Capítulo 1 Una travesura inocente
Un extraño sol celeste cubría los cielos de aquel mundo lejano, en medio de un bosque místico una joven de cabellos negros dejaba en el suelo siete rocas formando un círculo perfecto. Después con una sonrisa traviesa y juvenil sacaba de aquel bolso tejido, un frasco de vidrio que contenía una sustancia que iluminaba la totalidad del reciente. Esa luz color blanco-platinado/dorado parecía llevar vida dentro de sí. La joven estaba orgullosa de su obra y ahora se dirigía a finalizar su cometido, era cuestión de segundos cuando los rayos de aquel sol blanco entrarían en contacto con su círculo de piedras. En cuanto el círculo entero se vio cubierto por esa luz del astro rey, la joven vertió una mitad del contenido de su frasco.
-Una puerta desde mi mundo hasta el de ellos, y que mi deseo se vea manifiesto.-
Una extraña fogata de colores se creó al fusionarse las luces y de ahí unas figuras con formas vivas escaparon hasta posarse sobre la joven quien miro maravillada su obra. Justo cuando observaba con detenimiento a cada figura el ruido de las hojas del bosque le asusto. No fue consciente de la rama que se encontraba tras de ella y sin querer tropezó con ella, dejando escapar de sus manos el frasco, que cayó en el círculo derramando la totalidad de su contenido en él.
Dentro del mismo una esfera de luz se abrió absorbiendo a una de las figuras y justo cuando iba a absorber al resto un rayo violeta les contuvo mientras que la luz del círculo se extinguía y la joven tomaba conciencia de su situación. Volteo nerviosa, al verse descubierta en su travesura y aquel quien había contenido una parte de su obra ahora le miraba con evidente preocupación, mientras que ella intentaba a toda causa excusarse con él.
-Señor Radamanthys… Le juro que no es lo que usted cree.-
La joven no sabía si reír o llorar ante los ojos frustrados del juez, quien sabía que ahora se encontraban ambos en un aprieto.
-Señorita Alecto, pero qué diablos ha hecho?!-
…
En una casa a escasos kilómetros de la playa Ares, el dios de la energía vital, se despertaba de lo que él consideraba un sueño bastante perturbador. Se dirigió al lavabo para echarse agua en el rostro, sin duda estos últimos cuatro años que había pasado en la Tierra comenzaban a afectar a su cuerpo divino. Desde cuando un dios tenía que sufrir de problemas de sueño? Bueno quizás desde que se había empeñado a trabajar cara a cara con los humanos. Si en un pasado había sido la causa de las guerras y la desolación, ahora se había propuesto convertirse en el responsable de la buena utilización de esa energía vital que él representaba.
Con la ayuda de Hermes, de Saori y de Julián ahora dirigía una organización que ayudaba a los jóvenes problema a reencausar sus vidas. Esos chicos tenían un enorme potencial, solo que nunca habían recibido la oportunidad de bien encaminarse. Como en un pasado alguien le había hecho entender, era cuestión de saber aprovechar el potencial en positivo. Después de todos esos años y aun recordaba cada palabra que ella le había regalado. Sin duda a pesar de ser una humana era una excelente estratega, y para él la más hermosa de todas las creaturas frágiles de este planeta.
Hecho un poco más de agua en su rostro justo cuando una vocecilla, pequeña, dulce y adormilada lo saco de su ensimismamiento.
-Abuelito tu tampoco puedes dormir?-
El solo escucharle le llenaba de paz, el pequeño era su razón de sonreír y su aliciente para dar lo mejor de si mismo.
-Gael, qué haces despierto son las tres de la madrugada?-
-Tengo miedo hoy he soñado feo, y como mi papa me deja venir a la cama con él y mama, pensé que tú también me dejarías. Puedo?-
Y como poder negarse ante esos ojitos verde jade que tanto se la recordaban, si no fuese porque el pequeño había sacado el cabello de su madre, rojo escarlata, se diría que era la viva imagen de su abuela. Seco con una toalla su húmedo rostro para después sucumbir resignado ante el evidente chantaje.
-Anda vamos a la cama, pequeño manipulador.-
Ambos se metieron de regreso a la cama, para como mínimo tratar de recobrar el sueño.
Mientras tanto en un hotel de lujo en alguna isla del Caribe, Kanon se perdía en un juego de besos y locura. Mitchelle le había convencido para dejarse encadenar al cabecero de la cama, y ahora le torturaba con su boca en su urgido sexo, haciendo al Dragón Marino gemir de placer y de deseo.
-Ahhhh preciosa! Así…. Así….. Mas!-
Para su esposa era fascinante ver al travieso de géminis sucumbir ante su lenta tortura, así que se en foco en llevarlo por un sendero suave y profundo, para probar la resistencia del General.
-Eres cruel, mi preciosa…. Ahhhh… me vas a matar…..-
La chica sonreía traviesa, ante las suplicas de su hombre quien se veía al punto de quiebre.
-Vamos precioso, dime quien es tu dueña?-
-Tu mi muñequita!-
-No escuche bien?-
Decía la chica mientras paraba abruptamente su juego para deleitarse con el sufrimiento de su chico.
-No mi amor… no me dejes así…-
Con su voz seductora seguía su juego cruel.
-Dime quieres mi boca o quieres entrar en mí?-
-Quiero entrar… mi reina.-
-Cómo?... no te escuche bien?- Le decía la chica mientras que sus labios lamian el abdomen de su víctima.
-Piedad mi amor, te necesito, Mitchy…-
Ese te necesito seria la clave que rompería con el juego cruel para pasar a la culminación de lo que ella misma deseaba con todo su ser. Así la joven se penetro con el miembro de su hombre y comenzó su juego de cabalgata furiosa y delirante. El ritmo se volvía salvaje y ambos perdían la cordura hasta entregarse en un éxtasis que culmino dejándoles exhaustos y con el cuerpo de ella que ahora cubría la desnudez de su cautivo esposo.
-Feliz aniversario mi cielo.- Le decía la chica fatigada, pero feliz por tenerle cuerpo a cuerpo y poder embriagarse con ese aroma que despedía la piel bañada en sudor de su amado.-
-Mi muñequita eres lo mejor que me ha pasado desde el inicio de mis existencias.-
Ambos unieron sus labios en un beso apasionado, mientras que la chica se quedaba dormida de la fatiga de su adorada acrobacia. Kanon comenzó a sentir la incomodidad de estar esposado, y aún más cuando sintió un leve ronquido proveniente de su chica, quien encima que no lo soltaba seguía sobre él.
-Mi nena, no te duermas… Mitchy… Mitchy… no puede ser con el sueño pesado que tienes. Me lleva la jodida. –Aunque ante lo evidente no tuvo mas opción que resignarse.
-Bueno ya que.-
….
En un campo de refugiados en algún país de África central Susana, la reencarnación de Deméter, le daba el biberón a un pequeño recién nacido mientras que Dokho de libra ayudaba a su amigo Shion con las cajas de medicinas que acababan de recibir en un helicóptero que contenía el logo de la Fundación Kido. Sobre el aparato Aldebarán se ocupaba de transportar una vez por semana provisiones y medicamentos para los refugiados de toda la zona. Aunque desde hacía 4 años Ares se había retirado del gen de la guerra, aún quedaban registros en los adns humanos, mismos que necesitarían siglos en borrar. El mundo había vuelto a equilibrarse, pero aún quedaban siglos de trabajo por parte de los Dioses del Olimpo, de sus caballeros y de sus aliados. Había un planeta entero que cuidar y qué reeducar. Así se habían organizado en grupos estratégicos coordinados por las Fundaciones de Saori, Hermes y Julián. Los equipos eran rotativos, y cubrían sus bases situadas por todo el planeta.
Después de casi una hora de descarga Aldebarán continúo su vuelo, llevando consigo un informe redactado por el antiguo patriarca mismo que haría llegar de su propia mano al dios Hermes quien había dejado su santuario inglés para ubicarse temporalmente en el norte de Marruecos junto a su pareja la Diosa Afrodita quien coordinaba por su parte a un grupo de mujeres que promovían y peleaban por los derechos y libertades de las mujeres en los países de ese continente.
El helicóptero retomo sus rumbos en los cielos mientras que Shion y Dokho revisaron el cargamento y lo clasificaron. Había desde vestimentas, medicinas, agua y víveres, hasta juguetes y equipo para montar escuelas, que mucha falta hacían en aquellos sitios.
-Bueno Dokho parece que esta vez no faltara nada.-
-Bromeas? Basta con sentir el miedo y la tristeza de estas pobres personas. Mientras que los gobiernos de estos países no lleguen a un acuerdo de paz, esta gente jamás podrá ser del todo libre.-
-Bueno por lo que Aiora me conto en su última carta parece ser que el mismo Zeus ha tomado forma humana y está influenciando en las negociaciones con suerte y consiga que los presidentes razonen.-
-Shion conociendo a Zeus, quizás lo más razonable hubiera sido volver a enviar a Hermes. Es un negociador excelente.-
-Si pero ya se ocupa él del caso de Kenia y de Sierra Leona, aquello es más complicado que el Algebra. Aunque Hermes es un espíritu divino, no olvides que él esta encarnado y como humano está limitado, confiemos en que Zeus lo hará bien. Después de todo lidero por milenios el Olimpo.-
-Y mira el desmadre que tenemos ahora.-
-Anda Dokho se positivo. Mira ya va siendo hora de desayunar, porque no traes a Susana y nos tomamos algo los tres. Ella lleva despierta desde las tres de la madrugada y debe estar cansada.-
-Y cómo no? Ayer se nos murió una joven al dar a luz a su bebe, y Susi se ha encargado de la creatura. En este mes han muerto 3 mujeres a causa de problemas en los partos. Deméter es una Diosa de fertilidad, pero no puede hacer nada si desde que llegaron esas chicas estaban tan desnutridas que con suerte y sus bebes lograron sobrevivir. Recuerda lo que la Fuente nos dijo, los dioses tienen cosmos poderosos, pero no pueden intervenir en el libre albedrío de los otros seres. Cada ser es dueño de su destino. –
Aquello era duro pero cierto, los dioses del olimpo, con todo y sus títulos divinos no eran los dueños del destino de la creación. Así el tigre de china fue en busca de su pareja, la hermosa diosa de la fertilidad, quien aún seguía velando por la seguridad de aquellos pequeños que ahora el destino les dejaba desamparados.
La rubia sonrió al sentir la cercanía de su amado caballero, y así deposito suavemente al pequeñito en un camastro cubriéndole con un suave velo para protegerle de las moscas y otras infecciones, ella se fue con su amante y con Shion a tomar un muy merecido desayuno.
…
Mientras que en Tokio, una pareja esperaba en el consultorio de un médico el tan anhelado momento. Recostada en la camilla estaba una muy nerviosa Saori, la señora de Géminis, a ella le encantaba que le dijesen así, mientras que junto a ella y al borde de comerse las uñas, estaba Saga a quien las esperas le volvían neurótico. Unos minutos después el medico se asomaba con una sonrisa amena.
-Disculpen el retraso, es increíble lo nerviosas que se ponen algunas pacientes, sobre todo las primerizas. Bueno vamos a lo nuestro.-
Le descubrió el vientre a la peli morada, mismo que asemejaba mas a una pequeña montaña, después de colocarle un fresco gel paso su aparato por los bordes y en una pantalla se dejaron ver dos figuras y se escuchó un ritmo alocado de dos pequeños corazones que latían en sincronía. Saga sentía que se le saldría el corazón por la boca del gusto de verles y más aún cuando el doctor le confirmo, lo que él tanto anhelaba.
-Es definitivo son dos chicas y están en perfecta salud.-
Una de las chiquitas se dio la vuelta quedando frente a la pantalla, quien la viera podría asegurar que le sonreía al público que la veía. Mientras que la otra parecía abrazar por la espalda a su gemelita.
-Son gemelas idénticas, parece ser que su padre las tiño, podría decir que tienen su misma nariz.-
Saori estaba emocionada, dos chicas y en perfecto estado, ya llevaban seis meses esperando por verles así de formadas. Desde un principio sospecharon que podría tratarse de gemelos, ya que el vientre de la chica tenia proporciones más destacadas que lo que habían visto con Mitchelle. El embarazo le había traído un periodo de paz a Saori, ya que por miedo a afectar a sus nietos, Ares se había visto obligado a morderse su lengua evitando toda crítica contra su nuera.
Aquello era el paraíso para los géminis, Kanon y Mitchelle de viaje para celebrar su aniversario de boda, mientras que Saori y Saga descubrían los rostros de sus princesas. Para niñeros ya tenían a Ares, quien sin pensarlo ni dos veces accedió a cuidar a su nieto en su casa de Grecia mientras que su hijo y su nuera festejaban su quinto aniversario de casados en los caribes.
…
En el nuevo y reformado inframundo Radamanthys de Wyvern, esperaba ansioso en una sala para ser atendido por uno de los dioses gemelos. Después del triunfo contra la sombra, Hades y Perséfone habían recreado con sus cosmos de nuevo aquel sitio de reposo para las almas de los muertos, aunque la nueva versión distaba mucho de aquella película de terror de hacía años atrás. Este nuevo inframundo recreaba casi en la totalidad al mundo de los vivos, inclusive Apolo les había regalado unos astros muy parecidos al sol real para cada uno de los submundos que conformaban el reino de Hades y de su reina Perséfone. Su castillo seguía teniendo esos tintes góticos que tanto les fascinaba a ambos, inclusive habían adoptado al dragón que la diosa anhelaba. Aunque no solo ese anhelo vio la deidad cumplirse ante sus ojos, sino uno aún más preciado. Después de milenios Hades y ella eran bendecidos con el nacimiento de unas trillizas hermosas. Si trillizas, ellos que creían que nunca serian padres les toco por partida triple sus pequeñas Alecto, Megera y Tisifone eran el orgullo y debilidad del señor de las ya no tan oscuras tinieblas. En el inframundo el tiempo no existe por lo tanto un día humano podían ser siglos allá o viceversa, las energías sobre todo de los dioses maduraban con facilidad cuando estos no estaban encarnados. Así que las trillizas tenían la imagen de unas jóvenes de alrededor de diecinueve años, con ímpetu y la osadía que solía representar a su madre.
Después también vino la resurrección de todo el antiguo batallón de Hades, los jueces y toda la comitiva de espectros quienes ahora veían con asombro un cambio brusco en sus antiguos roles. A ninguno se le forzó a retomar sus puestos, el dios les dio libre albedrío dejándoles como segunda opción volver por una encarnación completa al mundo de los vivos. Muy pocos se decidieron por esta segunda opción, además el nuevo inframundo les recreaba casi la totalidad al antiguo mundo de los vivos con la diferencia de que muchos podrían rencontrarse con las almas de aquellos que habían sido parte de sus familias y ayudarles a tener una nueva reencarnación en este o en otro mundo.
Thanatos no tardo en atender al juez quien se veía bastante inquieto y por si fuese poco estaba acompañado por la pequeña desastre, bueno así le decían de cariño a Alecto, ya que la joven diosa desde que había decidido estudiar hechicería con Hécate solía poner en penurias a más de un espectro y los jueces eran sus predilectos.
-Señor Radamanthys a que debo esta repentina urgencia y bueno viene usted en tan buenas compañías.-
-Hola tío Thanatos.- Le decía toda fastidiada la joven.
-Alecto, porqué sospecho que esta visita tiene más que ver contigo que con Wyvern?-
-Mi señor no todo ha sido culpa de Alecto en realidad yo no debí…-
-No todo?-Interrumpió el gemelo.
El Dios de la muerte enarco una ceja en señal de que aquello tenía mala pinta, mientras que la chica intentaba a su manera excusar al juez, quien siempre estaba tratando de protegerle.
-En realidad fui yo la que abrí la puerta y moleste a esas pobres almas, bueno luego el hecho de que una haya sido enviada al mundo de los mortales, pues fue un accidente.-
Decía toda despreocupada la chica mientras que Radamanthys solo se golpeó el rostro con la palma abierta, ya ni como cubrirla.
Thanatos sintió por primera vez, después de su cautiverio con Eris en el olimpo, que le daba una arritmia.
-Qué hiciste quéééé!?-
…
En una de las carreteras con rumbo a la ciudad de Atenas en Grecia una joven mujer caminaba desorientada, estaba desnuda y parecía sorprendida. Sintió terror sobre todo cuando vio que un coche estaba por arrollarla, con suerte la conductora le esquivo y pudo parar con la intención de socorrer a la inquietante figura. Del coche se bajó una pelirroja de rasgos evidentemente orientales y esta se dirigió a toda velocidad en auxilio a la que ella creyó que podía ser víctima de algún secuestro o abuso.
-Señorita, se encuentra usted bien? Escuche no tema mi nombre es Marín del Águila y solo quiero ayudarle.-
La chica se quedó pasmada observando a la pelirroja mientras que trataba de asimilar los hechos. Se miró a sí misma y aunque parecía comprender lo que la chica le decía, extrañamente no podía articular palabra alguna, era como si hubiese olvidado como hablar. Marín se inquietó y saco de su bolso un teléfono llamando a la única persona en quien ella podía confiarse.
-Ángelo? Soy yo, por favor necesito que vengas a buscarme y que traigas contigo quizás alguna manta y ropa. No, no es para mí, es que acabo de encontrar a alguien quien lo necesita con urgencia.
No mi amor, yo estoy bien, pero en serio necesito que vengas ha y otra cosa llama a Mu porque quizás esta chica necesite asistencia médica. Si, ya te lo contare todo después, ahora toma nota de donde estoy…-
La joven desconocida se puso a temblar dejándose sentar en el suelo, asustada y más confundida que nunca.
…
-Alecto hizo que?!-
Perséfone sintió ganas de explotar la mitad de su castillo ante la nueva travesura de su hija rebelde, aunque Radamanthys trataba aun de defender a la joven diosa.
-Mi señora en parte fue mi culpa si yo no hubiese asustado a la niña ella no hubiese tropezado y el alma no se hubiera perdido.-
-Rada hijo, sabes que te tengo mucho cariño siempre has sido muy sobreprotector con mis tres bebes, pero esta vez no puedes tu tomar las culpas de Alecto.-
Luego se dirigió con voz severa contra su pequeña.
-Escúchame bien mi pequeña, eres mi hija y te amo con todas mis fuerzas, pero esta vez has pasado los límites. Una cosa es aprender hechicería y otra es jugar con las almas de los difuntos, cada energía merece respeto y tú no tienes respeto por ellos!-
-Madre yo solo quería saber de donde provenían esas almas que descansan en aquel paralelo.-
-Alecto! Esas almas fueron seres que sufrieron muertes injustas y yo misma les había separado para darles pronto una vida de recompensa. –
-Pero madre nunca me habías querido contar nada de eso y yo quería averiguarlo.-
-Que conjuro usaste?! Dímelo ya!-
-El de la apertura de los mundos.-
-Por todos nosotros Alecto! Le has devuelto al mundo humano con su cuerpo de antes de su trágica muerte!-
Radamanthys ataba cabos.
-Eso quiere decir que no rencarno como bebe sino que…-
Una voz serena y masculina jalaría la atención de los presentes.
-Que su cuerpo fue reconstituido como antes de su deceso.-
Perséfone tomaba su sitio junto a su esposo, quien se veía notablemente molesto por la jugarreta de su hija predilecta.
-Cariño, cuando llegaste, no se supone que te reunirías con Poseidón en Atlantis?-
-Y así fue hasta que la broma de nuestra bebe desequilibrio mi cosmos, así que me tuve que excusar con Gabrielle y con mi hermano, a propósito te mandan besos.-
Alecto se inquietaba.- Pero padre porque una simple alma desequilibro tu poderoso, cosmos?-
-Una simple alma! Resulta mi pequeña que ninguna alma es una simple cosa o juguete de tu diversión, todas son propiedad de la Fuente y es nuestra obligación protegerles y conducirlas hasta su próxima encarnación.-
-Mi señor escuche en parte fui yo…-
-Silencio Radamanthys! Para colmo esa alma que mandaste a la tierra, es de suma importancia para uno de los nuestros!-
Perséfone sintió que le daba una bajada de presión ante tal revelación.
-No me digas que se trata de…-
…
Ares terminaba de ponerle bien la pequeña corbata a su nieto, vaya que esos uniformes que les ponían desde pequeños diferenciaban demasiado de las ropas de combate de su antiguo Coliseo. El mundo de los humanos era mucho más complicado de lo que él creía, y aunque su cuerpo no era mortal, él había hecho todo por parecer lo más humano posible. Quien lo viera diría que era el trillizo de sus hijos, salvo por sus cabellos grises todo en él se veía de treintañero. Bueno no era un secreto que el Dios adoraba ser el objeto de deseo de las mujeres mortales. Sin embargo en esos cuatro años de convivencia con sus hijos y con su nieto, ella le había hecho muchísima falta. Muchas mujeres visitaban su lecho, pero ninguna duraba más allá de una simple noche de placer y desahogo, para él aquella amazona de hacía más de treinta años era y seria siempre su razón de vibrar. El enterarse que su queridísima nuera Saori, esperaba gemelas le había llenado de ilusión, pero al mismo tiempo le había despertado la nostalgia. Como le hubiese gustado a él estar junto a Hilia esos nueve meses y haber llevado en sus brazos a sus ahora más que maduros gemelos.
Un beso en su mejilla, del pequeño Gael para su abuelo, mientras que el Dios lo despedía en la entrada de la sección infantil de aquel colegio Ateniense. Ahora a volver a sus obligaciones y estas eran demasiadas, aún tenía que trabajar con un grupo de jóvenes, con antecedentes de violencia, aunque primero pasaría a supervisar como irían las cosas con el joven Lemuriano y con la amazona de la cobra, quienes trabajaban en el hospital de la Fundación, de su tío Poseidón, así aprovecharía para pillar unas aspirinas, ya que aunque fuese un dios de vez en cuando hasta a él le dolía la cabeza.
…
Mientras que en alguna playa paradisiaca del Caribe, Mitchelle se despertaba con una resaca de muerte. Vaya que aquella noche la habían pasado de locos, una cena romántica, bebidas y a bailar. Todo aquello termino por subirles la temperatura y terminaron haciendo malabares deliciosos en aquella cama de lujo. Sintió la boca seca y estaba sorprendida de aun dormir sobre el fuerte pecho de su amado esposo, aunque poco le duro la flojera cuando este le hablo.
-Vaya por fin te despiertas, cabrona durmiente!-
Aquel comentario la hizo levantarse de golpe y encontrarse con su esposo aun esposado al cabecero y con una mirada casi asesina contra ella.
-Mi amor, porque no has roto las esposas con tu cosmos?-
-No sé, será porque se te ocurrió ponerme las esposas que nos regaló la diosa Afrodita y por lo mismo son irrompibles hasta para un semi dios como yo!-
-Mi bebe no te enojes, ahora te las quito.-
Vaya mala suerte de la pobre de Mitchelle quien se levantó a toda velocidad por las llaves que se encontraban en la cornisa de la ventana y de los nervios se le resbalaron cayendo desde el séptimo piso de su hermosa habitación con vista al mar, pues directo al mismo.
Kanon la quería matar.
-Mitchelle que diablos acabas de hacer!-
-Hay no, hay no… espérame que busco ayuda.-
-Primero ponte algo encima, que mira cómo andamos!-
Vaya con las prisas a la pelirroja se le olvidaba que estaba desnuda y bueno se puso lo primero que encontró y le hecho una sábana allá a Kanon para que no le fuera a dar dizque frio.
El pobre géminis solo respiro profundo, en realidad tenía ganas de matarla, aunque eso sería imposible, su preciosa Mitchelle siempre sería un desastre, pero aun así era el amor de todas sus vidas.
-Hay Fuente de toda vida, cuando vas a dejar de atormentarme por mis viejos pecados, como mínimo quítale lo despistada a mi luciérnaga.-
…
Ángelo tenía el semblante muy serio, el rostro de aquella mujer le decía algo, aunque no quiso adelantarse y entre él y Marín llevaron a la chica al Hospital de la Fundación Solo. Ahí Mu ya les esperaba para recibir a la joven, mientras que Shaina se encargaría de revisarle en caso de que ella mostrase resistencia por tratarse de un hombre. Al final fue Shaina quien se ocuparía de revisarle para después asearle, la chica no tenía rastros de ninguna agresión, si es que acaso uno que otro raspón, probablemente por su caída en el suelo, pero nada grave. Después de aplicarle un sedante, ya que se veía bastante perturbada los cuatro se reunieron en el pasillo para hablar de la susodicha.
Ángelo trataba de ubicarla. -Su rostro me dice algo.-
-No me digas que la tenías en tu antigua colección?- Shaina siempre tan perspicaz mientras que Mu trataba de no calentar los humos cambiando de tema.
-Esa chica parece como amnésica, es como si ni siquiera recordase algo tan simple como hablar.-
Aunque Marín parecía intrigada por otro detalle.
-Sus ojos… creo haberlos visto en alguna parte.-
Una voz un tanto gruesa y ronca les sacaría de su discusión.
-Vaya con que tenemos reunión y ni me di por enterado.-
Marín se sonreía ante la presencia del Dios Marte, quien siempre llegaba en el peor de los momentos.
-Señor Ares, hablamos de una chica que encontré esta mañana en la carretera, estaba desnuda y parece amnésica.-
-Desnuda… y esta buena?-
Las dos chicas solo rodaron los ojos mientras que el italiano y el lemuriano ahogaron una risita burlona.
-Bueno ya me abrieron la curiosidad porque no me presentan a la joven?-
-Esta sedada, no creo que pueda sucumbir ante sus coqueteos.-
Le decía una muy fastidiada Shaina.
-Vamos solo por curiosidad, no se, quizás sea alguna de mis tantas conocidas.-
Ángelo lo medito un minuto y mirando a sus compañeros les dijo.
-Bueno se ha acostado con medio Grecia, quizás la haya visto.-
Mu y Shaina accedieron y condujeron al Dios a la habitación en donde la chica descansaba en cuanto corrieron la cortina, el dios sintió que aquello era una broma cruel o quizás que aún no se despertaba. Se puso pálido frente a la mirada sorpresiva de los cuatro jóvenes quienes no comprendían aquella expresión de Ares.
Marín le pregunto de frente.
-Qué ocurre? La conoces?-
Marte estaba furioso. -No puede ser! Quién demonios está usando su cosmos para jugarme una broma así de horrible!-
Marín insistía.- Dinos quién es?-
-Es… Hilia… es mi amazona!-
