.
.
Genero: (Drama, Romance)
.
Clasificación: (+18)
.
Advertencias: (Lemon, Lime, Lenguaje obsceno, Muerte)
.
Diclaimer: Naruto y sus personajes NO me pertenece
.
Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización
.
Resumen: Ella era una persona ética y profesional, con un título de psicólogo a pesar de corta edad, todo cambio cuando le asignaron un nuevo paciente, empezó su tormento y su nombre era… Sasuke Uchiha
.
.
El misterio de la felicidad
.
.
*Capitulo 1*
.
"Lagrimas"
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Entras y cierras la puerta de tu casa.
El silencio te recibe, el aire se siente pesado, pero tú deduces que se debe a lo caluroso que han estado esos días.
Te encaminas hacia la sala y dejas tu mochila en uno de los sofás. Luego das una mirada a tu alrededor, y te quedas en silencio por unos minutos, solo para ver si escuchas algún ruido.
Es simplemente extraño que el silencio cubra tu hogar, así mismo lo es que tu madre no haya salido a tu encuentro, para abrazarte efusivamente con peligro a asfixiarte, besarte hasta hacerte sonrojar pues eres un adolescente y esa clase de afectos ya no van contigo o para hostigarte con sus preguntas múltiples, especialmente la de si tienes novia, tu madre se empeña en ella.
Finalmente el silencio es entrecortado por un chasquido, proveniente de la cocina. Sonríes ligeramente, pensando que tu madre posiblemente este preparando ya la cena y te encaminas directamente a ese lugar.
Tu sorpresa es grande cuando te ves de frente con una escena singular. Por un momenfo te quedas atónito y dudas de tu siguiente expresión. En ese punto no sabes si reír o llorar, porque entres tus fantasías, no está precisamente ver a tu madre tarareando una canción mientras contonea exuberantemente las caderas intentando seguir un ritmo imaginario.
Ahogas una carcajada, apoyándote en el marco de la puerta. Te cruzas de brazos y decides esperar a que ella termine su espectáculo. Te diviertes de lo lindo, es ridícula su manera de actuar, pero ella sonríe y se ve feliz, por lo que lo demás no importa.
El tiempo parece detenerse por un momento, apenas puedes contener la risa y tu madre sigue con su show de baile, mientras te da la espalda. Luego de eso se mueve hacia la estufa, revolviendo con esmero el contenido de una sartén, que debes decirlo ¡Huele muy bien!
Finalmente no lo aguantes y estalla la primera carcajada. Tu madre voltea bruscamente, se sonroja y por un momento parece avergonzada, pero no le dura mucho pues con una sonrisa se acerca a ti rápidamente.
-Sasuke-chan.- susurra abrazándote fuertemente. No sabes cómo se las ingenia para rodearte con sus brazos, pues en comparación suya, eres muy corpulento, pero te gusta la sensación de su cuerpo pegado al tuyo.
En cuanto se separa de ti, te agarra del cuello de la camisa, haciéndote agachar mientras ella se pone de puntillas, para seguidamente llenarte el rostro de besos por todos lados, como si fueras aún su pequeño bebé. Tus mejillas arden de vergüenza y ella solo sonríe de esa manera tan suya. Siempre hace lo mismo, le fascina ponerte en esa situación, alegando que aún eres su niñito.
Cuando finalmente te suelta, con tu cara repleta de marcas de labial rojo, ella ríe con dulzura volviendo a lo suyo y tú te limpias el rostro con fastidio pensando en la burla que te hará Itachi si nota una señal del ataque de cariño.
-¿Cómo te fue hoy? ¿Alguna novia?- pregunta ella y tu suspiras negando con la cabeza, sabiendo que nunca cambiara.
-No madre.- te limitas a contestar, ella te mira y sonríe.
Su simple sonrisa hace que una sensación de paz se extienda por tu cuerpo.
.
Mikoto Uchiha es una madre poco común. Alegre, efusiva, un poco inmadura, bipolar y demasiado sobre protectora para tu gusto.
La mayor parte del tiempo te sofoca a tal punto querer arrancarte los cabellos a tirones o como mínimo poder tener la libertad de taparle la cabeza con un poco de cinta adhesiva.
Siempre tratándote como un niño, metiendose en tu vida y relaciones, avergonzándote a cada momento sin importar quién esté cerca y peor aún, actuando como una pequeñita caprichosa, cuando siente que por momentos, tu atención se desvía demasiado de ella.
Es exagerada, controladora, empalagosamente cariñosa, demasiado llamativa, para nada vergonzosa y muchas cosas más. Pero con todo la amas y por lo tanto, nunca la cambiarías por nada del mundo.
Ella es especial. Ella es tu madre. Ella es una parte esencial de tu vida.
Y su sonrisa lo compensa todo.
.
.
.
.
.
Sasuke Uchiha caminaba apresuradamente por las calles de Tokio. Su respiración salía a borbotones de su boca, su pecho subía y bajaba con rapidez, y el sudor perlaba su frente y la piel sobre su labio superior. Estaba agitado, agotado e iba tarde.
Ese día se había quedado en el colegio por más tiempo del normal, cuando el entrenador de su equipo de basketball, le había solicitado alargar un poco el entrenamiento, con el fin de estar más preparados para los campeonatos a venir. Sasuke no había podido negar, siendo capitán, era él quien tenía que manejar aquellas situaciones, por lo que solo le había mandado un mensaje a su madre, evitando la llamada telefónica para que no le gritara desde la otra línea, para así comunicarle su tardanza. Ella le había respondido que estaba bien mientras estuviera a tiempo para la cena, servida siempre puntual a las 6:30 de la noche. Eran pasadas las siete y Sasuke sabía que estaba en problemas.
Mikoto era muy seria respecto a la puntualidad y le había dado una primera advertencia, por lo que habría consecuencias. Sasuke suspiro con fastidio deteniéndose finalmente frente a su casa. Espero unos minutos a que la respiración se le regulará y luego busco las llaves en el bolsillo de su pantalón, dirigiéndose hacia la puerta, para abrir.
El tiempo se detuvó durante un segundo, cuando notó que la puerta estaba entreabierta. El moreno frunció el ceño observando con intriga el vacío oscuro que se veía dentro de su hogar. Las luces estaban apagadas, el silencio era escalofriante y el frío que recorrió el cuerpo de Sasuke fue la primera premonición de algo que cambiaría su vida para siempre.
El moreno suspiro con algo de cansancio, mientras se daba un paso dentro de su casa. Aún había algo en su interior que se resistía a entrar, talvez una corazonada, un presentimiento o el simple susto ocasional que de vez en cuando atacaba a las personas que tendían a ver demasiadas películas de terror. Sasuke decidió hacer oídos sordos a aquellos pensamientos mientras valientemente se adentraba al lugar. Su familia nunca dejaba la puerta abierta, su madre en esa situación debería estar esperando en la puerta para darle un sermón, las luces apagadas eran extrañas, asi como el silencio. Sasuke se justificó internamente mientras pensaba en el poco probable caso de que sus padres e Itachi salieran por alguna urgencia.
El chillido de la puerta al ser cerrada por él mismo se extendió por la sala de estar. Sasuke tragó saliva cuando de pronto noto que tenía la garganta seca. Observo la oscuridad infinita intentando distinguir algo, mientras con una mano palmaba la pared a su lado en busca del interruptor de la luz. Un click después, la estancia se iluminó.
Sasuke parpadeo un par de veces debido a la ligera molestia que le causó la oscuridad momentánea. En cuanto pudo tener una mirada clara de su alrededor, el tiempo y el mundo entero se detuvó por unos segundos. Con la boca prácticamente abierta, Sasuke observó horrorizado la destrucion masiva de su hogar. Los muebles estaban destrozados, las cortinas de los ventanales estaban rotas, el suelo de madera tenía muchos restos de basura y cristales, el televisor de plasma tenía un agujero enorme a un lado y dentro se podía vislumbrar el arma con el que había sido destruido. Sasuke lanzó un gemido mientras recorría con extrema consternación aquella horrible escena.
Dando un paso adelante, el moreno tuvo que detenerse un segundo al sentir como las piernas le temblaban. Sasuke levantó sus manos frente a su rostro observando cómo en realidad todo él temblaba. Otro paso adelante y Sasuke piso un vidrio, bajo la mirada solo para asegurarse que aquello en realidad estaba sucediendo y el corazón se le detuvo con dolorosa tortura cuando pudo vislumbrar un rastro de sangre en el que piso, seguida de un mancha extensa y pisadas rojo escarlata.
La respiración se le aceleró, Sasuke jadeo y estuvo a punto de tener un ataque de pánico que por poco le desplomó en el piso. Jadeando y profesando ahogados gemidos, el Uchiha se obligó a levantar la mirada y observar el camino que seguía los pasos.
Un gemido captó su atención, provenía de la cocina. Sasuke intentó dar un paso al frente pero se dio cuenta que era imposible. Estaba aterrorizado, paralizado e inmóvil. No podía respirar, le falta el aire y le temblaba el cuerpo entero. Sasuke sentía frío, mucho frío.
El pequeño gemido fue emitido una vez más y esta vez sus mismos pasos le impulsaron directamente hacia la cocina. Sasuke no supo que fue exactamente lo que le hizo accionar, pero de pronto se encontró caminando cuando antes no se creyó capaz de hacerlo.
En cuanto llegó a la cocina, se apoyó en el marco de la puerta, necesitando sostén, mientras estiraba el cuello, decidido a indagar, más no así a entrar.
La imagen que recibió fue impactante, horrorosa y escalofriante. El cuerpo de su hermano estaba tirado en el suelo boca arriba, un charco de sangre le rodea y un puñal estaba clavado en el centro de su abdomen.
Sasuke cayó al piso de sopetón, sin sentir el mínimo dolor ante los golpes que sufrió su cuerpo. Su mirada se nubló instantáneamente y su garganta se vio atravesada por un grueso nudo de dolor.
-Ita-chi.- logro articular con voz ahogada, mientras intentaba avanzar hacia él a gatas. Volvía a temblar incontrolablemente, por lo que le costó llegar. Cuando sus manos tocaron el cálido y vital líquido rojo, Sasuke sintió deseos de vomitar y dio arcadas secas hasta que el estomago le dolió y la garganta le ardió. Lagrimas de puro dolor brotaron de sus ojos, una tras otra.
-¡Itachi!- volvió a exclamar esta vez más alto. Su hermano también estaba en shock. Tenía la mirada abierta y fija en el cuchillo que atravesaba su cuerpo, sus manos se encontraban abiertas a los lados y elevadas como si intentara reunir la fuerza suficiente para sacar el arma del lugar o hubiera intentado evitar que fuera clavada en primera instancia, pero su último llamado pareció colar en él, por qué en un movimiento que parecía ser unos autentica tortura, él volteó la mirada hacia Sasuke y le observó con sus enormes ojos desenfocados.
Sus labios se abrieron y pequeños gemidos escaparon de estos. Sasuke negó con la cabeza consecutivamente,
-Itachi es-pera, espera yo… no intentes hablar… mira yo tra-tare de sacar el cuchillo, ¿Entiendes?… No trates de hablar, no lo hagas.- balbuceo Sasuke atropelladamente. El mayor no intentó protestar siquiera, volviendo a posar la mirada en el arma.
Sasuke siguió aquella mirada y observó el cuchillo con silenciosa consternación. Intentó tomar el cuchillo con ambas manos y moverlo, pero Itachi lanzó un gemido y él se apresuró a apartarse, horrorizado.
-¿Que estoy hacien-do?
Una mirada a su hermano le hizo tragar saliva con dificultad y sollozar mientras volvía a intentarlo. Sasuke tomó el cuchillo e intentó hacer un solo movimiento para sacarlo, pero la sangre también había cubierto el arma e hizo que las manos se le deslizaran. Itachi gimió adolorido y Sasuke se apresuró a quitarse la camisa en tirones fuertes hasta sacarla de su cuerpo e intentar usarla como intermedio entre su mano y el mango del cuchillo.
Sasuke lloró en silencio mientras tomaba el puñal y hacia un poderoso impulso, retirándolo en un movimiento veloz. Un grito ahogado se escucho, Sasuke soltó con aberración el arma y uso su camisa para tapar el agujero del que brotaba sangre a montones. Desvío su mirada al rostro de su hermano y respiro profundamente, dándose cuenta hasta entonces que el aire no entraba en sus pulmones.
Sasuke sabía que tenía que presionar la herida para evitar la fuga. El cuerpo le temblaba y sollozos múltiples escapan de sus labios mientras se obligaba a apoyarse sobre Itachi.
-¡¿Que hago?! Itachi di-me qué hago... Por favor
-T-tie...- las palabras se cortaron y los ojos lentamente empezaron a cerrarse.
-¡Itachi mírame! ¡No cierres los ojos!… Itachi, mírame. ¡No los cierres!- rogó entre lágrimas. El mayor tosió sangre y se obligó a mantenerse despierto, pero el cansancio y el dolor era demasiado e Itachi sabía que solo en el mundo de la inconsiencia todo iba a terminar. La última imagen que tuvo fue la de su pequeño hermano.
-¡Itachi!... ¡Ohh Maldición! Despierta, por favor ¡Despierta!
Desesperado, Sasuke empezó a golpear la mejilla ensangrentada de Itachi, en un último intento de hacerlo despertar. Su cabeza dolía y los pensamientos se arremolinaban a un punto de hacerle estallar.
Sasuke presionó su cabeza intentando pensar, tenía que hacer algo, lo sabía, pero el shock, el dolor y profundo miedo, le tenía paralizado. Intentó recordar las pocas clases de primeros auxilios que había aprendido en la escuela. Y con las manos temblorosas se apresuró a tomar la muñeca inerte de su hermano buscando su pulso.
Debido a que el cuerpo le temblaba, Sasuke se dio cuenta que no podía distinguir nada, por lo que se inclinó hacia el pecho de Itachi y apoyó la oreja en el lugar exacto donde estaba su corazón. Concentrarse y dejar de temblar, se convirtió en un autentico logró, pero en cuanto lo hizo, un bramido escapó de sus labios. Sasuke se separó rápidamente del cuerpo de su hermano y empezó a hacerle reanimación, en un intento desesperado de hacer que su corazón volviera a latir.
-¡Itachi! ¡Vamos Itachi!- sollozo presionado su peso sobre el cuerpo inerte. Las lágrimas nublaron su vista y los temblores escalofriantes iniciaron en su cuerpo nuevamente. Itachi no reaccionaba y pronto la negación dio paso a un profundo dolor, cuando se dio cuenta que su hermano en realidad estaba muerto.
Sasuke gritó hasta que la garganta se le desgarró, mientras tomaba el cuerpo de Itachi y lo abrazaba con fuerza. La perdida en su corazón era demasiado grande y difícil de procesar. Lo único que cabía en su mente en ese momento, era que su querido hermano yacía en un charco de sangre.
Sasuke no sabía lo que sucedía, aquella mañana se había despertado como si fuera un día cualquiera. Había desayunado con toda su familia, le había sonreído a su madre, había platicado con su padre sobre su próximo partido de basketball y había peleado con Itachi por sus constantes bromas sin sentido. Todo había sido como siempre, perfecto en su imperfección.
-Itachi.- suspiro en un sollozo mientras dejaba el cuerpo frío en el suelo. Con las manos temblorosas le acomodo el cabello y la ropa. La cálida sangre se había filtrado en sus manos y también empapaba sus piernas. Era una escena sencillamente perturbadora. Sasuke apenas podía creer que aquello no fuera más que una aterradora pesadilla. Itachi estaba muerto frente a él y sus padres aún desaparecidos.
Un momento de lucidez llegó a su mente nublada por el dolor. Sasuke reaccionó a causa del pensamiento interrogante sobre el paradero de sus padres. Levantó la mirada y observó la sala destruida y luego la cocina aún en peores condiciones. Con el terror puro erizando su piel y, demasiado paranoia y cautela, avanzó a gatas hacia la isla que estaba en el centro de la cocina, usando toda la fuerza posible en sus brazos, para levantarse sobre sus débiles piernas y buscar un arma.
Un cuchillo saltaba a la vista. Sasuke dudó sobre cogerlo, pensando demasiado en el arma que momentos antes había sacado del interior de su hermano y que había cogio en su mano, sin embargo, sabiendo que no podía simplemente huir de la situación sin saber si sus padres estaban a salvo, tomó el cuchillo con firmeza y agachándose avanzó por la cocina nuevamente, llegando hasta la puerta. En la sala todo seguía de igual manera, las pisadas que antes había visto, seguían en un camino perturbador hacia las escaleras.
Sasuke sintió un nudo profundo en la garganta y unas horribles ganas de vomitar se apoderaron de él, las arcadas vinieron una tras otra, haciéndole retorcerse y soltar únicamente un líquido espumoso, ya que no tenía nada en el estomago.
Buscando valor donde no lo había, se levantó y con pasos inseguros avanzó hacia las escaleras. La planta superior estaba a oscuras y en silencio. El miedo definitivo de imaginar todos los posibles escenarios que podría encontrarse arriba, casi le hizo caer al suelo, pero la esperanza de que sus padres aún estuvieran bien, le impulso a subir las escaleras una a una, con pasos silenciosos.
Una vez que se encontró en la segunda planta, tomó el cuchillo con firmeza mientras avanzaba. Debido al pánico, sus sentidos estaban sensibilizados, por lo que podía distinguir cada rincón a oscuras y podía escuchar todo ruido, por ello se sobresaltó cuando piso unos vidrios. Otra mirada al suelo y pudo distinguir un rastro de sangre manchando la madera.
Seguir aquel camino le hizo experimentar el miedo más profundo que alguna vez se había imaginado. No solo era posible que las personas que hubieran asesinado a su hermano aún se encontrarán allí, sino también sus padres podían estar muertos. No quería pensar en esa posibilidad, él quería aferrarse a la escasa esperanza que se permitía, pero era simplemente difícil cuando todo lo que podía pensar era en el cuerpo inerte de su hermano, que yacía en el piso de la cocina.
Sasuke se atrevió a ingresar a la primera habitación de la segunda planta, empujando con una mano la puerta y con la otra elevando el cuchillo, tembloroso. El lugar estaba destruido, pero no había rastro de ninguna persona. La segunda habitación era la de sus padres, que al igual que el resto del lugar, estaba destrozado, pero tampoco había nadie dentro. Las dos habitaciones que le siguieron estaban en las mismas condiciones, destruidas y vacías.
Con un nudo intenso en la garganta, Sasuke se atrevió a dirigirse entonces, a la ultima habitación, de huéspedes. El rastro de sangre terminaba allí, la puerta estaba entreabierta, Sasuke tuvo que reunir mucho valor para ingresar y al hacerlo, fue el segundo momento en el que sintió, como algo dentro suyo se quebraba.
Los cuerpos de sus padres estaban en el piso, rodeados por un charco de sangre. Tenían cortes y moretones en la piel. Ambos estaban inmóviles y era muy evidente de que eran solo cuerpos sin vida.
-¿Mamá?... ¿Papá? – susurró Sasuke demasiado impactado para reaccionar. El cuchillo cayó haciendo un pequeño golpe contra el suelo. Sasuke jadeo, respirando a bocadas cuando el aire no encontró camino a sus pulmones. El cuerpo le temblaba como una hoja y el pecho le dolía muy dentro.
-N-no es verdad.- musitó negándose a creer que aquello realmente estuviera sucediendo. Su mente se resistía a la cruda realidad.
-Es una pesadilla. Tiene que ser una pesadilla.- se convenció, presionando su cabeza entre las manos. El vértigo y la sensación de vomito le hizo doblarse sobre sí mismo, Sasuke de pronto se encontró dando varias arcadas secas. Gemidos escapaban de sus labios, mientras las lágrimas le bañaban el rostro.
Un grito escapó de su garganta, seguido de varios alaridos de profundo sufrimiento.
-¡No! ¡No!... ¡No es cierto!- grito desesperado, fuera de sí. Cerró los ojos, enterrándose las uñas en el cuero cabelludo y se dijo que si se mantenía de aquella manera, pronto despertaría de aquella maldita pesadilla pero, sus padres siguieron muertos cuando levantó los párpados.
Sasuke retrocedió sobre sus pasos mientras negaba con la cabeza. Sollozaba y gemía mientras se convencía a su mismo que pronto despertaría.
-Es una pesadilla.- negó-. Un mal sueño. Pronto voy a despertar y todo volverá a ser como siempre.- continuó retrocediendo paso a paso-. Me despertaré y bajare al comedor... M-mamá estará preparando el desayuno, papá leyen-do el periodo.- sollozo fuertemente-. E Itachi, Itachi diera una mala b-broma. Asi será.- termino justo antes de caer al vacío.
El primer golpe sucedió cuando cayó sobre su nuca y estuvo a un segundo de perder completamente la inconsciencia. A ese le siguieron múltiples daños mientras rodaba por las escaleras, lastimándose continuamente. Pasaron solo unos cuantos segundos, antes de que su cabeza diera de lleno el suelo. Sasuke escuchó el eco de algo quebrandose, talvez su corazón, luego se sintió rodeado por la calidez reconfortante del preciado líquido escarlata. Su cuerpo se sintió pesado, pero el dolor se fue por un momento. Con la mejilla aplastada contra el piso y la mirada fija en la sala, Sasuke pudo sentir como un peso enorme se levantaba de sus hombros. Su mirada lentamente se fue nublando y un destello rojo apareció frente a sus ojos, antes de que los mismos se cerrarán
Y lo último que sintió fue el olor a sangre y muerte. Ese que nunca olvidaría.
.
.
.
Sakura Haruno caminaba por un pasillo con lentitud. Sus manos juntas frente a su vientre, se retorcían una a la otra mientras con nerviosismo esperaba llegar a su destino.
La chica de apenas veintitrés años de edad, era la psicóloga más joven del Hospital de Konoha, graduada solo unos pocos meses atrás. El trabajo había llamado a su puerta, cuando uno de sus más queridos profesores había buscado directamente para ella una de plaza precisamente en aquel lugar. Sakura lo había visto imposible, pues el hospital no solo era uno de los más grandes y costos de Tokio, sino también uno de los más prestigiosos. Por suerte, ella tenía un aval de buenas referencias estudiantiles y gracias a ellas habían decidido darle una oportunidad.
Lamentablemente, la mayoría de los psicólogos que trabajan allí, eran personas mayores y con años de experiencia. Sakura se había sentido una intrusa al inicio, le había costado adaptarse mucho pues, la mayoría la veían por sobre el hombro, buscándole algún defecto o error, para confirmar que la directora si había cometido un error al dejarla trabajar allí. Sakura se había visto tomando casos demasiado simples y hasta absurdos. Su trabajo había sido sobreevaluado y no tenía ninguna mano amiga más que la de la directora. Había intentado ser muy útil, esforzándose al máximo y evitando cometer alguna imprudencia. Había trabajado mucho para llegar a donde estaba y se encontraba decidida a no arruinarlo.
Por ello mismo era que le ponía demasiado nerviosa el ser llamada por la directora. Las únicas veces que había tenido que hacer frente a aquella mujer había sido cuando le contrató y dos ocasiones más cuando ella, amablemente intentó reconfortarla y solicitarle paciencia para que sus colegas viera aquello que ella decía ver.
Sakura estaba agradecida con la mujer, pero aún así, era consciente que la mujer era su superior y que entre ellas, ante todo, existía una relación puramente profesional, por lo que lo que en realidad le tenía nerviosa y hasta asustada, era el haber hecho algo mal y que eso le costará algo más que una reprimenda.
Deteniéndose frente a la puerta de la oficina principal, la chica respiró profundamente, secándose las manos en su falda y animándose con algunas palabras de aliento. Transcurrieron pocos segundos antes de que se decidiera a tocar. Un suave murmullo le permitió entrar.
Sakura abrió la puerta y asomo el rostro observando a la mujer que se encontraba tras el escritorio. Ella la miró un segundo e hizo un movimiento de manos mientras retomaba una conversación por teléfono, Sakura dudó un segundo, pero finalmente ingresó, cerrando la puerta y avanzando luego, hacia el escritorio.
Tsunade Senju era una mujer muy hermosa, con sus cuarenta años bien puestos. De cabello rubio y ojos almendrados, era el modelo a seguir de Sakura. La pelirrosa había sabido de ella, por primera vez, durante sus primeros años de universidad y desde entonces había seguido su historia, admirándola en silencio.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos, cuando con un suspiro, Tsunade dejo el teléfono de lado, refunfuñando entre susurros.
-Sakura.- llamó como si recién se acordara de su nombre, mientras exculcaba entre los diversos papeles que tenía sobre el escritorio-. Te mande a llamar porque tengo un caso especial para ti.- murmuró Sakura asintió poniéndose derecha, su corazón se había acelerado y la excitacion hacia cosquillear su piel. Aquello era realmente emocionante para ella, pues es la primera vez que Tusnade personalmente le daba un caso, lo cual le hacía pensar que era importante.
-Dígame.
-Aqui esta.- exclamó la mujer tomando finalmente una carpeta entre los documentos. Levantó la mirada hacia Sakura y la observó por unos segundos en el más puro de los silencios, antes de sonreír-. A pesar de que eres muy joven confío plenamente en tu trabajo y sé que lo harás muy bien.
-Muchas gracias Tsunade.- formalmente, la pelirrosa hizo aun ligera inclinación de cabeza, en señal de respeto.
-Yo sé que te especializas normalmente en niños, pero este caso, es de un adolescente de 17 años de edad.- empezó ella, adoptando una expresión de fría seriedad. Sakura le presto especial atención-. Es un caso muy delicado y te escogido a ti porque tengo la intuición de que solo tu podrás sacar a este chico adelante.- mascullo antes de extenderle la carpeta. La pelirrosa no dudó un segundo en tomarla.
-Su nombre es Sasuke Uchiha.- informó-. Su familia fue asesinada hace una tres semanas y media. Aúnno se han hallado a los culpables pero se han encontrado ciertas evidencias, que esperan sean útiles, para hacer justicia.- la mujer suspiro apoyando el rostro en un mano, su mirada se fijo en la de Sakura-. Este chico está sufriendo mucho y necesita tu ayuda. Apóyalo… Sé que eres una profesional.- dijo recalcando con seriedad la última oración. Sakura le miro extrañada, pero con un encogimiento de hombros, lo paso por alto.
-Gracias Tsunade… pondré todo mi empeño en este caso. Le prometo que no le fallare.- le aseguro con firmeza.
Una corta y respetuosa despedida después, y salió de la habitación. Sakura suspiro en cuanto se encontró a solas, antes de sonreír y abrazar con felicidad la carpeta entre sus manos. Estaba realmente contenta, porque su trabajo finalmente estaba siendo valorado. En ese momento solo le faltaba dar lo mejor de sí.
Mientras avanzaba por los pasillos, Sakura abrió la carpeta, leyendo al detalle la información sobre su nuevo paciente. Su semblante cambio mientras procesaba todo lo leído. Por un segundo, la pelirrosa pudo sentir el profundo dolor y la tristeza que ese chico seguramente estaba sintiendo.
-Sufrió mucho.- el pensamiento fue susurrado. Sakura negó con la cabeza, dándose cuenta que estaba tomando aquello demasiado personal.
Las personas que pasaba por situaciones como esas no querían lástima y ella no tenía por qué tenérselas.
Cerró la carpeta y siguió caminando hasta la habitación asignada a su paciente. Se arreglo el traje y con una sonrisa se dispuso a entrar.
Sakura toco tres veces para anunciar su presencia antes de abrir. La primera imagen que recibió por un momento le dejo sin habla. Un chico estaba en la camilla, con el torso desnudo y una toalla en la cintura como unica protección de su parte intima. Sakura parpadeo varias veces antes de tomar nuevamente la carpeta y verificar el número de habitación.
La habitación era la correcta. El chico le estaba dando la espalda aún y parecía no haberse dado cuenta de su presencia, aunque Sakura sabía que no era probable que él no supiera que ella estaba allí.
La pelirrosa tragó saliva antes de avanzar unos pasos, con la intención de tener una mirada de su rostro.
-¿S-Sasuke Uchiha?- preguntó solo para confirmarlo. El chico levantó la mirada finalmente y la observó en silencio, con fijeza y tanta intensidad, que provocó que el corazon de Sakura diera un vuelco.
Era un chico muy atractivo. De piel pálida, cabello y ojos negros, y cuerpo atlético. Era sencillamente hermoso, pero su mirada era tan fría y vacía, que Sakura supo que algo dentro del chico estaba profundamente dañado.
-¿Sasuke Uchiha?- pregunto nuevamente, solo para corroborar. El chico la miró en silencio por lo que parecieron horas y con un vago asentimiento confirmó su identidad, antes de desviar la mirada a un lado e ignorarla. Sakura no pudo evitar observarlo con detalle, notando como sus mejillas se encendían a causa de la vergüenza.
Su piel blanca, sus hermosos ojos y sus músculos en desarrollo, era todo una auténtica distracción. El chico era demasiado guapo y Sakura no pudo evitar distraerse a causa de ello. Aunque la venda alrededor de su cabeza y los moretones en los brazos le hizo preguntarse si el daño es mayor al que exponían los apuntes.
Negando con la cabeza, la Haruno intentó concentrarse en su trabajo.
-Soy Sakura Haruno… Seré su psicóloga.- le informó con un tono neutro, extendiendo su mano hacia él. Sasuke levanto su mirada hacia ella y nuevamente se quedó un rato observándola y analizándola. Después de lo que pareció una eternidad, el chico estiro su mano hacia ella y la tomo.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Sakura, su piel se erizo completamente y su corazón se aceleró.
Se avecinaba su tormento… y su nombre era Sasuke Uchiha.
.
.
.
.
.
FIN DEL CAPÍTULO
.
