Hoozuki observó a lo lejos una figura blanca que se movía con gracia a través de los grandes campos de la frontera. Estaba paseando, tal vez. De lejos se notaba que era una hermosa doncella de negros cabellos cortos y tonos rojos en su piel. Se acercó poco a poco, estaba en el medio de su camino después de todo. Al quedar en el lugar junto a ella, le saludó.
Aquella mujer pareció mirarle con rareza y no se molestó en contestar, después de unos segundos apareció desde lo lejos un pequeño niño con facciones similares a la señorita.
-Madre!- El infante gritó mientras se acercaba.
-Ya te he dicho que no me llames así.- respondió la joven con un tono de voz ¿grave?
El demonio quiso golpearse la cabeza. Había confundido a ese chico con una mujer. Continuó caminando bastante irritado por su equivocación. Era algo tonto ya que no conocía a esas dos personas y tal hecho jamás iba a importar. No pudo evitar pensar en una ligera conexión, sin embargo, tampoco estaba en un rango importante.
-¿Quién es el señor?- Hoozuki se detuvo a unos cuantos metros y giró la vista sólo para apreciar una mirada inocente que se clavaba en él.
-Hoozuki, mi nombre es Hoozuki.- respondió. El niño le miró serio y afiló la mirada, cómo sí hubiera descubierto algo en él.. pero Hoozuki no lo tomó en cuenta y continuó su camino. El pequeño volvió la mirada a su "madre".
-Al final nos olvidó.- pronunció mientras le dedicaba una mirada neutra a su cuidador.
-Ha pasado mucho tiempo.. él ha olvidado muchas cosas, incontables veces, pero no es su culpa.- respondió la bestia mítica que lo acompañaba.
-En verdad, ¿era lo mejor? Alejarnos de él, antes de mi nacimiento..- cuestionó el menor.
-Míralo, está bien después de todo.. y nosotros también. Además, fue él quien lo decidió.- una sonrisa se marcó en el delicado rostro para darle confianza a su hijo.
-Pero algún día el Rey Enma me llamará por la sucesión.- remarcó el pequeño.
-Y eso es porque él ya no estará..-
-¿Te olvidaré también?-
-Sí, y nacerá uno más, igual a ti.. Ding.-
