord; Harry miró hacia el moisés y hacia Draco nuevamente, pero ninguno de ellos estaba ya a la vista, rogó porque alguno de sus amigos los hubiera sacado de allí.

Draco sintió un empujón y cayó al piso, gateó como pudo hasta el moisés y entonces un chico alto y de cabello claro se le acercó, en cuclillas, tenía entre sus manos lo que al parecer era la capa de invisibilidad de Potter.

—Soy Peter, soy amigo, ¡hay que darnos prisa! –advirtió, mientras lanzaba la capa sobre el moisés. Tuvo la cortesía de esperar que Draco se acercara lo suficiente para tomar el moisés el mismo. –Sígueme, hay un refugio.

Draco miró alrededor, la batalla había comenzado, los de la Orden eran muchos más de los que había creído que serían y estaban claramente dominando la situación. Levantó su varita para defenderse en caso fuera necesario y a lo lejos le pareció ver a los señores Weasley, peleando contra un par de mortífagos. El Lord se había involucrado en la batalla también, tratando de apartar a los magos, mortífagos y de la Orden, para llegar hasta Potter.

Peter se puso detrás de él y se dedicó a defenderlo de algunos hechizos perdidos, mientras le indicaba el camino. Rápidamente se apartaron de la batalla, aunque aún podían escuchar los sonidos. Caminaron por lo que pareció un largo camino, hasta que estuvo seguro de que se habían apartado lo suficiente para estar a salvo, entonces ese chico, Peter, lo tomó del brazo y le advirtió que debían Aparecerse. Draco levantó el moisés y lo apretó con fuerza, un instante después estaban frente a una casucha, parecía una carpa mágica bastante gastada.

Draco no se detuvo hasta que pudo entrar en ella, y entonces apartó la capa y miró en el moisés, las niñas estaban durmiendo, ajenas a todo lo que pasaba alrededor.

—Se suponía que debía ir por Ron y Hermione, Harry me lo había hecho prometer. Estaba oculto con la capa, y escuché todo… ¿realmente son hijos de Harry?

—Hijas en realidad –respondió Draco con voz ronca, se sentía completamente perdido.

—Vaya, eso es… raro –Peter arrugó la nariz un poco y se asomó a mirarlas –tienen un parecido a la chica que mencionó el loco ese.

—Ginny, su nombre era Ginny –replicó Draco, un poco ofendido –era una gran amiga mía y de Potter, hermana de Ron.

—Lo lamento –Peter se apartó y apretó la varita –, realmente lo lamento. Todo esto… es algo que no nos esperábamos.

—Ya me lo imagino —Draco miró una vez más al chico, su postura erguida, su cabello desordenado de manera que parecía intencional, su mirada brillante… ese era el chico del que Ginny le había contado, el que había ido con el trio dorado a Grimmauld Place, el novio de Potter, aparentemente, tras todo este tiempo, seguían juntos.

—Te hirieron —Peter sacó de uno de los muchos bolsillos de su túnica un frasco con la etiqueta gastada —, creo que esto ayudará.

—Gracias —Draco tomó el frasco y sonrió levemente, después del ataque a la casa donde vivía, ya no había podido abastecer de pociones a los de la Orden, quienes aparentemente habían aprendido a dosificar y ahorrar las pociones lo mejor posible. —¿Se supone que estamos seguros aquí?

—Sí, el lugar está protegido –explicó Peter –lo hicimos esta mañana. Debes curarte y quedarte aquí, ir a cualquier sitio sería peligroso, más aún si cargas con dos niñas tan pequeñas.

—¿Y tú qué harás?

—Ir a pelear, por supuesto. No voy a dejar a Harry y mis amigos allí solos. –Peter sonrió un poco y Draco quiso poner los ojos en blanco, pese a que el chico lo había rescatado, tenía una pose de héroe que no terminaba de gustarle.

—¿Pretendes que me quede aquí esperando?

—Lamentablemente, sí. No puedes arriesgarte a dejarlas solas, y tampoco me voy a quedar yo cuidándolas. No te preocupes, ganaremos, ya verás, y pronto vendremos por ti.

Draco lo miró marcharse, caminando de manera resuelta, con la varita en alto y suspiró, esa fue la espera más larga que había tenido que soportar en su vida.

De vuelta al bosque

Harry saltó evitando que un hechizo le diera, sus amigos estaban ya más lejos de ellos, desde su ubicación no podía decir quién iba ganando, pero a él solo le preocupaba ganarle al Lord, todo lo demás podría ser resuelto luego. Apartó de su mente la imagen de Ginny, muerta en el pasto y de Draco y los niños, y trató de concentrarse en ganar.

—Sabes que soy inmortal, ¿no muchacho?, no puedes matarme, no deberías siquiera intentarlo –se burló el Lord, mientras él esquivaba un hechizo más.

—¿Inmortal? –Harry río con ganas, mientras lanzaba un hechizo de desarme contra Voldemort, que sonreía altaneramente —¿te refieres a los horcruxes?

Harry supo en el momento en que Voldemort lo entendió, pudo ver el pánico cruzando sus ojos por un instante y se sintió más seguro.

—¿No te has preguntado dónde está Naguinni? No la has visto en toda la mañana, ¿cierto?

Voldemort retrocedió un paso, claramente asustado y Harry avanzó otros tantos, acercándose a él.

—Busca en mi mente, Tom, busca y encontrarás cada uno de tus estúpidos trofeos destruido.

Voldemort entrecerró los ojos, Harry lo sintió metiéndose en su mente y lo dejó ver lo suficiente, antes de empujarlo fuera.

—¡Morirás! –gritó Voldemort —, morirás y luego mataré a tus hijos.

—No, Tom, tú morirás.

Voldemort elevó la varita y lanzó la maldición asesina en el momento en que Harry lanzaba un Protego, y entonces una gran luz estalló en el encuentro de los dos hechizos.

A Harry le contarían luego que en ese momento toda la batalla se paralizó, que todos dejaron de pelear y que la magia se volvió inestable, que el suelo tembló y el cielo se oscureció. Él solo podía recordar la fuerza viajando como oleadas calientes a través de su pecho, directo hacia la varita, el deseo de herir y matar, de acabar con él y no dejar absolutamente nada. Sintió como si su cuerpo y su magia se separaran por un instante, y luego la magia volviendo a él con más fuerza para salir a través de su varita. A él le pareció que duró horas, aunque sus amigos dijeron que no, que fueron solo unos minutos, unos largos minutos. Y entonces, la luz del hechizo Protego pudo más y rebotó contra Voldemort, haciendo rebotar también la maldición asesina. Un grito se escuchó en el medio del bosque, Bellatrix corrió empujando a todos en el camino, tratando de llegar hasta su amo, mientras Harry caía de rodillas, agotado.

Vio apenas un destello verde, antes de que el cuerpo de Bellatrix cayera sobre el de Voldemort, a Harry no le extrañó que alguien, aprovechando el descuido de la mujer, tomara venganza. No le extrañó ni le importó.

Casa campamento de Potter

Algunos kilómetros lejos del campo de batalla final

6:00 pm

Draco meció a Iris, lo más lentamente que pudo, sintiéndola dormir, mientras Alhelí, ya dormida, permanecía en el moisés que él había hechizado para que se moviera lentamente también. Se sentía agotado y afligido, su mente estaba ocupada pensando en muchas formas de escapar de ese bosque. No que no le tuviera fe a Potter, pero, después de lo vivido ese día, sentía que cualquier cosa podía pasar y no podía descuidarse. No otra vez.

Escuchó ruidos en la parte de afuera de la carpa y agradeció que por fin Iris se quedara dormida, la puso lentamente en el moisés y renovó el hechizo de movimiento, tomó la capa de invisibilidad y la colocó encima, cubriendo totalmente a las niñas.

Caminó con lentitud hacia la salida, los ruidos se hacía más fuertes, eran pisadas, gente corriendo. Con el corazón en la boca abrió un poco la puerta para ver al fondo varias cabezas pelirrojas, todas corriendo, y delante de todas ellas, Potter, junto a ese chico Peter y a sus dos amigos, Ron y Hermione. Todos se veían mal heridos y cansados, pero estaban allí, ¿acaso eso significaba…?

—¿Dónde están? –Gritó Harry, avanzando lo más rápido posible hacia la puerta, vio a Draco asomarse y suspiró —¡Malfoy, ¿dónde están?!

—Harry, cálmate –le dijo Hermione en ese momento, mientras Draco se apartaba un poco, pero sin dejar la puerta libre.

—¿Qué pasó? –preguntó Draco, mirando al grupo con pánico.

—Ha muerto –respondió Peter, poniéndose al lado de Harry, parecía querer protegerlo.

—Draco, dinos que no es cierto, dinos que Ginny no… —la señora Weasley apretó los labios y Draco solo negó con la cabeza, apartó la mirada, no quería verlos llorar, no quería ver lo que pasaría a continuación.

La señora Weasley comenzó a llorar, al igual que el señor Weasley, rodeado de casi todos sus hijos, de los, que habían sobrevivido.

—Lo lamento –dijo Draco, —yo traté de protegerla, realmente lo hice y hubiera preferido ser yo y no ella quien muriera.

La señora Weasley levantó la mirada y asintió tristemente. Draco quiso acercarse y abrazarla, repetirle cuanto lo sentía una y otra vez, pero su brazo fue sostenido firmemente por Harry.

—¿Dónde están? –exigió Harry, a punto de volverse loco. Tenía que saber, tenía que verlos y…

Draco lo miró un instante y asintió.

—Sígueme.

Draco entró a la casa, pese a los heridos y los dolientes, nadie más los siguió, ni siquiera Peter o Ron y Hermione. Harry se puso a su lado inmediatamente, mirando alrededor, parecía asustado.

—Aquí están –susurró Draco, levantando la capa de invisibilidad.

Observó a Harry arrodillarse delante del moisés y mirar a las dos niñas durmiendo, pareció querer memorizar cada uno de sus gestos, levantó una mano, como si fuera a tocarlas, pero luego se alejó.

—Son niñas… él dijo…

—Son niñas –afirmó Draco –ella es Iris y ella Alhelí, tienen casi dos meses y… y sí, son tus hijas, Potter.

Harry volvió a mirar a las niñas y se dejó caer completamente en el piso, a su lado Draco también lo hizo, mirando hacia las niñas.

—Ella quería… —Draco apretó los labios y Potter lo miró de nuevo, curiosamente, él siguió mirando a las niñas dormir –ella quería protegerlas de todo, por eso no le dijo a nadie que eran tuyas, temía lo que podía pasar si el Lord se enteraba. Ella pensaba que cuando la guerra terminara, podría decírtelo y…

Draco sintió la mano de Harry en su hombro y giró a verlo, tenía los ojos rojos, parecía a punto de llorar. Eso no lo ayudó a aguantarse sus propias ganas de llorar.

—¿Tú las cuidaste? –Harry miró a las niñas y luego a Draco –Cuéntame lo que pasó, por favor.

Y Draco así lo hizo, al principio de manera insegura, pero conforme avanzaba su relato, todo fue fluyendo, la forma en que la había descubierto robando ingredientes, cómo se habían hecho amigos y cómo habían terminado viviendo juntos, el hospital muggle y el ataque a la casa. El parto y la huida desesperada por los bosques. El ataque de los dementores y del Lord. Cuando terminó de contarlo todo, sus mejillas estaban húmedas, estaba llorando por Ginny y por las niñas, que habían perdido a su madre.

Harry se inclinó un poco más hacia él, apretándole el brazo, solo entonces Draco se dio cuenta de que él no era el único que lloraba, a su lado Potter, que se había quitado los lentes, tenía los ojos y el rostro húmedo, mientras lo miraba con intensidad.

—Gracias, Draco –dijo Harry, casi sin voz, observando al hombre que había salvado a sus hijas y que había estado para Ginny todo ese tiempo.

Y ambos permanecieron allí, mirando a las niñas dormir durante mucho rato más, llorando silenciosamente a Ginny y a todos los que habían perdido durante esta guerra que al fin se había terminado.

[1] Iris significa esperanza

[2] Alhelí Fidelidad en la adversidad

"You'll Be Okay"

You'll be okay
You'll be okay
The sun will rise
To better days

And change will come
It's on it's way
Just close your eyes
And let it rain

'Cause you're never alone
I will always be there
You just carry on
You will understand

You'll be okay
You'll be okay
Just look inside
You know the way

Let it go
Fly away
And say goodbye
To yesterday

'Cause you're never alone
And I will always be there
You just carry on
You will understand

And I will be strong
When love is gone
I'll carry on...

You'll be okay
You'll be okay
The sun will rise
To better days

You'll be okay
You'll be okay
Just close your eyes
And let it rain

When you need it the most
And all you've got is a prayer
You must carry on
You will understand
You will understand
You will understand

You'll be okay
You'll be okay
You'll be okay.

Will be okay,

A Great Big World

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