Acá está esta loca de nuevo subiendo un crackpairing xD ya que Bleach terminó, es hora de sacar del disco duro todas los escritos e inmortalizarlos en ff jajaja. Alguna vez amenacé con mi aberrante colección de este pairing, este fic es uno más. Es que simplemente me encantan juntos.
No es demasiado novedosa la trama, pero es la historia que más me ha hecho llorar. No debe seguirse empolvando en un rincón xD.
Ubicación temporal: post guerra sangrienta de los mil años. Digamos post capítulo 684, poco más de un años después que Yhwach es derritado.
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"Rukia jamás ha tenido una cita, decide publicar un aviso en el periódico del Gotei para cambiar esa situación. Pero no imagina que ello la llevará a una relación con alguien que no imaginaba. Crack-pairing RukiaxHisagi"
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Novata
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Parecía algo que ella jamás haría, algo que se salía de lo esperado, de lo apegado a su comportamiento y su personalidad. Pero, ¿puede decir cualquier persona que jamás ha hecho algo impensado? Cuando, en momentos de poca claridad mental, los sentimientos reprimidos afloran exacerbados, como si se tratara de un vómito emocional que bloquea totalmente la racionalidad. Bueno, algo así fue lo que le pasó cuando esa idea se le pasó por la mente y así fue como ingresó en el cuartel de la novena división dirigiéndose directamente a la oficina del teniente Hisagi y editor del periódico del Seireitei.
–¿Tienes un minuto, Hisagi-san? –preguntó Rukia asomando la cabeza entreabriendo la puerta.
–Claro –respondió haciéndole una seña para que ingresara. La chica cerró la puerta –¿En qué te puedo ayudar?
–Es algo vergonzoso, Hisagi-san –confesó sonrojada –Pero ya estoy desesperada… –el teniente la miraba sin entender –Necesito poner este anuncio en el periódico.
Le extendió un escrito, el cual Hisagi revisó rápidamente y alzó la mirada desde la hoja para fijarla en los ojos de su camarada.
–No creo que sea necesario que pongas un anuncio para esto, Kuchiki-san –le dijo con algo de compasión –A veces cuesta encontrar alguien con quien compartir los momentos, el tiempo… pero buscar un novio por periódico es… algo extremo. Además, ¿cómo piensas hacer cuando lleguen las respuestas?
–Si es que llegan –respondió, él asintió –Pues… –se rascó la sien, no lo había pensado –Supongo que decidir por alguno o algunos, salir, conocernos…
–Kuchiki-san –suspiró y le tomó suavemente el brazo –No necesitas esto, de verdad –retiró el contacto –Eres guapa, joven, inteligente… puedes encontrar un novio en cualquier lugar.
–Gracias por tus palabras, pero si fuese así… ¿cómo explicas que en 40 años en cualquier lugar a.k.a. Gotei 13 no haya tenido ni siquiera un enamorado? –Hisagi iba a interrumpirla, pero se quedó en silencio –Y sé que para muchos de nosotros es normal quedarnos en el celibato dedicados a nuestra función –él asintió –Pero estando en el mundo de los vivos me di cuenta que hay otras cosas que también son importantes.
Hisagi la miró con curiosidad.
–¿Tiene esto que ver con que Kurosaki decidió quedarse del otro lado del senkaimon con la chica Inoue?
–Todo que ver –respondió sinceramente.
–De acuerdo… Entiendo lo que éstas pasando, Kuchiki-san. Todos hemos tenido algún desengaño amoroso, pero creo que no es la forma de superarlo. Lo siento, pero no lo publicaré.
–Por favor, Shuuhei… –exclamó con poca paciencia –No me vengas con otro de tus sermones sobre lo correcto, los sentimientos y todo eso que predicas con sake encima –bufó.
–No, no te voy a dar ningún sermón… Rukia –la tuteó también –Pero mi periódico, mis reglas.
Rukia se sintió avergonzada y al mismo tiempo frustrada. Se había expuesto frente a su compañero, sinceramente esperaba que la hubiese comprendido, que hubiese sido más empático. Pero se había equivocado. Ahora se había ridiculizado y se sentía muy tonta.
–Pues le diré a Rangiku que lo publique –le quitó la nota bruscamente –De todos pensé que tú me ibas a entender.
Hisagi se asombró.
–¿Y eso porqué?
–Porque eres un total y absurdo romántico.
El joven la miró un segundo. Primero que nada, nunca esperó de Kuchiki que tomara una determinación como esa, era tan no ella… o eso creía por lo poco que la conocía. De hecho, nunca pensó que lo emocional le interesara mayormente, pues le parecía una chica fría e introvertida. No, no nos equivoquemos, no le caía mal en lo absoluto, solo que… en fin.
Segundo, nunca pensó que lo conociera algo más de lo que él a ella. Se sorprendió y no le quedó más que darle la razón en el punto.
Tercero, seguía firme en la determinación de negarle el pase del anuncio. No le parecía el proceder y debía haber alguna manera de convencerla de lo contrario.
–Tiene sentido –admitió cavilando –Pero déjame hacerte una pregunta al menos antes de aceptar tu nota…
–Pensé que habías dicho que no lo publicarías…
–Si dejas a Matsumoto a cargo de esto, no quiero ni imaginar en qué terminaría. –Rukia se rio suave –Bueno… ¿al menos has salido con alguien alguna vez?
Rukia se volvió roja, muerta de vergüenza y negó con la cabeza.
–¿Ni siquiera con Kurosaki? –ella volvió a negar –Vaya si es un gran idiota –bufó. –¿Estás segura que quieres tener tu primera cita con un tipo que no conoces y que llegó a ti por un aviso en el periódico?
–Si lo dices así se oye muy feo… ¿verdad? –su colega asintió –Pero creo que no tengo otra opción.
Ay, Shuuhei Hisagi, porqué eres tan débil, se dijo a sí mismo al ver a la teniente en esas circunstancias. Era una novata con el corazón roto, despechada -por qué no decirlo-, y tratando de cambiar a la fuerza su destino célibe de shinigami. Razón tenía Rukia al decir que era un romántico empedernido y como tal no podía permitir que su colega viviera una situación así, no se lo merecía.
–Sí, tienes otra opción. Sal conmigo.
–¿Qué?
Eso la tomó completamente por sorpresa. ¿Salir con Hisagi? ¿Por qué haría algo así? No era como que no hubiesen salido antes… con amigos y como camaradas. No era muy asidua a las juntas extraoficiales, pero sí había asistido a unas cuantas. Y, por lo mismo, Hisagi era la última persona con quien ella saldría en una cita romántica.
–No puedo permitir que tu primera cita sea con cualquier tipo, no podría dormir tranquilo. Sal conmigo.
–Eres tan melodramático –suspiró la chica y lo miró de reojo –No lo sé…
–Mira, solo quiero mostrarte como debería comportarse un tipo correcto, quiero darte un ejemplo. A veces las chicas comenten errores justificando y permitiendo comportamientos que no van a lugar. Y, como tu camarada, me veo en la obligación de enseñarte a leer cualquier señal que indique que el sujeto es un idiota.
Un silencio se estableció entre ambos. La morena lo estudiaba con la mirada mientras en su mente iba hilando las ideas que le planteaba su compañero. Salir juntos, después de todo, no se escuchaba tan descabellado. No era que él estuviera buscando nada más y eso restaba ansiedad y le permitiría aprender el asunto, dado el carácter académico que le había planteado.
–Dame solo cinco citas y te demostraré que lo que planeas es una completa locura. Si luego de eso sigues con la idea, publicaré el aviso, te lo prometo.
–¿Y por qué cinco?
–Porque en una no alcanzo a darte toda la información y luego te surgirán dudas. Tres no son suficientes para detectes las sutilezas, y cinco para estar tranquilo que entendiste el juego. –Rukia asintió y abrió la boca para interrumpirlo –Y no me gustan los números pares –agregó.
–Tiene sentido… ¿y porque no siete o nueve? –preguntó curiosa.
–Porque no me quiero enamorar de ti.
Rukia se volvió tan roja como un tomate y su compañero se largó a reír.
–Tranquila, fue una broma… ¿ves cómo caes a la primera? Con ese nivel de inocencia van a aprovecharse de ti… y pueden hacerte mucho daño. ¿Entiendes por qué no puedo permitir que te lances al mundo sin siquiera orientarte un poco?
La chica asintió lentamente. Desvió la mirada hacia la ventana, soltó un suspiro.
–Está bien, acepto –se volvió hacia él.
–Genial –parecía entusiasmado –¿El jueves tienes algo que hacer después del trabajo?
–No, creo que no…
–Perfecto, entonces el jueves, ¿a las 8 te parece buena hora? –preguntó, ella asintió –Bar Violeta, distrito 2. Dicen que es bueno, nunca he ido…
–Lo es, fui con Renji el mes pasado, me parece adecuado. –se puso de pie –Nos vemos entonces.
Hisagi volvió a poner los informes frente a él.
–Nos vemos –respondió.
Rukia salió de la oficina, guardó el anuncio en su uniforme. Inició la marcha de regreso a su división retomando en su mente el trabajo que tenía pendiente, debía aún enviar un reemplazo para uno de los shinigami de zona de Sapporo, por lo que prefería comenzar a iniciar una convocatoria. Después debía visar un gigai para el shinigami de zona de un distrito de Kofu y enviar un refuerzo. Debía entrevistar a un par de cadetes de la academia que habían solicitado postular una vez terminada su formación a final de año… ¡Oh, por todos los hollows! ¡Tenía una cita con Shuuhei Hisagi! Era lo más absurdo del mundo de los vivos y la sociedad de almas. Bueno, casi tan absurdo como buscar novio por el periódico. Se alzó de hombros despreocupada.
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Renji la conocía desde siempre y cuando digo desde siempre es desde siempre… O desde que él tenía memoria. Por lo que podía leer en ella cualquier cosa, o casi todo lo que le pasaba. Sabía que desde momento en que el idiota de Ichigo se había marchado de regreso a su mundo, como era esperable, su mejor amiga había quedado muy desilusionada. ¿Acaso pensaba que se quedaría por ella? Quizás, no era algo que hubiese sido tan descontextualizado. De hecho era algo que no solo Rukia esperaba. Pero, ante todo el pelinaranja tenía todo del otro lado del senkaimon… Pero mayor fue la sorpresa cuando se enrolló con Inoue. Ingenuamente, Renji creía que sentía algo por Rukia, después de todo era quien había cambiado su mundo para siempre. Sin embargo, a veces, el destino era cruel… y lo había sido con su amiga, una vez más.
Ahí estaba ella, haciendo como si nada pasara, como si la ausencia de Ichigo no la afectara en lo absoluto. De hecho le hacía algunas visitas, a él y los amigos que había dejado en el mundo de los vivos… Al menos no se había encerrado en su mundo de culpas otra vez. Era un paso. También se había dado el tiempo de afianzar relaciones entre sus colegas, de mejorar su trato con los nobles… o tratar de ganarse su aceptación en lugar de ponerse a la defensiva pasiva a la sombra de Byakuya Kuchiki.
Y, como siempre, respetaba sus decisiones… pero ésta le parecía una realmente idiota.
-¿No te has pensado en lo que dirá el capitán Kuchiki si se entera?
Rukia pareció sorprenderse, pero le restó importancia frente a su mejor amigo. Sí, lo había pensado. Pero su mismo hermano le había sugerido que compartiera más con otras personas… ahora no mencionó los términos en los cuales debía ampliar su círculo de amistades. Era un asunto que la perturbaba, pero en el cual prefería no pensar. Aún no.
–¿No puedo convencerte que no hagas semejante estupidez? –exclamó ante el silencio de su amiga –¡No puedo creer que Hisagi te apoye en esto! Hablaré seriamente con él… ya verá lo que es bueno si intenta seguir con esto.
–No creas que aceptó de primera –le respondió finalmente –Yo le pedí encarecidamente que lo hiciera.
–De todas maneras, no me parece. –hizo una pausa –¿Y cómo lo convenciste? –preguntó curioso.
–Le dije que si no aceptaba iría con Rangiku –dijo calmada, al contrario del pelirrojo que parecía exasperado –Aunque nunca lo haría, no creas… Fue lo único que se me ocurrió. Además que fue bastante amable. –Renji asintió dándole la razón, ese sujeto era así –Y se ofreció a salir conmigo para enseñarme de qué trataba todo.
Renji bufó y terminó por exasperarse.
–¿Vas a salir con Hisagi? ¿En qué rayos estás pensando? ¡Ni siquiera te gusta!
Rukia se alzó de hombros.
–No es feo…
–¡Ay, por favor! No me vengas con eso, siempre dices que él es un teniente sin disciplina, que se la pasa perdiendo el tiempo y que es un borracho.
–Yo no he dicho eso… así de textual –aclaró con algo de vergüenza –Solo he dicho que se toma sus responsabilidades con demasiado relajo, que parece tener muchas actividades extra que lo distraen y que bebe en exceso.
–Es lo mismo, Rukia.
–Bueno, el asunto que es algo netamente instructivo, nada más.
–Me importa un carajo, voy a hablar con él –se puso de pie y la indicó con el dedo –Tú no vas a salir con Hisagi ni con nadie, he dicho. Menos ahora –Rukia se lo quedó mirando –Sé perfectamente que lo haces de dolida y no porque hayas decidido libremente. ¿Por qué no esperas que alguien realmente te guste? Pero para eso debes dedicar algo de tiempo a… tener actividades extra que te permitan distraerte. –utilizó sus mismas palabras. –Para comenzar podrías salir más conmigo, para variar… -ella enarcó una ceja –Conmigo y los chicos, digo –se retractó.
–Bueno, supongamos que comience a salir con alguien… y me termine por gustar en serio. ¿Aprobarías eso?
–Claro –afirmó –Pero no voy a aprobar la manera en que vas a comenzar a conocer gente… y estoy dispuesto a informar al capitán Kuchiki. Ahora, si me disculpas, iré a detener esta idiotez desde la fuente.
Rukia suspiró.
–Solo no lo golpees, no es necesario… ni liberes tu bankai –le pidió cansada –No quiero luego estar dando explicaciones por tu comportamiento desmedido.
Renji iba a responderle algo, pero se cayó. Salió de la oficina del cuartel de la décimo tercera división. Mascullaba maldiciones contra Ichigo, claro que no la iba a cargar con el editor del periódico, todo esto se basaba en la partida de ese pelinaranja idiota. Si todos sabían que a él le gustaba Rukia, ¿por qué diantres se fue sin siquiera darle una oportunidad? Bueno, tampoco ella había sido muy demostrativa, pero es que no era su estilo. Pensó en ir al mundo de los vivos a hablar con Ichigo, a tratar de convencerlo de alguna manera directa o indirecta lo que estaba pasando de este otro lado. De hacerlo darse cuenta que tenía sentimientos por su amiga y que esa chica Inoue no era más que una distracción… una muy linda distracción, por cierto. Casi podía entenderlo.
Sus pasos lo llevaron a la novena división, con la suerte de encontrarse con Hisagi caminando relajadamente por el pasillo, lo tomó del brazo bruscamente y lo guió hasta su oficina, prácticamente lo tiró dentro y cerró la puerta.
–Buenas tardes, Abarai –dijo el teniente sobándose el brazo –¿A qué debo tu intempestiva visita?
–Sabes perfectamente porque estoy aquí, idiota. ¿No pensabas contarme?
Hisagi parpadeó un par de veces tratando de hilar ideas, hasta que encontró la razón de la molestia del pelirrojo.
–Primero tranquilízate –le dijo calmado, pero firme –Déjame explicarte, toma asiento.
Renji aceptó de mala gana, Hisagi se sentó frente a él e hizo a un lado unos informes.
–Traté de convencerla de lo contrario, pero ya sabes cómo es Kuchiki cuando algo se le mete entre ceja y ceja –no era un comentario malintencionado –Llegó hace un par de días con ese anuncio y me puso entre la espada y la pared… además que no pretendo publicarlo hasta hablar con ella… aun cuando se lo prometí.
–Créeme que no podrás convencerla.
-Al menos podré darle algunas advertencias, ya sabes, el código… –Renji asintió –Pondré tantas trabas como me sea posible de manera que, de salir con tipos, filtre perfectamente. –hizo una pausa –Entiendo que te preocupa y, aunque no lo creas, a mí también. No me parece correcto buscar un novio por el periódico, pero no sería ni la primera ni la última. Digamos lo que digamos no nos va a hacer caso, es una chica muy decidida y bastante terca.
–Lo es –afirmó el pelirrojo –¿Así que esa es la razón de que salgas con ella? –Hisagi asintió -¿No tienes otras oscuras y perversas intenciones?
-Claro que no –exclamó –Solo pretendo dejar la vara tan alta que la próxima vez que salga con alguien sepa qué puede esperar de él. Seré la cita perfecta, que te quede muy claro.
–Esto no va a terminar bien… –suspiró Renji –¿Y se enamora de ti?
–Esa sí es una buenísima broma –se rió –¿De mí? Déjame seguir riendo. Sé perfectamente lo que piensa de mí como para que ni siquiera se le ocurra mirarme con otros ojos.
–¿Y si tú te enamoras de ella?
–Tranquilo, sé salir con una chica sin enamorarme de ella… no soy ningún novato.
–Pero Rukia es novata…
–Cuando termine de entrenarla no lo será. Y me lo agradecerás –sentenció –Confía en mí, Abarai, somos amigos. Jamás haría algo que dañara a tu mejor amiga. Esto es un acuerdo académico –concluyó.
Renji negó con la cabeza más bien negando la situación que las palabras de su camarada. Soltó un suspiro pesado. Solo le quedaba confiar en Hisagi. Al menos ese sujeto era confiable y si le daba su palabra de cuidar a su amiga no podía sino creerle. Además sabía perfectamente que dada la hora no liberaría su bankai para defenderse si llegaba a hacerle algo a Rukia… rió internamente.
–¿Lo prometes por tu honor?
–Te lo prometo, Abarai.
Renji asintió conforme.
–Aun me pregunto cómo rayos terminaste metido en esto.
–Ni yo lo sé –se rió –Pero ya que estamos aquí hagamos lo posible por ayudar a Kuchiki, ¿no?
Renji le sonrió y se estrecharon las manos como dos caballeros.
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La semana pasó rápido y pronto llegó el día de su cita con Shuuhei. Al menos agradecía que Renji no le hubiese partido la cara… aunque podía apostar que aquella calma conversación no tuvo dicha tónica por impulso de su mejor amigo. Debía agradecer la naturaleza pacifista del editor del periódico.
–¿Llego tarde? –preguntó Rukia al verlo sentado en una de las mesas.
Hisagi se puso de pie.
–No, para nada, yo he llegado antes a propósito –se volvió a sentar una vez que ella tomó asiento frente a él. –Estás muy guapa.
–Gracias –respondió con naturalidad, aunque internamente se alegró. Se había puesto lo primero que encontró limpio –Ha sido muy acertado que llegaras antes, este lugar se repleta.
–No ha sido por eso en realidad, es el código de las citas –le dijo serio, Rukia lo miró con interés –Un hombre debe llegar antes de modo de no hacer esperar a la chica. Hacerla esperar es de muy mal gusto e indica que realmente no está muy interesado.
–Lo archivaré –se golpeó suavemente la sien con el índice –¿Y qué tal tu día?
Hisagi se alzó de hombros.
–Más de lo mismo –respondió –Últimamente todo se reduce a informes sobre las actividades durante la batalla y la reconstrucción… debe pasarte lo mismo –ella asintió –Debo recibir todo lo de los otros escuadrones, revisarlo, enviar notas y archivar.
–Así que ahí van a parar todos los informes –exclamó sorprendida –Pensaba que quedaban en el primer escuadrón –su compañero negó.
–Los reviso, el capitán da el visto bueno, los envío al comandante y luego los recibo de regreso.
–No parece el trabajo más entretenido del mundo…
–Si te gusta leer sobre todo en el Gotei llega a tener su gracia –fue sincero –Te enteras de cada cosa… por ejemplo, de la real razón por la que dieron de baja a… –la miró un segundo –No, es confidencial.
–No seas así, Shuuhei, ya comenzaste a hablar…
Hisagi se sonrió. Comenzó a comentarle sobre la comidilla del Gotei y Rukia se sorprendía, otras se reía. En su saber estaba cada uno de los movimientos dentro de los escuadrones, incluso los movimientos de Kurosaki, claro que aquellos no se los mencionó… no había para qué.
La primera botella de sake se acababa, claro que para un asiduo bebedor eso no era nada. Rukia por su parte bebía cerveza, un gusto adquirido en el mundo humano, asumió.
–Tu división es divertida… –comentó Rukia jugando con el sudado del vaso en el cristal –En cambio yo tengo que estar preocupada de enviar shinigamis de zona a diferentes lugares.
–Lo sé, también recibo tus informes –le dijo –Impecables si me permites la opinión. Tomas muy en serio tu trabajo, eso es admirable. De los mejores que recibo, por cierto. Hay otros bastante malos, pero no mencionaré nombres por lealtad a mis colegas.
La mesera se acercó a retirar la botella vacía, el moreno le pidió otra. Rukia frunció levemente el ceño, bebía demasiado, pero no parecía afectarle. Era sabido en el Gotei que tanto Hisagi como Kira tenían un problema con el alcohol… o tal vez no era un problema, más bien era que el alcohol y Hisagi se llevaban demasiado bien. Se rio para sí misma.
–¿De qué te ríes? –preguntó curioso.
–De nada –respondió restándole importancia, guardó silencio. El moreno recibía la otra botella y se servía una copa –¿Tienes familia, Shuuhei? –una pregunta para saber más de él.
Él negó.
–Sanguínea no –dijo dejando la botella en la mesa –Pero tengo amigos con los que me crié los cuales son como mi familia. Los veo seguido, de hecho mañana al salir del Gotei voy a cenar donde uno de ellos, viven en el distrito 25, un lugar agradable.
–¿Me creerás que en cuarenta años sirviendo al Gotei no he estado allí?
–No es tu jurisdicción después de todo –la excusó –Además tú llevas tu vida en el Seireitei, es donde vives con el Capitán Kuchiki. Tu casa es impresionante, no tanto como la de Omaeda, pero lo es. ¿Cuántas personas trabajan allí para mantenerla impecable?
–Desconozco el número, pero hay 3 en la cocina, está Nanami el mayordomo, las chicas que se preocupan de los dormitorios que deben ser unas 5, las de la lavandería, unas 3 calculo… y la mujer a mi servicio. –se sentía muy mal diciéndolo. –Ella me arregla para las ocasiones especiales… –se sonrojó –Y me lleva el desayuno los fines de semana… –se sentía diminuta en su asiento –Ordena mi ropa –más pequeña –Compra los kimonos y adornos que ordeno… –casi murmuraba.
–Tranquila, es otra forma de vida, totalmente respetable –le restó importancia –Además piensa que gracias a ti muchas personas tienen empleo –la animó.
–¿Siempre ves las cosas por el lado amable?
–Lo intento, aunque no siempre es posible.
Pausa.
–¿Y esos amigos tuyos hacen algo en especial…? –no quería parecer demasiado curiosa, sabía que Hisagi, al igual que ella, no habían sido de los trigos limpios en su niñez, y podía que sus amigos siguieran en esos malos pasos.
–¿Al que voy a visitar? –preguntó, ella asintió –Tiene una panadería, le va bastante bien. Entró de ayudante para pagar un pan que se robó –recordó divertido –Y fue al único que atraparon –dijo despreocupado –Por lo que el dueño de la panadería lo tuvo de esclavo una semana completa, para que aprendiera una lección… No era un mal tipo, de hecho lo hizo para sacarlo de la calle. Le dio donde dormir y comida. Y luego se quedó viviendo con él para ayudarle. Ahora se independizó.
–¿Y el resto de ustedes?
–Éramos cuatro… sin Yudai ya fuimos desmembrándonos de a poco. –bebió un poco –Uno murió de fiebre. El otro sigue en malos pasos –se alzó de hombros –Supongo que no todos pueden huir del destino. A veces lo veo y le presto algo de dinero. Claro que nunca llega de vuelta a mis manos, tampoco es como que me preocupe demasiado.
Mientras el teniente le hablaba de su familia postiza, ella iba imaginando cómo hubiera sido su vida si nunca hubiese sido adoptada por los Kuchiki. Ella no dejó nadie en el Rukongai, ni menos vivía en un sector medianamente aceptable. ¿Viviría ahora en los dormitorios de los cuarteles como lo hacía su compañero? Viviría del sueldo que recibía cada mes y que generalmente usaba para salir a comer con Renji, comprarle algún presente a Nii-sama o cambiarlo por mangas en el mercado negro que tenía Urahara en el distrito 3.
–Creo que ya es hora de irnos –Hisagi aprovechó un quiebre en la conversación –Mañana tenemos que trabajar y no quiero que llegues demasiado tarde, no me gustaría que el Capitán Kuchiki se enfadara. –dejó la tercera botella con un cuarto de su contenido –Y no soy capaz de beberme eso… seguro ahí me pongo ebrio –admitió.
–Tu tolerancia al alcohol me tiene sorprendida… –quizás era por eso que bebía más que lo normal.
–Dicen que es mejor no invitarme los tragos, salgo caro de subvencionar –confesó.
Llamó a la mesera y pagó la cuenta.
–Dime cuánto es lo mío –le dijo la morena.
–Nada –le contestó.
–¿Cómo que nada? Bebí al menos dos cervezas… y bien subidas las tengo en la cabeza –se rio.
–Código de las citas, el hombre paga –le aclaró serio –Anota todo en tu cabecita beoda, Rukia. –le dio un par de golpecitos en la sien. –No vaya a ser que otro se aproveche de tu posición para intentar sacarte cena y bebidas gratis.
–Anotado –afirmó. –El hombre llega primero y paga la cuenta. –volvió a asentir.
–Vamos, te acompaño a tu casa –se puso de pie.
–¿Otro código?
–Así es… ¿quién en su sano juicio dejaría marchar a una chica a esta hora? Si lo hace es un imbécil.
Rukia lo siguió a la salida. Conversaban sobre los bares que conocían, sobre las comidas que en ellos servían, de la música que tocaban en ellos. Se les daba fácil el conversar. Ella pensaba en porqué nunca se había dado el tiempo de conocerlo más, él pensaba que la imagen que tenía de ella distaba mucho de la realidad.
–Sana y salva –le dijo Hisagi una vez frente a la entrada de la mansión Kuchiki, un par de guardias resguardaban el portón.
–Gracias, Shuuhei, lo pasé muy bien.
–De nada, y yo también me divertí… mucho –fue sincero. –Cuando quieras lo repetimos, aun nos quedan 4 citas pendientes –dijo mirando a los guardias –Me miran feo, creo que no soy el tipo que aprueben para que una señorita de buena familia tenga de junta. Es prudente que ingreses.
–Sí, buenas noches –se despidió.
–Buenas noches.
Ella se volteó para ingresar a la mansión, él se marchó rumbo al cuartel.
