"Felicidad Sin fin"

"Me dices miel, pero obtener demasiado de mi es veneno..."— Pronuncio Ranma.


Abrió la puerta del vehículo con suavidad para salir de este, miro al chofer que le entregaba sus maletas con absoluta caballerosidad y en un gesto calculado se detuvo para responder al hombre con un "gracias" en un Ingles calculado, estaba en tierras desconocidas y no pretendía ir a ese país a aprender del idioma, solo quería algo de paz frente a un montón de cosas que sucedían en su vida.

La separación le había parecido dolorosa, pero estaba preparada para superar todo lo que conllevaba eso. Vio la reja del lugar y busco entre sus cosas las llaves, observo con suma paciencia el lugar antes de entrar. Era una casona enorme y estaría en ella durante un mes, el jardín era esplendido repleto de plantas y rosas hermosas que decoraban el lugar, un árbol de almendras llamo completamente su atención y al entrar por la reja miro detenidamente los frutos del árbol.

Las casas alrededor se veían todas enormes como la que su amigo le había prestado, se iba encargar de enterrar lo último que quedaba de su pasado ahí, miro hacia al frente con curiosidad. No había notado que la casa del frente estaba repleta de gente, quizás vivía un famoso debido a que estaba mucha gente con cámaras observando el lugar. Suspiro pesadamente pensando en que quizás eso no le daría mucha tranquilidad, pero luego le dio igual, no era su asunto lo que hacía su vecino.

Se acerco a sus maletas y con pesadez las llevo hasta dentro, ese nuevo lugar sería su escondite durante las siguientes cuatro semanas y haría de todo para sentirse cómoda dentro.


Luego de una agotadora tarde de trabajo se encontraba fuera de casa, la cantidad industrial de metiches paparazzis ya se habían ido. "Gracias a Dios", pensó para luego bajar de auto. Se apuro en abrir la reja con su control inalámbrico mientras observaba detenidamente todo a su alrededor. Noto algo extraño a lo usual, miro por el espejo retrovisor y pudo ver luces en la casa del frente. "que extraño..." pensó, quizás su amigo Ryoga había llegado y no se lo había mencionado. El sonido de la reja llegar hasta atrás lo trajo de vuelta a su cometido y se apresuro a pasar el cambio a primera y mover su vehículo.

Salió del vehículo y entro a su casa, el cansancio era demasiado en ese día. Pero por fin mañana tendría un día completamente para descansar, mando a su manager por él a la fiesta de gala que celebrarían los actores de una novela en la cual él era protagonista esa noche. Al parecer eso explicaba la inusual tranquilidad de fuera de su casa, por lo general tenía pocos días de paz. Su trabajo a veces era tan agotador, pero le agradaba estar en constante movimiento. Era muy activo y no es que pudiese estar mucho tiempo en un solo lugar.

Entro a su cuarto pesadamente y abrió las cortinas del lugar para obtener un poco de luz nocturna, la noche estaba hermosa y en esa oscuridad nocturna podía observar claramente el esplendor del cielo y la belleza incalculable de las estrellas que brillaban como nunca esa noche. Se sentó en su cama y se descalzo rápidamente para dejarse caer sobre la suavidad de su cama, podía sentir después de muchos días de trabajo un poco de paz. Cerró los ojos y sus parpados los sentía tan pesados como el plomo, no supo en que minuto su conciencia lo abandono para ir hasta el mundo de Morfeo.


Se levanto apenas de la cama, pero tenía que hacer algo ese día por ella. Sirvió su desayuno a las diez de la mañana y bebió un exquisito te rojo que encontró en la alacena de la cocina, "Ryoga tenía buen gusto con él te al menos" pensó, comió unas rebanadas de pan que traía del día anterior y comenzó a morder una manzana mientras analizaba tranquilamente la residencia, la sala de estar se veía hermosa pero oscura debido a las enormes cortinas que cubrían aquellos ventanales descomunales. Comenzó por mover los enormes telares del lugar para dar entrada a la luz del lugar y así observar mejor todo. Era un living enorme, los sillones eran blancos y la mesa de centro era de cristal, a un costado noto algo que llamo profundamente su atención.

Se movió hasta poder sentarse en aquel pequeño banco de mármol y entonces soplo un poco el polvo acumulado sobre la superficie de madera blanca. No podía creer que tuvieran un piano tan hermoso tapado en tierra debido a lo abandonado del lugar, suspiro pesadamente y se dispuso a limpiar arduamente el lugar, no supo como el tiempo había pasado tan rápido pero ya eran las doce del día.

Salió a respirar un poco de aire al jardín y pese que el día de ayer le pareció maravilloso, noto que las plantas comenzaban a exigir con deseo y necesidad algo de agua. Rego aquellas hermosas rosas disfrutando de aquella esencia exquisita que brindaban a ese hermoso lugar, al terminar decidió sentarse en un columpio al fondo del jardín. "hace tiempo que no veía uno así" se dijo a sí misma y esbozo una pequeña sonrisa antes de empezar a balancearse. Miro hacia arriba y pudo analizar el viejo tronco en el que estaba sujeto el columpio, era un árbol viejo pero no por eso menos fuerte que los árboles jóvenes que en un leve movimiento del viento se revuelven enteros.

El timbre sonaba impaciente y pesadamente se levanto de la mesa en la cual se encontraba su desayuno tardío. Salió bien vestido con una camiseta blanca, un gorro que debía usar para promocionar una marca, un pequeño pendiente colgando en su cuello y unos jeans, en la cintura llevaba un sweater cruzado debido a que en aquel país las temperaturas eran muy cambiantes y debía cuidarse debido a su trabajo. Contraer un pequeño resfriado le podría sentar un problema enorme, y no pensaba fallar en su carrera.

Salió por el umbral de la puerta y diviso al molesto chico del periódico.

—Señor su Diario... — dijo el chico mostrando el pedazo de papel.

Lo había olvidado, en qué momento pago su suscripción anual al periódico de la ciudad. Movió la cabeza de lado y recordó a su manager sugerir comprarlo por la sección de Farándula. Suspiro y fue a recoger el pedazo de papel.

—Ten... —hablo con molestia para entregarle una cantidad de dinero al joven y verlo partir.

Analizo los encabezados del pedazo de papel y no habiendo nada interesante enrollo el papel, levanto su mirada y entonces vio a lo lejos el Columpio de la casa del frente mecerse. No había visto a nadie en esa residencia desde hacen años.

No pudo apreciar mucho desde esa distancia, pero observo aquella frondosa cabellera azulada bailar con el viento. La chica tenía una piel blanca y usaba un simple vestido blanco con un lazo rosa en su cintura, le parecía extranjera estaba seguro de eso. La vio desviar su mirada hacia él y por inercia sonrió. Estaba acostumbrado a hacer eso debido a su trabajo, a cualquier extraño o extraña le sonreía y sin parecer más curioso se sentó en la terraza de su casa perdiendo de vista a la chica.

Se sentó a disfrutar de su tarde y se relajo un poco en la silla mientras leía el periódico para saber un poco más de la actualidad global y alejarse un poco de la tecnología, pese a que eso no duraría demasiado.

—Señor... — dijo una mujer de aproximadamente cuarenta años.

—¿Qué sucede Hatice? — pregunto el chico mientras bebía un poco de té.

—Su amigo el señor Ryoga lo está llamando por teléfono. — dijo la mujer entregándole aquel aparato inalámbrico.

—Gracias, puedes irte... — hablo para verla salir y contestar el odioso aparato. — ¿a qué debo el honor de tu llamada? — pregunto con un tono sarcástico.

A través del teléfono un chico quiso golpearlo por sus modales "finísimos". —Que agradable amigo Ranma... — menciono molesto. — te aviso que tendré una invitada en mi casa y que no envíes personas a regar mis plantas porque ella misma me dijo que lo haría ¿como estas? — dijo el chico del colmillo.

—Pues... ya había visto tu invitada. — conto. — Estoy bien, y no te preocupes que no me molestaré en enviar gente a cuidar tu jardín.

—Espero que seas buen vecino con Akane y que no le causes problemas con tu fama, hahaha. — rió pesadamente, provocando el fastidió del azabache. — por cierto llévale un poco de te rojo que se acaba el de mi casa, ella no sabe dónde comprarlo... si la ayudas con eso no te jodo más.

—¿Joderme? ¡Es mi día libre y tu solo llamas para fastidiar pedazo de imbecil! — grito molesto el muchacho al auricular del teléfono, antes de cortar la llamada.

Miro su muñeca y miro la hora en su fino reloj exclusivo, eran las cuatro de la tarde y aun no almorzaba pero llevaría el odioso té a la casa del frente o si no el molesto de su amigo estaría llamándolo el resto de la tarde. Esperaba que aquella mujer no fuera una lunática de sus fans o que lo conociera de alguna de sus novelas, estaba aburrido de tener que relacionarse con sus "Fans Girls" que no lo dejaban ni respirar en ocasiones.

Miro determinado la reja antes de abrirla, "habían contratado un jardinero" pensó al ver un montón de ramas apiladas en un rincón. Abrió de a poco la reja para mirar si se encontraba la chica en el jardín, pero en su lugar comenzó a escuchar un hermoso solo de piano provenir desde el interior de la casa. Se adelanto hacia la parte delantera de la casa en donde los enormes ventanales de la casa se encontraban abiertos y entonces pudo ver a quien buscaba.

Sus ojos se encontraban cerrados mientras tocaba aquel instrumento que le pareció tan familiar, esa melodía de Frederic Chopin "Nocturne" la conocía como la palma de su mano. Se alegro de poder estar nuevamente reproduciéndola pesé a que pensó que ese piano con tanta tierra no iba a sonar bien, pero el instrumento cerro su boca... Sonaba tan bien como ninguno.

Pudo analizar mejor a la chica parado en el umbral del ventanal abierto, su rostro era precioso tenía unas mejillas rosadas y unas pestañas largas crespas. Sus manos eran magnificas, se veían delicadas y finas, estaba maravillado oyéndola tocar. Había estado en películas con chicas que tocaban el piano o fingían hacerlo, pero nunca vio a una que lo hiciera realmente. Golpeo el ventanal para llamar la atención de la joven y así poder ver el color de sus ojos.

De golpe abrió sus ojos asustada y entonces pudo observar al chico de antes, se relajo al ver que se trataba de él. Ryoga ya le había hablado de que él iba a ir a dejarle un poco de té. Miro al joven y noto que su aspecto era más bien el de un modelo o algo similar, entonces comprendió porque tanto alboroto fuera de su casa el día anterior.

Miro sus con perfecta forma de almendras, esperaba que debido al color de su piel tuviese ojos de color. Pero se impresiono al ver que estos eran de color avellana, era algo extraño de ver en ese país. La vio acercarse y trago en seco.

—Tú debes ser el amigo de Ryoga... — hablo la chica en un Ingles avanzado.

Su voz era suave y melodiosa, parecía una pequeña muñeca de porcelana a su parecer. Estiro su mano en forma de saludo. — Saotome Ranma... — pronunció serio.

Vio al varonil muchacho y acepto su gesto. — Akane Tendo. — dijo la chica mirando la caja de té en sus manos. — No hablo mucho Turco, vine a Estambul porque Ryoga me lo sugirió... — confesó cabizbaja. — pero me dijo que tú hablas Ingles perfecto.

Pestañeo fuerte para concentrarse en las palabras de la chica, ella no era de Turquía y por eso es que se veía tan distinta a las demás mujeres que había conocido.

—Sí — afirmo. — hablo bien Ingles, he hecho publicidad fuera y debo manejarlo. — hablo pasándole la caja de té que mantenía a la joven atenta a sus manos.

—Gracias. — recibió la joven regalándole una sonrisa. — ¿quieres un té? toma asiento...— pregunto.

Asintió con la cabeza y se sentó en aquel sofá que nuevamente volvía a ser blanco. La chica había limpiado todo, ya ni se acordaba de ver aquel espacio tan limpio desde que la familia de su amigo había decidido irse de viaje.

Miro a la chica traer una bandeja con dos tazas transparentes aquel liquido rojizo.

—Aquí beben mucho té. — dijo la joven acercándole la tasa. — en mi país bebemos más bebidas azucaradas... — tomo su tasa y se sentó en el sillón frente al muchacho. — te ofrecería algo más pero acabo de llegar ayer y no sé aun donde hay un supermercado aquí... — confesó sonriendo.

—No te preocupes... — hablo el chico viendo a la joven. — hay un supermercado a cuadras de aquí, este barrio es muy central.

— Ayer cuando llegue aquí me preocupe... — dijo Akane mirando su té. — tu casa estaba llena de gente y pensé que quizás no podría estar tranquila...

—ah... — suspiro pesadamente. — lo siento... es que mi trabajo hace que se llene de gente afuera, son una banda de metiches... — pronuncio molesto.

La joven comenzó a reír. — al menos tienes diversión... — observo al chico que miraba como buscando algo dentro de ella. — se siente muy solitario estar en silencio... —dijo esto nostálgica.

El chico la miro intrigado pero no quería ser descortés y preguntarle el porqué de sus palabras.

—¿hace cuanto que tocas el piano? — pregunto Ranma.

—Aprendí cuando era más pequeña, diez años quizás... — respondió pensativa.

—Tocas muy bien, yo... sé tocar guitarra. — dijo terminando de beber su té. — aprendí para un papel eso sí, digamos que me gusta la música pero no tanto como a ti.

—¿eres actor? — río viendo al chico molestarse. — no te lo tomes a mal, pero tienes más aspecto de modelo.

—También lo soy... — respondió cruzándose de brazos.

—No te ofendas... — dijo la chica sonriendo mientras levantaba las tazas con sumo cuidado, aquellas tazas parecían vasos para ella y rió al pensar que en su país seguramente los habría usado para rellenarlos con bebida. — ¿ Quieres más té? — pregunto viendo al chico mientras se preparaba para tomar su taza.

Miro los delicados movimientos de la chica sin perderse ningún solo movimiento de lo que hacía está y entonces su voz lo distrajo.—No, gracias... — pronunció fingiendo demencia al sentirse al descubierto.

No acostumbraba mucho compartir momentos así con mujeres, por lo general las conocía ya en la cama y se dedicaba a hacer cualquier cosa menos hablar. Le pareció curioso que la chica actuase con tanta naturalidad al estar cerca de él, eran contadas con las manos las veces que las chicas no se sentían atraídas a él. Observo a la chica ir a la cocina y entonces noto la falta de luz del lugar, ya eran las ocho de la noche según su reloj, salió para tomar algo de aire y se sentó bajo un gran árbol frente a la casa de su amigo.

Miro la estrellas que comenzaban a aparecer y entonces lamento que su día terminase tan rápido, hacía tiempo que un día se le hacía tan corto. Por lo general siempre tenía días largos y agotadores.

Busco al chico debido a que no se encontraba en donde lo había visto anteriormente, "se fue sin despedirse" pensó se asomo por el ventanal y entonces lo vio bajo aquel enorme árbol. Comprendió porque el chico era modelo, era bastante alto de espalda ancha y se mantenía en forma, además era atractivo de piel morena y unos hermosos ojos azules que derretirían a cualquier chica que lo viese. Agradeció en ese minuto que el muchacho no pudiese leer su mente, sonrió para sí misma y entonces se acerco.

—Creí que te habías marchado... — dijo Akane mientras miraba el cielo estrellado.

El chico oyó su voz pero continuo mirando aquel hermoso cielo. — iba a hacerlo, pero olvide despedirme y entonces me distraje. — hablo el joven. — Me gustan las estrellas... — pronunció.

La chica se sentó en el lado contrarió del tronco en el cual se encontraba el joven y entonces observo el cielo. — Son hermosas... — agrego la chica. — aquí se ven tan claras...

—El mundo es tan grande... y de todos los lugares se ven tan distintas. — comento el chico para luego observar a la muchacha tras el tronco.

Sus labios se veían algo pálidos debido al frió que comenzaba a hacer y entonces supo que ya era hora de dejar a la joven en paz, se levanto de un salto y se acerco a la chica hasta ponerse frente a esta. Ella lo miro extrañada y la vio pestañar un par de veces antes de estirar su mano para ayudarla a ponerse de pie, aquel pequeño contacto con su delicada y suave mano le pareció mucho más cercano que las veces que había hecho eso por otras mujeres.

—Gracias... — dijo ella sonriendo.

—Bueno, me voy... — hablo rápido soltando la mano de la chica. — Gracias por el té.

Camino lentamente hasta la salida viendo a la chica que desaparecía por aquel enorme ventanal, era bastante misteriosa y había muchas cosas que había querido preguntarle. Pero ya tendría el tiempo necesario para lograr su objetivo, al final mujer se quedaría un mes en aquella casa.

Entro a su casa y fue recibido por su noble y servicial ama de llaves. — Hatice, prepara mi baño y cenare en mi cuarto... — agrego antes de ir a su cuarto a preparar algunas cosas.

—Como lo ordene señor Saotome... — dijo servicial la mujer.

El día de siguiente tendría muchas cosas que hacer desde la mañana temprano y se desocuparía según su agenda a las seis de la tarde, si le alcanzaba el tiempo llevaría a la menuda joven al mercado... Después de todo, tenía que ser amable con su vecina temporal.


La chica de cabello purpura observo a un hombre maduro retirarse del lugar y entonces mecánicamente su cara se movió hacia el rostro de un joven de cabello azabache y lo beso tiernamente mientras rodaba los ojos riendo. Abrazo al chico que la miraba expectante.

—me acostumbre tanto a ti... no quiero separarme para nada... — dijo la mujer melodiosamente.

El levanto un pequeño mecho de su cabello que estaba sujeto en una coleta y le otorgo una galante sonrisa.

—Yo tampoco, princesa, yo tampoco... — reitero el chico.

—Como dijo mi tía, que nuestros sueños y nuestras manos estén unidas por siempre... —rió— y cuando nos despertemos por la mañana siempre nos veamos...

—así será mi amor... no quedaran obstáculos cuando nos casemos de verdad... —dijo el muchacho feliz.

—Entonces podremos planear la boda pronto... — dijo la chica feliz. — te amo mucho...

—Yo también te amo mucho mucho... — termino para luego besar en un apasionado beso a la muchacha.

Cuando los jóvenes se separaron se acerco una pequeña chica al joven.

—Nos vemos socio... — dijo la chica para despedirse del joven con un beso en la mejilla.

—te la confió... — hablo a la pequeña al oido.

Las chicas se subieron a un vehículo para retirarse del lugar.

—¡Y CORTEEEEEEE! — se escucho en toda aquella calle en donde se había montado aquel set de grabación. —¡muy bien hecho muchachos! Ya solo nos quedan tres capítulos y terminamos la novela... — dijo Taro mientras observaba a sus estrellas.

Ranma tomo una botella con agua del suelo del Set y bebió de golpe el liquido quedando incluso empapado de este. La mujer de largos cabellos purpuras se le acerco velozmente para llamar su atención. — Ranma... vamos a ir con el equipo a cenar ¿vienes?

—No, gracias Shampoo estoy cansado... —dijo el chico tomando una toalla para cercarse.

Maldijo internamente la cortante respuesta del chico, si no fuera porque tenía el papel protagónico con él, quizás ni le hablaba. Como era posible que la ignorara a ella, que había logrado ser miss en su país.

— Entonces Ranma, nos vemos mañana ¿no? — menciono alegre la chica mientras soltaba su largo cabello morado.

El chico la miro indiferente y fingió una sonrisa para que lo dejara en paz. — Nos vemos mañana Shampoo. — deposito un beso en su mejilla y se retiro.

Miro su reloj luego de abandonar el set y eso lo animo un poco, eran las cuatro de la tarde. había podido terminar la escena antes de lo esperado. Lo irritaba trabajar con Shampoo, no lograba comprender porque siempre de una escena romántica se equivocaba en el guión y tenían que repetir nuevamente la escena, era tan poco profesional y eso lo irritaba.

Subió a un Taxi que en quince minutos lo dejo en las puertas de su casa, en esa ciudad los taxistas parecían desquiciados, pero amaba la rapidez que tenían para llegar a su destino. Bajo del vehículo y a su suerte los paparazzis no estaban alrededor de su residencia, cosa que le alegro notablemente su día. Entro a su casa y se dirigió directo a tomar un relajante baño de agua caliente.


Acomodaba las cosas del supermercado en la despensa tranquilamente, mientras recordaba lo costoso que le había sido comprar. Es que nadie en ese país hablaba Inglés, ¡por dios! pensó ofuscada, menos mal que al menos la mayor parte de los rotulados de los productos que compro estaban en aquel idioma, si no habría terminado por salir corriendo de vuelta a su país.

Camino hacia una pequeña biblioteca en una esquina de aquel enorme living que apenas se limito a ver el día anterior y abrió una de sus puertas buscando algo de diversión. Un pequeño y diminuto libro llamo su atención. Tomo meticulosamente aquel libro y entonces sonrió.

—"Le petit Prince" — pensó mientras dejaba el libro sobre la pequeña mesa de cristal y iba por un té.

Apenas se sirvió aquel exquisito té rojo, comenzó a caminar hasta el umbral del ventanal y aprovecho un poco la poca luz solar que quedaba para iniciar su lectura.

Miro a través de la reja y entonces pudo observar a la chica en completo silencio, se encontraba tan absorta en su lectura que no pudo ver ni oír como el chico entraba por aquella reja que daba la entrada hacia el jardín. Al ver el dibujo en la portada del libro se percato que su lectura era bastante conocida.

—El principito... — dijo el chico en voz baja para ser oido por la joven que salto de la impresión. — lo siento ¿te asuste?

—no... —mintió. — Hola Ranma... — saludo cordial la chica estirando su mano.

—Pensé que estarías aburrida y quería invitarte al mercado para que realicemos tus compras semanales. — hablo el muchacho sonriendo evitando el contacto visual con la chica.

—Yo ya fui al mercado, Gracias... — pronuncio Akane sonriendo. — eres muy amable... la verdad es que me costó mucho llegar allí y luego comprar... —noto al chico algo nervioso.

Se sintió algo inútil debido a que había ido innecesariamente. — Entonces me voy... — pronuncio.

—¡Espera! — dijo la chica deteniendo al oji azul abruptamente. — yo... sé que es incomodo lo que diré pero tu viniste a ayudarme ¿verdad? — pregunto viendo al joven afirmar con la cabeza. — pues entonces puedes leerme esto. —pidió Akane mientras le entregaba el libro.

—¿El principito? — miro el libro incredulo. — es lectura para niños.

La chica abrió el libro y le enseño la letras, entonces el joven comprendió porque le pedía aquello. Estaba el libro en Turco, así ella no entendería nada de lo que estaba impreso en el.

Suspiro pesadamente. — Esta bien... — pronuncio para ver como la chica le regalaba una cálida sonrisa que derritió aquella frialdad con la que la estaba tratando.

—¡Espera te sirvo un té para que no te sientas mal atendido! — advirtió Akane.

Ranma sonrió y entonces rápidamente hablo. — No quiero té, trae una bebida muy dulce... tienes o ¿no? — pregunto insidioso.

—claro que sí... fui al mercado. — asintió la muchacha sonriente.

La tarde había pasado como en segundos cuando se dio cuenta que ya había llegado al final de aquel corto cuento, había olvidado que desde hace mucho no lo leía. Miro su reloj y entonces se sorprendió al ver que ya eran las nueve treinta de la noche, vio que la joven no se notaba preocupada por la hora y entonces la escucho romper el silencio.

—Ayer cuando te vi mirar las estrellas pensé en este libro ¿sabes? — dijo Akane mientras tomaba el escrito de sus manos.

—¿enserio? — miro incrédulo a la joven mientras bebía de una botella un liquido azucarado.

—"me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya"—cito la joven. — Es como si tu buscases tu propia estrella.

Esas palabras resonaron dentro de su corazón y entonces rió pensando en las ironías de la vida.

—Sabes... yo diría que soy más como el zorro. — dijo Ranma mientras miraba a la chica seriamente. — soy semejante a cien mil otros... — confeso cabizbajo.

La tristeza en aquella palabras se hizo evidente y ella solo se limito a observar al muchacho, se sintió reflejada quizás un poco debido a que ella también se sentía reemplazable.

—Pero el Zorro alguna vez para alguien será único... — añadió la chica llamando la atención del joven. — eso dijo el principito ¿no?

Miro a la chica y entonces comprendió. En sus palabras estaba aquello que era cierto, y además entendió que era lo bastante cortes como para no preguntar sobre aquellas palabras que notablemente tenían un significado más allá para él.

Se acerco hasta la pequeña biblioteca y entonces guardo con suma delicadeza aquel libro que pesé a ser para niños, contenía mensajes más allá del entendimiento de un niño. A veces la experiencia nos enseña y entonces logramos entender cosas que antes nos parecían triviales y sin sentido.

—Sabes... quizás no debería decirte esto. Pero estoy aquí para olvidar... — dijo con un tono lleno de dolor. —fui engañada y estoy aquí para aclarar mi mente. — contó la peli-azul llamando la atención de Ranma que solo se limito a oírla. — a lo mejor te sonará a un cliché pero prefiero estar sola que mal acompañada... —agrego mientras se sentaba pesadamente en el sofá blanco. — no quería dar explicaciones de la ruptura a nadie así que huí y bueno aquí estoy. —sonrió.

—No es un cliché. — dijo serio observándola directo a aquellos ojos avellana que lo miraban. — pasé algo similar, pero la diferencia es que yo soy el que hace daño... Estuve mucho tiempo con una chica y estaba con ella solo por no estar solo y la lastime, me dolió más eso que todo lo demás que sucedió.

—Sé que no me corresponde decirlo, porque es tu vida... pero, cuando ya no quieres estar con alguien es mejor dejarlo porque luego le prohíbes al otro ser felices... — hablo la chica.— a veces sucede, que dañamos a los que amamos...

Miro sus ojos y sintió una especie de "dolor" se pregunto. Lo que ella sentía le comenzaba a importar, sus palabras hacían que aquella herida dentro de su corazón por fin cerrase. Eso pensó y perdiéndose en aquellos hermosos ojos avellana en silencio pudo ver la incomodidad de la chica debido a ese silencio que había inundado el lugar.

—Gracias... — dijo mientras se levantaba del sillón y se acercaba a la joven. — debo irme ya son casi las diez y mañana es día laboral.

—Lamento haber abusado de tu tiempo hoy... — pronuncio apenada la chica. — gracias por leer el principito conmigo y por hacerme compañía. —sonrió y entonces estiro su mano para despedirse.

Esa sonrisa lo hizo negarse de cierta forma a abandonarla, pero sabía que su contrato le impedía faltar a las grabaciones a menos que fuese exclusivamente necesario. Pudo ver a la chica estirando su mano para despedirse y entonces rió. Pudo ver la cara de Akane desencajada cosa que disfruto con enorme placer y sin tener mayor inconveniente beso su mejilla para despedirse, el contacto fue rápido y suave. — Nos vemos... — dijo antes de abandonar el lugar con una sonrisa.

Se apoyo en el umbral de la puerta y entonces lo observo salir por la reja del jardín hacia su casa justo en frente, cuando lo vio terminar de cruzar la calle se introdujo nuevamente en aquella enorme casa. Afuera hacía bastante frio, Estambul era un lugar en donde corría demasiado viento. Cuando ya estuvo dentro sin poder evitarlo toco su mejilla como por inercia, solo había sido un leve contacto y era muy común en Europa y América recibir un beso en la mejilla como saludo. Es que quizás algo lo hacía diferente a los demás... solo es donde el chico era varonil y hermoso por donde se le viese. Dio un enorme suspiro y entonces decidió tomar un baño antes de ir a dormir, le hacía falta para ahogar un poco sus pensamientos.

Continuara...


Hola~~

Les cuento que ahora me anime a escribir un poco más, pero esta historia es original de mi imaginación.
Espero que les agrade. La iré actualizando semanalmente debido a que trataré de hacer capitulos algo extensos, además que aun tengo un fic pendiente.
un abrazo enorme y espero sus criticas :)!

Atte. Bely.