Twilight Hill.

Disclaimer: los personajes de esta historia no me pertenecen, solo los saqué de su universo para crear este fic sin fines de lucro (=P)

Prólogo.

Después del fracaso de los planes de Victoria, la familia Cullen ha estado ocupada con los preparativos de la boda que se llevará a cabo dentro de unas semanas. Mientras tanto en la mansión de la familia de vampiros de Forks, exactamente en la habitación de Alice, Bella esta vestida con un vestido de novia, al cual Alice realiza una serie de arreglos.

-No te muevas- le dijo Alice a Bella cuando estuvo a punto de pincharla con una aguja.

A pesar de sentirse incómoda, Bella parecía gustarle su apariencia con el vestido puesto, fijando su vista en el enorme espejo que estaba frente a ella.

-Traje más perlas…- dijo Esme al entrar en la habitación-… oh Dios mío, te ves muy hermosa, Bella.

-No es para tanto- le respondió Bella con un evidente carmín en sus mejillas.

Esme le sonríe a la novia antes de entregarle a Alice la pequeña caja con perlas para agregarlas al vaporoso vestido, analizando con gran cuidado el lugar donde iría a coser la primera perla.

-El vestido esta quedando hermoso- suspiró Esme mientras Alice cosía otra perla en el área del corsé del vestido.

-Como verán, esta es mi mayor obra maestra…

-No entiendo por qué no compramos un vestido hecho en vez de hacerlo…- murmuró Bella.

-Porque TU te casarás con MI hermano- replicó Alice entre divertida y fastidiada al ver que Bella no la comprendía- y es por eso que no puedo permitir que vistas cualquier trapo que veas por ahí.

-Tu siempre tan perfeccionista- bufó Rosalie desde la puerta.

-En este tipo de cosas se debe ser lo más detallista posible…

-¡Auch, me pinchaste!

-Lo siento… y ustedes dos ayúdenme- se quejó la vampiresa que seguía cosiendo perlas.

-Recuerda que estoy aquí vigilando la puerta… y asegurándome que cierto hermano que tenemos no vea el vestido antes de tiempo- dijo Rosalie tajantemente.

Cuando Esme se disponía a ayudar a Alice, esta nota que la puerta empezaba a abrirse lentamente, dándole una mirada de advertencia a Rosalie.

-¿Para cuándo crees que estará listo el vestido?- preguntó Rosalie cerrando la puerta tras de sí.

-Solo me falta coser algunas perlas más al corsé, conseguir la gargantilla perfecta y preparar el velo… y los encajes de los guantes- respondió Alice con una enorme sonrisa- así que creo que todo estaría para el fin de semana… incluso menos.

-No puedo esperar para ver ese vestido listo y ver que Bella lo lleve- suspiró Esme imaginando a su futura nuera con el vestido terminado.

-Pero recuerden no pensar mucho en el tema, así no sabrá que clase de vestido es y la sorpresa no se arruinará.

Desde el otro lado de la puerta, se puede ver a un Emmett algo encorvado y con sus manos sobre la nariz.

-Eso te pasa por curioso- le recriminó una voz desde el pasillo. Emmett mira a su derecha, viendo que el que se dirigió hacia el era Jasper.

-No pude evitarlo- se defendió Emmett acomodándose la nariz debido al portazo que recibió- además estoy muy aburrido y no hay mucho que hacer, ni siquiera esta Edward para molestarlo.

-Desde que comenzaron a hacer ese vestido, el y Carlisle han estado saliendo para que no pueda usar su habilidad… incluso a nosotros nos prohibieron siquiera ver los adornos del vestido.

-Eso ya es una exageración máxima…

-Ya sabes como es Alice.

-Vaya esposa la tuya- dijo Emmett a modo de burla.

Jasper reaccionó al comentario de su hermano avanzando rápidamente hacia el para darle un zape que lo hace caer.

-¡Eso dolió!- se quejó el afectado- ¿me quieres dejar sin cabeza?

Al escuchar su queja, Jasper mira a su hermano con los ojos entrecerrados, para luego mostrar una enorme y pronunciada sonrisa en su rostro.

-Ni siquiera lo intentes…

Mientras tanto, en algún lugar del bosque cercano a la casona, Edward y Carlisle se estaban alimentando de un par de osos que recientemente habían cazado.

-¿Hay algo que te preocupa?- preguntó Carlisle al ver a su hijo tan pensativo.

-No pasa nada- le respondió Edward de forma mecánica.

-Lo siento, pero no suenas muy convincente que digamos.

Edward tampoco sabía muy bien lo que le pasaba, había algo que lo hacía sentir intranquilo, pero… ¿cómo explicárselo a su padre?

-En realidad… ni siquiera yo mismo se lo que me sucede…

-¿Estás ansioso?

-¿Ansioso? Quizás sea eso…- dijo Edward bajando la cabeza.

Los dos vampiros se quedan en silencio para alimentarse… aunque de alguna forma, Carlisle sentía que había algo más, así que intenta otra maniobra para hacerlo hablar.

-Háblame un poco de lo que te preocupa- dijo Carlisle- si es tan grave, sería mejor cancelar la boda y…

-¡No es necesario!- exclamó Edward mirando al vampiro con los ojos muy abiertos- no creo que sea para tanto…

Edward nota una cierta satisfacción en Carlisle al escuchar su respuesta, logrando que este relajara su expresión y voltea su mirada para perderse en el verde y profundo bosque.

-Puede que suene algo… extraño, pero… me preocupa hacer infeliz a Bella- dijo Edward un tanto confundido.

Carlisle solo pudo enarcar una ceja ante la respuesta de su hijo, luego relaja su expresión para esbozar una cálida sonrisa.

-Es normal que te preocupes por algo así, pero no dejes que te abrume- respondió Carlisle- de hecho, estuve igual que tú cuando tomé la decisión de casarme con Esme- se detuvo un momento para beber un poco más de sangre para luego continuar- solo trata que cuando discutan, resuelvan las cosas a través de un diálogo pacífico.

Edward no tuvo más que decir, salvo mirar a Carlisle con una mirada de agradecimiento para luego terminar de alimentarse, momento justo en el cual suena un celular.

-¿Diga…?- dijo Carlisle al contestar el celular de su bolsillo- aja… de acuerdo Alice… entonces vamos en camino… hasta pronto- concluyó apretando el botón de "terminar llamada" de su celular para guardarlo.

-¿Ya podemos regresar?- preguntó el vampiro joven con cierta emoción en sus ojos.

-Así es…- le respondió el vampiro mayor- y trata de no leer la mente de los demás, o Alice hará que no te acerques a Bella hasta el día de la boda.

Edward bufó por lo bajo después de oír a Carlisle, disponiéndose para partir de vuelta a su hogar con rapidez y el mayor de los silencios.

Mientras tanto, en la casa de los Cullen…

-Recuerden no pensar en el tema del vestido, Edward y Carlisle están en camino y podría leernos el pensamiento- dijo Alice con tono de cautela mientras guardaba el vestido en una caja blanca para meterlo en lo profundo de su enorme ropero.

-Lo has estado repitiendo desde que terminaste de hablar con Carlisle- dijo Rosalie hastiada- ya cálmate.

-No te preocupes hija- dijo Esme serenamente- Edward no verá el vestido, solo debes calmarte.

-Esta bien Esme- dijo Alice un poco mas aliviada- Es una bendición que no pueda leer la mente de Bella- pensó.

Después de este momento, las mujeres abandonan la habitación para dirigirse al salón, en donde Rosalie miraba por una de las ventanas con aire ausente; en cambio Esme se sentaba en un sillón a leer un libro mientras Alice y Bella se sentaban en el sofá para ver un par de revistas de moda que estaban apiladas al lado de Alice.

De pronto, la enorme puerta de la casona se abre, para mostrar a un Carlisle alegre de volver a su hogar y a un Edward emocionado por ver que Bella aun estaba en su casa.

-Hola Carlisle, hola Edward- dijo Alice animadamente desde el salón.

-Hola- dijeron los dos al unísono.

Cuando Bella apenas había levantado una de sus manos para saludar a los recién llegados, siente que esta es detenida en el aire por unas manos frías y firmes, las cuales reconoció como las manos de Edward, quien en el momento se dispone a besarla.

-Hola…- articuló Bella débilmente después del beso.

-¿Me extrañaste?- preguntó Edward con suavidad.

-Y mucho- admitió Bella desviando la mirada de los ojos dorados que se posaban sobre ella.

Edward se sienta junto a Bella, le rodea los hombros con un brazo y se dispuso a fijar nuevamente su mirada sobre ella, hasta que siente que le golpean en la espalda.

-¿Qué ocurre?- preguntó el vampiro.

-Es de mala educación darle la espalda a alguien- refunfuñó Alice detrás de el, inflando un poco sus mejillas.

Edward se disculpa con Alice, quien la acepta de buena gana para luego seguir mostrando a Bella las revistas de moda que estaban viendo, preguntando de paso al vampiro que conjunto de las vestimentas mostradas allí le vendrían bien.

Y así, la tarde transcurre sin problemas hasta la hora en la cual Bella tendría que volver a casa para no preocupar a Charlie.