Semana Elfever
I Día.
Corazón
Disclaimer: Los personajes utilizados pertenecen a su respectivo autor.
Disclaimer 2: La idea de la semana de esta pareja ha sido sacada Tumblr. En mi Face daré más información nwn.
Tema: Una semana de escritura de esta pareja (Elfman y Ever de Fairy Tail). Hoy, 31 de mayo a 5 de Junio.
Resumen capítulo: Elfman sentía una punzada extraña en el corazón al ver a Ever tonteando con otros hombres. Pero solo ella será capaz de hacer que haga algo más cálido éste músculo.
Advertencias:
-Ooc / Oc.
-Picante.
-Lenguaje soez.
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Elfman tenía las cosas claras en cuanto a lo de ser un hombre. Dentro de sus principios no entraba, desde luego, un romance femenino. Los hombres vivían sus propios romances y sentían de un modo muy diferente.
Sin embargo, nadie, ni siquiera él mismo, le habían preparado para algo como lo que le sucedía.
Eran cosas simples, de negarse a ver lo que realmente sucedía. Porque no era de hombres, por supuesto. Pero no podía negar que tal cosa existía. Era algo ya natural ver por el gremio pequeños grupitos, o parejas acarameladas. Era raro que no fuese así.
Mas que ocurría con él.
Dirigió sus ojos hacia su hermana y su loco tonteo con el peligro. Laxus y ella parecían divertirse con alguna tontería. A saber qué. Si no fuera porque sabía que Mira era completamente capaz de patearle el trasero por sí sola, estaría gruñendo como sucedía cuando su hermana menor tonteaba con el lengua larga del equipo de Laxus.
Gruñó de nuevo y apretó las manos alrededor de la copa que sostenía, apunto de romperla. Con el ceño fruncido mientras terminaba por revisar la estancia. Sus ojos instintivamente, se fueron hacia la persona que estaba buscando.
Reía estrepitosamente mientras un grupo de chicos reían a su par sus gracias y no perdían detalle de su figura. Ever estaba felizmente atendida. Una mujer que adoraba que los tipos babearan por ella pero que todo era acoso y no dudaba en golpearles si era necesario.
Sin embargo, esas provocaciones a él le hacían sentir un picor especial en el pecho, justo en la zona donde residía su corazón. Sí. Su corazón. Ese dichoso musculo que se encogía cada vez que alguno de esos tipos deseaba tocarla o bajaba su mirada hacia sus senos. O cuando se levantaba, meneando esas encantadoras caderas y pareciera que todos los tipos sacaban sus ojos.
Bufó y dejó el vaso sobre la barra, bajando del taburete.
Caminó con los puños apretados hacia el lugar, justo cuando uno de esos posaba la mano sobre el hombro de la mujer, con los dedos peligrosamente cerca de los senos. Demonios, SU mujer.
Agarró la mano y apretó la muñeca, echándolo hacia atrás. Ever clavó los ojos en él, subiéndose las gafas mientras apretaba los labios.
—Ahg, hombre, Elfman, no vengas a fastidiar ahora que nos divertíamos— gruñó el sujeto forzándose por liberar su miembro—. Suelta, amigo.
Elfman entrecerró los ojos, sin liberarle.
—No es de hombres meter tus manos donde no debes— ladró y tiró hacia atrás al sujeto, clavando una mirada en advertencia en los demás, que no tardaron en ponerse en pie y encararle—. ¡Vamos, hombres! — gritó levantando los puños.
Pero antes de que ninguno pudiera hacer nada, Ever puso una mano en su pecho y lo empujó hacia atrás, meneando sus caderas frente a él en una clara invitación de tener toda su atención. Y no tardó en tenerla, desde luego.
Lo empujó lentamente tras las puertas que daban a la lacena del bar, bajo la mirada atenta de Mira, quien asintió, otorgándoles un permiso corto y que no tuviera consecuencias sucias. Ever cerró tras ella con el pie y se subió las gafas nuevamente mientras suspiraba.
—No puedes intervenir. Ya hablamos de esto.
Elfman maldijo entre dientes y colocó las manos en las caderas mientras negaba con la cabeza.
—Esto no es…
—Es mi misión. Mi trabajo— interrumpió la mujer señalándole con un dedo—. Yo no dije nada cuando la semana pasada decidiste meterte en un harén para sacar aquella dichosa piedra azulada para tu misión. ¿O sí lo hice?
Elfman negó, mintiendo. Ever había estrangulado con el látigo a una de las tipas que le siguió hasta el gremio, hasta dejarle bien claro que él era de ella y de ninguna otra mujer. Por supuesto, creyendo que nadie la vería. Después, la dejó convertida en piedra durante una hora en la plaza completamente en bolas.
La chica nunca volvió a seguirle y Ever se hizo completamente la sueca.
¿Y él no podía marcar su terreno? ¿Tenía que soportar el dolor que sentía en su corazón?
—Tsk— gruñó cruzándose de brazos.
—Entonces, aguanta ahí, grandullón— puntualizó Ever dándole golpecitos en el pecho. Hizo un gesto con la mano para que se agachará—. Baja.
Elfman gruñó, pero le hizo caso, inclinando la cabeza hacia ella. Si algo había aprendido en el trascurso del tiempo en ese gremio, es que las mujeres de ese gremio eran a veces, más fuertes que ellos mismos. Especialmente, si poseían labios suaves y eran capaces de levantar hasta la parte más simple o complicada de su cuerpo.
Cuando sus bocas se separaron, Elfman estaba más deseoso que con capacidades de dejarla ir, pero una sola mirada bastó y el calor de su corazón fue diferente.
—Mira a otra parte, hombretón— ordenó ella dándole la vuelta mientras se arreglaba el vestido y retocaba el maquillaje. No pudo evitar clavar la mirada en su culo—. Si te portas bien, esta noche tendrás postre.
Respiró ruidosamente por la nariz, sintiendo que su pecho bombeaba con más fuerza.
—Y otra cosa. — Ever señaló su pecho con el pulgar, mirándole complice—. También duele, estúpido—, y sonrojada desapareció.
Elfman levantó los brazos al cielo, deseando poder irse a su casa, y gritó con todas sus fuerzas.
—¡Es de hombres!
Sí, porque hasta los hombres pueden caldearse su corazón.
n/a
Aquí comienzo esta cosita que será cosa de una semanita :3
Es mi primera vez utilizándolos, así que... ahí quedó esa cosa terrible. A ver si los próximos no son para tomatazos xD.
¡Gracias por leer!
