Naruto no es mío, yo solo tomo prestados a los personajes para hacer de ellos lo que me plasca :)


Contigo siempre


Capítulo 1:

"Algo que decirte"

· Lo siento, tengo algo que decirte antes de partir ·


Se levantó a mitad de la noche con una expresión de dolor en el rostro. Llevó las manos a su estómago y lo estrujó con fuerza. El dolor había regresado, y de una forma u otra supo que era el último que tendría. Era su última oportunidad.

Con un poco de esfuerzo se incorporó, buscando las sandalias que la noche pasada había tirado antes de acostarse.

Se quedó sentada en la orilla de la cama, mirando sus pequeños pies, pensando en lo que haría a continuación. No sabía ni que debía hacer, pero si ese iba a hacer su último sueño… entonces no sería tan descabellado como ella pensaba.

Pero ¿Qué pasaría si el simplemente la rechazaba? ¿Si la mandaba a la cama? O… sí, lo más probable; que la ignorara y la dejara morir con el secreto en la boca a punto de ser revelado, pero enterrado con el más profundo dolor que cualquier persona pueda sufrir; el dolor de perderlo todo.

Era imposible recordar aquellas tristes memorias del pasado olvidado, memorias que se fueron con el viento, que se fueron justamente en el momento en que vinieron. Pero ella, recordaba, lo recordaba tan claramente, que sentía que esa simple visualización podría mantenerla más tiempo viva de lo que esperaba, y tan sólo porque esa figura imaginaria le daba confianza en ella, fe en él, y poder para sobrellevar todo por lo que pasaba.

Pero aun así maldecía todo aquello, maldecía poder recodar esos momentos, por más que fuera hermoso, siempre traía dolor; saber que estaba a su lado y jamás lo podría tener, saber que no fue suficiente para él.

Movió la cabeza con fuerza alejando todos esos malos pensamientos, provocándose un dolor descomunal. Se llevó la mano y se frotó la sien.

Oyó pasos acercarse.

¿Qué hora era?

-Tenten -Escuchó que la llamaban, reconociendo la voz al instante.

-Lee… ¿No te habías ido ya?

-No ¿Cómo puedo dejarte sola en un momento como este? -Dijo su amigo de cejas encrespadas con voz lastimera. Tenten lo sabía, sabía que él estaba sufriendo mucho, tal vez incluso más que nadie, pero no quería que él se ponga de esa manera solo por ella. Él, Rock Lee, uno de los shinobis más fuertes de toda la aldea.

Siempre tan dulce.

-Tienes que tomar tus pastillas -Le tendió un frasquito café.

-Gracias Lee, pero creo que es mejor que vayas a dormir.

-Me ofendes Tenten, sabes perfectamente que prefiero estar contigo.

-Esa no es excusa

-Lo es para mí

-Necesitas descansar

-Puedo dormir en el sofá

-Es muy incómodo

-Me las arreglaré

Suspiró. Era inútil. Nunca se daba por vencido.

Nunca.

Y comprendió porque no lo hacía.

Porque siempre quería ser el mejor; por él, por sus amigos, sus rivales. Porque es importante para él. Y así como nunca se daba por vencido en los entrenamientos y misiones, nunca lo hacía con ella. Con Tenten.

Porque soy importante para él.

Soy su amiga.

No, soy más que eso.

Su hermana.

-Gracias Lee -Dijo, agradeciendo no solo con las palabras, sino también con la mirada.

Tomó el frasco de pastillas y se llevó uno a la boca. Lee le pasó el vaso de leche para ayudarle a tragar.

-Leche de fresa… te estas excediendo -Dijo divertida Tenten.

-Solo hago mi trabajo y lo sabes, quiero hacerlo bien-Respondió el, encogiéndose de hombros. Luego, le regalo una tierna y pequeña sonrisa.

Pasados unos minutos en que nadie dijo nada, Tenten asentó el vaso en la mesita de noche, a un lado de su cama. Se quedó allí mirándose los pies, mientras Lee traía más mantas y cobertores para ella. Últimamente hacía mucho frío en Konoha.

-Me quedaré aquí esta noche, quieras o no -Dijo, anticipando su respuesta.

-Pero Lee, no es necesario

-Claro que lo es

-Lee

-Tenten

-Por favor

-No, además es un favor a Gai-sensei

-Maldición -Murmuró por lo bajo. Si se trataba de Maito Gai, el loco y raro maestro de ambos, Lee no cedería.

Él chico sonrió.

-Ahora acuéstate que ya es hora de dormir -Le arrulló, como si de una bebé se tratase.

-No soy una niña de cuatro años, Lee -Reprochó la kunoichi inflando las mejillas.

-No, pero parece.

Tenten bufó.

Lee le sacó la lengua.

Ella le abofeteó la mano.

Él le pellizcó la nariz.

La kunoichi se estiró la boca con las manos y meneó la lengua.

El Shinobi le imitó.

Los dos ninjas sonrieron.

Si, eran como hermanos. En las buenas y en las malas.

Como en ese momento.

-Buenas noches Lee

-Buenas noches Tenten

Apoyada sobre el lado derecho de la cama miró como su amigo desaparecía por la puerta para tomar su lugar en el viejo sofá de la estancia. Esperó a que llegara el sueño por las medicinas, en tanto pensaba la escapatoria que tendría lugar esa noche, más tarde. Durmió, con sonrisa en boca.

Despertó no muchas horas después, aún con sueño. De nuevo aquel dolor en el estómago, quiso llamar a Lee, pero sabía que la obligaría a acostarse de nuevo. Y no quería eso.

Tomó una chaqueta que le cubría todo el pijama y fue en busca de sus sandalias, tratando de hacer el menor ruido posible. Fue hasta la ventana de su habitación, y se coló por ella, sintiendo repentinamente el viento helado que soplaba por la villa. Con las piernas encima del marco de la ventana, se frotó las manos para calentarlas un poco. Miró atrás tratando de grabar su recámara en la memoria.

Saltó.

Cayó de rodillas. Ya no era tan hábil como antes.

Y todo por esa maldita enfermedad.

Cerró los ojos con fuerza, tratando inútilmente de aliviar el dolor. Pero seguía allí. Siempre.

Con dificultad trató de ponerse en pie, pero cayó de nuevo, esta vez, completamente. Quiso llorar, de dolor y desesperación, pero se riño a sí misma, y con extremo esfuerzo logró ponerse de pie. Y partió en busca de su compañero. Adolorida y con frío.

Comenzó a caminar despacio hacia donde se acordaba estaba la mansión.

Varios espasmos acompañaron su caminata, anudándose también a eso, las náuseas.

A la lejanía la divisó; aquella imponente casa situada en una esquina de la villa. Todo estaba cerrado. ¿Cómo no se la había ocurrido?

Frunció el ceño; no había llegado allí para nada.

Dispuesta a todo, y sin pensar bien, levantó su mano hasta tocar la puerta sin poner demasiada fuerza, antes de hacerlo, suspiró, y, para su sorpresa, descubrió que estaba abierta, lo cual le pareció muy raro dado que eran una familia muy cuidadosa. Sobre todo él.

Se asomó y pudo ver a la distancia una sombra sentada en los jardines de aquella casa.

Su corazón latió con tanta fuerza que le dolió.

Era él.

El ninja genio.

Hyuuga Neji.

No estaba preparada. No sabía que decirle. No sabía qué hacer ni cómo actuar.

Pero no había llegado hasta allí para eso.

Inhaló y exhaló fuertemente varias veces, y entró.

Cuando él se percató de su presencia, simplemente la miró, más extrañado porque ella estuviera a esas horas allí, a porque se veía débil a causa de su enfermedad.

-¿Qué haces aquí Tenten?

-Hola Neji -Saludó tímidamente-. Tengo que decirte algo… -Las palabras se le atoraron en la boca, el dolor en su pecho se incrementó;- … y rápido…

-¿No puedes esperar hasta que estés mejor? -Preguntó el Hyuuga mas extrañado que nunca. ¿Qué era tan importante?

-No, no puedo… porque no mejoraré -Dijo esto en último en voz baja que Neji no pudo escucharlo. Avanzó y se sentó a su lado.

-¿Eh?

Tenten sonrió tristemente haciendo que a Neji se le encogiera el corazón de verla sufrir así, estaba tan lastimada; tanto física y emocionalmente.

-Neji… yo… ¿Sabes? Siempre te he admirado en todo. Desde que comenzamos juntos la academia hasta que nos graduamos y nos hicimos jounin, nos separamos de nuestros equipos e hicimos los nuestros… pero nunca he dejado de admirarte. Cada movimiento tuyo lo he seguido tan de cerca que es imposible que no te hayas dado cuenta. Pero… eres tan distraído… más de lo que creía…

Hizo una pausa. Pronunció las palabras muy despacio, que creyó que se atragantaría con ellas. Otra triste sonrisa vino con esa ligera pausa, que el Hyuuga esperó atentamente.

-…Nunca me imaginé que me sucedería esto… nunca… pero creo que es algo que no se puede evitar, ni oponerse a ello. Mientras más te opones más sucede. Es raro, pero al final lo acepte sin más remedio -Miró al cielo, encontrando las palabras adecuadas para eso;- Yo… me enamoré de mi mejor amigo.

Neji se quedó atónito. Tenten era linda y fuerte, si, lo sabía y no lo negaba, pero de aquí a que sienta algo por ella, estaba más lejos de la realidad. O eso creía. Como todos los hombres. Dispuestos a no creer ni escuchar los latidos de su corazón; como en ese instante.

Hyuuga Neji más inmerso en sus pensamientos no escuchó el latir de su corazón.

Pensó en todos los momentos que había compartido con ella, todos sin excepción alguna: Desde los más felices y conmemorativos, hasta los más tristes y olvidados.

-Perdóname por decirte esto. Es solo que tenía que hacerlo.

Su voz se quebró. No se dio cuenta el momento en el que Tenten comenzó a llorar. Sus lágrimas resbalaban por sus mejillas marcando sus facciones, deslizándose por su cuello hasta perderse en sus pechos.

Tenten traía el pijama abierto.

Y no llevaba sujetador.

No lo pudo evitar, miró los redondeados pechos de su compañera, imaginando lo suaves que podrían ser.

Pervertido. Resonó en su consiente.

Una voz lo sacó de sus fantasías.

-¿Y bien? ¿No dirás nada?

-Yo… -Bajó la mirada-. No sé qué decir…

-Y no espero que digas nada, solo quería asegurarme que me escuchabas-Rió con la voz crispada, cosa que hizo que los vellos de Neji se erizaran-. Tal vez tus palabras me duelan más de lo que me duele mi pecho en este momento.

Pecho.

Estuvo tentado de mirar hacia abajo, donde los pechos de Tenten tomaban forma, pero esta se llevó una mano a estos como esperando tranquilizar su corazón. Respiraba agitadamente.

Pervertido. Escuchó de nuevo.

-Neji… -dijo con la voz débil Tenten- Perdón, en serio perdón -Su mirada era de tristeza y dolor. Acercó su rostro al de su amigo y este pudo ver las marcadas ojeras de la kunoichi, signos de noches sin dormir.

Sin saber porque, la abrazó.

-Tranquila, no hay porque perdonar.

De nuevo sin saber por qué, y sorprendido de no saberlo, dijo aquello.

-Gracias, Neji.

En los brazos de su ex compañero de equipo, tosió tan fuerte que pudo escuchar su garganta carraspear al hacerlo; tuvo que llevarse una mano a la boca.

-¿Estás bien? -Preguntó el Hyuuga sin dejar de abrazarla.

-…

-¿Tenten?

-Esto está mal…

De pronto el Hyuuga palideció; la respiración de Tenten se había detenido.

Asustado, levantó el cuerpo inerte de la joven. Tenía cerrado los ojos y un hilo de rojo salía de su boca.

Sangre.

Sintió su ropa empapada.

Estaba manchada de sangre.


Espero que no me odien con esto. Bueno lo más probable es que si lo hagan pero por favor esperen a ver el siguiente capitulo para poder odiarme como quieren. No pasara nada malo, se los aseguro.

Ahh! Habia olvidado cuanto amaba a esta pareja! Leyendo varios fics antiguos recorde todo y estoy muy feliz de ser amante del NejiTen!

Que viva el NejiTen! (Hace tiempo que no lo gritaba n.n)

Un beso, Kumi.