Disclaimer: ¡Gracias Meyer por crear personajes como estos !
Culpen a las chicas que ya han publicado sus historias de esta pareja, ya que al leerlos me ha picado el bicho y no me ha dejado en paz. Espero que les guste, se aceptan críticas y RR :) (Que no cuesta nada, incluso supe que ayudaba a adelgazar!) :)
No apagues la luz
- No puedo creerlo – Escuchaste refunfuñar a una mujer que caminaba por la misma calzada que tú y Claire aquella tarde. – ¡Como le dejan andar con ella!
Y sabes que todo La Push piensa igual. Que eres poco menos que un pedófilo y que había que alejarte de aquella pequeña lo antes posible.
Pues, no era porque tú quisieras hacer algo pervertido hacia Claire –cosa que jamás se te ha cruzado siquiera por la mente-, sino que tus ojos revelaban tanto amor que la gente simplemente no entiende y habla sin saber.
Sin saber que tú darías tu vida por ella, que tu vida es ella y que cuando están juntos todo lo demás desaparece y tu sol es Claire. Que querrías estar ahí ha cada instante. Siempre que te necesitara, con que, si ella con sus pequeños siete años te dice: ponte de cabeza o enséñame a aullar, tu lo hacías por hacerla feliz sin chistar.
Es tarde, y tratas de hacer dormir a Claire que esa noche se queda en casa de Emily, le acaricias el cabello como si acariciaras algo muy preciado e invaluable y apenas te levantas de la cama, ella habla.
- No apagues la Luz Quil –te dice con su vocecita, que para ti es la más armónica y dulce del universo.
- Descuida – le sonríes, ¿Cómo negarle una sonrisa a ella? – Duérmete ya, porota.
- Odio cuando me dices así – Genial, has logrado levantarla de la cama en vez de hacerla dormir.
- de acuerdo, nunca más pitufina –
- ¡Quil! –
Ríes con ganas al ver su pequeño rostro molesto y es que adoras todo de ella, a esta ese rostro que te mira como si quisiera sacarte los ojos. Y es que será una niña peligrosa.
Y antes de que comience con su guerra de almohadas contra ti, entra Emily y la fiesta acaba con un "¿No que ibas a hacerla dormir Quil?" y una carcajada sonora de tu parte, merecedora de un almohadazo de la pequeña Claire.
- A dormir – Ordena Emily mirándolos a ambos con una sonrisa cómplice, y haciendo que la pequeña vuelva otra vez a la cama.
- Vamos Quil – te dice al ver que tu te has perdido mirando embobado a la pequeña que refunfuñando sube las mantas hasta su cuello, deja que salgas primero y luego ella, apaga la luz y cierra la puerta tras ella.
- ¡No Emily! – dices alarmado.
Vuelves a entrar, y prendes la luz de la habitación en un segundo. Claire levanta la cabecita sabiendo que serías tú el que haría aquello.
- Quil, ¿te quedas conmigo hasta que me duerma?-
Miras a la puerta entreabierta y vez a Emily que gira la cabeza negativamente, pero luego te sonrié y junta la puerta para dejarlos solos de nuevo.
- Claro, cuanto quieras – Le dices, para luego sentarte junto a ella y volver a acariciarle el cabello como hacías antes.
- Contigo, no tengo miedo a la oscuridad– te dice con los ojos cerrados, mientras tu mano rasca su cabecita con suavidad.
- Te prometo, que estaré contigo hasta que ya no le temas –
Pasan horas, y que te importa, pasarías una vida viéndola dormir y no te cansarías nunca. Pero tienes hambre y si dejas la habitación por dos minutos no crees que pase nada malo con ella.
Llegas a la cocina y vez a Emily limpiándola con afán. Pero al oírte llegar, levanta la cabeza y mira de reojo al pasillo donde está la habitación de Claire.
- ¿Se durmió?
- Hace horas – respondes algo cohibido, suponiendo que llegara a la conclusión de que todo lo que hiciste en esas horas fue mirarla dormir.
- Ella te adora Quil – Te dice Emily mientras toca tu hombro con una sonrisa en los labios.
- Lo sé – le respondes esperanzado, de que aquel sentimiento le dure a ella, como a ti te durará para siempre.
