HETALIA AXIS POWERS NO ME PERTENECE
Bélgica apartó el cuenco lejos del alcance de España.
- ¿Quieres dejar de babear en mi chocolate? ¡Lo vas a contaminar con tus asquerosas babas!-gruñó, agitando con más fuerza la mezcla con las varillas de metal.
- Déjame probarlo...-suplicó España, dirigiendo su dedo hacia el chocolate-. Porfa...¡Tiene tan buena pinta!
- ¡No!-Bélgica le dio un buen manotazo.
España soltó un gruñido de fastidio, pero no se rindió. No, señor...Sólo tenía que cambiar de táctica.
- Está claro que tu chocolate es mucho mejor que el de Suiza, Francia y Alemania juntos-sonrió, con un movimiento sugerente de cejas.
- Eso es evidente-afirmó Bélgica, hichando el pecho-. Por cierto...
- Dime, guapa...-dijo España, acercándose a ella con una sonrisa.
- ...Se te están quemando los churros.
- ¡Mierda!-exclamó España.
Corrió hacia el fuego y apartó los churros que se estaban friendo ahí. Por suerte, aún se podían comer.
- De verdad, no entiendo cómo pudiste conquistar una vez medio mundo...
- Pues porque yo era el que tenía el hacha y no sabía cómo usarla.
Bélgica rió.
- ¿Volverías a ser una de mis colonias?-preguntó España.
- Ni en un millón de años-contestó rotundamente Bélgica.
- ¿Por qué?-volvió a preguntar España.
Bélgica le miró de arriba a abajo.
- ¿Estás de broma?
- ¡Si soy más guapo que Francia!
- Sí, claro. Ya puestos, y más alto, y más listo...
- ¡De verdad! Mira qué ojos verdes más seductores...
Y le dirigió una mirada que transmitía de todo, menos seducción.
- Y más raro...Y más pedófilo...
- Vaale, lo he captado.
- Y más incompetente-finalizó Bélgica.
Soltando una risita ofendida, España le tendió uno de sus churros, poniéndoselo prácticamente en los labios.
- Prueba.
- No, gracias, no me gusta la pseudo-comida grasienta.
- Prueba.
Soltando un bufido, Bélgica le dio un mordisco al churro y lo masticó lentamente.
- ¿Y bien? ¿Qué te parece?
- Al menos es mejor que esa extraña sustancia que Inglaterra llama "comida".
- ¡Gracias! Es la mejor crítica culinaria que me han hecho desde que Romano dijo textualmente que mi gazpacho "sabía a mierda".
Arqueando las cejas, miró el chocolate y a Bélgica alternativamente, como diciéndole que, a cambio de dejarle probar un churro, ahora ella debía dejarle comer un poco.
- Vaaale...-masculló Bélgica.
Cogió una cuchara del cajón de los cubiertos y la hundió en el cuenco. España cerró los ojos y abrió la boca esperando el dulce sabor del chocolate belga, pero, en cambio, lo que recibió fue un pequeño beso.
- Era lo que estabas deseando, ¿verdad?-rió Bélgica.
- Tal vez...-dijo España, encogiéndose de hombros.
Holanda no pudo aguantar más. Abrió la puerta de un portazo y miró con absoluto odio a España.
- ¡Tú, aléjate de mi hermana!
- ¡Hola, Holanda, ¿qué tal?-le saludó España, impasible.
- ¡A cocinar tus porquerías a tu asquerosa casa!-gritó Holanda. Se giró hacia Bélgica aún enfadado-. Ya hablaremos tú y yo de esto...
- Ay, ¿ya estás celoso?-preguntó Bélgica, cansada.
- ¡No, no estoy celoso!
- Uy, sí lo está...
- ¡Te he dicho que te largues a tu pocilga, payaso!
Como siempre, a pesar de los gritos y los insultos, el chocolate estaba delicioso.
