Bien... esto es algo que hago por la review 150 en mi Fic de "Cafetería España". ¡Drake-Vampire, aquí tienes tu pedido!

Aunque... bueno... desde el principio tenía la intención de que fuese un One-Shot largo... Sólo un One-shot... pero... ¡lo siento, parece que me extendí demasiado! Antes de que pudiese darme cuenta tenía páginas y páginas escritas, y... bueno, lo dividí en dos capítulos... espero que no os importe leer algo tan largo :P

Habrá muchas parejas distintas, a petición de Drake-chan... pero catalogaré esto como Spamano porque... bueno, porque si xDDD (No es predilección, es... otra cosa xD)

Hetalia no me pertenece... ojalá lo hiciese, pero la triste y cruda realidad es otra ;A;

Dicho esto, os dejo con lo que he escrito! :D


Pov Romano

Las siete de la mañana

Maldito bastardo. Llamándome a las siete de la mañana. Un sábado. Haré que le ahorquen, que le quemen, que le castren con una cuchara... me da igual; lo quiero bien muerto. Con lo cómodo que estaba yo durmiendo.

- Vee... fratello, tu móvil no me deja dormir...- Escuché una voz a mi lado. Era mi hermano mediano, Feliciano. El por qué estaba en mi cama... no tengo ni la más mínima jodida idea.

Me levanté, cabreado con el mundo en general, y cogí el teléfono con un gruñido. Feliciano hundió su cabezón de nuevo en la almohada cuando se detuvo el molestamente alto sonido del tono de llamada, y yo me restregué los ojos, aún bastante adormecido. Lo primero que escuché al descolgar fue una voz demasiado alegre y familiar para mi gusto.

"Loviii~ ¡Buenos días, mi tomate!"

- Puto español. No serán tan buenos después de que te corte los huevos. Y no soy "tu tomate", joder...- Le ladré, enojado. Ese bastardo me hacía sonrojar de buena mañana. Le maldigo arduamente.

"Jajaja, ¿te he despertado? ¡Lo siento, Lovi~! Aunque tu voz medio dormida es adorable, y...

- Sigue por ese camino y mañana aparecerás castrado.- Le advertí, mi cara tomando un color aún más carmesí. Suerte que él no podía verme, porque si no ya hubiese comenzado a gritar como una adolescente enloquecida acerca de lo "mono" que soy, y demás gilipolleces de las suyas...

Cómo le odio.

Me levanté de la cama, con un profundo bostezo. Aguanté el móvil con el hombro y, con sumo cuidado y delicadeza, retiré las sábanas de la cama. Y con "sumo cuidado y delicadeza", me refiero a que las quité de un golpe, y con la rudeza suficiente como para hacer caer al tonto de Feliciano al suelo. Dio un grito de niña al dar con su cara en el frío suelo y yo sonreí con maldad. Adoraba hacer eso.

Además, lo tenía merecido. No haberse metido en mi cama.

"Oye, Lovi, quería hablarte de una cosa... oye, Lovi... Lovi, ¿me escuchas?

- ¡Agh! Figlio di puttana! ¡Te escucho! ¿Qué mierda quieres, joder?- Grité, ajeno a los lloriqueos de mi hermano.

"Ah, que bien, pensé que estabas pasando de mí~" Canturreó el bastardo.

Anda que es gilipollas... ¿Cómo no iba a escucharle, con esa voz tan sexy que tenía...?

...

Me merezco una buena hostia por lo que acabo de decir. Pensar. Mierda.

Así que eso hice. Cruzarme la cara a las siete de la mañana. No sería algo muy inteligente que hacer, pero al menos estaba despierto.

"¿Lovi? ¿Acabas de pegar a alguien? Ha sonado algo fuerte..." Preguntó el idiota al teléfono.

- Claro que no, subnormal profundo. ¿Por qué iba yo a hacer algo así?- Mentí con maestría.- Ahora dime qué quieres o te cuelgo.

"Ah, claro, pues verás..."

- Vee... fratello, ¿es Antonio?- El retrasado de Feliciano, tras haberse recuperado del golpe, me comenzó a dar toquecitos en el brazo con su dedo índice. Me sacaba de quicio, ese crío. Le aparté de una torta y negué con la cabeza.

- No, Feliciano, es la Duquesa de Alba*, que quiere invitarnos a cenar.- Dije, con el mayor sarcasmo posible. Ya que... ¿quién iba a llamarme sino Antonio?

- ¡Veee! ¿La duquesa? ¡Guao! ¡He de avisar a Marcello!- Pareció no pillar mi sarcasmo... Y así, gritando como un subnormal, fue a despertar a nuestro hermano pequeño.

Si es que más subnormal no se podía ser. Hice un facepalm, y atendí a lo que el español me estaba contando.

"Y eso, Lovi... ¿Vendrás?" Dijo, con su alegre tono de voz.

...

¿Dónde estaba yo hoy? ¿En Retrasados Town? ¿Que acaso el idiota no se había dado cuenta de que estaba hablando con...?

Ah, no, claro. Que es imbécil. Tiendo a olvidarlo.

Le exigí que me lo repitiese todo. Y eso hizo.

- ¿...una fiesta?- Pregunté en cuanto acabó su resumen. Mi ceño fruncido hizo su aparición estelar.- ¿En serio, bastardo?

"Sii~ En casa de Francis, esta tarde a las seis."

- ¿En casa del bastardo del vino? ¿Por qué iba a querer ir yo a la estúpida mansión de ese pervertido sin escrúpulos?

"Bueno~ estoy yo~ ¿vendrías por mí?"

- Q... ¡Claro que no! ¿¡Quién iría por ti a ninguna parte!?- En ese momento sí que me alegré en serio de que Antonio no estuviese delante mío. Juraría que mi cara estaba tan roja y brillante como un semáforo en rojo. Y eso era porque... me sonrojo fácilmente con cualquier cosa. No era porque él hubiese sugerido nada. Y es que... ¿por qué el muy imbécil siempre hacía cosas que le hacían parecer mi novio? Le odio.

Además, nunca sería mi novio, ya que el otro día dijo algo como "Lovi es tan lindo~ es como de la familia~" o algo así. Le oí mientras hablaba por teléfono. Pues que le den. Él tampoco me gusta.

E... en serio, ¡no me gusta! Vale que sea el hombre más sexy de todo el campus, pero eso no quiere decir que piense en él por las noches ni nada por el estilo.

Porque no lo hacía. En serio. Para nada.

"Daw... pues si no es por mí... habrá mucha buena comida. Tomates~"

- Oh... Ahora sí hablamos, Antonio. Ahora sí hablamos.

"¿Irás?" Noté la alegría en su voz.

- Eh... bueno, sólo si me llevas tú. No voy a ir a ese picadero del mal yo sólo...- No era que quisiese ir con él, para que te quede claro.

"¡Claro que te llevo! El requisito de la fiesta es que tenemos que llevar una pareja~ Te recogeré a las cinco y media, ¿vale?"

Pareja... así que Antonio quería que yo fuese su pareja... eso era... bueno...

- Eh... vale, bastardo. No tardes. Oh, y... eh...

"Ah, trae a Marcello también. Peter va, así que se lo pasará bien~" Me interrumpió. Fruncí el ceño. Bueno, si era Marcello estaba bien, supongo.

- Claro... pero...

"Ah, y trae a Feli también~" Entonces, el tono alegre y empalagoso del español se multiplicó por cuatro.

Me cago en mis cojones. Ahora lo entendía todo. Ya me parecía raro a mí que ese idiota no le hubiese mencionado antes. Entrecerré los ojos con furia asesina, y colgué con violencia, muy cabreado. Iba a ir a esa fiesta su puta madre. Que no se le ocurriera venir aquí a recogernos. Le castraba.

Me senté en la cama deshecha, y miré al infinito, muy molesto. ¿Por qué todos querrían ver al idiota de Feliciano en vez de a mí? Bueno... era cierto que me solía comportar como un pequeño bastardo todo el tiempo, pero... no sé, últimamente era más amable con el idiota de Antonio... porque bueno, él... él me... eh...

Él... agh, maldita sea, no puedo decirlo. Te jodes.

- ¡Lovino!- Hablando de Feliciano, ahí estaba. Arrastrando a Marcello, quien iba medio dormido. ¿Qué demonios?

- Lovino... ¿qué dice Feliciano de la duquesa de Alba y una fiesta...?- Preguntó el pequeño, restregándose los ojos con la manga de su pijama demasiado grande. Tenía los ojos semicerrados y una cara de dormido que tiraba para atrás.

Me cago en...

Puse los ojos en blanco y me tumbé, con una maldición.

Realmente estaba rodeado de idiotas.

X X X X

Pov Alemania

Las diez de la mañana

Hacía frío. El parque estaba desierto, a excepción de algunos pocos viandantes que paseaban a sus mascotas.

Yo hacía lo mismo. Mi gran pastor alemán, macho, negro con manchas uniformes de color castaño, llamado Gildo, trotaba a buen ritmo mientras yo le seguía haciendo footing.

El aire frío me cortaba la cara. No sentía las orejas, y mis brazos desprotegidos estaban congelados. Pero poco importaba mientras no me parase; si lo hacía sería bastante peor.

Un buen día, según mi opinión, comenzaba con un buen desayuno, mientras leía el periódico o escuchaba las noticias en la radio o la televisión. Después, dos horas de entrenamiento matutino, no importaba si llovía o nevaba. Y todo eso, sin pausas.

Eso pensaba yo. Aunque mi hermano Gilbert, al contrario que yo, piensa que eso es demasiado trabajo, y se queda en la cama hasta bien entrada la tarde. Me costaba trabajo comprender cómo alguien que en su juventud fue tan hiperactivo se hubiese convertido en alguien tan vago.

Dejé esos pensamientos aparte y me concentré en el camino frente a mí. Unos pocos metros más y ya estaría en casa. Mi respiración estaba acompasada de modo correcto, y no me sentía tan cansado como otros días. Sentía que era capaz de dar otra vuelta al vecindario sin problemas. Pero probablemente Gildo no lo hubiese soportado.

Y de todas formas, forzar tanto el cuerpo puede llegar a ser malo, por lo que al llegar al portal de mi casa decidí dejarlo estar y subir a ducharme. Busqué las llaves en mi bolsillo, casi jadeando por el repentino parón. Podía ver mi respiración condensada si alzaba un poco la vista. Realmente era un día frío.

Entré en casa, desaté al perro y fui a darme una ducha. Me dirigía hacia el cuarto de baño cuando una voz me llamó desde el salón.

- ¡Weest! ¡Qué bien que has llegado! ¡El grandioso yo te echaba en falta!

- Bruder... ¿hace cuánto que estás despierto?- Entré en el cuarto y me lo encontré hablando por teléfono. Aún tenía el pijama puesto, y los pies desnudos apoyados en la mesa de cristal.

- Francis me llamó por teléfono a las nueve, el muy cabrón. Me dijo algo, pero estaba demasiado dormido como para poder comprender sus para nada grandiosas palabras. En fin, que le colgué. Y luego, cuando volvía a la cama, la marimacho me envió un mensaje al móvil, y tras mensajearnos un poco acabó por llamarme... No, no, Elizabeta, no eres una marimacho... ... Si, vale, te he llamado yo... ... No, no lo digo para dejarte por debajo... no grites, mujer; tranquila.

Suspiré. Así que eso era lo que había pasado. Le observé volver a su conversación y, viendo que ya no necesitaba mi presencia, fui a ducharme.

Antes de meterme bajo el grifo siempre hago unas cuantas flexiones. Es bueno para los músculos. Ese día tampoco fue una excepción. Hice treinta flexiones y procedí a quitarme la ropa. Observé mis músculos por un segundo y luego abrí el grifo. El agua helada me hizo estremecer, pero me relajé casi al instante.

Mientras disfrutaba con la ducha fría podía escuchar los gritos de mi hermano.

- ¡Que no! ¡Que no vas a ir con ese gafotas desgraciado! ... ¡Mereces ir con alguien más grandioso, eso es todo! ... ...No, no me refería a mí, pero si insistes... ¡Espera, espera, no cuelgues! ¡Podemos hablarlo con calma!

Realmente eran como un par de niños. A ver si algún día se dicen las cosas a la primera, sin dar tantos rodeos. Salí de la ducha y me sequé rápidamente con una toalla. Tenía que ponerme ropa si no quería pillar un resfriado.

Me había puesto los pantalones cuando escuché la German Anthem.

Era el tono de mensajes de mi móvil, por lo que fui presto a cogerlo.

Era un mensaje de Feliciano.

"De: Feliciano Vargas

Lud! Lud! Nos han invitado a una fiesta! Y piden acompañante!

Recibido el: 24/12/2012 a las: 10:15:44"

Suspiré nuevamente. Hablando de niños... ni siquiera me lo pedía directamente. Aunque quizás era algo que debía sobreentenderse... ya que eramos pareja.

Y si lo pensaba bien... una fiesta en la que tienes que llevar a alguien. Algo así sólo podía ser cosa de Francis. Eso explicaría por qué llamó a mi hermano esta mañana. Eso le pregunté a Feliciano. Me respondió con esto:

"De: Feliciano Vargas

Vee! Lud puede leer mi mente!

Recibido el: 24/12/2012 a las: 10:18:01"

Entonces tenía razón. Iba a decirle algo, pero entonces me llegó un nuevo mensaje.

"De: Feliciano Vargas

Puedes venir, verdad? Per favore? 3

Recibido el: 24/12/2012 a las: 10:18:55"

Casi podía ver su cara de cachorro apaleado mientras decía eso. Siempre conseguía convencerme de casi cualquier cosa con esa cara. Me sonrojé ligeramente, y le pregunté a qué hora debía ir a buscarle. Pasó un buen rato antes de recibir como contestación un mensaje bastante extraño.

"De: Feliciano Vargas

Ni se te ocurra venir, bastardo de las narices. Como lo hagas te castro!

Recibido el: 24/12/2012 a las: 10:23:14"

Parpadeé un poco, confuso. Aunque casi al segundo comprendí que quien me había enviado aquello no podía ser otro que Lovino. El hermano mayor de Feliciano; no parecía haber acabado de aceptar nuestro... ehm... noviazgo. Y eso que llevábamos casi diez meses.

El móvil volvió a sonar.

"De: Feliciano Vargas

Perdona, Lud! Lovino me quitó el móvil. Ven a las 5:30 Grazie~ Ti amo!

Recibido el: 24/12/2012 a las: 10:24:21"

Me sonrojé aún más mientras respondía con un corto "Ahí estaré". Aún no me acostumbraba a sus inacabables muestras de afecto. Temía ser demasiado serio, porque... él era tan amoroso... Pero ya me había dicho que no me preocupase. No podía evitarlo, aún así... aunque en realidad... quizás sólo me sentía algo bloqueado porque no había recibido mucho amor en mi vida. El único que me había tratado con "cariño" había sido mi hermano. Aunque su, como dije antes, "cariño", estaba lejos de ser agradable. Recuerdo que cuando éramos pequeños él quería jugar a los médicos. Él sería el médico y yo, el paciente con la plaga. Todo parecía bastante normal hasta que sacó un bote de sanguijuelas y me las quiso poner en el brazo.*

Teníamos, él diez años, yo cinco. Aún no me olvido de aquello...

Pero divago.

Debía prepararme para la fiesta de la tarde. Entré al salón para hablar con Gilbert acerca de ello. Había dejado el teléfono ya, pero parecía enfadado.

- Bruder...

- ¡Esa zorra me ha colgado!- Gritó.- ¡Sólo porque le dije que ese señorito podrido es una nenaza cobarde y debilucha!

- Bueno, a nadie le gusta que insulten así a su novio...

- ¡No es su novio!- Se puso de pie en el sofá y se golpeó el pecho.- ¿¡Crees que el grandioso yo hubiera permitido algo así!? Nein! ¡Yo estaré siempre ahí para intentar frustrar los intentos de declaración de ese piltrafa!

- ¡No intervengas en las vidas sentimentales de otras personas sólo porque te plazca!- Dije, con voz potente y seria.

- No lo entiendes, West... él no la merece...- Hizo un puchero y se dejó caer con fuerza en el asiento.

Suspiré, cansado. Pero no había olvidado el por qué quería hablar con él. Me senté a su lado y le obligué a prestarme atención.

- Bruder... ¿No recuerdas que Francis te haya hablado de alguna fiesta esta mañana?

El inmediato brillo emocionado de sus ojos me indicó que de algo le sonaba.

Bien, esto sería rápido y sencillo de discutir. O eso esperaba.

X X X X

Pov Japón

Las dos de la tarde

"¡Te estoy diciendo que no iré, aru! ¡Tengo un examen el lunes!" Gritó la voz al otro lado del teléfono.

- Pero eso sería una descortesía... Francis-san te ha llamado específicamente para que le lleves un poco de tu deliciosa comida.- Puntualicé, sin perder la calma.

"Ya, claro... mi comida es un asco hasta que ese pijo decide dar una fiesta. ¡Pues me niego, aru! ¡Tengo dignidad aru!"

Realmente, mi proclamado hermano mayor podía llegar a ser muy obstinado. Pero como que mi nombre era Kiku Honda que iba a convencerle.

- No es cierto. Sabes que a todos nos encanta lo que cocinas.- Insistí.- Y no haría falta que te quedases demasiado tiempo. Lo único que tendrías que hacer sería pasarte, darle la comida que te pide, y luego volver al piso a estudiar.

"Hmmm... es cierto que puedo irme enseguida, pero... para entrar al recinto necesito una pareja, ¿no, aru? No tengo a nadie con quien ir aru. Im Yong Soo está de guarda, Mei va con Hong, y Kim no quiere ir por nada del mundo. Y si va, irá con Tao, aru."

- Puedes asistir acompañado de Iván.- Le sugerí.

"¡Ni hablar aru! ¡No pienso ir con él aru! ¿Qué dirían todos si me ven aparecer con él?" La voz enojada de Yao resonó en mis oídos, y me pareció escuchar otra voz distinta.

"¿Con quién hablas, Yao?" Era una voz más suave y calmada, pero pude reconocerla sin inconvenientes. Era Iván.

"¡Aiyaa! ¡Qué susto, aru! Es... es mi hermano Kiku, aru. De todos modos, no vuelvas a aparecer así detrás de mí aru."

"Pero es que no entendía este problema... y quisiera que me lo explicaras~"

"¡Aiyaa! N... ¡no me agarres así! ¡Aquí no, aru!" Sonreí levemente. Entendía la situación perfectamente. Yao, por su parte, seguía gritando. "¡Kiku! ¡Ya... ya veremos si voy o no! ¡Pero no esperes mucho aru!"

Acto seguido escuché un ruido sordo y el pitido rítmico del teléfono comunicando. Había colgado.

Resoplé, algo contrariado, mientras colocaba el aparato de regreso en su lugar. Había hecho todo lo posible. Aunque ya selo dije a Francis-san... Que tomaría las medidas necesarias. Quizás tampoco estaba esperando que hiciese gran cosa...

Pero pensar de una manera tan negativa era imperdonable. Lo lograría, y Francis-san estaría alegre por ello. Después de todo, mi regalo era ese: invitar a toda mi familia. Si no lo conseguía, tendría que comprarle algo...

Regresé al salón con lentitud, a la vez que repasaba en mi cabeza todo lo que debía hacer antes de las seis; hora de la fiesta.

Había estudiado para el examen del jueves. Había lavado y puesto toda la ropa en su sitio correspondiente. Había recogido los platos y había rellenado el lavavajillas. Había limpiado el salón y tenía los restos de la comida guardados en la nevera con papel transparente. Le había dado de comer a Tama, mi gato. También a mi conejo y a mi Cuy*. Todo estaba hecho.

Ahora sólo faltaba lidiar con el invitado en mi salón.

- Regresé, Heracles-san. ¿Estás cómodo en el kotatsu?- Pregunté mientras entraba en el cuarto. El griego estaba recostado en la mesa, engullendo dulces japoneses y mandarinas. Me senté frente a él.

- Ah... Kiku. Estoy bien.- Me respondió, con una sonrisa y su lentitud característica.- ¿Qué tal con... tu familia?

- Hago todo lo que puedo.- Expliqué.- Creo que les he convencido a casi todos. Sólo faltaría Kim. No sé si voy a poder convencerla...

- Esa vietnamita obstinada... podrás.- Me dijo, poniéndome una mano en el hombro.- Eres genial.

- Ah... eh... no es para tanto.- Contesté, ruborizado. Heracles-san siempre me decía ese tipo de cosas. Y ahora me estaba mirando con ojos extraños. Noté mariposas en mi estómago por un segundo, pero antes de que ninguno de los dos pudiese hacer ningún movimiento sonó el teléfono. No sé si me sentí aliviado o molesto.- Ah, qué contrariedad... Iré a cogerlo. Vuelvo enseguida, Heracles-san.

Realmente... estaba siendo un día muy ajetreado. Y lo que me quedaba no era poco. ¿Por qué habría accedido a asistir a aquella fiesta? Yo ya estaba cansado...

- Moshi moshi.- Descolgué el auricular, y una voz femenina me recibió con entusiasmo.

"¡Kiku~! ¡Hola! Soy Elizabeta~!"

- Oh, Elizabeta-chan. ¿A qué se debe el honor de tu llamada?

"Sólo era para decirte que tengo mi Nikon casi preparada y con espacio de sobra para tomar montones de fotos de ukes desprevenidos~"

- Ya veo. Mi mejor cámara ya está preparada.- Anuncié; mi tono de voz había cambiado a uno mucho más profesional en cuestión de instantes.- ¿Tienes la lista de invitados?

"Francis me la cambió por unas fotos de Arthur sin camisa, fué fácil conseguirlas. Feli-chan está invitado, por lo que su novio Ludwig también irá. Hay que cubrirlos, esta noche promete ser larga. Ah, pero preferiría centrarme más en Arthur y Alfred. Quizás la cosa se anime con un poco de alcohol."

- ¿Les damos un empujón?- Sugerí, empezando a emocionarme.

"En eso mismo estaba pensando~ Ah, y me he enterado de que Antonio planea invitar a Lovino~"

- Si esos datos son correctos, no debemos perderlos de vista. Hay que evitar dejar ningún frente desprotegido. ¿Alguna pareja más?

"Sí. Feliks y Toris. No debemos descuidarlos... aunque será fácil tomarles fotos, ese polaco es muy pegajoso~" Rió malévolamente. "También van los nórdicos. Prestaría más atención a Tino y a su novio... ¿Su, se llamaba?"

- No, eso es un mote. Su nombre es Berwald. Si va tanta gente vamos a estar bastante ocupados.

"Ya lo sé~ ¿No es genial? Oh, por cierto, ¿Yao va?"

- Creo que irá con Iván-san... pero no estoy seguro. En caso de que sea así, habría que tomar algunos vídeos. Ah... me gustaría tener más manos. O saber hacer el Kage Bunshin no Jutsu...*- Suspiré emocionado. El motivo por el cual había querido asistir a la fiesta me había sido recordado.

"Tan otaku como siempre. Me alegro de tenerte en el equipo de periodismo conmigo~ ¿Tú irás con Heracles?"

- En efecto, ha venido esta mañana expresamente a preguntarme.

"¿Debería fotografiarte a tí también?" Rió. Yo me sonrojé.

- ¡Claro que no! Pero quizás debas ser tú la fotografiada, Elizabeta-chan... ¿no irás con Gilbert-san?

Hubo un silencio pesado. Me preocupé por si la línea se había cortado repentinamente, pero su voz enseguida regresó; mordaz y seria.

"No. Iré con Roderich."

- ¿Con Roderich-san?- Me sorprendí.- Pero pensé que...

"Sé lo que pensabas, querido. Esta mañana le mandé un mensaje al "señor" Beilschmidt, para preguntarle si tenía pareja para la fiesta... pero me dijo que no necesitaba a nadie. Ni se le ocurrió pedírmelo a mí. Maldito niñato... no sé qué le puedo ver... es un idiota, egocéntrico, egoísta, narcisista, estúpido..."

- Bueno, bueno, haya calma.- Intenté tranquilizarla. Parecía bastante alterada.

"Oh, lo siento, Kiku. Tengo que dejarte. La cámara y los carretes no se acabarán de preparar solos."

- Ciertamente. Nos vemos esta noche. Mata ne.

"Vizslat~!" Se despidió la húngara.

Colgué el aparato y regresé al salón, ya más emocionado. Heracles-san me sonrió con dulzura.

- Jaire, Kiku.

- Hola.- Sonreí a mi vez. Iba a sentarme, pero entonces sonó el timbre de la puerta, para frustración mía.- Ah... ¿por qué todo el mundo se centra en llamarme hoy? Mis disculpas, Heracles-san.

Algo angustiado, abrí la puerta. Un hombre alto, de piel morena y con la cara cubierta con una máscara esperaba fuera. Me saludó con una voz grave y profunda.

- Eh... Hola, Kiku.

- Sadiq-san...- Me sorprendí. No solía venir a mi casa muy a menudo. Solía llamarme, pero...

- Sí, soy yo. Esto... me preguntaba si... ¿tú irás a la fiesta de Francis esta tarde?

- En efecto, asistiré.

- Bueno, pues... me preguntaba si... ¿tienes pareja para ir?

Parpadeé, sorprendido. Esto sí que no me lo esperaba. Podría conllevar algunos problemas...

X X X X

Pov Lituania

Las cinco de la tarde

- ¡Soy un avión! ¡Pium, pium, pium! ¡Y ahora me sumergiré en el mar! ¡Dokyuuuun!

- ¿¡Quieres hacer el favor de dejar de hacer el tonto, Feliks!? ¡Tenemos prisa, mucha prisa!- Grité, a punto de perder los nervios por decimoquinta vez aquella tarde.- ¡Y los aviones no se sumergen!

- Ah, pero, como que estoy en la bañera. Estoy, así, totalmente sumergido ya.- Me respondió el polaco, con una sonrisa juguetona.

- Sólo date prisa, ¿quieres?- Suspiré, cerrando los ojos. Me estaba empezando a doler la cabeza... me puse los dedos en las sienes y masajeé un poco.

¿A qué persona en su sano juicio se le ocurría darse un relajante baño de burbujas una hora antes de irse a una fiesta? A Feliks Lucasiewicz, por supuesto. ¡Era tan exasperante, ese chico!

- Hmm... Tienes razón, o sea, debería ser un lindo submarino. Totalmente.

- ¡Pero hazme caso cuando te hablo!

- Ven a bañarte conmigo, Toris~- Me dijo, abriendo los brazos en mi dirección. Como respuesta, cerré la puerta del baño. Él se enfadó.- ¡Osea, como que me estás dejando aquí, con la palabra en la boca! ¡Qué superborde! ¡Pero no cierres! ¿Y si me pasa, osea, algo? ¡Toris!

Le ignoré y fui a acabar de vestirme. Al pasar por el salón vi a Edward y a Raivis, mis compañeros de piso, al ordenador. Raivis aún iba en pijama, y Edward iba con pantalones vaqueros y una camiseta en la que ponía "I Love Ikea"*.

... Hablando de gente exasperante. ¿¡Qué estaban haciendo!?

- ¡Edward! ¿¡Qué hacéis al ordenador!? ¡Queda una hora para la fiesta de Francis, y aún estáis con ropa de estar por casa!- Les dije, avanzando hacia ellos.

- Cálmate, Toris.- Me ordenó el estonio, totalmente tranquilo.- La fiesta es a las siete, ¿verdad? Tardamos tres cuartos de hora en llegar a la casa de Francis si vamos en coche. Si le añadimos a ese tiempo quince minutos de ir a recoger a las hermanas del señor Iván, tardamos una hora en llegar. Y son las cinco. Eso nos da una hora de margen, ¿verdad? Está todo calculado.

- Eh... ¿la fiesta no era a las seis?- Pregunté, asombrado ante los cálculos de mi amigo.- ¿Y cómo has calculado todo eso?

- Raivis dice que es a las siete, y yo me fio de él. Y me he sacado las distancias del Google Earth, y las he calculado con el rendimiento y velocidad de nuestro coche. Nada puede salir mal si yo trabajo en ello.

- Increíble, Edward...- El pequeño Raivis brillaba de emoción, aunque seguía temblando, como siempre.

- No es nada.- Edward sonrió con suficiencia, y se ajustó las gafas mientras se volvía hacia mí.- De todas formas, me preocuparía más por ese novio polaco tuyo, Toris.

- N... ¡No es mi novio!- Repliqué, sonrojándome al instante.

- No creo yo que los amigos se vayan besando por ahí como si nada.

- ¡Eso fue porque...! Eh... um... ¿Qué estáis haciendo?- Intenté desviar el tema con una sonrisa nerviosa, y me fijé en la pantalla del ordenador. Una pestaña abierta ocupaba toda la pantalla.

- Estoy hablando con Tino por Skype. Ahora se ha ido un segundo, pero puedes saludarle en cuanto regrese.

En efecto, lo que estaba abierto era el Skype. Podía leer el nombre de usuario. "Tino Väinämöine y Berwald Oxenstierna". Vaya, compartían cuenta. Eso era muy lindo. Feliks también hacía algo así conmigo... él tenía una cuenta propia y luego... usurpaba la mía.

Se escuchó un ruido proveniente de la pantalla, y enseguida pudimos ver al finlandés, que se sentaba en una de las dos sillas vacías que se podían ver en la pantalla. Acto seguido, un hombre bastante más grande que él apareció y se sentó a su lado.

"He vuelto~ Hanatamago tenía hambre~ Y esta vez me he traído a Su conmigo." Tino sonrió ampliamente, y entonces pareció darse cuenta de mi presencia. Me saludó efusivamente con la mano." ¡Oh, hola, Toris! ¡Hyvää Joulua~!

- Linksmu Kaledu a ti también, amigo. Y a Berwald también.- Sonreí al fijarme más detenidamente en la casa de la pareja. Estaba decorada con montones de espumillón. Una enorme chimenea con restos de madera quemada, guirnaldas, y lo mejor de todo; un árbol de Navidad inmenso. Eso me recordaba que nosotros no teníamos un árbol... propiamente dicho. Bueno, teníamos esa... cosa... que Raivis hizo con botellas de cerveza, que parecía más o menos un árbol. Algo era algo... éramos pobres, qué se le iba a hacer...

"Hm. A t' t'mbi'n." Me respondió el intimidante sueco. Acortaba tanto las palabras que me costaba entenderle de vez en cuando. Pero esta vez sí le había entendido, por lo que sonreí.

"¿Qué tal vais para la fiesta? Tenéis todos pareja, ¿verdad?" Preguntó Tino.

- Vamos genial, gracias.- Respondió Edward, poniendo su sonrisa de comercial. Raivis, sin embargo, dio un respingo y comenzó a temblar más fuerte de lo que lo estaba haciendo antes.

- ¡Eso lo dices porque Iván te ha puesto con su hermana Yekaterina, que es muy amable! ¡A mí me ha obligado a ir con Nataliya, y tengo mucho miedo!

"¿Os ha obligado? ¿Qué queréis decir?"

- Como Iván quiere que sus hermanas vayan a la fiesta, pero ellas no tienen pareja, les ha obligado a estos dos a ir.- Le dije a Tino, con una sonrisa nerviosa.- Yo voy con Feliks, que ahora mismo está en la bañera...

- ¡Nataliya va a matarme! ¡Tengo miedo, Edward!- Lloriqueó el letón.

Yo no veía nada malo en ir con Nataliya. Es una chica muy hermosa y grácil. Quizás algo tímida, pero... Antes de empezar yo a salir con Feliks le pedí una cita, y ella aceptó. ¡Hasta me dio la mano! Fue tan bonito... aunque después, mis dedos estaban completamente rotos... no sé cómo pudo pasar...

- Tampoco es tan malo, Raivis. No va a matarte, tranquilo.- Dijo Edward, tratando de calmarle.

- ¡Entonces cámbiame la pareja!

- De eso nada.

- ¡Nooooo! ¡Sabía que iba a pasarme algo malo!- Ahora sí; Raivis estaba llorando a lágrima viva. Yo decidí retirarme.

- Bueno... creo que iré a sacar a Feliks de la bañera. Se nos hace tarde.- Anuncié.

Al darme la vuelta, me encontré con un par de labios puestos contra los míos, y un par de brazos agarrándome con entusiasmo. Abrí los ojos al máximo debido a la sorpresa, y pude notar cómo mi rostro empezaba a recalentarse. Era Feliks.

- Tee-hee~- Rió al separarse de mí.- Como que ya estoy fuera. Bañarse sólo es así como que, totalmente aburrido. Superaburrido de la muerte. Así que me di prisa. Es que si no estás tú, Toris, no tengo nadie a quien ahogar, y se me hace, así como que, osea, tedioso.- El polaco llevaba una toalla envuelta alrededor de la cintura. Evité mirar más abajo de ese punto, más bien para evitar sonrojarme más aún.

- A veces me pregunto si me quieres o me odias...- Suspiré, rojo como un tomate. Él volvió a reírse.

- Ay... ¡pero claro que te amo, tonto! ¿Cómo podría cambiar las bombillas de mi casa sin ti? Osea, por ponerte un ejemplo.

- Mira... mejor vamos a ponerte algo de ropa. Aún nos quedan tres cuartos de hora antes de irnos, pero conociéndote se nos hará tarde igualmente.- Dije, empujándole hacia mi cuarto.

"¿Media hora? No sabía que vivíais tan cerca de Francis... que envidia." Dijo Tino desde el otro lado del ordenador.

- ¿Hm? ¿Por qué dices eso?- Edward levantó una ceja mientras acariciaba la cabeza de Raivis, que seguía llorando.

"Bueno... quedan tres cuartos de hora hasta las seis. Si tenéis ese mismo tiempo de margen, es que vivís prácticamente al lado, ¿no? Su y yo nos vamos a tener que ir ya porque vemos que hay tráfico y no sé si llegaremos a la hora..."

- ¿Eh? ¿Las seis?- Edward se levantó de la silla, alarmado.- Pero... ¿la fiesta no era a las siete?

"¿Moi? No, era a las seis..."

"Tino. V'monos ya. 'S tarde." Berwald tiró suavemente de su pareja, con un deje de agobio en su mirada. El finlandés asintió con la cabeza y se despidió, con una sonrisa.

"Bueno, pues nos vemos allí~ Hasta ahora~" Y dicho esto, su Webcam se apagó.

- Raivis... ¿no me habías dicho que la fiesta era a las seis?- Preguntó Edward, nervioso.

- Eh... yo... a mí el señor Iván me dijo que...

- Eso quiere decir que... ¿llegamos, osea, tarde?- Feliks no parecía muy preocupado.

Edward me miró. Yo miré a Edward. Raivis nos miró a nosotros y nosotros le miramos a él. Feliks, quien seguía semidesnudo, se rió.

La habíamos fastidiado pero bien.

- Iván nos va a matar...- Dije, temblando. Ya podía ver su mirada glacial y su risa sobre nosotros. El pánico me invadió.

Pero no era lo peor. Raivis se había desmayado.

- ¡Raiviiiis!- Edward y yo gritamos su nombre, llamándole y sacudiéndole por si así despertaba. Pero no lo hizo. Había dejado de temblar.

Realmente estábamos muertos.


Traducciones:

Fratello - (Italiano) Hermano.

Figlio di puttana - (Italiano) Hijo de puta.

Per favore - (Italiano) Por favor.

Grazie, ti amo - (Italiano) Gracias, te amo.

Bruder - (Alemán) Hermano.

Nein - (Alemán) No.

Moshi moshi - (Japonés) Frase para contestar el teléfono, parecida a "¿Dígame?"

Mata ne - (Japonés) Hasta luego.

Vizslat - (Húngaro) Adiós.

Jaire - (Griego) Lo escribí tal y como se pronuncia. Significa Hola.

Hyvää Joulua - (Finlandés) Feliz Navidad.

Linksmu Kaledu - (Lituano) - Feliz Navidad.

Curiosidades:

* Duquesa de Alba - Persona bastante importante en España, conocida por salir en programas del corazón y por tener más títulos nobiliarios que la reina de Inglaterra.

* Con este recuerdo de Ludwig hago referencia a una de las tiras de una grandiosa autora de DeviantArt, Arkham-Insanity; Chibi Prussia Diaries. Podéis buscar las tiras en DA y deleitaros un rato; son grandiosas. Aunque están en inglés... espero que eso no sea un problema. ^^U

* Un Cuy es un animal pequeño parecido a un hámster; es blando y peludito. En un capítulo del anime de Hetalia se ve que Japón posee uno, al igual que un conejo. En Nekotalia se ve que también tiene un gato, negro, que sí que se llama Tama.

* Para quien no haya visto Naruto, el Kage Bunshin no Jutsu es una técnica para hacer clones de tí mismo.

* A Estonia se le ha visto en el manga de Hetalia con esta camiseta; me pareció lindo hacérsela llevar también aquí.

Jo, esto es un monstruo! D': Y aún no está acabado... Venga, subiré otro más y espero que así lo acabe. Mis disculpas nuevamente por esta cosa tan larga que es más bien una introducción... y parece relleno. XDDD

Aún así, espero que os haya gustado, y que os hayáis hecho una idea de las parejas que saldrán en el siguiente capítulo... ^^U

En fin... os dejo con un chiste de polacos que salió en la serie y me hizo gracia: ¿Cuántos polacos hacen falta para cambiar una bombilla? Dos; uno para mantener la bombilla sujeta mientras está parado en una mesa o similar, y otro para girar cualquiera que sea la superficie en la que está parado el primero. :P

Dejar review no cuesta nada~

Nos vemos! :D