Holaa! pues soy nueva en esto de los fics, pero tenía esta historia en la cabeza hace un tiempo y bueno gracias a que e leido muy buenos fics me anime a subir el mio con la esperanza de que llegue a algo jajaja puedo que este un poco aburrido en un principio pero con el paso de los capítulos se pondrá interesante lo juro jajaja
Esta historia pasa 21 años después de la historia actual (aproximadamente).
Nota: One piece pertenece al gran Oda! (o gran Oda) xd
Leves rayos de sol entraban por las delgadas cortinas que cubrían las ventanas de su cuarto, haciendo que se despertara de su ligero sueño, se incorporo mientras se rascaba la cabeza a la vez que bostezaba, sus largos cabellos rojizos oscuros estaban completamente desaliñados, sus ojos marrones estaban algo cerrados aun y las mantas que la cubrían estaban esparcidas por todo el suelo, se levanto de la cama y se paso por los hombros una larga bata para cubrirse de la fresca brisa de la mañana. Bajo por las escaleras a la gran cocina de la casa, era un cuarto amplio con viejos pero bien cuidados muebles repletos de comida a medio preparar, y un hombre de aspecto cansado y mayor enfrente de la estufa preparando algo que despedía un olor exquisito, ella sonrió amplia mente y con alegría dijo:
-Si que madrugaste hoy ¿Eh Rob? –se acerco al hombre, que era más alto que ella, con cabellos lacios y negros como la noche, y con unas cuantas arrugar marcando su rostro
-Mira quien me lo dice, ¿Desde cuando tu despierta a estas horas? –dijo a la vez que reía – Ya estaba preparado para escuchar tus ronquidos unas cuantas horas mas – comenzó a reírse a la vez que se sobaba la cabeza debido al plato que le había tirado Yoko.
-¡Cállate! –dijo muy molesta -Es solo que bajare al pueblo a comprar algunas cosas –se sentó en una de las sillas de la mesa que se encontraba al centro de la cocina, que al igual que el resto de los muebles de la habitación tenía un aspecto viejo pero cuidado -¿Necesitas que te traiga algo?
-Podrías traer algo para la cena –se volteo y le dejo un plato con un abundante desayuno frente a ella –y trae bastante.
Ella estaba algo distraída por el plato de comida, que no parecía para nada un desayuno si no mas bien la comida de tres personas normales juntas, y a ella ya comenzaba a caérsele la baba, pero luego cayo en la cuenta de lo que había dicho, era normal que trajera mucha comida ya que ella comía el triple del común de las personas, pero eso lo tenía más que claro y no era necesario que se lo recordara.
-¿Acaso nos visita alguien? –pregunto curiosa a la vez que, literalmente, atacaba su plato
-Bueno, técnicamente no es visita, pero pasa tan poco tiempo en esta casa últimamente que lo parece ya
Yoko dejo su comida, se paró rápidamente, haciendo que la silla cayera estruendosamente, y que Rob la mirara sorprendido, camino hasta quedar frente a él, tomo sus manos y con una amplia sonrisa en su rostro le pregunto
-¿¡Al fin vienen a casa!?, ¿Hace cuanto ya que se fueron?, ¿Traerán algún recuerdo? ¡De seguro que se volvieron aun mas fuertes!- hablaba rápidamente y sin siquiera detenerse a respirar –Vaya que ilusión, comprare mucha comida, de seguro que llegan con el hambre de mil demonios, ¿Habrán conseguido alguna otra espada?
Yoko lo miraba con su ojos completamente iluminados, y no la culpaba, hace ya seis meses que esos dos, la única familia que le quedaba, se habían ido a entrenar sin siquiera dar señales de vida, el lograba comprender sus motivos, pero no se los podía explicar a aquella chiquilla que esperaba ansiosa su regreso, y por esa misma razón no podía interrumpir su entusiasmo y romper su ilusión, pero aun así se armo de valor y lo hizo.
-Solo… -se detuvo al ver que tenía sus ilusionados ojos sobre él, incluso olvidándose de la comida que no había alcanzado llegar a su boca y había quedado en su rostro, era en esos momentos que recordaba que Yoko solo tenía 17 años y no mas como trataba de aparentar siempre –bueno lo que intento decirte es que solo.. solo viene Hiromi –inmediatamente noto como la energía dejaba su cuerpo y se dispuso a esperar su reacción.
Ella se dio cuenta que Rob esperaba su, muy común, reacción violenta, pero no lo hizo, por que no es que estuviera molesta, mas bien estaba… triste.
Estaba triste pero también feliz, por que vería a Hiromi eso le encantaba, 6 meses sin verlo era bastante y le hacía bastante ilusión verle, pero también le quería ver a él, quería verlos a ambos su única familia incluyendo a Rob, claro está, pero era a las únicas personas que tenía en el mundo y estar tanto tiempo separados le dolía. Así que lo único que hizo fue soltar las manos de Rob y volver a su desayuno, pero esta vez en completo silencio.
Había pasado casi una hora entre que se despertó y termino de alistarse para salir al pueblo, había tomado su larga cabellera en coleta medianamente alta con algunos cabellos sueltos a los lados enmarcando su rostro, se había colocado unos pantalones ajustados con unas botas bajas, y una camisa holgada que ocultaba sus curvas, y la hacía ver mas pequeña de lo que era.
Se vio al espejo y tomando una fuerte respiración se golpeo suavemente sus mejillas dándose ánimos mentalmente.
Bajo rápida y ruidosamente las escaleras, alterando levemente a Rob que la miraba confundido, a lo cual ella le respondió con una amplia sonrisa y con su típico tono alegre y soñador.
-Bajare al pueblo ahora, regresare en unas horas- abrió la puerta, pero antes de salir se volteo y lo miro con cara asesina –no te atrevas a comerte mi comida ¿eh?
Rob rió estruendosamente y la despidió con la mano. Yoko salió de la casa dispuesta a ir al pueblo, pero antes se detuvo y miro al cielo nostálgica.
-Padre… -rió levemente por lo que había dicho, ya que a pesar de todo lo que sentía no le quedaba aquella forma de llamarlo –Zoro…vuelve pronto ¿quieres? Que este viejo Rob ya me esta cansando y como me abandones con el aquí perderás a tu uno de tus hijos, es una promesa ¿De acuerdo?
