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Genero: (Drama, Romance)
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Clasificación: (+18)
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Advertencias: (Lemon, Lime, Lenguaje obsceno.)
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Diclaimer: Naruto y sus personajes NO me pertenece
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Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización
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Resumen: El era el mas inteligente, obtenia las mejores notas, vestia unicamente de negro, usaba anteojos y en la hora del descanso se sentaba en una mesa en el rincon... el tipo era misterioso algo demasiado atrayente, eso, sin contar el secreto que guardaba
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*Introducción*
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"Los polos opuestos se atraen".- Max Weber
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El ying y el yang
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El blanco y el negro.
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La luz y la oscuridad.
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El bien y el mal.
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La alegría y la tristeza.
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Abrir y cerrar.
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Sonreír y llorar.
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Tú y yo.
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La ley física implica que los polos opuestos _negativo y positivo_ se atraen por un poder electromagnético.
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Todo… absolutamente todo tiene un opuesto
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Él era el mas inteligente, obtenía las mejores notas, usaba anteojos, vestía únicamente de negro, no tenia amigos y en la hora del descanso se sentaba solo en una mesa del rincón… oh si… el tipo era misterioso algo demasiado atrayente para pasar desapercibido, eso, sin contar, el secreto que guardaba.
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Ella era muy hermosa, con un gran corazón, tenia muchos amigos, era muy inteligente y muy humilde también, de esas personas que te tienden la mano cuando la necesitas con una linda sonrisa en el rostro… nunca pasaba desapercibida no solo por su exótico cabello rosa y el extraño color jade de sus ojos sino también por su bonita forma de ser.
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Dos personas opuestas
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Una ley física
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¿Seria posible?
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.:: Little lies ::.
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*Capitulo 1*
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"Descubierta"
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Aquella situación tendía a exasperarlo, era tan sofocante.
Bufo por lo bajo y siguió caminando con la barbilla levantada y sin mirar a los lados.
Podía escuchar perfectamente tras él algunos murmullos inútilmente bajos de tono, algo que le exageraba aun mas, y es que, había que ser verdaderamente cínico y descortés para hablar de una persona a su espalda sin siquiera tener un poco de discreción.
Apretó fuertemente los puños dentro de los bolsillos laterales de su pantalón de tela negro ante un impulso de rabia, aquello no debería pasar, nunca debió ocurrir, pues esa era un principio la idea.
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Llevaba tres años en esa universidad, por cierto privada, sus excelentes notas le habían dado la oportunidad de conseguir una beca.
Basto enviar la solicitud para poder ingresar ahí, la espera no fue mucha, pues según tenia entendido los altos mandos de la institución quedaron demasiado sorprendidos con sus calificaciones y no hallaron objeción alguna para brindarle la beca.
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Desde el primer momento que puso un pie en esa universidad muy ostentosa y elegante a simple vista, todas las miradas se posaron en él inspeccionándolo.
Al principio no le tomo importancia porque ciertamente no le interesaba en lo mas mínimo lo que pensaran de él, pero con el paso del tiempo empezaron los cuchicheos a su espalda, eran tan indiscretos que incluso había llegado a la conclusión de que lo hacían apropósito, solo para fastidiarle.
Tampoco le dio una importancia que por supuesto no merecía, lo ignoro, pues realmente nunca paso por su cabeza agradar a esas personas, en realidad era lo contrario lo que buscaba.
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Transcurrieron dos años cuando la situación empezó a asfixiarlo.
Las sonrisas falsas, los halagos insulsos y las miradas de recelo le enfermaban.
Según esa gente las personas pobres como él no entraban en ese mundo, ya los otros becados habían sido ahuyentados.
Aquel era un pensamiento verdaderamente estupido, aunque no podía negar que al inicio él también lo vio de aquella manera, pero ahora todo era distinto.
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La mayoría de esas personas eran tan podridas por dentro que le producía nauseas el imaginarse teniendo una relación con ellos, cualquiera que esta fuera.
Fácilmente podía contar con los dedos de las manos a las personas sinceras, en aquel mundo de dinero y lujos siempreeran escasas.
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Las críticas acerca de su aspecto era un tema que le producía dolor de cabeza y que por cierto, también había empezado a divulgarse en los pasillos luego de un tiempo.
Le hacia enojar escuchar comentarios sobre su apariencia, pues realmente aquel tema no debía incumbirle a las demás personas, era cierto, vestía de negro pero nada mas por un gusto, no por una moda, ni un capricho, era simplemente que el negro era su color favorito.
Además de eso estaba el hecho de sus anteojos, estos eran comunes y corrientes, cuadrados, finos y simples, los necesitaba, pero esos riquillos parecían no entenderlo, pues a cada rato podía escuchar comentarios despectivos acerca de eso, algo que realmente le parecía estupido pues era nada más que un accesorio.
El punto era que esas personas materialistas y superficiales le producían una terrible jaqueca y no es que le interesara lo que pensaran de él, lo que verdaderamente le molestaba era estar en boca de todo mundo en aquel lugar, porque no quería llamar la atención, es mas, él prefería pasar desapercibido, ese había sido desde un inicio el plan.
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Doblo en un pasillo a su izquierda y rápidamente cruzo la puerta de la biblioteca.
Ese lugar era poco transcurrido, en realidad dudaba que mas alumnos además que él entraran ahí.
Nunca se había topado con nadie además de la señora Chiyo, la encargada de la biblioteca, y tampoco lo esperaba, esos chicos veían aquello como un malgaste de tiempo
Tenían asegurado su titulo, de la carrera que estudiaran, con su dinero.
Eso era lo único que les importaba, su fortuna, además de eso, no existía nada… solo la riqueza y posición.
Odiaba a las personas que pensaran así, ya había conocido algunas y eran simplemente despreciables.
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Camino derecho y a lo lejos pudo ver a la señora Chiyo acomodando unos libros en un estante.
Doblo a su izquierda y acomodo con su dedo índice sus anteojos en el puente de su nariz, siguió por el camino que hacían los estantes con libros a sus lados y levanto su brazo derecho a la altura de su mirada observando la hora sin detener su andar.
Chasqueo la lengua y apresuro el paso, pues deseaba llevarse un libro que había visto el día anterior y que por cuestiones de tiempo no pudo llevar consigo y solo faltaban siete minutos para que tocaran la primera clase del día sin contar el hecho de que el salón en el que recibía Calculo estaba en el edificio del lado.
Siguió un par de pasos más y doblo a su derecha rápidamente, pero al hacerlo algo choco con fuerza contra su pecho desequilibrándolo un poco, sus lentes cayeron y él apenas logro atajarlos en el aire cuando estos iban por su cintura.
Un quejido llego a sus oídos y se puso los anteojos con rapidez, para luego, bajar la mirada hacia donde provenía el pequeño sonido y observar una frágil figura tirada en el suelo.
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El cabello rosa de la chica caía desordenado sobre su rostro impidiéndole ver este, estaba inclinada hacia enfrente sobando con su mano su muslo derecho que estaba descubierto.
No pudo evitar reparar en dos detalles, al estar inclinada sus pechos sobresalían por sobre la blusa en una perfecta forma redonda cada uno y su falda se le había levantado por la caída haciéndole ver algo de sus bragas negras
No es que fuera un pervertido.
Confundan pero no ofendan.
Simplemente era hombre y no era para nada fácil apartar su mirada de la piel expuesta.
Era algo demasiado tentador, es como si deliberadamente, esa chica, quisiera provocarlo al no notar la posición demasiado impropia en la que se encontraba ahí en el suelo.
Sabia que ella no lo hacia apropósito, pero quería creerlo y ese que así no se sentiría como un pervertido mirándola sin pudor, pero no es como que en ese momento eso le importase mucho, solo era consciente de que la piel de ella se veía muy suave y que ese lugar de repente se encontraba mas caliente.
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Otro quejido lo saco abruptamente del trance, aparto la mirada de la piel visible para fijarla en su cabello que caía como cascada sobre sus hombros mientras ella levantaba la cabeza, lo primero que vio fueron unos extraños ojos jade, vivaces y expresivos.
Un sonrojo se formo en las níveas mejillas de la chica y con sus manos bajo la falda y se subió un tirante caído de la blusa negra, que por cierto hacia resaltar su blanquecina piel, pero no es como que él se haya fijado en eso hay que aclarar, es simplemente que los detalles por mas mínimos que fueran no podían pasar desapercibidos para él, aunque ahora que lo pensaba no era necesario el haber mencionado lo reluciente que se veía su piel ¿cierto?.
Negó con la cabeza intentando despejar su mente, debía dejar aparte esos pensamientos, eran demasiados estupidos. Estiro su mano hacia ella.
La chica tenia la cabeza gacha a causa de la vergüenza, pudo saberlo por sus mejillas rojas, ella levanto lentamente la mirada y sus ojos se centraron en los propios por mucho tiempo y el moreno se mostró extrañado y es que, él no estaba acostumbrado a perderse en los ojos de otra persona.
Siguió observando sus orbes, le daba mucha curiosidad el color tan extraño de estos… eran jades, semejantes a la piedra preciosa. Negó nuevamente con la cabeza luego de un par de segundos y movió su mano aun tendida frente a ella.
La pelirrosa parpadeo varias veces y observo su mano todavía frente a ella, con timidez la cogio entrelazándola con la suya.
Sasuke la levanto sin ningún esfuerzo, sin ser plenamente consciente de su fuerza, esto hizo que el frágil cuerpo de ella chocara contra el suyo
Sus torsos por un pequeño instante se rozaron, pero inmediatamente la joven se alejo mientras sus mejillas se teñían de un suave rojo.
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Sasuke la miro fríamente y ella aparto la mirada, y con la mano levemente temblorosa arreglo su falda levantada de las puntas y su cabello desordenado.
-Muchas gracias.- dijo con voz sumamente dulce mientras le dedicaba una linda sonrisa, luego ladeo la cabeza algo cohibida por la penetrante mirada del chico y se agacho flexionando las piernas, para empezar a recoger las hojas que antes portaba en sus manos y que en ese momento se encontraban desparramadas en el suelo.
Sasuke bajo la mirada cuando un pequeño detalle capto su atención, se agacho y entre su mano derecha agarro el libro a sus pies, cuando se irguió ella se encontraba frente a él observándolo fijamente con un tierno sonrojo en las mejillas.
Se reprimió inmediatamente por pensarlo siquiera un segundo, había algo en esa chica, quizás era la dulzura que inspiraba, lo que le impedía pensar algo que no fueran esas palabras.
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Le devolvió la mirada con intensidad y por un momento se perdió en sus ojos jade nuevamente, estos eran tan transparentes e irradiaban inocencia algo demasiado extraño e inusual considerando que ella ya no era una niña, ni una adolescente, parecía tener alrededor de veintidós años.
Se regaño mentalmente de nuevo.
¿Qué demonios hacia él, Sasuke Namizage, pensando en esas cosas?
En ese momento le echo la culpa al desvelo de la noche anterior y a la considerable cantidad de cafeína que tomo por ello.
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Cerro los ojos solo un segundo y sus facciones se endurecieron, luego al momento de abrirlos la miro con frialdad y le extendió el libro en su mano, la pelirrosa lo agarro tímidamente y le dedico otra sonrisa.
-Perdón por el choque soy muy despistada.- se disculpo mientras sus mejillas se tornaban rojas.
-Ten cuidado la próxima vez.- le dijo él seriamente, la chica asintió mientras se sonrojaba aun más.
-Si, gracias nuevamente Sasuke-kun.- musito con suavidad en ese tono dulzon que siempre acompañaba su voz, le sonrío nuevamente y luego paso a su lado y siguió de largo.
Sasuke la observo por la altura del hombro inexpresivo, no lo había mencionado pero Sakura también estudiaba licenciatura en administración de empresas al igual que él, coincidían en la mayoría de las clases, pero hasta ese día habían intercambiado palabras, nunca fue muy sociable .
Ella era la próxima heredera de las empresas Haruno, una de las pocas personas que no se sentían superiores a pesar del dinero que tenian.
Aunque las apariencias pueden engañar, eso lo tenía muyen claro.
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No pudo evitar bajar su mirada a la falda de plises que la chica portaba, la cual ondeaba de un lado a otro con el movimiento de su cadera, dejando algo de piel descubierta con cada paso que daba.
Desvío la mirada hacia enfrente y negó con la cabeza
-Ya no mas desvelo y cafeína.- pensó hastiado, eso le hacia pensar muchas idioteces. Observo el reloj en su muñeca y bufo mientras daba media vuelta sobre sus talones.
Tenia exactamente dos minutos para que la primera clase iniciara ¿había perdido tanto tiempo?
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Frunció el ceño, esa la primera vez que eso le pasaba después de tantos años.
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*Fin del capitulo*
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