Disclaimer: MSLN no me pertenece, ni esta historia. Esto es solo una traducción del original escrito por Ladyhades.

T/N: Uff~ semana larga y llena de distracciones, pero ya comenzamos con esta gran historia. Como lo mencione con Safe and Sound esta historia se encuentra actualizando a la fecha, es más el ultimo capitulo salio hace unos cuantos días, muy bueno por cierto. Desde ya les aviso que estén listos para el drama!

Saludos a todos.

KR.

USED TO BE.

A veces toma una vida el obtener lo que necesitas, y a veces, Fate rumiaba, recostándose en un maltrecho sillón mientras soltaba su corbata, a veces una vida tan solo no era suficiente

La invitación permanecía abierta en su regazo, y no importaba cuantas veces la leyera, las palabras seguían siendo las mismas.

Estas cordialmente invitada…

Nope.

Cerró con fuerza sus rojizos ojos, pero la dorada escritura persistía, grabada en su mente. Veinte años de deseos, esperanza, anhelos y aquí estaba, cordialmente invitada.

"Sir, incoming call." (Señor, llamada entrante.)

Su mirada recorrió su espartano apartamento, sin ninguna decoración o algún estilo, salvo por unas cuantas pequeñas fotografías enmarcadas. Fate a estado viviendo por su cuenta por dos años ya, y ha estado usando el lugar como uno para estar entre misiones, y nada más. Sentada aquí, sola en la escasa luz del día, se preguntaba porque se molestaba con regresar a casa todas las veces.

"Diles que morí." Murmuro Fate calladamente.

"Sir?" (Señor?) Entonó mecánicamente Bardiche.

"Ahh," La rubia suspiro cansadamente, masajeado sus sienes. "Olvídalo. Pasa la llamada."

Una pantalla de video cobro vida frente a ella, y fue recibida por el brillante rostro de su ahijada de dieciséis años. "Fate-mama!"

Los labios de Fate se arquearon en una pequeña sonrisa pese a su mal humor, dio un pequeño saludo. "Hey cariño."

Vivio arqueo una ceja, acercándose a la pantalla. "Wow, Mama, te ves como la mierda."

"Whoa, vocabulario!" balbuceo la Enforcer, tomada desprevenida. "No dejes que Nanoha-mama te oiga hablando así!"

La adolescente se encogió de hombros, imperturbada. "Anda como loca de todos modos. Probablemente podría irme por una semana y ni siquiera se daría cuenta."

"Ah, vamos, sabes que eso no es cierto." Respondió gentilmente Fate. "Sabes como es cuando esta estresada."

Vivio tarareo suavemente admitiéndolo, distraídamente moviendo un rubio mechón en su dedo. "Cómo estuvo la misión?"

No lo suficientemente extensa.

Fate pudo sentir un dolor de cabeza acomodándose justo detrás de sus ojos. "Todo salio tranquilo. Con los nuevos Enforcers en el equipo, raramente no tengo que levantar un dedo."

Vivio apretó los labios, y Fate pasó suficiente tiempo en el campo para saber que venia ahora. Las interrogaciones rápidamente estaban convirtiéndose en su especialidad, y había sido rápida en aprender cuando se trataba del arte de leer a las personas.

"Recibiste tu correo?"

La Enforcer bajo la mirada hasta su regazo.

Cordialmente.

"Lo hice."

Brillantes ojos parpadearon con esperanza, y la sonrisa dirigida a ella por la pantalla era deslumbrante. "Vas a asistir?"

Fate se aguanto un gruñido. Lindas armas de destrucción masiva. Maravilloso. "Depende de mi salida." Respondió fácilmente, y suponía que era cierto.

"Mama…." Suspiro Vivio, cejas ciñéndose. "Estoy segura que te darán libre! Y además, Nanoha-mama se pondría triste si no vas…"

Y Yunno la animaría.

"Lo sé." Respondió la capitán con cautela. "Ya veremos."

"Vivio!" Una voz llamo fuera de la pantalla, y la Enforcer sintió su corazón dar un salto. Cuánto tiempo a pasado desde la ultima vez que vio a Nanoha? Semanas? Meses?

"Estoy aquí!" llamo la adolescente, saludando con la mano. Fate trago pesado mientras la imagen de Nanoha se unía a la de su hija, tuvo que recordarse como respirar.

"Fate-chan!" Emitió Nanoha. "No sabia que regresarías tan pronto!"

"Acabo de llegar."

Inmediatamente castañas cejas se fruncieron y azules ojos mostraron preocupación. "No te ves muy bien. No has estado durmiendo bien, cierto?"

"Es lo que me han dicho." Respondió secamente Fate, causando que Vivio se aguantara la risa.

"Asegúrate de pasar por los cuarteles entonces y ve a Shamal." Respondió la Instructora. "Sabes que nos preocupamos."

Fate sintió como sus manos se cerraban en puños, y se obligo a relajarse. Estaba siendo egoísta y estúpida, y lo único que estaba consiguiendo ahora era lograr por si misma caer en depresión. Se sintió a si misma asentir con la cabeza y deseo estar aun en el campo de batalla.

"Oh!" Exclamo Nanoha, "Recibiste tu correo?"

Bien. Olvida lo de egoísta y estúpida. Si estuviera sola, hubiese llorado.

"Lo hizo." Respondió Vivio por ella. "No quiere ir."

"Qué?"

El pánico se estableció y la Enforcer movió sus manos defensivamente. "Eso… eso no es lo que yo…."

"Dijo que tenia que trabajar." Facilito Vivio sin ayudar mucho, su tono traicionando su inocencia.

"Yo me encargare de eso." Declaro Nanoha airadamente, cruzándose de brazos.

Fate solo pudo sentarse ahí, desconcertada, su mirada yendo de un lado a otro entre las dos mujeres que se habían convertido en su familia.

Ya no más.

"Yo…yo…"

"Nanoha?" Una voz masculina pregunto. "Vamos a llegar tarde!"

"Estamos aquí!" Llamo la instructora, y la sonrisa en su rostro provocó un incómodo nudo en la garganta de Fate.

Oh vamos…

"Hey," Dijo rápidamente Fate, Ciertamente sin gustarle a donde iba todo esto. "Tengo una interrogación, y tengo que salir de aquí. Las llamare más tarde?"

Idénticos mohines adornaros los rostros de Vivio y Nanoha, y si no fuese porque estaba teniendo el mejor día de su vida, Fate se hubiese reído.

"Olvida la llamada." Nanoha reclamo ligeramente. "Será mejor que vengas de visita. No te he visto hace tiempo."

Ojos borgoña se suavizaron. Todo este tiempo separadas, y ella aun cedía a los deseos de la castaña. Pese a su mejor juicio, y a los efusivos susurros en su mente, asintió. "Lo haré."

"Te amo!" Dijo alegremente Vivio.

"Las amo." Respondió Fate automáticamente, un hábito que quedo de las llamadas que hacia a casa cuando Vivio aun era una pequeña niña. Mantuvo su temblorosa sonrisa hasta que la llamada se corto, e inmediatamente se desplomo en el sillón, ocultando su rostro entre sus manos.

Tras el incidente JS hace diez años, las misiones de Fate habían aumentado en frecuencia y duración. Parecía que había una interminable afluencia de nuevos Enforcers y la TSAB estaba ansiosa de tener más soldados en el campo de batalla para prevenir que otros incidentes como ese volvieran a ocurrir. Fate había sido despachada por el universo y de vuelta, semanas se transformaron en meses y entonces en años. Vivio había crecido en un pestañeo, y ella y Nanoha se habían aparentemente distanciado. Sus visitas a la casa disminuyeron a unas cuantas al año y había comenzado a sentirse con una extraña en su propia casa. Las cosas fueron movidas, reorganizadas. Nuevos muebles, nuevos autos, era diferente cada vez y nunca estaba segura de lo que iba a encontrarse.

Hace dos años, luego de casi conseguir que la mataran, aun llevando vendajes de la cruel batalla de la que casi no sale, llego a casa para encontrar a Yunno durmiendo en su lado de la cama a las tres de la mañana.

Podía recordar cada detalle perfectamente, estando de pie en la puerta, mano empuñada alrededor de la perilla tan fuerte que sus dedos dolían. Pestañeo lentamente, como si mirando lo suficiente, probaría que era un espejismo y desaparecería.

Y entonces Nanoha salio del baño, llevando una vieja camisa y un poco más, y su corazón se encogió en su pecho.

Entonces lo supo, en ese exacto momento, que estaba completa, total, irrevocable y locamente enamorada de Nanoha Takamachi. Azules ojos se ensancharon ante la presencia de la Enforcer en la puerta, y repentinamente Fate supo lo que era ganar y perder todo en un solo latido.

Y ahí estaba, finalmente, un nombre para los sentimientos que había albergado por tantos años.

Se quedaron mirando la una a la otra sin palabras a través del cuarto, emociones yendo desde herida, confusión, y, la peor de todas, ira. La Enforcer podía sentir su interior ardiendo fuerte e intenso, y mientras el hombre en la cama se giraba, el sentimiento fue replicado en sus ojos. No se podía mover, no podía pensar, no podía respirar. Cuando Nanoha tomo un tentativo paso enfrente, Fate reacciono, y su corazón comenzó a latir una vez más. Fue ahí, en la puerta, que se dio cuenta que había sido reemplazada. Cinco meses lejos de casa. Cinco meses de constantes bombardeos enemigos, interminables ataques y pilas de cuerpos. Cinco meses de acurrucarse en la oscuridad, silenciosamente rezando por llegar pronto a casa para ver a su familia, cinco meses de luchas para solo mantenerlas a salvo, y termina de esta manera.

Reemplazada.

Fate asintió lentamente, recogió su bolso que había dejado caer a sus pies, y desapareció en la noche.

Una pelea de pareja?

No, deberían serlo primero.

En menos de tres días, más tarde, tenia su propio apartamento, pese a las suplicas de Nanoha y las lagrimas de Vivio.

Y ahora?

Ahora estaba cordialmente invitada, y nada podría ser mejor que ver a alguien mas alejar a su familia de ella en un hermosamente decorado pasillo, mientras todos los que le importaban aplaudían…

"Sir?" (Señor?) Pregunto Bardiche, interrumpiendo su oscura meditación. "You have a visitor." (Tiene una visita.)

Fate gruño. Por supuesto que lo tenía. Su día solo podía seguir mejorando. "Abre la puerta." Respondió cansadamente. "Quien quiera que sea podrá aguantar mis malos modales, estoy segura."

"Fate-chaaaan!" una femenina voz canto alegremente mientras cerraduras electrónicas se desconectaban. "Un pajarito me contó que estabas en casa!"

"Estoy en la sala." Respondió Fate, apoyando sus pies desgastado banquillo y lanzando la horrible invitación a través de la sala. Cómo era, lejos de los ojos, lejos del corazón?

Ya lo sabia, pero se sentía bien pretender.

Mientras pasos se acercaban desde la entrada, la Capitán dio un ligero saludo con la mano. "Debí saber que eras tu. Siéntete como en casa."

"Siempre lo hago." Dijo Hayate, asomando su cabeza en la sala. "Escuche que tienes un interrogatorio?"

"Qué, interceptando mis llamadas otra vez?" Respondió la Enforcer ligeramente.

"No, tan solo tengo un buen informante." La Comandante sonrió. "Ahora, se que es un hecho que no tienes ningún interrogatorio."

Fate suspiro cansada. "Solo estoy teniendo un largo día."

La esquina de la boca de Hayate se retorció. "Recibiste tu correo?"

La rubia le dio una larga y fija mirada.

"Lo supuse." La morena suspiro, sacando una gran botella de licor color ámbar detrás de su espalda. "Es por eso que traje refuerzos!"

Fate observo a una de sus más antiguas amigas por un momento, mirada suavizándose mientras sus facciones cambiaban a una gran sonrisa. "Hayate, creo que te amo."

"Oh, no juegues conmigo así Fate-chan!" canturreo Hayate juguetonamente, batiendo sus pestañas. "Podría caer bajo tus encantos!"

"Claro."

"Ya, ya," respondió, acercándose al sillón y halando del brazo de Fate. "mueve tu mal humorado trasero, trae unos vasos y pon algo de música depresiva! Necesitamos ahogar nuestras penas!"

Fate levanto una ceja. "Nuestras?"

"Tartamudee?"

La Capitán bufó y se puso en pie, llevando su mano hasta su frente en un marcado saludo. "No señora."

"Muy bien." Hayate suspiro, meneando su mano altivamente. "Date prisa. Quiero emborracharme."

Media botella mas tarde, las mujeres estaban desplomadas sobre el sofá de Fate. Hayate se había acomodado en una esquina, apoyada contra un brazo del sillón, y cubría con sus piernas el regazo de la rubia. La Enforcer, entretanto, no mostraba señales de detenerse, y oscuros y enojados ojos trataban de provocar un agujero en la pared frente a ella. Una mano apretando su vaso y la otra, para el deleite de Hayate, estaba dando un completo masaje a las extremidades en su regazo. Como Nanoha pudo voluntariamente renunciar a esto, honestamente no lo sabría nunca. Podía recordar cuando todo este desastroso lío comenzó….


Fate sentía como si no hubiese dormido en años, y tal vez no lo había hecho. El tiempo ya no tenia sentido, y siendo franca, ni siquiera estaba segura de que día era. Para alguien que siempre fue tan compuesta y en control como ella, era tan solo otra señal de que cosas horribles estaban por suceder. Teana se acerco a su escritorio cautelosamente, y gentilmente acerco una taza de café hacia la Enforcer. Aun tenía que decir algo, y había dejado las persianas cerradas, ambos gestos que habían dejado a Fate sintiéndose extremadamente agradecida. Asintió dándole las gracias, alejando una mano de sus enrojecidos ojos y marcando figuras sin sentido alrededor del tazón.

La puerta de su oficina se abrió de un portazo, golpeando contra la pared y moviendo la estantería a la izquierda de Fate. Su café se derramo sobre su uniforme y parpadeo lentamente como respuesta. Oh bueno, al menos su chaqueta era negra.

Manos golpearon el borde de su área de trabajo, levanto la vista para ver a una muy enfadada Hayate frunciéndole el ceño frente al escritorio. Teana sabiamente había salido de la línea de fuego y observado el intercambio con miedo en sus ojos. Fate bajo su tazón, decidiendo que no quería vestir lo que quedaba.

Iba a ser un largo día.

"Fate." La Comandante gruño.

La rubia asintió. "Hayate."

Azules ojos se iluminaron peligrosamente. "Tu. Mi oficina. Ahora."

Ah. Las palabras viajan rápido, aparentemente.

La Enforcer observo a su amiga de infancia, sin pestañear. "No he terminado mi café." Murmuro tranquilamente. "Tal vez esto pueda esperar?"

Ella era rápida. Se enorgullecía por serlo, olvidando poder y defensa por pura velocidad cuando más la necesitaba. Se podía mover a través del cielo en solo segundos, y mantener muchos récords que los jóvenes reclutas aspiraban en romper.

Pero hoy? Hayate era el demonio de la velocidad y Fate jamás la vio venir.

Una pequeña mano la tomo del cuello de la camisa, alzándola y arrastrándola fuera de su oficina. Intento protestar, arrastrando sus pies como si fuese un niño malcriado. Hoy, tal vez lo era, pero aparentemente a Hayate no le podía importar más. Arrastró a la temida Enforcer por el pasillo, una imagen mucho más divertida gracias a la pequeña constitución y estatura de la Comandante, pasando soldados y nuevos cadetes por igual, dejando comentarios y risitas a su paso.

Abrió la puerta y todo, pero lanzo a la Capitán dentro de su oficina antes de cerrar de un portazo.

Fate masajeo su cuello. "Era eso necesario?"

Hayate le lanzo una mirada de advertencia y apunto a una silla de oficina. "Siéntate."

Fate permaneció quieta en su lugar, su mirada yendo desde su amiga hacia la puerta.

Hayate se sentó el sillón de felpa que estaba al otro lado de su escritorio y apoyo sus codos en el, su mirada atravesando a la maga. Honestamente, Fate no podía recordar la última vez que la había visto tan enojada. "Dije, siéntate. Si se te ocurre ir a lo Sonic The Hedgehog ahora, haré que Signum te deje casi muerta, te ate y te pasee alrededor de la base como un maldito trofeo."

La Enforcer ladeo la cabeza. Sonic el qué?

La mirada continuaba. Sabiamente decidió obedecer.

Una pantalla apareció frente al rostro de la rubia e hizo una mueca mientras repasaba su contenido.

"Y bien." Dijo Hayate, algo más tranquila. "Qué rayos es esto?"

Fate no hizo contacto visual. "Papeles de transferencia."

"Excelente." Respondió la morena. "Me alegro de que estemos viendo lo mismo, porque cuando esto llego a mi escritorio, no podía creer que una de mis más preciadas amigas estuviese pidiendo una transferencia permanente al otro lado de la galaxia para una misión suicida."

Oh. Eso. Se encorvo un poco en la silla y cerro la pantalla con un movimiento de su mano. Estaba demasiado cansada para esto ahora mismo. "Esto significa que ha sido negada?"

"Tu dime."

"Podemos no hacer esto ahora mismo?" Fate suspiro cansadamente. "He tenido una semana horrible."

"No eres la única." Respondió cuidadosamente Hayate. "Tuve que sacar a cierta instructora de sus clases porque se había transformado en un desastre emocional."

Ojos rojizos se tornaron oscuros. "Pues bien. Llama a su novio y déjame fuera de ello."

Hayate guardo silencio por un momento, apretando los labios mientras estudiaba la triste mujer frente a ella. Rápidas manos abrieron otra pantalla y rápidamente pulso otros comandos. Unos segundos después la imagen de Teana apareció, y la morena se recostó en su silla. "Enforcer Harlaown esta libre por el resto de la semana. Si alguien tiene algún problema con ello, mándamelos a mi."

"Se…Señora." Respondió Teana rápidamente con un seco saludo.

La pantalla se fue a negro y Hayate abrió el último cajón de su escritorio. "Buena niña, esa. Pero ustedes dos." Suspiro, sacando dos vasos y un frasco plateado. "Qué voy a hacer con ustedes dos?"

Fate no tenía una respuesta.

Hayate sirvió dos porciones de un líquido color ámbar y deslizo uno por su escritorio en dirección a la rubia. "Mejor que el café."

Fate levanto el vaso en un silencioso brindis y lo tomo de un trago. Hayate silenciosamente lo volvió a llenar y se sentaron juntas en un cómodo silencio.

La Enforcer había pensado que una transferencia era la mejor forma de hacer las cosas. No estaba preparada para enfrentar los recientes eventos y removerse a si misma de la desagradable situación había parecido la salida más lógica. Siempre se había preguntado cuando encontraría Nanoha alguien con quien compartir su vida, y siempre había pensado que podría manejarlo cuando pasara. Pero ahora, al borde de este refrán, se dio cuenta de que nada podía ser tan fácil. No podía simplemente dejarla ir, quedarse ahí y estar feliz por Nanoha, pese a saber que debería. Han pasado años juntas, prácticamente una familia, y era casi imposible el ver como alguien más venia y reclamaba todo lo que había defendido como suyo.

"La amas." Simplemente dijo Hayate.

Fate sonrió, pero era vacía. "Con todo mi corazón."

La Comandante asintió. "Dónde te estas quedando?"

"Motel." Respondió calladamente Fate. "Tan solo esperaba estar fuera de este planeta lo más pronto posible."

Una morena ceja se alzo. "No voy a aprobar tu traslado, sabes."

La rubia suspiro con cautela. "No creí que lo hicieras."

"Que tal esto." Ofreció Hayate. "Misiones más largas. Más tiempo lejos. Te dará algo de espacio y tiempo para pensar."

Fate lo meditó por un momento. No era lo que buscaba, pero definitivamente la mantendría lejos de la zona de peligro, al menos por un tiempo. "Es un comienzo."

"Bien. Porque odiaría tener que ser la encargada de contarle a Vivio que caíste cumpliendo tu deber."

La Enforcer alzo su vaso vacío una vez más, su mirada suavizándose mientras era llenado. "Ah, pero ambas sabemos que soy demasiado terca como para morir."

"Eso esperemos."

"Por cierto," Fate murmuró, cejas frunciéndose."Qué es un Sonic The Hedgehog?"


"Lo odio." Fate frunció, levantando su vaso, saboreando el dulce ardor por su garganta.

"Cariño," la morena suspiro. "No puedes odiar a nadie. No tienes un solo hueso malvado en tu cuerpo."

"Puedo odiarlo a él." Gruño fieramente.

Hayate rió. "Enojada con él, claro. Pero odiar? No. Creo que solo estas furiosa con que te haya robado tu almohada de cuerpo con forma de Nanoha."

Fate comenzó así. Luego de terribles misiones, y todas las horribles cosas que vio en el campo, no había nada más dulce que el regreso a casa. Nanoha siempre había sido capaz de saber, sin que Fate dijera una palabra, cuando las cosas sido malas. Muy malas. Seria halada en un gentil abrazo, en brazos mucho más calidos que cualquier otra cosa, y Nanoha murmuraba cosas que Fate jamás oiría. Por la noche, cuando las pesadillas llegaban, Nanoha la acercaría, y gentiles manos acariciarían su cabello, su espalda y las suaves almohadillas de unos pulgares removerían sus lágrimas.

Cejas se fruncieron, y Fate intento alejar el ardor en sus ojos.

"Aw, mierda." Gruño Hayate, luchando por sentarse. "Fate, cariño, era una broma."

"Así es mi vida."

"Vamos." La morena no pudo evitar reírse mientras pasaba sus brazos alrededor del cuello de la Capitán. "Qué edad tienes, cinco?"

"Disculpa." Murmuro Fate cansadamente. "Hace tiempo que no festejaba mi miseria."

"Si sirve con consuelo," intento la Comandante, estrechando su agarre, "es el festejo más sexi al que he asistido."

"Eres incorregible."

"Y tu muy ardiente."

"Idiota." Fate jadeo, inflando sus mejillas. Hayate rió, recordando a una muy distinta Fate que conoció hace muchos años y se acerco más. Lo único bueno que salio de todo esto era el hecho que Fate finalmente dejo que alguien que no fuese Nanoha se acercara a ella. Era realmente un alma gentil, no importaba lo mucho que no quería serlo ahora, y su dolor era claramente evidente. La rubia paso su brazo por la cintura de Hayate, y por una vez, se permitió el extraño consuelo de otro calido cuerpo.

"Hey," Hayate respiro con suavidad. "Alguna vez le dijiste como te sentías?"

Fate le dio una sonrisa torcida. "Claro que no. Es mucho más divertido deprimirme en la oscuridad."

"Lo pensé."

Ojos borgoña se cerraron, Fate dejo su vaso al borde de la mesa e intento no pensar en que estaría haciendo Nanoha ahora. Vivio parecía muy tranquila con toda la situación antes y Fate esperaba que Yunno la estuviese tratando bien. "Dime la verdad." Murmuro al fin, jugando con un hilo suelto en el brazo del sillón. "Es feliz?"

"Lo es, creo." Llego la tímida respuesta. "Vas a ir a la boda?"

Fate sintió oprimirse su corazón, encogiéndose en su pecho y torciéndose en un nudo. No había estado ni siquiera veinticuatro horas en casa y ya estaba comenzando a cansarse de esa pregunta. Dejo ir un respiro que no se percato estaba aguantando y dejo ir su mirada hasta una fotografía enmarcada de Nanoha y Vivio. Su familia.

No.

La de él.

"Tengo que?"

"No te obligaría a algo como eso." Respondió Hayate honestamente. "Pero, creo que si al menos quieres reparar tu amistad, no seria una mala idea."

"Puedo emborracharme?"

"Fate-chan!" la Comandante rió. "Qué clase de pregunta es esa?"

"Y, es eso un si?" Sonrió traviesa.

"Oh por dios." Hayate gimió dramáticamente, sumergiendo su rostro en el hombro de Fate. "No puedo creer que este diciendo esto, pero has pasado demasiado tiempo conmigo."

"Probablemente." Fate rió, y comenzó a distraídamente pasar sus dedos por el moreno cabello. Era suave, como el de Nanoha, pero el aroma era diferente, más aromático, casi, cuando el de Nanoha le recordaba calidos días de verano y noches estrelladas. Jugaba con las puntas, ondulando morenos mechones en sus dedos y bajando la mirada hacia su amiga. "Serias mi cita?"

"Signum lo amaría." Hayate respondió con lentitud.

"Que, no te puede compartir por ese día?"

"Técnicamente, me esta compartiendo ahora mismo, y no le gustaba mucho la idea, pero la puse en su lugar." Respondió la mujer a la ligera, un sonrojo adornando sus mejillas ante la mención de su pareja.

Fate alzo una ceja. "Es difícil imaginar a Signum dejando que alguien le diga que hacer. En realidad es muy gracioso."

"Cállate." Gruño Hayate. "No dejare que nadie hable mal sobre mi súper increíble suave osito."

"Súper increíble…"

"Suave osito." Termino Hayate. "Si."

Fate rió abiertamente ahora, hasta que sus costados dolían y su respiración faltaba. Estoica Signum, fiera Caballero Belkan y degolladora guerrera, reducida a…

"S…súper…"

"Si, Fate." Hayate suspiro. "Ya hablamos esto."

La rubia jadeo por aire, sintiéndose mejor que en meses, lucho para limpiar las lágrimas de risa en sus ojos.

La morena sonrió. Misión completa. Logro que la Enforcer se relajara y perdiera algo del peso que ha estado cargando en sus hombros. Y hey, puntos extras, porque Fate era absolutamente adorable cuando se reía así. Toco a la rubia en el costado. "Ya esta entonces?"

Fate bufó. "Voy a llamarla así en nuestro próximo entrenamiento."

"Tu funeral." Se encogió de hombros, soltando su agarre de Fate y acercándose a la mesa una vez más. "Ahora vamos Barbie. Aun tenemos media botella que tomar!"


"Fate-chan?"

Las cejas de Fate se fruncieron, mientras se sumergía en el cálido cuerpo que rodeaba el suyo. "Vamos, cinco minutos más?" murmuro adormilada, labios rozando un muy suave clavícula. Estaba cansada. Tan solo estaba tan cansada…

Dedos acariciaron largos cabellos rubios, removiendo enredados mechones y recorriendo definidas mejillas. "Fate-chan," la angelical voz exhalo nuevamente, matizada con afecto. "vas a llegar tarde. Necesitas despertar."

Los ojos de la Enforcer se negaban a abrir. "El mundo seguirá girando, incluso si me tomo cinco minutos más."

Hubo un pequeño murmullo de reconocimiento, y una tranquila risa. "Es cierto, pero le prometiste a Vivio que la llevarías a la escuela."

"Ah." Fate reafirmo su agarre en las suaves curvas, el corazón latiendo bajo su mejilla era tan fuerte, el estable ritmo casi la adormecía otra vez. "Estarás aquí cuando regrese?"

"Claro que lo estaré. Pero ahora, necesitas…"

"Testarossa!" Una ronca voz resonó. "A menos de que quieras tu rostro rearmado, te recomiendo que sueltes tu agarre de Hayate!"

"…ah?"

Borrosos ojos se obligaron a abrir, e inmediatamente se volvieron a cerrar. El cuarto estaba demasiado brillante, y el dolor de cabeza que comenzó a armar la noche anterior, ahora era una estampida de una manada de búfalos salvajes, armando estragos en sus cansados nervios. El cuarto estaba calido, demasiado de hecho, y Fate despertó de golpe cuando su nuevo calentador personal se retorció en sus brazos.

Ojos borgoñas se encontraron con azules brillantes. Podía recordar una suave voz, y un gentil toque, pero algo estaba mal. El color no era exactamente el correcto, y realmente no podía recordar a Nanoha así de pequeña…

Una garganta se aclaro en alguna parte cerca del final de la cama.

Nanoha.

Un sueño.

Se levanto, quejándose cuando su cabeza latió salvajemente como queja y rápidamente se movió para desenredarse de la comprometedora situación en la que se encontró. Alejo sus brazos como si se hubiese quemado, y sonrojo furiosamente cuando se dio cuenta que traía puesta la blanca camisa de su uniforme y algo más.

A su lado, sumergida en las almohadas, Hayate soltó una risita. "Quién iba a saber que Fate-chan abrazara tanto?"

Su sonrojo aumento aun más, y cuando la Comandante se acomodo en el suave colchón junto a ella, piernas desnudas se frotaron sobre las de ella.

"Mmm," la morena ronroneó. "Creo que podría hacer esto todos los días. Me quedare con tu camisa, por cierto." Agrego juguetonamente, jalando la parte delantera de prenda que había robado del closet de Fate.

"No…no es lo que parece…" Balbuceó Fate.

"Qué no es lo que parece?" un frío tono inquirió.

Entonces la Enforcer noto a la guardián de Hayate, Signum, de pie al final de la cama, brazos cruzados, con un amenazante gesto en sus facciones. De pie junto a ella, Vita enterró su cara en la palma de su mano, pequeños hombros sacudiéndose en una callada risa.

Su corazón dio a parar al fondo de su estomago, y el pánico se estableció. "E…espera… Signum…." Fate casi lloriqueo, levantando sus manos defensivamente. "Yo…yo no…."

"Signum." Regaño Hayate ligeramente. "No la molestes. Va a tener que aguantar tremenda resaca hoy."

"E…eh?" la rubia lucia confundida, ojos yendo entre la pareja.

La caballero rió ligeramente y bajo sus brazos. "Relájate, Testarossa. Solo quería divertirme un poco."

Los brazos de Fate se sentían como jalea, y su adrenalina se desinflo como un globo. Por casi un segundo, honestamente pensó que iba a morir. Sintiéndose confundida, exhausta, y muy muy lenta, poso una confusa mirada sobre las dos guardianes. "Cómo es que consiguieron entrar en mi casa?"

"Para una Enforcer, eres bastante idiota." Dijo Vita con sinceridad.

La rubia asintió. La puerta. Jamás la cerró. Genio.

"Toma." Murmuro Signum roncamente, entregándole una botella de agua y un paquete de tabletas. "Son de Shamal. Dijo que las necesitarías si ibas a estar con Hayate."

"Ouch." Murmuro la morena.

"Tu reputación te precede." Dijo Fate lentamente, tomando las capsulas inmediatamente. Tomo la mitad de la botella, agradecida de no enfermarse al menos, sonriendo a las magas que la rodeaban. "Gracias, chicas."

"Cuando quieras." Respondió calidamente Signum.

"Solo estoy aquí por los ebrios abrazos." Dijo Hayate con un guiño.

Vita apretó el puente de su nariz. "Esto es lindo y especial y todo eso, pero pueden ambas ponerse algo de ropa?"

Fate rió tímidamente y juraría que escucho a lo que quedaba de su reputación sufrir una lenta y agonizante muerte. "Disculpa."

"Oh. Antes de que lo olvide." Murmuro Vita, sacando una maltratada tarjeta aparentemente de la nada, antes de lanzarla a la cama. "Esto estaba en la entrada."

Incluso en medio de su palpitante dolor de cabeza, Fate pudo notar la dorada letra a través del cartón color marfil.

Estas cordialmente invitada….

"OH VAMOS!"

Ignoró los tres pares de ojos y las extrañas miradas que estaba segura estaría recibiendo por su arranque y jalo las frazadas sobre su cabeza. Al diablo. Cinco minutos más nunca mataron a nadie.