Saint Seiya y sus personajes no me pertenecen a mí, sino a Masami Kurumada y TOEI animation.
Este fanfic está basado en los juegos del hambre, así que también créditos a su autora.
Esta historia está situada en un mundo alterno, post-Hades.
Después de la gran batalla contra Hades, los santos caídos han tenido otra oportunidad para vivir... Pero no sabían que con eso le traerían la muerte.
Capítulo 0: El inicio de una nueva historia.
Para recordar la gran batalla contra los dioses, se empezó con un "juego", más bien una batalla a muerte. El que ganaba era el único sobreviviente a esa guerra, así teniendo riqueza y poder, no tener más batallas. Seis dioses han tenido que sacrificar a sus protectores durante dos años, para "Los juegos del hambre". Athena, Artemisa, Apolo, Deméter, Afrodita y Eros, han tenido que perder a sus guardianes sin ser revividos.
El lamentable día de la cosecha empezó. El día se ve gris, el cielo inundado de nubes, con poca claridad. El centro del Santuario se encuentra repleto de santos y santas. Hay un pequeño escenario, en el cual se están dé pie los doce caballeros dorados, mirando hacia el frente, con pecho y cabeza en alto. Hay dos peceras de cristal, repleta de papeles; una de las chicas y otra de los chicos, en los cuales están los nombres de todos los caballeros masculinos y femeninos, entre ocho y dieciocho años de edad, no importaba si eran apenas aprendices.
Las cámaras abundaban el lugar enfocando desde todos los ángulos, mientras se mostraba una gran pantalla, televisando los hechos.
El patriarca acaba de entrar en silencio, sentándose en un trono. A los pocos segundos entra Athena con un vestido blanco, cubierto con joyas en oro y su báculo de Nike. La diosa se detiene en frente de un micrófono, de inmediato los caballeros y amazonas hacen una reverencia ante su divinidad. Saori, al ver a todos volver a su postura, empieza a recordar sobre el porqué de estos juegos; sobre la gran batalla contra Hades y los demás dioses y su castigo, los juegos.
Después de que terminó de dar el discurso, se dirigió a la pecera de la izquierda, diciendo "las damas primero", tomó un papel y lo abrió, para luego decir el nombre de la joven:
—Geist Sonota Saint.
La joven que no llevaba máscara en ese momento (ya que esa ley había sido demolida, solo por ese día), se tensó. Su rostro tenía un gesto de preocupación y temor, comenzó a respirar rápidamente, se veía como su pecho subía y bajaba, a través de su vestido lila. Estaba esperando a algún voluntario, el cual no llegó, así que tuvo que afrontar su realidad... Ir a los juegos del hambre.
Durante los dos años que llevaban los juegos, Athena no había ganado, siempre mataban a sus caballeros con una muerte fría y dolorosa.
Geist caminó con un paso rápido al escenario, y se colocó al lado de la urna de las mujeres. En eso Saori fue hacia donde decía el nombre de los chicos y tomó otro papel al azar.
—Kiki de Apendix.
Ahora fue el momento de que Mü se tensara, abrió sus ojos hasta más no poder, al igual que Shiryu... Después de todo el dragón le había tomado un gran cariño al pequeño Kiki, queriéndolo así como un hermano menor.
Shiryu pensaba en todas las maneras en las que podían matar a Kiki, ya que en esos campos de batalla no podían usar su cosmo, ni teletransportacion. Su cabeza daba vueltas, se encontraba totalmente perdido, lo que lo saco de sus pensamientos fue cuando el dorado brazalete le paso por su lado.
El dragón no sabía qué hacer, así que hizo lo primero que su mente le obligó a hacer.
—¡Alto! —gritó Shiryu acercándose a Kiki, poniendo al lemuriano detrás de él. Todas las miradas se centraron en él, pero el solo miraba a Athena, quien lo miraba con curiosidad y preocupación— Me ofrezco como tributo en lugar de Kiki.
El lemuriano se aferró a Shiryu, no lo quería soltar, comenzaba a sollozar.
—Kiki; suéltame —pidió el pelinegro, con un nudo en la garganta. No quería llorar, no enfrente de todos, no en cámaras, no se quería ver como un debilucho. Fijó su vista en la televisión, en la cual presentaba la escena de él y Kiki aferrado a su espalda— ¡Kiki, que me sueltes! —exclamó con rudeza, aguantando sus lágrimas.
Seiya se acercó a ellos, quitándole al aprendiz encima de Shiryu, el pequeño pelirrojo se forzaba a soltarse del agarre del castaño, intentos fallidos de teletransportarse, mientras gritaba el nombre del ojiverde. Dragón dio pasos firmes hasta colocarse en el escenario.
—El caballero de bronce: Shiryu de dragón —empezó Saori—, se ha ofrecido como tributo.
Había un silencio sepulcral... Todos tenían su mirada fija en él. Sus labios temblaban y su nariz parecía una fresa madura, tenía la piel pálida.
Los santos y amazonas se llevaron la mano derecha al pecho, para luego levantarla en modo de respeto, admiración y despedida.
Los tributos caminaron hasta un gran salón, lleno de lujos, objetos con piedras preciosas y una mesita llena de pequeñas estatuas representando a los dioses que lanzarían a sus guardianes a pelear en los Juegos del hambre.
