Pain
El azul cielo se encapotaba a su paso, mientras la fresca brisa de invierno anunciaba una tormenta más. Una poderosa lluvia.
Dolor. Sentía dolor. Pero no ese dolor que hace salir las lágrimas de impotencia. No. Este dolor era diferente… era como besar los dulces labios de la agonía. Era un dolor que disfrutaba de sobre-manera.
A su lado, el mismo ángel caminaba con fidelidad.
Konan, su Konan. Esa amiga que siempre había estado, esa persona que lo apoyó incluso en los momentos en que creyó a ver perdido la cordura, esa persona que nunca se iría de su lado… ella era esa persona.
Se sentía culpable por arrastrarla al camino de la oscuridad, a la cruel vida de un asesino. Pero ella así lo quiso, por razones que hasta el mismo desconocía.
La lluvia comenzó a danzar sobre sus cabezas, nublando su camino. Siempre amo la lluvia, y mucho mas caminar debajo de ella… al igual que Yahiko.
Siempre se preguntó qué hubiera pasado si, tan solo, Yahiko siguiera con vida. Tal vez las cosas hubieran sido diferentes.
La determinación de su amigo era incomparable. Era el más serio pero, muy en el fondo, pudo a ver tenido un corazón de oro… lástima que no vivió lo suficiente para demostrarlo.
La lluvia se intensificó, pasando de un suave simirrí a una tormenta.
-volvamos, Nagato- la suave voz de su amiga, llamándolo por su verdadera identidad, le recordó en donde estaba- no nos sirve de nada volver, son recuerdos muertos- pronunció con suavidad
Sin embargo, Pain no le contestó. Su mirada violeta seguía fija en la aldea de la lluvia, su aldea.
-ve, Konan- ordenó sin mirarla- me quedaré un poco más.
Konan, a pesar de estar en un profundo desacuerdo, se marchó. Esos momentos eran escasos, eran esos momentos en donde decidía dejarlo solo.
Pero Pain nunca se sentía solo. Siempre pensó que Yahiko, en espíritu, podía acompañarlo. Pero solo era una débil excusa, no quería aceptar la realidad… esa realidad en donde las personas del pasado se vuelven tu presente.
Pain observó su aldea por última vez antes de volver a recorrer el camino de vuelta, el camino que lo llevaría de vuelta a la oscuridad, el camino que ni la lluvia podía borrar.
Pero había una razón por la que Pain adoraba pasear debajo de la lluvia, y era porque así no se notaría que estaba llorando.
