Notas: Dedicado a Trasnation, porque me pide lemon desde hace un siglo ( o algo así xD) Espero que os guste, no tiene mucho sentido, pero bueno.

-¿Cuántos besos quieres esta noche?

-Todos los que puedas darme.

-Puedo darte muchos

-Y yo querré muchos más

¿Cómo habían llegado hasta ahí? ¿Cuántas vueltas daba la humareda de alrededor? ¿Por qué las luces eran tan brillantes y solo les envolvía a ellos? Y, lo más importante, ¿Qué más daba? Que más daba si Sirius le estaba besando con la boca abierta y sin ningún pudor, delante de toda esa gente, delante de toda la discoteca, que más daba si sus manos se deslizaban hacia su culo y le pegaba tanto que no le dejaba respirar y que bien se sentía, joder. Qué más daba si Remus estaba un poco borracho y Sirius se aprovechaba, ya se preocuparían al día siguiente.

-Pues vamonos, Lupin, que voy ha dártelos todos.

Tanto tiempo deseando subir esas escaleras, así, justo así, quitándose la ropa, mordiendo el cuello, riendo, parándose contra la pared, porque, sinceramente, son demasiadas ganas y las escaleras parecen más largas que nunca. Sentir como Sirius se junta y se aprieta y se frota contra él y ver como Remus gime en su oído, porque ya no está borracho y lo que esta viviendo, definitivamente, tiene que ser un sueño, porque si lo estuviera viviendo, las manos de Sirius se deslizarían hacia su espalda y le acariciarían la columna haciéndole estremecer, justo como en ese momento. Y Oh, dios lo está viviendo.

Suben, corren por el pasillo, llegan a la habitación y caen en la cama como los quinceañeros que no son, pero solo desde hace unos cuatro años, no es mucho, todavía pueden aprovechar el tiempo perdido entre el miedo y la vergüenza. Remus no reacciona, se deja hacer, es más fácil y, realmente, no sabe qué narices tiene que hacer o cómo se hace. Así que Sirius se pone encima y comienza a desvestirlo, desabrocha la camisa, y recorre ese camino que siempre ha querido hacer desde el cuello hasta el pezón y de ahí al otro, mientras oye los jadeos y los suspiros y el merlín más sexy que ha oído nunca. Sube hasta su boca y se lo come una y otra vez, mientras Remus le arranca la camisa y clava sus uñas en la espalda cuando Sirius cae con todo su peso sobre la cintura del licántropo y este enrosca sus piernas y le acerca más.

Sudan, no dejan de frotarse, no dejan de acariciarse, no dejan de mirarse y Sirius no sabe si Remus se da cuenta de ese movimiento que hace con la cadera, pero le está volviendo loco y no sabe cuánto tiempo va a aguantar, así que, vuelve a bajar y Remus se arquea cuando llega a la media luna del estomago y la muerde, la estira, la succiona y el licántropo no deja de decir miles de incoherencias. Se levanta y el cinturón de Remus suena en toda la habitación como un trueno, vuela lejos, con los pantalones y todo lo demás.

Y Sirius se ahoga, porque hay mucha carne, muchas ganas y porque Remus no sabe que hacer y eso se le antoja realmente sexy, así que hace lo único que sabe que saldrá bien, se desnuda y mientras acaricia sus piernas besa sus rodillas y sube arrasándolo todo con su lengua, bordea el calzoncillo, acaricia la espalda y Remus hunde las manos en su pelo. Sube hasta su boca y plof la poca ropa que les quedaba desaparece y Sirius juega con la lengua de Remus, mientras este se desespera y se frota y le araña el culo mientras gime.

Busca el lubricante, le dilata, todo parece más fácil por esa sensación de no-realidad que ambos sienten (y por las copas de más, claro), se besan, se besan, una y otra vez, Sirius está más caliente que en toda su vida y Remus más dispuesto que en toda su existencia. Y entonces Sirius le penetra, despacio y dime si duele unas cuantas veces y si quieres paro otras tantas y nonosiguesíporfavor. Oleadas, mientras giran, de placer, torbellinos y mucha saliva, saliva y jadeos y palabras que nuncajamás se habrían atrevido a decirse, gemidos, gritos, arañazos. Haciendo chirriar los muelles. Y entonces Sirius siente ese alud de sensaciones y sabe, SABE, que va a correrse y que no puede correrse antes que Remus o se morirá de la vergüenza, así que le lame las orejas, le besa, escurre la mano entre sus cuerpos, le masturba y Remus gime como si llorase, en su oído, mientras se corre lento y salvaje. Y entonces ya sí, se corre, en es lugar tan estrecho y tan dulce que es Remus Lupin.