Una tarde de lluvia.

HibarixTsuna - 1827

Inspirado en un doujinshi de esta pareja.

Ratiom M: por futuro lemon.

Dsiclamier: los personajes no me pertenecen son de la autora Akira Amano.

-Narrador-

-"pensamientos"-

-"recuerdos"-

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Cap 1: Empapados.

Había empezado la lluvia de la nada, cuando el castaño se dirigía a su casa de la escuela. En el cruce de despedida de sus amigos, había una fina lluvia por lo que ninguno cayó en la cuenta de que necesitarían llegar rápido a sus casas. Aunque claro, pensó Tsuna, ellos tenían más cerca la suya. Por descontado, cuando fue a abrir la puerta, se encontraba empapado de pies a cabeza. Como pudo intentó mojar lo menos posible y se dirigió a su cuarto directamente. La casa al parecer estaba vacía, seguramente su madre, Lambo e Ipin habían ido a hacer algún recado. Abrió la puerta de su habitación, mientras se quitaba la camisa y la lanzaba al aire.

No creyó posible que le fuera a dar a nadie, puesto que se hallaba solo en casa porque Reborn había tenido que ir a Italia durante unos días. Y todo el mundo se encontraba en sus casas por la intensa lluvia que estaba cayendo fuera. Cuan equivocado estaba cuando vio unos fulminantes ojos dirigiéndose hacia él, por uno de los resquicios de la camisa. En ese momento, empezó a sonar el piar de un pájaro imitando el himno de su escuela. Los pelos de su piel los sintió como púas y los ojos creía que se le saldrían de las orbitas. Kyoya Hibari estaba en su cuarto ¡y le había lanzado su camisa mojada!

El cuerpo le empezó a temblar en cuanto vio como el moreno se levantaba lentamente de la esquina donde estaba y se quitaba la prenda que le había tirado de la cabeza. Notó como las palmas de las manos le empezaron a sudar y se creyó muerto en el momento en que lo tuvo a centímetros de él.

- Vuelve a hacer algo como eso otra vez, y te morderé hasta la muerte – le susurró de forma tétrica. El Vongola se echó para atrás de un salto asustado – tráeme una toalla. – y con esas últimas palabras el otro chico salió disparado fuera de la habitación.

Ya había recogido las dos toallas. Una para el demandante vigilante de la escuela y otra para él, que por supuesto también la necesitaba. Mientras se acercaba de nuevo a su dormitorio, se preguntó que hacía Hibari allí. Supuso que si le preguntaba, no le contestaría algo concreto, pero aún así decidió arriesgarse. En cuanto llegó al cuarto, lo encontró en su posición inicial pero con los ojos cerrados. Un escalofrío recorrió su cuerpo recordando la vez en el hospital. "Me despierto fácilmente con cualquier ruido, así que si duermo no hagas nada que pueda despertarme, o si no, pagarás las consecuencias" tragó grueso antes de dejar la toalla en la mesita y salir disparado hacia el baño.

Ahora no era el momento para preguntarle nada. Aprovecharía para bañarse, de esa forma no molestaría al sempai y cuando volviera seguro que ya estaría despierto para poder cederle el turno en la bañera. Kami sabía que estaba rogando porque así fuera. Con gotitas en los ojos se desnudó y se metió al baño a enjabonarse.

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Dentro del cuarto el de ojos azul oscuro, abrió estos lentamente, encontrándose solo en la estancia. Miró para todos lados analizando cada centímetro de la sala, y observó que su respectiva toalla se encontraba doblada encima de la mesa, junto a una nota. Se puso la toalla alrededor del cuello y tomó el papel para leerlo.

"Hibari-san aquí tienes tu toalla. Como te has dormido, yo he aprovechado para tomar un baño primero. Tardaré poco. En cuanto salga tienes el baño a tu disposición. Tsuna."

Arrugó el papel y lo tiró a la cama. Se quitó la chaqueta de un tirón y se dirigió al que creía que era el baño con paso decidido.

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Tsuna se estaba terminando de lavar la espalda, cuando un ruido tras de sí, lo invita a mirar por el espejo. Su cuerpo tiembla involuntariamente al cruzar su mirada con el líder del comité disciplinario de Namimori. Se gira encarando al guardián.

- ¿Hi-Hibari-san? – el otro lo mira con indiferencia.

- Quiero darme un baño también… - es lo único que dice antes de empezar a enjabonarse también.

El décimo solo gira la cabeza avergonzado y se dispone a salir diciendo algo entre susurros como que le cede el puesto primero en la bañera. Está a punto de abrir la puerta cuando le llega a los oídos la voz de su madre entrando a la casa. "Mierda, si mamá está aquí ¿cómo voy a salir y explicar esto?" Se miró a sí mismo y después a Hibari el cual estaba ocupado lavándose la espalda.

- ¿Tsu-kun, estás en casa? – se oye desde fuera.

- Sí, mamá, estoy… en la bañera… - dice rindiéndose ante la situación. Lo que no logra ver es la imperceptible sonrisa ladina en la cara de Hibari detrás de él.

- Cuando termines baja, que voy a hacer la cena – responde la mujer.

- Vale – termina la conversación antes de que le pregunte algo más y se mete dentro de la tina entregándose a no poder salir tan fácil de esta.

De lejos oye los grititos de júbilo de Ipin y Lambo porque seguramente están deseando comer. Él en cambio, tiene que lidiar primero con la situación incómoda que se da lugar allí. El guardián de la nube ya se había acoplado dentro de la bañera y el espacio se había reducido considerablemente. Sus piernas se hallaban enredadas entre las del otro e intentaba no prestar atención al hecho de que estaban desnudos. En leve sonrojo ocupó sus mejillas e intentó desviar la mirada a otro lado.

- ¿P-por que estabas en mi casa, hi-Hibari-san? – se aventuró a preguntar Sawada para relajar un poco el ambiente.

- Me pilló la lluvia a mitad de camino y tu casa me quedaba más cerca – respondió escueto el aludido.

- Pero no había nadie en casa ¿Cómo pudiste…? – el otro solo contestó antes de que acabara.

- Por la ventana – respondió cerrando los ojos.

El otro abrió los ojos sorprendido y supo que debería tener más cuidado la próxima vez por futuros ladrones. Como ya no sentía la mirada clavada en él, se permitió contemplar el cuerpo del chico moreno. Acertó al pensar que el guardián tenía la piel muy clara, por lo que las marcas de pelea se notaban bastante bien. Se veían sobre todo algunos moratones aquí y allá a lo largo de su pecho. No pudo evitar preguntarse si se los habría hecho de una pelea hoy. Un sentimiento extraño surgió en su interior.

Antes de pensar en lo que hacía, su cuerpo se movió hacia delante y con una de sus manos rozó una de las marcas en su piel. Se veía dolorosa y parecía que permanecería allí un par de días más. Volvió la vista a la cara del moreno, encontrado de nuevo sus ojos fijos en él. Cuando cayó en la cuenta de lo que había hecho, su cara empezó a coger un color parecido al semáforo con la señal de stop. Intentó echarse para atrás, pero él ya le había apresado la muñeca levantada para que no se pudiese mover. Todo su cuerpo tembló. Parecía un duelo de miradas que estaba seguro que el perdería. Cerró los ojos esperando su caída.

Pero el tiempo se paró cuando sintió unos labios contra los suyos. Abrió los ojos de nuevo sorprendido de lo que el chico estaba haciendo. ¿¡Lo estaba besando!? Su mente no lograba procesar el momento y solo se paró, permitiéndose por un momento corresponder el beso. Los labios del chico más mayor eran suaves y lentos al moverse, como si quisiera torturarlo y disfrutar el instante. Los ojos se le cerraron y se abandonó al momento que pasó de un beso suave a uno con claro deseo. Con la lengua el ojiazul le rozó el labio inferior y el castaño le dio el acceso que pedía a su boca. Permanecieron unos minutos así, hasta que les hizo falta el aire.

Se separaron lentamente. Y a pesar de que Tsuna parecía intentar coger todo el aire posible del mundo, el de ojos azul nuboso solo respiraba un poco más fuerte. El castaño quería preguntar por qué había pasado eso, pero no pudo formular nada. Su boca solo podía intentar coger más aire, al parecer no estaba dispuesta a ceder nada a las palabras. Sintió como su cabeza daba vueltas, y se le empezaba a desenfocar la vista. Al parecer había pasado demasiado tiempo en agua caliente. Perdió la conciencia cayendo en el pecho del guardián, el cual lo miraba extrañado por su comportamiento, igual que se encontraba minutos antes el Vongola.

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Más tarde, el menor abre lentamente los ojos. Todavía se encuentra un poco mareado, pero sabe donde está al segundo. Ha visto muchas veces ese techo para no reconocerlo. Estaba en su habitación. Se miró y se encontró vestido y tapado en la cama. "¿Ha sido todo un sueño?". Inconscientemente llevó una de sus manos a sus labios.

- Hibari… - susurró olvidando el sufijo.

- Dime… - oyó a un lado.

El de ojos color café se puso sentado rápidamente mirando hacia la ventana. No esperaba para nada oír la voz del nombrado, y mucho menos encontrarlo sentado debajo del alfeizar, demostrándole así que nada de lo que había pasado era un sueño. Un rosa pálido coloreó las mejillas del de ojos color café.

- ¿Qu-que ha pasado? – dijo pensando en cómo había llegado a su cama si solo recordaba estar en la bañera.

- Oya, oya… - lo miró como divertido - … primero olvidas llamarme con respeto, y ¿ahora no vas a agradecer la molestia que me has ocasionado por traerte aquí y no dejarte tirado en medio del baño?

La cara del décimo se puso tan roja como una fresa. Entonces de verdad lo había vestido él. Cerró los ojos de la vergüenza que le invadió. "¿Por qué me pasa esto a mí?" Algo en su cabeza le respondió que eso le pasaba porque era el inútil Tsuna. Suspiró abatido pero igual de rojo.

- S-sí, gr-gracias… Hibari-san… - dijo lo menos avergonzado que pudo. Entonces se fijo en la ropa del moreno. No traía puesta la ropa del instituto, llevaba un suéter de cuello alto negro muy conocido para él - ¿eh?, ¿esa es la ropa de mi padre?

- Sí, tu madre me la dio prestada… - Tsuna abrió los ojos asustado "¡Es verdad! ¡Mamá estaba aquí!" El de pelo negro se levantó de su sitio – bueno, yo me voy ya.

Sawada se fijó en el tiempo fuera de la ventana. La lluvia había parado. Se preguntó cuánto hacía de ello y cuanto debía de haber esperado Hibari. Intentó no pensar mucho en ello puesto que todo lo demás ya le causaba suficiente vergüenza. Advirtió que el líder del comité disciplinario volvía a acercarse a él e instintivamente se echó hacia atrás. Se sonrojó de nuevo.

Tendrás que llevar mi ropa mañana a primera hora a la sala del comité – no era una petición, era una clara orden – si no, te morderé hasta la muerte.

Y dejando al futuro décimo en shock en medio de la cama, salió por la puerta para minutos después oír la de la calle con un portazo. Rememoró todo lo ocurrido y cayó hacia atrás.

- ¿Por qué me pasa todo esto a mí? – chilló antes de suspirar y cerrar los ojos frustrado y algo sonrojado.

"Y mañana tengo que presentarme con su ropa en la escuela…"

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Continuará…


¡Bienvenidos a otro de mis fics y para los que no me conocen, muchas gracias por darme una oportunidad! ^w^

O.O estoy nerviosa este es mi primer fic que hago tanto de Hitman Reborn, como de esta pareja . espero que les guste puse todo mi empeño en que saliera bien. Tendrá una segunda continuación para saber que pasará cuando vaya a devolverle su ropa owo ... solo digo que me gusta ser mala con Tsuna xD

Sus review serán bienvenidos tanto buenos como malos, solo espero que no haya muchos de estos últimos ^^u

Me gusta mucho esta pareja, ya que Hibari es uno de mis personajes favoritos y se ve tan genial frente a Tsuna *^* xD mi mente se desvía. Bueno gracias por leerme y espero sus opiniones.

Neko-besitos a todos! ;3