Paring: TrunksxPan
|Atada a ti|
Prólogo.
— ¡No! ¡Papà!
Un grito, con aire de dolor y desespero, es lo que sale de la boca de aquel saiyajin, y sólo ese grito basta para que no sólo él dejé de estar soñando y vuelva abruptamente a su realidad, sino también para que la mujer, que lo acompañaba en esa cama también despertará. La primer reacción del de cabellos alborotados es intentar tranquilizarse y olvidarse de una buena vez de esa tormentosa pesadilla que ya ni siquiera lo dejaba dormir. Porque no soñaba con otra cosa. Porque parecía estar condenado a tener esa pesadilla noche tras no noche hasta el día de su muerte. Por otra parte, Milk, que estaba totalmente ajena a su sentir, a ese punzante dolor que le oprimía el pecho, no hacía más que mirarlo con total desconcierto. No podía creer que su amado esposo, pasará otra noche sin poder conciliar el sueño, y sin que lo pudiera evitar lo que sucedía, la angustiaba en verdad porque ella mejor que nadie sabía en qué consistía ese tormentoso sueño, sabía también lo mucho que el mismo afectaba al saiyajin, pero también al igual que él, deseaba saber el motivo de esa pesadilla porque después de tener que vivir ese mismo momento una y otra vez cada noche entendía que quizás era una señal. Tal vez algo grande estaba por suceder. Algo que podría marcar un antes y un después en sus vidas.
Y cómo cada noche, después de lo vivido, Goku le responde que todo estará bien, que esos delirios de su parte pronto desaparecerán pero ambos saben que no es así, sin embargo fingen creer en la palabra del otro y sin esperar retoman sus posiciones anteriores en la cama esperando poder dormir, pero esa noche (como tantas otras) el hijo de Bardock, no consiguió volver a dormir, y por primera vez después de tanto, pensó en la posibilidad de que esas pesadillas quizàs buscaban decirle algo, quizàs buscaban advertirle que tanto el como toda la raza saiyajin estaban en peligro. Quizàs no era una coincidencia que fuera justamente su difunto padre quien protagonizará esos extraños sueños. Tal vez Bardock buscaba decirle algo, y si estaba en lo cierto no cabía duda que su padre sólo quería protegerlo a través de sus constantes advertencias y si era así, y realmente tenía que protegerse y proteger a los de su raza no le quedaba mâs opción que poner sobre aviso a la familia real del planeta Veguita. Tenía que advertirle al rey Vegueta, que un terrible mal se avecinaba, uno que prometía tener a Lord Freezer como protagonista, cosa que en el fondo no le impactará de la forma esperada, porque él a diferencia de la familia real, nunca terminó por confiar en alguien tal como ese despreciable ser, ¿y cómo no hacerlo? Si a pesar de no ser el mâs brillante de su especie sabía cuànto Lord Freezer, detestaba saber que podría existir alguien con mayor fuerza que la de él, odio que seguramente aumentó sin miramientos cuando se descubrió que los Saiyan tenían un poder màs allá del que poseía un simple súper saiyajin ordinario. Los Saiyajines a bese de entrenamientos fácilmente podían superarse llegando así a un poder de pelea superior al de cualquier otro guerrero y aquella verdad seguramente atemorizada a quien se creía dueño del universo entero.
Sabiendo de antemano, que esa sería otra noche en la que no podría dormir, decidió sentarse en el borde de la cama, y detenerse a pensar detalladamente en cada detalle de sus sueños, y como pasaba, cada vez que hacía aquello, inconsistentemente, terminó apretando sus puños con màs fuerza de la necesaria, logrando que estos sangrasen pero en ese instante no fue siquiera capaz de sentir dolor alguno porque sólo podía ver en su mente como era Lord Freezer, el causante de la muerte de su amado padre. Bien sabía él, que algo como aquello jamàs sucedió debido a que Bardock murió mientras luchaba con sus compañeros para poder adueñarse de otro planeta màs (como lo exigía su trabajo), pero inevitablemente no podía quitarse de encima la angustia que ahora poseía porque después de todo no le parecía tan descabellada la idea de que quien aparentaba ser su aliado terminase siendo su màs grande enemigo. Él nunca había confiado en ese despreciable ser, y nunca lo haría tampoco.
Era probable, o lo màs lógico, que Vegueta le restará toda importancia a sus palabras, pero no se rendiría, no se daría por vencido porque pese a todo protegería a los suyos aunque eso significase ir en contra de la misma familia real que tanto apreciaba. Lamentaba que quizá sus planes estropearán su amistad con el rey pero tampoco podía permitirse quedarse con los brazos cruzados, no sería él mismo si se atreviera a actuar de manera tan cobarde. Lucharía con todas sus fuerzas contra la gran soberbia de su soberano. Eso haría.
Por un momento, siente deseos de sonreír y mostrarse optimista (como siempre), pero la gran seriedad del momento no se lo permitía, y sólo por ese instante entra en un estado de completa debilidad y siente deseos de poder contar una vez màs con su madre Gine, pero a duras penas tiene que aceptar que aquella nueva batalla, que prometía surgir, debía enfrentarla él sólo. Debía vencer a Lord Freezer
"Debo hacerlo"
Se repite en su mente, y desde ese momento esas mismas palabras se trasformaron en una promesa que cumpliría costase lo que le costase.
Y cómo lo pronosticó, esa noche no durmió. Y a la mañana siguiente ni siquiera la falta de sueño se hizo notar. Era un guerrero y después de todo no dejaría que pequeños detalles como aquel, lo deviaran de su único y principal objetivo. Pero para su sorpresa debía admitir que las advertencias de su padre habían calado profundo en él o de lo contrario no habría decidido dejar el desayuno para màs tarde para así poder ver màs pronto a Vegueta. Sabía que algo andaba realmente mal como para atreverse a rechazar el suculento desayuno de su amada esposa. Como buen saiyajin, con un gran apetito, que lo caracterizaba nunca había hecho algo igual, pero esa vez la situación lo ameritaba.
—Rey, Vegueta, Son Goku desea ver...
Uno de los gurdías encargado de la seguridad del palacio real, así como también de anunciar a quien pedía ver al rey, no pudo terminar su frase, ya que Goku con total seguridad se encaminó hasta el salón real en donde Vegueta se encontraba. Cosa que al soberano del planeta no dejaba de molestarle pero entendía que aquel guerrero de clase baja no se intimidaba fácilmente ante su poder.
Por unos momentos ambos se observaron y a Goku no le costó mucho deducir que el rey seguramente acababa de terminar uno de su rutinarios entrenamientos. Así se lo hacía ver la armadura casi destruida que portaba, realmente no terminaba por comprender su obsesión por matarse entrenando como si no hubiese un mañana.
—Lárgate —ordenó Vegueta, al soldado que debió impedir la entrada de Kakaroto hasta asegurarse que él deseaba recibirlo. Pero al parecer eso era mucho pedir para esa sabandija.
El pobre saiyajin, después de oir el grito salió sin dudar del gran salón, dejando a su soberano junto a Son Goku.
—¿Qué quieres, Kakaroto? —espetó, sin màs, una vez que se hallaron solos. Él no era de andarse con rodeos ni mucho menos perder el tiempo.
El guerrero de clase baja, fingió ignorar lo escuchado anteriormente, y con total tranquilidad caminó hasta la pequeña mesa de material de bronce y en forma de círculo, que se encontraba a escasos centímetros del trono real, para poder tomar una de las tantas frutas que se encontraban dentro de un gran recipiente del mismo material que el mueble que la sostenía. Goku, miró con un gran apetito la gran manzana que ahora estaba en su mano y sin hacerse de rogar le proporcionó una gran mordida. No podía hablar de un tema tan serio cuando tenía tanta hambre acompañandolo.
—¿Recuerdas el acuerdo que hizo la familia real con mis padres, hace tanto tiempo ya? —quería verse serio pero no podía menos cuando devoraba aquella fruta con tanta rapidez para poder hablar y comer a la vez.
Vegueta, al recordar el origen de las palabras de su interlocutor, arqueó una ceja. Kakaroto,no podía estar hablando enserio, pensó él.
—¿Te refieres a la union de mi familia con la tuya? —una sonrisa torcida se formó en sus labios. El estúpido saiyajin no podía estar hablando enserio. Seguramente acababa de perder lo poco que le quedaba de razón. Sí, eso debía ser, pero sin embargo prosiguió con sus palabras al saber que estaba en lo correcto —tal acuerdo ya no tiene validez, tu hijo fue un varón.
Terminó concluyendo, pensando que con tales palabras había puesto en jake a su amigo/rival, y fue en ese momento que Goku, recordó las palabras del difunto padre.
"Pese a que eres un saiyajin de clase baja haz logrado derrotar a la sabandija de mi hijo sin mucho esfuerzo es por eso que no voy arriesgarme a poner a la familia real en ridíclo. Esto no se sabrá"
"Pero rey..."
"Cállate! Mocoso, todavía no he terminado. Tu poder es mucho, lo sé y pretendo sacar provecho de él. Cuando tu y Vegueta tengan a su primer hijo los unirán en matrimonio. De esa forma me asegurare de que incidentes como el de hoy no se repitan"
Ese mismo día, el rey Vegueta les hizo prometer a Bardock, Gine y Goku que no irían contra su palabra. Por ello el primer hijo o hija de Goku debía unirse en matrimonio con el primer hijo o hija de Vegueta. Así debía ser. Era un decreto real pero cuando ambos Saiyajines tuvieron hijos varones tal acuerdo quedó en el olvido.
Hasta hoy...
—Aquel acuerdo puede volverse una realidad. La última voluntad de tu padre puede cumplirse aún.
La sonrisa en el rostro de Vegueta, se marchó a un lugar lejano ante lo oído. Kakaroto había perdido la cabeza, pensó él.
—Mi nieta Pan, es la solución, ella puede contraer nupcias con el principe Trunks, sé que no es mi hija pero al ser mi nieta no deja de ser sangre de mi sangre. Ella debe casarse con tu hijo.
Y es que bueno, Goku podía ser muy ingenuo pero no era tan iluso como para pensar que de un día para el otro podía convencer a Vegueta de iniciar una guerra contra Frezeer, hacer aquello sería peligroso, lo podía acusar de traidor al ir contra la máxima autoridad de ese planeta, la máxima autoridad después de Vegueta, claro estaba. Y Goku, sabía que no podía arriesgarse tanto sabiendo que en el planeta Veguita se asesinaba a todo aquel que se viera como un traidor. Y no necesitaba ser un genio para saber que un muerto, muerto estaba y como tal no podía dar batalla...sólo esperaba que su plan saliera como esperaba y que su nieta saliera bien librada de todo aquel caos, claro que él no sabía que entegarsela al Príncipe Trunks, era como entregarsela al mismo demonio.
