-Darien- grité al ver que se alejaba y yo caía al suelo
El se detuvo pero no volteó.
-He estado buscando la causa para que me trates así...pero no la encuentro...por favor ...dímelo- le dije llorando- ¿Que te hice para que me trates de esa manera tan cruel? Si no encuentro una respuesta pronto...¡No podré estar tranquila!..por favor...¡Quiero que me la digas!-
-Es muy personal...espero que me perdones- me dijo y se alejó dejándome en el frío suelo.
Amy y Lita que estaban detrás de mi, me ayudaron a ponerme de pie y me llevaron hasta mi casa. Yo les dije que quería estar sola, así que subí directamente a mi cuarto, me puse la piyama y lloré hasta quedarme dormida.
A la mañana siguiente fui a la escuela y Moly me comentó que en la calle 10 abrirían una tienda de pulseras que eran mágicas, pues decían que si terminabas una y pedías un deseo, tu deseo se haría realidad.
Las cosas con Darien habían ido muy mal desde que terminamos. Ni siquiera éramos amigos. Darien ya no visitaba el Crown ni el parque donde siempre nos veíamos. Parecía que me evitaba a toda costa.
Algunas veces pensaba que Darien se esforzaba por hacerme sentir mal. Primero trató de aparentar que salía con Unazuki, luego no perdía oportunidad para decirme que se había cansado de que yo fuera una niña tonta y que por eso ya no quería estar conmigo.
A pesar de eso ahí estaba yo, tratando de hacer una pulsera en aquella tienda nueva para ver si es que de esa forma podía recuperarlo. Un intento más
Como era de esperarse...no lo había logrado así que fui al Crown por una malteada de chocolate.
-¿Que es lo que traes en esa caja Serena?- me preguntó Andrew mientras me daba mi malteada
-Es...pues es...es un set para hacer una pulsera que cumple deseos- dije sonrojandome siendo consiente de lo ridícula que debía sonar
-¿Las de la calle número diez verdad?- afirmé con mi cabeza- y debo suponer que esta pulsera es para pedir que ...-
-Que Darien vuelva conmigo...si- respondí y las lágrimas empezaron a brotar.
Pronto Andrew corrió a mi lado y me abrazó.
-Ayer lo vi. Le rogué que me dijera que era lo que había hecho mal...pero no se molestó ni en voltear a verme- lloraba desconsoladamente- a veces pienso que soy una tonta por intentar e intentar...que pasará si lo de la pulsera tampoco funciona?...quizá el problema si sea yo que solo soy una niña tonta y floja como dice el y que yo no valgo...-
-¡No te atrevas a decir eso!- me contestó tomándome por los hombros con expresión seria- Serena , tu sabes que Darien es mi mejor amigo y que lo quiero mucho, pero últimamente ha estado actuando como un patán y como tu amigo debo decirte que ese comportamiento no merece que derrames una sola lágrima...eres una chica hermosa, alegre, cariñosa...eres mucho más de lo que alguien podría pedir por eso nunca debes cuestionarte quien eres solo porque tu forma de ser no le gusta a alguien...-
-Andrew...-
-Dejame terminar por favor...se que lo que te voy a decir te va a sonar raro, pero no quiero verte seguir sufriendo de esa manera y llegar aquí con los ojos hinchados de tanto llorar porque esa no eres tu Serena y si Darien o quien sea no sabe valorarlo...entonces no te merece-
Las palabras de Andrew tocaron algo muy dentro de mi. Mi orgullo empezaba a brotar y me daba cuenta lo tonta que había sido al suplicar por el amor de Darien. Era cierto...yo era una niñita...pero por amar tanto a Darien había olvidado mi amor propio y me había traicionado a mi misma. Pagué por mi malteada y caminé hacia casa. Lancé a la basura la caja con el set para hacer las pulseras mientras me decía a mi misma que ya lo había intentado y que si pese a eso Darien no había valorado el amorque yo sentía por el...entonces no valía la pena. En algo si tenía razón Darien...yo FUI Serenity, la heredera dle milenio de plata, pero ahora ERA Serena y el Darien y no teníamos la obligación de estar juntos.
Por mucho que doliera, no podía seguir huyendo del hecho de que Darien ya no me quería (y que me lo demostraba en todas las formas posibles) y no podía pasarme la vida rogándole. Ya en mi vida pasada, había tomado la decisión de quitarme la vida cuando el murió a manos de Beryl, sin pensar en el dolor que le causé a mi madre. No podía equivocarme nuevamente. Tenía que cerrar ese capítulo de mi vida. Tenía que avanzar.
Llegué a casa y tomé la agenda telefónica de mi madre.
Busqué el número de mi tía recordando aquel ofrecimiento de hace unos meses y la llamé.
