Desesperada

Bueno, este es un fic, dedicado a Luniithaa, quien me pidió una historia MinaKushi, y en cierta forma me alegra, porque además de que tengo un pretexto para escribir una historia de mi pareja favorita, también me hizo saber que mis anteriores historias no han sido un fracaso como yo creí… como yo siempre lo he dicho, así sea una sola persona la que me lee, por esa persona, continuaré escribiendo :D

Disclaimer: Los personajes de Naruto, por desgracia, no me pertenecen, son propiedad de Kishimoto-Sensei.

Desesperada

-Si mamá, lo sé, pero es mi deber ttebane! – Contestaba a su madre.

- Aahh, osea que antes de ser una buena hermana, ¿prefieres ser Shinobi? – Comenzó a chantajearla esa mujer.

- ¡No hay punto de comparación ttebane! Konoha ha ayudado a Uzushiogakure innumerables veces, así que es nuestro deber retribuirles el favor ttebane! – Le explicaba la joven.

- Eso lo entiendo, pero… ¿No pueden mandar a alguien más? Sospecho que esto lo estás haciendo a propósito – Insinuó.

- Es cierto que no me gustan las reuniones familiares – Comenzó diciendo – De hecho las aborrezco – Susurró para sí misma – Pero sabes que a pesar de eso, siempre estoy ahí – Continuó – Además, en ningún momento dije que no estaría aquí a tiempo – Le reclamó.

- ¿Estas segura? – Le preguntó.

- Claro mamá, escucha… no puedo informarte obre mi misión… - Comenzaba a decirle.

- ¡Por que no! – La interrumpió.

- Porque, además de que es confidencial, toda la información me la darán cuando esté en Konoha, pero, lo que te puedo asegurar es que estaré de regreso a tiempo para la boda de Kaori dattebane! – Juró levantando su mano.

- ¿Estas segura? La boda es en tres meses y… - Comenzaba a decir.

- ¡Exacto! TRES MESES, es bastante tiempo, así que ya no te preocupes madre – Le dijo con una sonrisa.

- Ay Kushina… - La mujer de aspecto similar a la chica la abrazó. – Cuídate mucho y… espero que este tiempo te sirva para reflexionar – Le comentó.

- ¿Reflexionar? ¿Qué quieres decir ttebane? – Preguntó la pelirroja confundida.

- Me refiero a que ya es hora de que sientes cabeza – Le respondió

- ¡Mamá! – Exclamó un poco molesta.

- Ay Kushina, es que no me explico… tu hermana apenas tiene 18 años y ya está a punto de cazarse, tú tienes 21 y ni siquiera te hemos conocido algún novio – Comentó la madre.

- Mi hermana tiene sus prioridades y yo las mías ttebane! – Le contestó la joven.

- Lo sé Kushina, no tienes que casarte ahora si no lo quieres, pero… creo que no te vendría mal un novio – Le sugirió.

- ¿Para qué? Así estoy bien ttebane! – Respondió en un puchero.

- Pero hija, no quiero que la gente del pueblo te señale como la solterona de la familia – Decía en tono preocupado.

- Aaaagggghhh mamá, si te hace feliz, te diré la verdad, ya tengo novio, ¿contenta? – Le dijo exasperada.

- Kushina no mientas… -

- No miento, es la verdad ttebane! – Decía una vez más haciendo un puchero.

- Entonces… ¿Por qué no nos los has presentado? – La interrogó su madre.

- ¿Por qué será? – Dijo fingiendo duda – Oh si, ya recuerdo… porque tengo un padre y un hermano que se encargarían de hacerle la vida imposible – Le respondió sarcásticamente.

- Aun así, porque no me hablaste de él antes… ¿Cómo es? ¿Lo conozco? – Le preguntó insistentemente.

- Eeehhh… N-no, no lo conoces ttebane! – Dijo nerviosa.

- Esto es muy sospechoso, perdona que no te crea Kushina, pero… los pocos chicos que hay aquí de tu edad, tu misma te has encargado de ahuyentarlos con ese carácter violento que tienes – Le dijo su madre.

- ¡Yo no tengo la culpa de que sean unos insolentes dattebane! – Se defendió a si misma – Además yo nunca dije que fuera de… - Comenzó a decir pausadamente pues las ideas estaban tardando en llegar.

- ¡Aaahh! Ahora entiendo, él es de Konoha ¿verdad? – Dijo con sus ojos brillando de la emoción.

- Aaa… aajaja Así es mamá – Respondió con una risa nerviosa al mismo tiempo que se llevaba una mano a la nuca agradeciendo que su madre inconscientemente le hubiera dado una idea.

- Ahora también entiendo por qué de repente ibas a tantas misiones a Konoha – Dedujo su madre, aunque la verdad era completamente distinta.

- Jeje, me sorprende que no te hayas dado cuenta – Comentó aun un poco nerviosa.

- Lamento no haberte creído Shina-chan – Le dijo mientras pellizcaba las mejillas de ella como si tuviese 3 años – Bueno, no te retraso más, es hora de que te vayas a tu "misión" – Le dijo pintando las comillas en el aire.

- ¡Mamá! Si es una verdadera misión, no es lo que tú crees ttebane! – Le respondió en otro puchero.

- Bueno, bueno, cuídate mucho – Le dijo despidiéndose de ella.

- Nos vemos mamá – Kushina se despidió mientras brincaba a un árbol.

- Aaahh y Kushina… - Dijo su madre antes de que ella partiera.

-¿Qué pasa mamá? – respondió mientras se preparaba para avanzar y perderse de una vez en el bosque.

- Debes traer a tu novio para la boda – Le gritó mientras Kushina estaba a la mitad de un salto

- ¡QUEEEEEE! – Gritó asustada y casi resbala de la rama del árbol.

- ¡Solo así te puedo creer! – Le gritó lo suficientemente alto para que Kushina la escuchara a pesar de la distancia. Y esta vez, ella sí resbalo de la rama de otro árbol y por suerte estaba lo suficientemente lejos para que su madre no se diera cuenta.

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-¡Diablos! – Pensó para sí misma - ¡Eso me pasa por abrir la boca! Pero… ¡Que podía hacer! Era lo único que me faltaba, que mi madre también me abordara con el famoso tema del novio… ¡Ya estoy harta! Aunque… tal vez debería decirle a verdad, la verdad de que o hay novio alguno, que solo fue una mentirilla que se me salió ante su insistencia, sí, creo que es lo mejor, antes de que se lo diga a alguien más y ya no pueda hacer nada – Continua su avance hacia Konoha – ¡Ja! Ya me lo imagino, si cada cumpleaños, navidad, año nuevo y demás festividades es lo mismo, siempre la misma pregunta "¿Qué dice el novio?" Aaaaggghhhh, ya lo veo venir en esa dichosa boda… - De repente recordó algo importante - ¡La boda! Diablos, en unos días llegarán todos nuestros familiares ¡¿Por qué lo hacen?! Aún hay mucho tiempo y… Oh-oh mi madre no se callará la boca, estoy segura, en cuanto lleguen les dirá el asunto del novio y quien sabe que otras cosas se inventará – Se imaginó con horror – Esta decidido, en estos meses, me he de conseguir un novio o me dejo de llamar Kushina Uzumaki dattebane! – Dijo esta vez en voz alta y con la mirada decidida.

Continúo con su andar esta vez concentrándose en su misión, la cual había estado planeando desde hace meses. La verdad era que le había mentido a su madre, bueno en parte, porque efectivamente, no podía decir absolutamente nada, la misión era un secreto, lo que era mentira, era el hecho de que "no supiera nada" pues Kushina sabía perfectamente su misión, de hecho, todas las misiones que había está realizando por casi medio año culminaban con esta.

Todo comenzó aquel día en el que su padre había llegado con la noticia de que debía abandonar Uzushiogakure y dirigirse a Konoha, ella le había preguntado la razón, pero su padre solo se limitó a decirle que él la consideraba la Shinobi mas apta de la aldea para dicha misión, que en Konoha le darían la información y que una vez que supiera de que se trataba, estaba en su derecho de aceptarla o no.

Antes de saber de qué se trataba, ella se prometió a sí misma que cumpliría, pasara lo que pasara, ya que nunca iba a olvidar aquel incidente en el que la secuestraron cuando era apenas una niña, y que gracias a la ayuda de un Shinobi de Konoha, ahora tenía la oportunidad de estar en su hogar.

Pero… cual fue su sorpresa al llegar: le informaron que necesitaban a una persona para que fuera el siguiente Jinchuriki del Kyubi, y que ella era la candidata más ideal para desempeñar tal labor, además de ser una Shinobi bien entrenada, poseía el chakra de una Uzumaki y tenía cierta afinidad para los jutsu de sellado.

Por primera vez, Kushina se había detenido a pensar, si bien le aterraba la idea, después se convenció de que debía hacerlo, Konoha contaba con ella, su padre contaba en que ella era la ideal para serlo y ahora entendía que el confiaba de sobremanera en ella, de otra forma, no la habría enviado, así que después de unos minutos en los que sopesó la información, acepto.

Después de ese día, sus misiones consistían en una serie de entrenamientos en los cuales mejoraba sus técnicas de sellado, su manejo del chakra, e incluso, manejo de sus emociones. Todo esto era necesario para poder asegurar el éxito del sellado del Kyubi dentro de ella.

Y este día que volvía a Konoha, era el día definitivo. Ese día sellarían al demonio de nueve colas dentro de ella. Nadie de su aldea sabía de ello, solo su padre, o bueno, tal vez lo suponía, ya que nunca le informó a su padre la decisión que había tomado.

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El sellado del Kyubi fue un éxito, no ocurrió ningún problema, sin embargo, por cuestiones de seguridad, el Hokage le ordenó permanecer algunos meses en la aldea para estar en observación y estar completamente seguros de que nada malo ocurriría, y de esa forma, no exponer a los habitantes de Uzushiogakure.

En cierta forma eso le alegraba a la Uzumaki, ya que eso le daba más tiempo fuera del relajo de la boda de su hermana, fuera de las ocurrencias de su madre, fuera de los molestos comentaros de sus familiares lejanos y también le daba tiempo de conseguir un novio para la dichosa boda.

El tiempo pasaba, y por más que lo intentó no encontró un buen candidato para ser presentado. O bueno, no eran buenos candidatos desde su punto de vista. Trató de ser lo más amable y femenina posible, trató de no darle importancia a los pequeños detalles como el hecho de que al chico no le gustara el Ramen, o de que fuera demasiado tímido, o muy serio. Pero falló, al final del día terminaba huyendo a escondidas, o de plano golpeando al prospecto.

Faltaban dos semanas para la boda de su hermana Kaori, y vemos a una Kushina cabizbaja saliendo de la torre Hokage, las noticias que le había dado el Sandaime podrían considerarse buenas, pero a su modo de ver, eran malas… ¡terribles!

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: Hace unos minutos en la oficina del Hokage :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

-¿Me mando a llamar Hokage-sama? – Preguntó de manera respetuosa al entrar.

- Pasa Kushina, te tengo algunas noticias pero comencemos con la más importante – Le dijo con una sonrisa el anciano.

- Dígame Hokage – Escucho atenta.

- Para empezar, déjame felicitarte por tu excelente trabajo en el sellado del Kyubi, y una vez más te doy las gracias por aceptar tan difícil tarea, Konoha estará en deuda contigo – Le comunicó educadamente.

- Gracia Hokage-sama, pero fue un honor para mí el poder ayudar a la aldea que más de una vez ha ayudado a mi gente, incluyéndome – Dijo sinceramente.

- Muchas gracias Kushina, y bueno, después de estos meses de observación, tanto los miembros del consejo como un servidor, estamos de acuerdo en que has superado la prueba, y nos has demostrado que puedes manejar perfectamente al Kyubi – Informó el Hokage – Por ello, me alegra comunicarte que ha concluido tu misión, puedes regresar a casa cuando lo desees – Le sonrió.

- ¡QUEEEEEEE! – Exclamó con cara de horror

- ¿Pasa algo Kushina? – Preguntó extrañado el hombre.

- N-no, no pasa nada ttebane! – Dijo con una sonrisa fingida mientras se llevaba una mano a la nuca – Solo que me tomo por sorpresa – Se disculpó.

- Bueno… también quería pedirte el favor de que le comuniques a tu padre que pronto dejare el puesto de Hokage, por lo que será necesario que venga a reunirse con la persona que ocupará mi cargo, para mantener la alianza entre ambas aldeas – Le pidió el Sandaime.

- Claro Hokage-sama, sé que mi padre lo entenderá, pero… ¿es necesario que regrese a Uzu ahora mismo? – Preguntó.

- No exactamente, pero si te pediría que fuera esta misma semana, el cambio de mandato será muy pronto y necesito que tu padre esté al tanto… ¿Tienes algún problema que te impida regresar? – Preguntó preocupado.

- N-no, es solo que tengo pequeños asuntos que quiero resolver, claro… si no le molesta mi presencia aquí – Dijo algo apenada ante la insistencia del Hokage en que regresara.

- Para nada Kushina, desde hace mucho te consideramos un habitante más de Konoha, créeme que si no estuviera en esta situación, te diría que puedes permanecer el tiempo que desees, pero es necesario que tu padre se entere – Le sonrió despejando las dudas de Kushina.

- Entiendo Hokage-sama, no se preocupe, no me llevará mucho tiempo arreglar esos asuntos… ¿Puedo retirarme? – Preguntó cortésmente.

- Desde luego, nos vemos Kushina –

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: ::::::::::: Tiempo actual :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: :::::::::::::::

-… - Kushina suspiró – Ahora no tengo pretextos – Se dijo a sí misma.

- ¿Pretextos para qué? – Le preguntó una voz.

- Para regresar a… - Contestó automáticamente, se dio la vuelta y se sorprendió de ver a aquella persona ahí - ¡P-papá! ¡Qué haces aquí ttebane! – Preguntó asustada.

- Necesito hablar con el Hokage y de paso tu madre me pidió que te recordara tu promesa – Le explicó.

- Lo sé, no le he olvidado, pero la misión se alargó más de lo que creí y… bueno, apenas hoy terminó – Confesó, pues supuso que no tenía caso mentirle si en unos momentos se reuniría con el Hokage y él se encargaría de informarle de todo.

- Perfecto, entonces, espérame y regresamos juntos – Le ofreció.

- P-pero, tengo algunos asuntos que arreglar – Respondió nerviosa.

- ¿Tiene que ver con ese novio que tienes? – Le preguntó entrecerrando los ojos.

- ¡Como lo sabes! – Exclamó con terror.

- Tu madre me lo contó, y también me explicó por qué no nos habías hablado antes de él – Le dijo.

- Aaahh… ya veo – Dijo mirando al suelo.

- Kushina… No creí que diría esto algún día pero… quien quiera que sea la persona que elijas para formar una familia, será bienvenido. Confío en ti hija, y sé que habrás elegido bien – Le dijo haciendo que Kushina sintiera una mezcla de alegría, ternura, y tristeza, dadas las circunstancias.

- Gracias papá, te quiero ttebane! – Le dijo dándole un abrazo.

- Pero eso sí, tendré que ponerlo a prueba para ver si es capaz de lidiar con una Uzumaki y… bueno, también me divertiré un poco – Le dijo con una sonrisa.

- No tienes remedio papá – Dijo de manera resignada.

- Entonces… ¿Cuándo regresarán? Sabes que si no lo haces, tu madre vendría por ti y te llevaría a la fuerza –

- ¿Regresarán? – Preguntó con miedo de escuchar la respuesta.

- Claro, tu madre dijo que llevarías a tu novio a la boda, y déjame decirte que toda la familia está ansiosa de conocer al afortunado – Le dijo en tono pícaro.

- ¡Papá! – Le gritó e un puchero.

- Era broma, no te enojes hija… cierto ahora que lo menciono, me gustaría conocerlo – Propuso de repente.

- ¡O-Oh! Eso… me temo que no será posible porque… - Estuvo entre la duda de si decirle o no la verdad, pero recordó aquellas palabras que le había dicho hace unos momentos y supo que no había vuelta atrás, seguiría con el plan. – E-Esta fuera de Konoha en una misión ttebane! – Le mintió.

- Ya veo, por eso aún no regresas ¿verdad? – Dedujo el hombre – Estas esperando a que regrese –

- Así es dattebane! – Dijo mirando hacia otro lado. Y agradeció ser tan distraída desde pequeña, ya que sus tartamudeos y esos gestos eran comunes en ella cuando no prestaba atención.

- Bueno Kushina, nos vemos después, cuídate hija – Se despidió el hombre de ella dirigiéndose a la torre Hokage la cual Kushina había abandonado hace unos minutos.

Una vez que estuvo sola, se reprendió a sí misma, jaló de sus cabellos desesperada. Más de una vez había pensado en decir la verdad, pero siempre pasaba algo que la hacía aumentar aquella mentira. ¡Odiaba mentir! Y odiaba que todos le creyeran, y no podía odiar a su familia pero si odiaba esas reuniones con un único tema de conversación: "La vacía vida amorosa de Kushina"

Llegó a su lugar favorito: Ichiraku Ramen, en esos momentos de estrés, lo único que podía calmarla era una buena Proción de su platillo favorito. Se sentó en uno de los bancos y pidió su orden. En cuanto el viejo Ichiraku le dio la espalda, apoyó su cabeza contra la barra, en señal de derrota.

Necesitaba pensar en algo a la voz de ¡ya! No tenía no idea de que hacer… todo ese tiempo lo intentó ¡todo! Hizo todo lo posible y de buena forma… a menos que… tal vez la solución estaba hacerlo por las malas… y dada su situación actual no le importaba hacer algo malo para conseguir lo que quería: un novio.

Pensó que si ya había mentido con ese asunto, tal vez podía usar la misma táctica para conseguir al prospecto, o tal vez podía matar… pero… ¿De que serviría? Sacudió su cabeza y continuó pensando: tal vez podría pagarle a alguien para que se hiciera pasar por novio, pero… no tenía suficiente dinero… ¡tal vez podría robar un poco para pagar! Levantó la cara ante esa idea, y se consoló pensando que sería como un préstamo… Prometería pagar lo que tomara prestado. O quizá podría…

-Ohaio… el de siempre por favor – Dijo un cliente a su izquierda. El tipo se sentó y enseguida llegó la orden de Kushina. Sin prestar atención a su alrededor comenzó a comer su plato de Ramen, concentrada en su plan, y en otras opciones en caso de que este fallara.

Cuando ella termino su porción, observó que le entregaban la orden del hombre que estaba a su lado, y en ese momento todo estuvo claro para ella. Se quedó observándolo durante unos breves segundos antes de ser interrumpida por el dependiente.

-¿Desea otra ración? – Le preguntó Ichiraku con una sonrisa.

- N-No, creo que esta vez será todo ttebane! – Dijo distraídamente mientras colocaba el dinero sobre la barra – Nos vemos – Se despidió dejando a aquel hombre extrañado, pues desde el corto tiempo que es chica comenzó a visitar el local, generalmente no se marchaba sin haber probado al menos 4 platos de Ramen.

- ¿Pasa algo? – Le preguntó el único cliente que quedaba

- Nada – Respondió instantáneamente – Solo que, creí que esa chica se quedaría más tiempo – Le explicó.

-… - Aquel hombre, que al parecer también era cliente frecuente y que mantenía una buena relación con el dueño del local, lo miró extrañado.

- Generalmente pide varias raciones de Ramen antes de marcharse – Le explico.

- Uuummm… no le presté atención ¿De quién se trataba? – Preguntó algo curioso.

- No sé su nombre, al parecer viene de Uzushiogakure – Respondió.

- Uuummm – Fue todo lo que dijo antes de meterse los fideos a la boca.

Afuera de ese mismo puesto podemos observar a cierta pelirroja recargada en una pared esperando algo… o alguien. Después de analizarlo, decidió que no podía robarle el dinero a alguien de Konoha, o de cualquier lugar, simplemente esa no era su forma de ser, pero… después pensó que no estaría mal "hacerle un poco de promoción a Uzushiogakure" e "invitar" a alguien a conocer tan fabulosa aldea. Además, no sería por mucho tiempo, y… no era un lugar muy lejano de Konoha, así que no habría problema para que esa persona fuera.

Paso media hora y la persona que esperaba no llegaba, o mejor dicho, no salía. Comenzó a decepcionarse y pensar que tal vez era una señal de que era no era una buena idea, pero, antes de que se marchara alguien salió de aquel puesto de Ramen. Respiró profundamente para armarse de valor y avanzó.

Después de haberlo seguido durante todo el día por toda Konoha, y después de esperar a que se fuera a dormir, había logrado su objetivo: Secuestrar a un joven al que haría pasar por su novio…. O como ella prefería decir: tomar prestado a un chico y llevarlo a una aventura.

Era de noche, y decidió que era mejor dejar la aldea junto a su acompañante a esa hora, de esa manera sería más sencillo hacer pasar a "su novio" como un simple bulto.

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De repente , el aire comenzó a rosar su cara y provocar que algunos cabellos se le vinieran a la cara, lo cual le molestaba y le impedía continuar con su sueño, por lo que decidió levantarse para cerrar la ventana… aunque era extraño, por que no recordaba haberla dejado abierta.

Abrió sus ojos, y todo estaba obscuro, lo cual le hizo suponer que era muy tarde, no le dio importancia y se dispuso a levantarse pero… ¡Que rayos! No podía moverse, de hecho, ahora que estaba más consiente, se sentía muy incómodo, como si… ¡Como si estuviera atado de pies a cabeza! Se movió bruscamente intentando liberarse, y al parecer la persona que lo llevaba atado iba saltando de rama en rama, pues ante su movimiento, sintió como caían al suelo.

-¡Ouch! – Se quejó una voz

- ¡Quién eres y que quieres de mí! – Exigió saber.

- Tranquilo, no te haré daño – Lo tranquilizó.

- Sabes… no es sencillo estar tranquilo cuando estas atado completamente y no puedes ver a tu atacante – Le dijo molesto.

- ¡No seas exagerado ttebane! Si ese es el problema, te quitaré la venda.

A continuación procedió a quitarle la venda de los ojos, y lo que vio, la dejo sin palabras por unos momentos. Al quitar dicha venda, se encontró con unos profundos mares que la veían fijamente. Debía admitir que desde el primer momento en el que lo había visto (en el puesto de Ichiraku) le había atraído, pero, ahora que lo tenía de cerca y podía observarlo con mayor atención, la cautivo.

Comenzando por esos ojos azules en los que era muy sencillo perderse, unas finas facciones enmarcadas por un alborotado y un poco largo cabello rubio que combinaba a la perfección con esos mares que tenía por ojos.

Por su parte, aquel hombre también se quedó estático por unos segundos. Se esperaba que su captor fuera… algo así como un ninja con cara de pocos amigos, y una mirada llena de frialdad y/o maldad. Pero con lo que se encontró fue con un par de ojos de un extraño tono azul, que por la obscuridad de la noche, parecían acercarse más a violeta, una cara de tez clara y facciones infantiles que inspiraban confianza e inocencia, acompañada por una cortina roja de largo cabello rojo.

Pero intentó concentrarse, pues si esa chica lo había secuestrado, pera nada podía ser inocente, así que cerró sus ojos para poder concentrarse y al fin volvió a hablar.

-¿Qué es lo que planeas? – Le preguntó intentando ser rudo pero era un poco difícil con un gesto tan tierno como el de ella.

- Necesito tu ayuda – Le respondió.

- Hay manera de pedir favores – Le reclamó.

- Lo sé, pero… estaba desesperada ttebane!, no tenía tiempo para formalidades y tampoco podía arriesgarme a que me dijeras que no – Le contestó.

-… - El no dijo nada, simplemente se limitó a esperar a que ella continuara hablando.

- Iré al grano – Dijo después de unos segundos que parecieron horas – Debo regresar a mi casa para la boda de mi hermana –

- Y yo que tengo que ver en eso – Interrumpió algo molesto. Generalmente no solía ser así de maleducado, pero, generalmente la gente con la que trataba, no lo tenía esclavizado.

- A eso voy ttebane! – Respondió molesta por la interrupción – El problema es que mi familiares creen que… - Un sonrojo comenzó a formarse en sus mejillas – creen que tengo un novio, asíquedebíaregresarconuno ttebane! – Explicó atropelladamente.

- Y me imagino que yo soy ese novio – Dedujo y después suspiro – ¡Ni siquiera te conozco! – Exclamó algo molesto por aquella situación.

- ¿Me ayudarás? – Le pregunto con una mirada suplicante, la cual extrañamente lo desarmó y por un momento estuvo a punto de decirle que sí.

- No – Contestó secamente.

- ¡¿Por qué no ttebane?! - Reclamó molesta.

- En primera porque esta no es la forma de pedir un favor, o de solucionar un problema – Le dijo como si se tratara de un padre reprendiendo a su hija – Segundo, debo regresar a Konoha, tengo cosas importantes que hacer – Le explicó sin entrar en detalles.

- Sé que no es la forma de pedir las cosas, pero ya te explique que no podía arriesgarme a que me dijeras que no, justo como lo estás haciendo ahora ttebane – Le respondió – Y créeme, intenté solucionar este lio por las buenas, pero fue imposible ¡No sabes lo que mi familia me hace pasar! – Dijo a modo de chantaje – Y… ¿No puedes dejar esas cosas para después? No será mucho tiempo, considéralo como unas vacaciones ttebane! – Intento convencerlo.

- Imposible – Contestó inmediatamente – Suponiendo que te hiciera caso, en cuanto se percaten de mi desaparición, comenzarán a buscarme – Le informó.

- Jaja, eso lo tengo resuelto – Le dijo en tono de burla – Dejé una nota en tu departamento diciendo que habías tomado unas vacaciones ttebane! – Le informó.

- ¡Qué hiciste que! – Exclamó sorprendido pero recupero la compostura inmediatamente – Jaja para ti, porque, suponiendo que yo realmente hubiera tomado esas vacaciones, de todos modos mandarían a buscarme, debo estar en Konoha para el anuncio del nuevo Hokage – Le informó.

- Jaja, buen intento, eso no ocurriría, ni que fueras una personalidad importante como… - Comenzó a decir.

- Como el nuevo Hokage – Terminó la frase.

- Exacto… - Respondió mientras asentía con la cabeza sopesando las palabras - ¡Queeeeee! – Gritó alarmada – T-tu T-tu… Tu eres el… - Intentó decirlo pero las palabras no salían.

- ¿El próximo Yondaime Hokage?, si – Le dijo algo divertido por la expresión de la chica.

- ¡Oh Kami! ¡Oh Kami! ¡OH POR KAMI! – Exclamó – Secuestre al Hokage – Se dijo mientras jalaba de su cabello.

- Por eso te dije que era imposible ayudarte – Le dijo suponiendo que lo dejaría ir.

- Espera… - Dijo más para sí misma que para el – Ya llegamos hasta aquí – Volteó a verlo – Así que continuaremos hasta el final – Dijo decidida.

- ¡Que! ¡Esperas que participe en esta locura! Debes estar bromeando – Exclamó - ¡Déjame libre de una vez! – Reclamó mientras comenzaba forcejear para liberarse, y al parecer lo estaba logrando.

- Oh no, no lo harás – Lo amenazó mientras comenzaba a hacer una serie de sellos.

Las cuerdas que lo mantenían preso se desgarraron, y él estuvo libre. Rápidamente se puso de pie e intentó huir pero… de repente, cuatro cadenas doradas salieron del suelo sujetándolo de pies y manos.

-No intentes liberarte, esas cadenas son lo sufrientemente fuertes como para sujetar incluso a una de las 9 bestias de cola – Le informó.

Aquel rubio intentó forcejear y comprobó que la chica decía la verdad, ya que ni aplicado toda su fuerza, logro moverse un milímetro de a posición en la que estaba.

-¡¿Quién rayos eres?! – Preguntó extrañado de que esa chica tuviera técnicas de ese nivel.

- si es cierto que serás Hokage, tal vez ya oíste hablar de mí, si no, ya lo sabrás ttebane, por lo mientras, debemos darnos prisa, casi va a amanecer – Dijo mirando al cielo.

- No vas a aceptar un no por respuesta – Concluyó.

- Ya te lo había dicho ttebane! – Le respondió con una sonrisa.

-… - el ojiazul, suspiró y miro al suelo. No estaba dispuesto a participar en el embrollo de aquella chica, por lo que decidió que no haría ningún esfuerzo y se quedaría ahí, esperando a que ella se descuidara y poder huir. Pero, como si ella le hubiera leyó el pensamiento, realizó otra serie de sellos, los cuales accionaron dichas cadenas, adaptándose a sus extremidades y comenzando a jalar de él como si se tratasen de los hilos de un títere.

Continuará

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Verán, esta historia está basada en una película que vi en temporada de Navidad, se llama "Holiday in handcuffs" (disculpen que no recuerde el nombre en español), lo que quiere decir que ya va a ser casi un año desde que comencé a escribirla, pero por unos problemas con mi lap, creí haberla perdido, pero kami se apiadó de mí y pude recuperar esas historias ¡wuju!

Luniithaa, perdona la espera, pero lo prometido es deuda, de nuevo mil gracias por preferir mis historias, es un gran honor escribir para ti y para todo aquel que me lee.

Si alguno de ustedes sigue algunas de mis otras historias: Creo que estoy embarazado (NaruHina) o Killer eyes (Team 7) no se preocupen, también estoy trabajando en ellas.

No prometo una fecha de actualización (odio quedarles mal) pero trataré de que sea en un lapso no mayor a dos semanas, si no lo logro, tengan consideración, estoy en finales de semestre y ya sabrán el estrés que se me viene -.-