¡La Navidad ha llegado! Y con este pequeño regalo respondo al reto que flo-uchiha (Flori) me lanzó en el Foro Bones de esta casa. ¡Pongamos los adornos y cantemos un montón de villancicos monosos para alegrar estas fechas!

NUESTRA NAVIDAD HA LLEGADO

Brennan suspiró largamente como no lo había hecho casi nunca antes.

Apoyada en su mesa, con la cabeza sobre una mano, observaba con una cierta lejanía el gran árbol de Navidad que Angela había instalado allí aquella misma mañana. Se había empeñado en que todo el mundo celebrara con ella y su familia las Pascuas, así que quien más y quien menos en el Jeffersonian tenía un detalle navideño sobre su escritorio o en su puerta.

A Brennan le había tocado el "detalle" más especial y más grande: un abeto de aproximadamente un metro de altura que presidía la entrada junto a los sillones. La misma Angela había traído todo un kit de arreglos que incluía bolas, guirnaldas, luces y nieve de mentira y se había encargado de que estuviera a punto por la tarde.

Y así fue como la encontró Booth cuando entró a buscarla. Con la mirada perdida en los brillantes reflejos de las luces en las paredes del despacho sumido en la semioscuridad.

Cuando se acercó, besó su pelo y le acarició los hombros con sus manos.

-¿Estás bien? Pareces un poco apagada esta tarde.

Ella acarició sus manos inclinando su rostro sin dejar de mirar alrededor.

-Creo que mis niveles de serotonina están disminuyendo, quizás por el embarazo. O incluso está bajando la dopamina. Pero desde que ese árbol está en mi despacho no puedo evitar tener sentimientos encontrados. Estaba pensando...

-¿Qué?- preguntó él sentándose en la mesa.

Brennan dudó durante un instante sin mirarle. Luego habló.

-Pensando en cuánto me gustaría pasar una Navidad como cuando era pequeña. Me gustaría no tener ningún prejuicio contra estas fiestas y haber sido yo la que pusiera los adornos en ese árbol con ilusión y sin creer que estas celebraciones son un tópico inventado por otros. Cenar el día de Navidad con las personas a las que más quiero, y al levantarme la mañana siguiente descubrir un montón de paquetes al pie del árbol. Emocionarme otra vez abriendo regalos como hace tantos años que no hago. Quisiera hacer todo eso pero algo aquí dentro -señaló su cabeza con un dedo- no me deja. Porque en realidad no acabo de creérmelo por mucho que lo intento, y eso me produce una frustración que ahora mismo no puedo asimilar -miró a Booth profundamente-, sobre todo porque que eso es todo lo que estás deseando hacer. Y yo no si podré hacerlo.

El sonrió tomando sus manos con delicadeza.

-¿Te das cuenta de que el solo hecho de que hayas pensado en además de hacerlo en ti es un gran regalo? Hace mucho tiempo que que tienes un corazón enorme, pero en este momento me siento muy afortunado de que estés conmigo.eres lo único que quiero para Navidad. Y sí, ya que es un tópico y que no te gustan ni crees en ellos, pero nunca fue tan cierto como ahora.

Booth la hizo levantarse y la abrazó en toda su redondez.

-Eso sin mencionar este regalo que aún quedará pendiente de desenvolver cuando pase Navidad -tocó su abultada tripa con delicadeza. Booth se emocionó al pensar en la pequeña de la que ya imaginaba hasta el color de sus ojos.

A la vez casi, Brennan no pudo evitar que las lágrimas anegaran sus ojos. Quizá se estaba acostumbrando a achacar todos sus cambios de humor a su estado premamá, pero también tenía que reconocer que era una liberación sentir sin condiciones, sin ataduras, y mostrarlo abiertamente. Y haber aprendido a expresar sus dudas y miedos. Y no dejar de ser ella misma.

Ahora podía amar a Booth abiertamente conservando su visión racional y empírica, aunque con otra perspectiva. No sólo había cambiado su centro de gravedad. También los ojos con los que le veía desde aquel trágico día en el que todo cambió.

-Gracias -dijo.

-¿Porqué? -preguntó Booth con esa media sonrisa tan encantadora.

-Por quererme. Por esperarme. Por estar aquí. Y por darme esto -se tocó el abultado vientre-. Siempre supe que sería tuyo.

-Y sin recurrir a medios artificiales, todo estrictamente natural -contestó, y ambos rieron.

Brennan se sintió bien. Por primera vez en todo ese día se sintió bien. Y era gracias a él. Como siempre durante los últimos meses, era gracias a Booth.

-Haré todo lo posible porque esta sea nuestra Navidad. Te lo aseguro. Peropaciente conmigo –dijo en voz baja.

-He tenido mucha paciencia y puedo tener un poco más. Porque yo que esta será nuestra Navidad y acabarás pensando lo mismo. Ya lo verás. Ahora coge tuabrigo y vamos a casa.

Cuando llegaron al apartamento y ella abrió la puerta, dejó su abrigo en el recibidor, y al entrar en el pequeño salón encontró algo que la dejó completamente sorprendida.

En un escaso rincón de la atestada estancia había un abeto. Y a su lado, una caja con adornos brillantes y una gran estrella que sobresalía brillando sin rubor e imponiendo su belleza a todo lo demás.

-Pensé que sería una buena idea que tuviéramos un árbol de Navidad -Booth se aproximó a ella esperando su reacción-. Parker y yo solíamos ponerlo cuando era pequeño, y le subía para que colocara la estrella en lo más alto. Ahora pasa casi todas las fiestas con su madre y esa caja lleva demasiado tiempo guardada en un altillo. ¿Quieres que lo pongamos juntos?

Ella sonrió tímidamente mientras extendía su mano hacia él e intentaba no llorar.

-No estabas seguro de que me fuera a gustar la idea pero aún así lo has hecho. Todavía no comprendo porqué sigues arriesgándote a las reacciones imprevistas de mi sistema hormonal, pero cada día aprecio más tu valentía al hacerlo.

-Será porque veo que estás aprendiendo a reflejar tus sentimientos, que te sientes mejor cuando lo haces,y en esta época he notado que también quieres hacer las cosas que hacen los demás porque ahora te parecen importantes. No es solo cuestión de hormonas. La mayoría de la gente se deja llevar por las costumbres navideñas sin pensarlo: poner el árbol, los adornos, hacer compras navideñas... Valoro que no te dejes llevar por ellas sin más, y sí, me la he jugado, pero que casi todas mis apuestas contigo son sobre seguro.

-Eres un presuntuoso –contestó ella con una sonrisa.

Brennan le atrajo hacia sí y le dio un profundo beso. No necesitó decirle cuánto había pensado en todo eso, cuánto había deseado ser como el resto del mundo ahora que comprendía que podía ser especial sin tener que ser necesariamente rara. Nunca le había confesado cuánto le ilusionó abrir aquel regalo de sus padres en esa Navidad, la primera Navidad que pasó con Booth. Nunca le dijo cuánto le dolió que él tuviera un hijo con el que compartir sus alegrías y ella no tuviera nada más que aquel regalo sin abrir.

Cuando se separaron, Booth la miró con expectación.

-¿Qué? -dijo ella-¿Qué ocurre?

-Pues que se me había olvidado decirte que Parker pasará el día de Navidad con nosotros.

Brennan sonrió con felicidad genuina mientras él también lo hacía.

-Rebecca me ha dicho que, como hace mucho tiempo que Parker pasa estas fiestas con ella y que además y yo estamos juntos, le parece una buena idea que este año se quede en Washington con nosotros. Así que, si no te parece mal, adornaremos el abeto pero dejaremos la estrella para que él la ponga.

-¡Me parece una idea estupenda!

-Y también me he tomado la libertad de llamar a tu padre para que cene con nosotros y podamos disfrutar de una velada tradicional familiar y navideña.

Brennan se acopló a su cuerpo en la medida de lo posible y rodeó su cuello con sus brazos.-Me parece perfecto -dijo antes de volver a besarle- Viviremos esta Navidad todos juntos. Como una familia.

-Ya te he dicho que esta será nuestra Navidad. Un ranger siempre cumple su palabra...

-Deja de hablar -dijo separándose de él y empujándole hacia la habitación-. Ahora quiero sexo.

-¡Huesos! -dijo Booth falsamente escandalizado- ¿Podrías dejar de comportarte así? Es tremendamente incómodo...

-Claro que lo es -dijo tranquilamente mientras seguía caminaba tras él-. Enfrentarte a alguien que piensa como haces suele ser incómodo, sobre todo porque es como un reflejo de tus propios comportamientos y tomas conciencia de ellos... ¿No dice la Biblia aquello de "La verdad os hará libres"?

-¿Otra vez metiéndote con el sagrado libro? Pues te tomas a la ligera esto pero ya verás...

Cerraron la puerta tras ellos, y risas y susurros dejaron paso finalmente al silencio en la sala. El abeto se quedo solo y desnudo esperando a que una nueva familia le vistiera de fiesta un año más. Una Navidad más.

Aunque solo fuera, en realidad, la primera de las muchas que la seguirían...

¡FELIZNAVIDAD!