Aquí Leviatan-sama con una nueva historia~ ewe
Esta historia fue la más votada en mi fic de Aberración, los que no sepan cual es les invito a pasar a leerlo...
Primero que nada quiero explicar varias cosas de este fanfic:
Va a tener un montón de drama, depravación y quizás algo de exageramiento en los temas. Todo esto con relación al noviazgo, a lo mejor voy a parecer un comercial educativo...pero Hey! Chicos y chicas, todos podemos sufrir de maltrato por el novio o la novia, tanto físico como psicológico. Así que este fanfic se encargara de tocar a fondo varios de esos temas, después la cosa será muy pervertida uwú
Este fanfic está dedicado a todas aquellas personas que votaron para que este fuera publicado...
Aunque el de demonios y ángeles también está siendo escrito XD
DISCLAIMER: Esta serie no me pertenece al igual que sus personajes. ¿Porque? Porque Isayama esta fumado c:
ADVERTENCIAS: Un Levi y Eren de la misma edad (?) Noviazgo muy dramático y trágico uwu Un dulce Ackerman con leves sospechas de enamoramiento hacia Erencio XD Y a futuro un Jean que TODOS odiaran .-.
Sin más pueden comenzar a leer~
Prologo:
A la edad de cinco años Levi Ackerman había pasado por una situación difícil. El divorcio de sus padres no había sido una experiencia que pudiera considerarse "hermosa". Pues durante esos momentos en los cuales sus padres peleaban por cualquier cosa él siempre se veía envuelto en el problema. Y los temas siempre eran los mismos. ¿Quién se quedaría con la casa? ¿Cuánto le daría su padre de manutención? Porque todo esto había empezado cuando su progenitor le confeso a su madre que la había engañado, con la secretaria de su oficina. Y su madre llena de furia le había dicho que ella era la que se quedaría con Levi y que si no se disculpaba no le dejaría verlo.
Su padre ni siquiera peleo por la custodia, en ese momento pudo darse cuenta de que tan poco le importaba a su progenitor. Su madre era tranquila, amable cuando se lo proponía, pero era ese tipo de mujer que no se quedaba de brazos cruzados ante tanta injusticia. Por eso él no podía estar de lado de su padre, porque aunque intentara comprenderlo no podía, era estúpido lo que había hecho ese hombre. Pero no lo diría en voz alta porque era un niño y eso era una falta de educación, o al menos eso le había enseñado su madre. La cual no se detuvo a decirle sus verdades a su ex-esposo cuando este no quería darle el dinero suficiente para mantener a Levi.
Al final su madre había ganado el juicio, como excelente abogada que era y su padre, bueno, debía admitir que no le faltaba nada. Era un empresario que tenía más de cien millones en su poder. Aunque aún no entendía esas cifras tan grandes, después de todo aun no entraba a primaria. Levi durante toda su infancia, a pesar de que sus padres a penas y le veían había sido instruido. Había aprendido a hablar al año y medio y a leer a los tres años. Considerado un genio entre sus propios parientes. Pues también escribía y no entendía la razón del porque debía estudiar si ya prácticamente sabía todo.
Fue entonces cuando su madre le regaño, alegando que tenía mucha arrogancia, ósea que se creía mucho y que aun tenía que aprender sobre el mundo. Así que no le quedo de otra que aceptar su futuro, en el cual sería un estudiante como cualquier otro. Para acabar su padre se quedó con la casa, o mejor dicho con la mansión, su madre y él se fueron a vivir a un agradable vecindario. En una casa pequeña pero suficiente para ambos. Ademas de la resignación de que solo podría ver a su padre los fines de semana, aunque no es como si quisiera verle, después de todo ya tenía a otra mujer con él. En cuestión de rencor él era peor que su propia madre.
Y con ese resumen llegamos al acontecimiento que sucede en estos momentos. Su madre le tenía sujeto de la mano, como parientes que eran, frente a ellos estaba una bella mujer, no más bella que su madre. Con un niño sujeto también de su mano, el pequeño era igual de parecido a ella, con sus ojos verde esmeralda que resplandecían ante el sol, sus mejillas sonrojadas al punto de parecer dos pequeños tomates. Su otra mano sujetaba la falda de su madre, las piernas temblorosas, su mirada nerviosa y su pelo castaño siendo suavemente agitado por el viento.
—Mira Eren, ellos dos son nuestros nuevos vecinos, saluda—Le dijo aquella mujer a su hijo con una voz melodiosa, más que nada cálida y tranquila. Ese sí que era un ejemplo de madre y no es que se quejara de la suya.
—N-No—Susurro el niño con miedo, escapando de esos ojos grises que le miraban fijamente, como si quisieran atravesarle. Estaba realmente asustado.
—Lo lamento, es un poco tímido—Se disculpó la mujer sonriendo nerviosa, su madre no se lo tomo a pecho así que negó con la cabeza demostrando que no estaba enfadada.
—No pasa nada, mucho gusto, nosotros somos Eva y Levi Ackerman, madre e hijo—La mujer castaña sonrió, devolviendo el apretón que aquella mujer de cabellos negros le daba—¿Porque no saludas, Levi?
Frunció el ceño, le molestaba que le obligara a hacerlo cuando ese niño ni siquiera se había dignado a sonreír con cortesía, claro, no es como si Levi lo hubiera hecho. Miro fijamente al castaño y este cerro los ojos inmediatamente, apretando sus pequeñas manos y ruborizándose al instante.
—Lindo...—Murmuro mientras le veía, aquella mujer, llamada Carla Jaeger soltó una carcajada alegre. La madre de Levi le vio confundida y Eren no pudo evitar sonreír ante tal halago de aquel desconocido.
Desde ese momento ambos se habían convertido en buenos amigos.
Levi despertó, sintiendo los rayos de sol dar de lleno con su rostro. Había tenido un sueño de su infancia, últimamente le sucedía demasiado. Se levantó de la cama sentándose al borde de ella. Estiro sus brazos y por consecuencia todo su cuerpo, amaba los viernes. Era el único día en toda la semana que no había clases temprano, por lo cual podía dormir un poco más. Ya después tendría que ir a la universidad y trabajar por la tarde en la misma cafetería de siempre.
En su despertar distinguió el olor del desayuno ya siendo preparado de seguro por su compañero de departamento. Camino hasta el comedor, después de haber salido de su cuarto y allí estaba. Un resplandeciente Eren Jaeger ya vestido, con unos jeans de mezclilla pegados al cuerpo, dejando ver el trasero despampanante que tenía y una camisa blanca que era cubierta por un suéter que dejaba ver parte de la prenda. Sin mencionar el mantel que traía puesto por estar cocinando.
Algo que un hombre homosexual consideraría exquisito, pero Levi Ackerman no pensaba así. ¿Porque? Porque era un total pervertido heterosexual y punto. No es como si su amigo le hiciera dudar de su sexualidad y por eso fuera hasta el límite de buscar putas solo para desquitar su frustración. Vamos, que el azabache tenía bien plantado en su cabecita que eso de salir del closet no era para él. Y aun así no dejaría de ser el amigo inseparable de Eren, porque eso eran, dos chicos que se conocían de la infancia y que a pesar de todo eran como hermanos, dejando la sexualidad a un lado.
—Buenos días—Le recibió el castaño con una sonrisa, depositando el alimento en la mesa, justo donde se había sentado Levi. El moreno se quitó el mantel y se sentó frente a el—Itadakimasu—Susurro con esos labios algo carnosos que tenía, si lo pensaba detenidamente Jaeger había nacido para ser gay.
—Itadakimasu—Volvió a decir el antes de comer un bocado, disfrutando de la comida casera que Eren hacía. En su interior agradeció a la madre de ese chico que le había enseñado a cocinar cosas tan deliciosas. Porque Levi, el, no sabía hacer ni un mísero café. Y es por ello que era un milagro haber conseguido empleo en una cafetería.
—¿Hoy saldrás con Petra-san?—El azabache frunció el ceño, molesto al recordar esa niña mimada que lloraba por cualquier cosa, era realmente molesta. Cuando se dio cuenta de la cara que hacia Eren sonrió—Isabel-san ¿Tal vez?
—Ambas son un fastidio, para lo único que sirven es para follar—Su amigo soltó una carcajada, pues Levi había cambiado un montón cuando pasaron por la adolescencia. Siempre se había caracterizado por ser correcto, tan lleno de modales, pero cuando pasaron por la secundaria se convirtió en un chico de lenguaje grosero, algo que escondía muy bien frente a su madre—Hoy no saldré con alguien, si me da gana me busco una puta.
—Solo no vayas a meterte en problemas—Le miro preocupado, eso de que buscara prostitutas nunca le gusto, pues se ponía en riesgo de ser atrapado por la policía o inclusive metido en problemas de bandas delincuentes—Por cierto, Jean me llamo ayer por la noche y...
El timbre sonó, Levi no tuvo que adivinar quién era. Eren se levantó rápidamente y fue a atender la puerta. Se escuchó un grito y supo, que debían estar haciendo una escena. Cuando ambas personas llegaron al comedor un tipo de cabellos color castaños tenía sujetada la cintura del moreno quien estaba sonrojado por los besos que este le repartía en la mejilla. Una pareja de bobos e idiotas, no había descripción mejor.
—Buenos días sargento amargado—Le saludo Jean Kirchstein con una sonrisa arrogante en los labios, el azabache tuvo que contenerse para no lanzarse encima de ese tipo y golpearle hasta el cansancio.
—Buenos días cara de caballo—Eren rio nuevamente ante la escena infantil que presenciaba, esos dos no tenían cura alguna—¿O debería decir mierda de caballo?—Y con eso basto para que Jean se alejara de Eren e intentara golpearlo, solo hasta haber sido detenido por Jaeger.
—Ya basta, ustedes dos son las cosas más preciadas que tengo, bueno, después de mi madre—Sin poder evitarlo ambos se sonrojaron, desviando la mirada como dos niños pequeños recién regañados por su madre—Así que no pueden pelearse, intenten llevarse mejor ¿Entendido?
—Si mama Eren—Respondieron ambos con una sonrisa en sus labios. El castaño se ruborizo inevitablemente, le avergonzaba que le hubieran puesto tal apodo.
—Bien, te tengo una sorpresa—Jean le sonrió al castaño quien se mostró confundido, después deposito entre sus manos una tarjeta, de hotel. Si, de hotel, Levi puso los ojos en blanco, no quería saber las cochinadas que harían en ese lugar—Nos hospedaremos por una noche, podremos hacer lo que queramos—Le susurró al oído a Eren quien se cubrió el rostro maldiciendo. Por un momento Ackerman pensó que aquella reacción era realmente tierna y que a él le hubiera gustado provocarla.
Grave error, mejor desvía la mirada Levi.
—Hoy tenemos turno nocturno en la cafetería, pregunta antes de hacer las cosas, maldito caballo—Allí estaban otra vez, esos celos inexplicables que Levi sacaba a flote en esos momentos.
—¡Vamos, Levi!~—Exclamo Eren con un tono meloso, acercándose a su amigo, el cual aún estaba sentado cuando sintió esos brazos cubiertos por un suéter rodear su cuello y parte de su pecho. Eren apoyo su mentón en su hombro mirándole con ojos vidriosos, Levi se resistía a no voltear y seguir dándole la espalda—Yo sé que tú puedes conseguir que alguien me reemplace~
Y Ackerman giro, arrepintiéndose al instante, Eren tenía sus mejillas infladas y los labios apretados haciendo un infantil berrinche al cual siempre había sido débil. Lo había sido desde que Eren aprendió a hacerlos durante su infancia y Levi nunca había podido evitar caer redondito en esa trampa. Al igual que en ese momento.
—Maldita sea, está bien—El castaño sonrió victorioso y se lanzó a los brazos de Jean quien parecía igual de contento—Le pediré ayuda al idiota de Farlan—Suspiro, rendido ante la inminente victoria de Eren. ¿A quién engañaba? Amaba el poder mimarlo con la más mínima cosa.
—Entonces nos vemos más tarde—Kirchstein beso la frente canela de Eren, caminando el solo hasta la salida—Gracias, Levi.
—Si, como sea, lárgate antes de que me arrepienta, caballo de mierda—Con eso dicho el desapareció y el moreno se volvió a sentar frente a él, con una enorme sonrisa de felicidad en el rostro. Pero lo que definitivamente le sorprendió fue sentir el tacto cálido de una de las manos de Eren sobre la suya.
—No sabes que tan agradecido estoy—Levi se estremeció, era demasiado. No entendía porque ese chico causaba tales emociones en él.
Eren Jaeger era como su hermano menor. ¿O no?
Estaba fastidiado, de todo. De su escuela, del molesto club de chicas que le adoraban y besaban el piso por donde el pasaba tranquilamente. Odiaba a sus maestros, a esos bastardos que creían que era fácil estudiar y trabajar al mismo tiempo, hijos de perra. Quería mandar al carajo el empleo pero inmediatamente recordaba que no podía molestar a su madre con ello, no quería que gastara más en él, solo quería que se cuidara a ella misma. Pero sobretodo odiaba la soledad que sentía en esos momentos.
Porque al llegar a la casa se había hundido en el silencio, en la tristeza de sentirse abandonado. Recordando los momentos tristes en los cuales lloraba por las noches extrañando a su padre y su progenitora le consolaba en silencio, causando así que cayera dormido. Y Eren nunca se enteró de ello, porque no quería que el viera su lado débil y solitario. No quería que le viera así, tirado en el sofá, cenando cereal mientras veía televisión, novelas trágicas que en toda su vida pensó que nunca vería. Allí, extrañando su presencia.
De repente se le ocurrió la maravillosa idea de llamar a Eren, desearle buenas noches y maldecir a Jean para que el castaño no llegara tan tarde al día siguiente. Tomo el celular entre sus manos, indeciso a hacerlo, busco entre sus contactos y marco. Espero y espero, parecía que nadie le contestaría. Iba a rendirse y colgar pero pronto escucho como alguien contestaba, algunos ruidos y voces lejanas se escuchaban a través del aparato.
—¿Eren? ¿Estás ahí?—Nada, ni una respuesta, solo que en un instante creyó escuchar la voz de Eren gritando. Se preocupó, levantándose del mueble con rapidez, dispuesto a tomar sus cosas e ir corriendo a buscarle si era necesario—Contesta...¡Mierda! ¡¿Eren?! ¡¿Estas allí?!—Repitió innecesariamente fuerte, estaba seguro de que los vecinos pudieron escucharle.
—¡Ah! ¡J-Jean! ¡Ngh!~—El móvil se deslizo lentamente de su mano derecha hasta caer al suelo. Trago saliva, apretando los puños y cerrando los ojos con fuerza.
Raro, pensó, pues nunca había llorado por alguien que no fuera su padre, cosa que había superado a los seis años.
—Idiota, eres un idiota Levi—Sus manos se enredaron en sus cabellos, jalando con fuerza, causando un desastre a su paso. Con una ira asombrante pateo el celular hacia la pared y en ese segundo el aparato se rompió en mil pedazos.
No debió haber llamado, no debió haberlo hecho. Porque ahora no podía descifrar la sensación que le recorría de pies a cabeza. Aunque si estaba seguro de una cosa, fuera lo que fuera esa sensación el no tenía ninguna oportunidad con Eren. Ambos eran opuestos, totalmente diferentes, el solo pensar en una relación más allá de la amistad era intolerable. No, prefería quedarse así y ser su hermano, acompañante y confidente de por vida. No quería perder la relación que ya tenían.
Y Levi se permitió maldecir al mundo entero.
Para colmo cuando escribía esta parte estaba escuchando una canción muy triste, por lo cual me maldije a mí misma (?)
Espero que les haya gustado para así poder animarme y continuar con esta historia que también promete mucho ewe
Para los fans de Aberración solo digo que el siguiente capítulo ya está siendo escrito uwu
Espero terminarlo antes del fin de semana XD
Comenten que les pareció el capítulo para saber qué es lo que puedo perfeccionar~
Sin más Levia-chan se despide!~
