Vexy y Pitufina estaban tranquilamente charlando en el hongo de Pitufina, cuando de repente una pregunta hacia Vexy salió inesperadamente

Pitufina: Y dime Vexy… ¿Qué vas a hacer?

Vexy: ¿Eh? ¿Sobre qué?

Pitufina: Vamos, tú lo sabes muy bien… sobre lo de Gruñón

Vexy: Yo… Yo… N… No – Se estaba comenzando a poner nerviosa y el rubor se hizo presente en su rostro

Pitufina: Vexy, hace una semana me dijiste que te gustaba y ahora es el momento de decirlo

Vexy: ¿Por qué lo dices?

Pitufina: Porque todos fueron al bosque y yo me voy a reunir con ellos, así que eso haría que tu y Gruñón se quedaran solos

Vexy: ¿Él no irá?

Pitufina: No, dijo que tenía mejores cosas que hacer

Vexy: Mmm… - Vexy pensó un momento - ¿Pero papá no se molestara si no voy?

Pitufina: No… si le digo tus razones, dudo que lo haga

Vexy: No… ¡No tienes porque hacer eso! – Vexy se altero

Pitufina: Jejeje relájate, solo voy a decirle que no te sientes bien… decirle que tu y Gruñón están juntos se los dejare a ustedes

Vexy: ¡NOSOTROS NO ESTAMOS JUNTOS!

Pitufina: Pero lo estarán, créeme… además, necesitas una pareja

Vexy: ¿Eh? ¿Para qué?

Pitufina: ¿Lo olvidaste?, Para la fiesta que celebraremos pronto

Vexy: Fiesta… mmm… fiesta… ¡Claro! Lo había olvidado por completo

Pitufina: Jejeje, sí, me di cuenta

Vexy: Pero ¿Por qué una pareja? Tú no tienes una

Pitufina: No, pero ya tendré, no te preocupes, tu eres la que importa, tu eres la que tiene a un pitufienamorado

Vexy: Jejeje… Está bien… lo haré – Dijo Vexy, lo más decidida posible

Pitufina: ¡Genial!... Ahora, nos vemos, voy al bosque a alcanzar a los demás… y por si no lo sabes, Gruñón está en su hongo

Vexy: Jejeje está bien, gracias

Vexy estaba nerviosa, no sabía qué hacer, Gruñón y ella eran los únicos en la aldea, jamás se habría imaginado que ese momento sería tan difícil ¿Qué haría? ¿Qué le diría? Jamás había sentido algo así, en una aldea llena de pitufos, ¿Por qué se fijo en él? Ciertamente el amor era muy raro.

Vexy se admiro un poco en el espejo y pensó "Ciertamente me veo muy bien…" Comenzo a caminar y siguió pensando "Y creo que él también gusta de mí, ya que de lo contrario, para el cumpleaños de Pitufina cuando tome su mano él jamás lo habría permitido y cuando me vio en Paris y me dijo ese ¡Wow! Hooola tampoco lo hubiera hecho si yo no le gustara, espero no equivocarme… por favor".

Sin darse cuenta la pelinegra llego a la puerta del hongo de Gruñón, estaba a punto de arrepentirse cuando él abrió la puerta

Gruñón: ¡¿Quién…?! ¡Oh! Hola Vexy

Vexy: Ho…Hola jejeje "¿Cómo es posible que incluso toque a su puerta sin darme cuenta? ¡Soy una tonta!" – Pensó

Gruñón: ¿Qué necesitas?

Vexy: Am… bueno… yo… am… necesito hablar contigo

Gruño: ¿Sobre qué? – Salió de su hongo y él y Vexy se fueron a un lugar apartado de todos y de todo

Vexy: Ahora, ¿Sobre qué necesitabas hablar conmigo? – Pregunto él

Gruñón: Bueno… am… yo – Vexy intento armarse de valor – Bueno, tú, ¿Recuerdas cuando me viste en París?

Gruñón: ¿Eh?... yo… s… si, ¿Por qué? – Se ruborizo ante ese recuerdo

Vexy: Bueno… con respecto a eso… yo… am…

Vexy estaba a punto de hablar cuando comenzó a llover muy fuertemente, ambos no podían ver con la lluvia golpeándolos en el rostro, así que corrieron hacia una cueva cercana al lugar en donde estaban

Gruñón: ¡Genial! ¿Qué más podría pasar? – Al momento de decir eso comenzó a caer granizo - ¿Para que hable?

Vexy: Al parecer nos quedaremos aquí un largo rato ¿No crees?

Gruñón: *Dando un suspiro* Si, eso creo… ahora… ¿Qué hacemos para pasar el rato? *Dijo sentándose en el suelo al lado de Vexy*

Vexy: *Sintiéndose nerviosa por la cercanía de Gruñón* Am… no… no lose *Desvió la mirada*

Gruñón: ¿Qué te sucede?, estas muy extraña

Vexy: No, nada, no… no te… preocupes

Gruñón: Mmm… Vexy mírame

Vexy: De verdad, no es… *Gruñón la tomo por la barbilla y hizo que lo mirara a los ojos*

Gruñón: A ti te sucede algo y quiero saber que es

Vexy: De… de… verdad… no *Ahora sí, Vexy estaba completamente nerviosa*

Ambos se miraron unos segundos, hasta que se fueron acercando lentamente, no dejaban de mirarse a los ojos, quedaban escasos centímetros entre ambos, hasta que por fin se besaron.