Desclaimer: Black Cat pertenece al artista Kentaro Yabuki, no a mi, por eso solo cabe decir que usaré a sus personajes con el fin de entretenerme. Creed es sin duda mi personaje favorito y en este corto relato esta 'fuera' de la traba base de Black Cat, lo dejo a libre interpretación de los lectores. Disfrútenlo.
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White·
Aquel cuarto no gozaba ni de un metro cuadrado, sus paredes estaban acolchadas y bañadas por un blanco absoluto.
No se veía nada más que ese repugnante color.
El cuerpo allí tirado respiraba controlado por una máquina que prohibía la aceleración de su pulso y le daba drogas calmantes con cada inhalación. El aparato se encontraba en una esquina y los tubos se alargaban hasta su cuerpo dejado allí como un retazo inservible hasta su próxima intervención quirúrgica.
El contorno de esos ojos entrecerrados era rojizo dándole un aspecto demencial con esa gran máscara cubriendo sus comisuras y nariz. Un chaleco de fuerza privaba sus brazos de movimiento y continuando con la longitud de su extensión, unos grilletes dañaban sus tobillos dejándole pulseras amoratadas. Las cadenas que aseguraban los grilletes se ataban con remaches a la misma pared.
Su figura estaba envuelta en una bata casi translúcida que se confundía con la palidez de su piel y se arrugaba bajo la tela reforzada del chaleco.
Como había llegado él a ese punto ya no lo recodaba, hacía meses que las drogas jugaban con su consciencia. Lo poco que sabía intentaba guardarlo desesperadamente en algún lugar de su mente, esperando no despertar con un vacío en sus recuerdos.
Los científicos del ejército estaban buscando las células de la regeneración en el interior de aquel cuerpo y tras matar a la mujer que lo cuidaba en su rehabilitación tras la pelea con su némesis se apoderaron de su malherido cuerpo sedándolo hasta encadenarlo en un reducido lugar cuyo silencio infernal agravaría su locura.
Pero había algo que se mantenía firme en sus pensamientos, el nombre del único al que necesitaba, a quien respetaba, el hombre que le había llevado a convertirse en Dios y quien le había arrebatado el mismo privilegio.
-Train…
Susurró entre el aire que inundaba sus pulmones mecánicamente. Viendo como los médicos enfundados en sus batas abrían la puerta con una camilla que le llevaría al quirófano.
