Konnichiwaaaa Fanficteros!!!!

Perdonad la demora en serio nnU Es que, con la cantidad de examenes que me ponen ultimamente y si a Doña Inspiracion se le ocurre venir, como que no puedo escribir T.T

Pensareis... ¿Y Dark Love? Bueno... la próxima vez intentaré actualizar ese fic pero... puff como que me he quedado sin inspiración y me apetecía más crear este ya que ya conozco todos los detalles sobre Akatsuki y, al estar más documentada como que aumentará la calidad¿no?

Aviso de que incluiré mi OC... Puede que os guste, puede que no. Pero a mi me gusta incluirme en mis propias historias como dije anteriormente...

Cada capítulo será subido cada Domingo (semanalmente, si es que no me retraso por alguna razón...)

Bien! Os dejo que leais en paz

Ja-ne!

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Una flor arrancada

Una sombra se deslizó ágilmente entre los pasillos. Apenas podía verse el largo cabello del color del azabache ondeando elegantemente, acompasando sus sigilosos pasos. Nada ni nadie podían verla ni percibirla, era ligera como el aire, escondiéndose por las esquinas en el momento justo para que nadie consiguiera avistarla. Ni siquiera el suelo empedrado que se extendía ante sus pies emitía un solo sonido que pudiese delatarla. Caminaba con soltura, ni demasiado deprisa ni demasiado lento, aunque aquel ritmo comenzaba a impacientarla ya que ella era de las que pasaban a la acción a la mínima oportunidad.

Aún así, aún no entendía por qué había aceptado aquella misión suicida. Bueno, en realidad no había tenido más remedio ya que ella era una simple gennin y habían sido órdenes de su sensei: el ninja copia, Hatake Kakashi. Lo que no entendía era por qué a la gran Hokage, Tsunade, se le había ocurrido la "grandiosa idea" de mandar a dos gennin, una chunnin y un Jounnin a una misión de tal calibre: liberar al Jinchuuriki que en su interior guardaba a Shukaku, el demonio de una cola de las garras de los Akatsuki, una organización de los criminales más peligrosos de toda la historia.

"Debería haber enviado a un equipo de ANBU como mínimo…" Pensaba con inquietud. "Esta misión se nos queda grande…"

Se supone que debía encontrar el cuarto donde tenían encerrado al Jinchuuriki e informar a Kakashi mediante su transmisor. "Una tarea fácil" habían dicho… sino fuera porque aquella guarida estaba custodiada por los criminales más peligrosos de toda la historia.

De pronto, la joven paró en seco con el corazón latiéndole con fuerza y sus hermosos ojos castaños abiertos desmesuradamente mirando hacia el frente. No podía creerlo. Sencillamente era imposible.

Y sin embargo allí estaba. Mirándola con el ceño fruncido y sus ojos celestes brillando con astucia y curiosidad. Su pelo, rubio cual oro, era largo y lo llevaba recogido en una coleta alta que le daba cierto toque de… ¿elegancia? Sin embargo, lo peor eran sus ropas, que confirmaban el horror de la joven, una larga túnica negra con nubes de color rojo estampadas en ella.

Un miembro de Akatsuki…

Un criminal de Rango S…

Y la había descubierto.

¿Pero cómo? Ella había hecho todo lo posible por pasar inadvertida, había empleado las técnicas más sutiles para disimular sus ruidos y su propio chakra. Estaba segurísima de que nadie podía advertir su presencia. Y sin embargo…

El Akatsuki comenzó a caminar hacia la joven con paso calmado, sin prisa, y con una divertida sonrisa adornando su joven rostro.

Ella no esperó a que su descubridor la alcanzara. Rápida como el rayo, dio media vuelta y echó a correr en busca de un posible escondite, en busca de la huida… El terror la estaba carcomiendo por dentro y sentía como si sus pasos se ralentizaran poco a poco.

El joven la seguía muy de cerca…

Podía oír sus apresurados pasos…

Podía sentir su agitada respiración…

No quería quedarse allí para comprobar lo que haría con ella si la alcanzaba.

Un agudo dolor traspasó su hombro en ese momento. La kunoichi apretó los dientes intentando reprimir un alarido de dolor y se miró la zona afectada. Un escalofrío recorrió su espalda al ver un afilado kunai que le había traspasado por completo el hombro, sin embargo siguió corriendo con desesperación.

-Ka… ¡Kakashi-sensei…! –murmuró intentando llamar a su sensei a través del intercomunicador. Sin embargo, este no contestaba y el corazón de la joven se encogió de terror-. ¡Kakashi-sensei¡Contésteme, por favor!

Entonces, la carrera terminó, una red cayó del techo y sintió su cuerpo caer al suelo bajo la pesada maraña de cuerdas que la rodeaban en un agarre del que le sería imposible escapar.

Se revolvió, desesperada, intentando buscar la salida de aquella tupida red que se agarraba a ella como miles de serpientes enardecidas. Un agudo chillido brotó de su garganta cuando sintió que alguien se echaba sobre ella, agarrándola por los hombros para mantenerla inmóvil sobre el frío suelo empedrado.

-¡Tú…! –murmuró entonces. La joven lo miró con la ira reflejada en sus ojos de color castaño, sin embargo el Akatsuki no se amedrentó, sino que fijó sus ojos en los de ella.

Parecía haberla reconocido…

¿Pero cómo?

No había tiempo para buscar respuestas, intentó golpear al joven con su mano diestra pero este apretó aún más sus hombros contra el suelo, provocando que el kunai se clavara más en su piel y que cerrara los ojos debido al dolor.

-¡S… Suéltame! –murmuró con voz entrecortada.

Él rió divertido.

-¿Qué te hace pensar que haría una cosa así? –mientras decía esto, fue liberando a la joven de la red que la aprisionaba pero sin dejarla ir, sujetando su hombro herido contra el suelo para después posar un afilado kunai sobre su cuello.

Apenas unas centésimas de segundo después, un ruido los alertó. El ruido de algo que… ¿se arrastraba?

El corazón de la joven comenzó a latir con fuerza mientras volvía a retorcerse bajo el agarre de su agresor, sin embargo este aumentó la presión con la que sujetaba el filo del arma contra su cuello aún más, de forma que un fino hilo de sangre resbalara por su pálida piel.

-¡Eh, Sasori no Danna! –gritó el rubio entonces hacia un lugar al cual la kunoichi no podía mirar debido a su incómoda posición.

Sin embargo sabía de antemano que no era amigo. Que estaba en una situación de lo más peligrosa. Que estaba en peligro de muerte…

Y que estaba sola.

-¿Quién es esa? –oyó decir por detrás de ella, una voz grave y severa que no parecía pertenecer a un tipo que tolerase demasiado las bromas.

-No lo sé, la vi husmear por los pasillos como una culebra. Parecía estar buscando algo –comentó con aparente interés.

La joven se encogió sobre si misma. Sabía perfectamente lo que ocurriría en ese momento y comenzó a cargar chakra en su brazo preparándose para el momento.

-Deidara… yo que tú tendría cuidado con esa chica… -comentó el recién llegado con una ligera nota de interés que a la joven no le pasó desapercibida-. Podría llegar a ser peligrosa.

Deidara lo miró sin comprender, pero después asintió con una sonrisa mientras se apartaba de la joven con ligereza. Esta aprovechó el momento para volver a ponerse en pie pero un pinchazo en el cuello la hizo caer de rodillas al suelo, temblando.

Estaba paralizada.

La habían drogado.

La visión se le nublaba por momentos.

Los párpados le pesaban cada vez más.

Todo comenzaba a oscurecerse ante ella.

Intentó resistirse ferozmente contra aquel súbito sopor pero la droga que le habían inoculado era demasiado poderosa para sus débiles forcejeos. Después de unos segundos más, la joven cayó en brazos de un sonriente Deidara que contemplaba su presa con creciente curiosidad.

-Vamos, no tenemos todo el día –le recriminó Sasori-. No podemos hacer esperar al líder.

Deidara rió para sus adentros y después siguió a su compañero, cargándose a la delicada joven sobre su hombro con una facilidad asombrosa.

"Delicada como una flor…" Pensó para sus adentros con una triunfante sonrisa.

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Y hasta aquí el prólogo

Sí, ya sé que es corto pero un prólogo no acostumbra a ser extenso no?

Espero que os haya gustado

Cualquier duda, indicación, consejo, queja... podéis comunicármelo facilmente

Y... si dejan reviews como que me motivan a seguir escribiendo xP