Los personajes son de S. Meyer, esta es una adaptación de un libro de Julia James
Prólogo
—Señor Cullen —la voz de su secretaria inglesa sonó titubeante—. Por favor, disculpe por interrumpirlo, pero...
Los ojos verdes y contrariados del hombre sentado detrás del imponente escritorio de caoba se alzaron para mirarla. Sue Clearwater se abatió.
—Dije ninguna interrupción, señora Clearwater... por ningún motivo —la voz profunda y con acento sonó brusca. Durante una fracción de segundo, la mirada severa la reprendió, luego, simplemente, la descartó de la existencia y regresó a los papeles que tenía extendidos sobre la superficie de piel de la mesa.
En el umbral, Sue Clearwater vaciló, luego, sacando valor, habló otra vez.
—Lo entiendo, señor. Pero... pero ella dijo que la llamada era urgente...
Se reclinó lentamente en el sillón y la miró.
—Señora Clearwater —comentó con tono peligrosamente suave—. Puede informarle a Tanya Denali que no me interesan sus asuntos. Conmigo o con cualquier otro —una vez más, se concentró en los papeles.
Su secretaria tragó saliva y carraspeó.
—Señor Cullen... —intentó por tercera vez—... no es la señorita Denali quien está al teléfono. Es una tal señora Stanley, del Departamento de Servicios Sociales de Forks. Dice que es muy importante que hable con usted —añadió con celeridad cuando Edward Cullen se quedó quieto y clavó la mirada en ella—. Afirma que está relacionado con Isabella Swan.
Durante un segundo, la expresión de él se quedó en blanco, como si la información que acabara de darle le fuera tan desconocida como a ella. Y entonces una máscara se asentó en el rostro poderoso.
—Dígale a esa señora Stanley, quienquiera que sea —declaró con voz cortante— que no siento interés alguno en Isabella Swan —recogió la pluma de oro y dedicó su atención a los papeles.
—Pero, señor Cullen —insistió Sue Clearwater con urgencia desesperada—, ¡la señora Stanley afirma que se trata de su hijo!
En esa ocasión sí que consiguió una reacción.
Edward Cullen se quedó helado.
