Capítulo 1: El primer encuentro

-Lleva varias horas en su laboratorio señorita, pero se ha rehusado a salir, hasta que termine su diseño de motor de plasma –le explica su asistente un poco acongojado. –Ni siquiera ha comido, y eso ya me está preocupando.

La pelirroja suspira, -No te preocupes Jarvis, yo me encargo de que salga y coma algo decente.

Pepper fue a la puerta, intentó abrir, pero estaba cerrada. El viejo se acercó, sacó sus llaves y abrió. –Él me llamará la atención por esto.

-Es mejor que dejar que se desvanezca por el cansancio, ¿no te parece?

El mayor asiente y abre la puerta. Pepper entra y vuelve a cerrar. El laboratorio era un desastre, pero como el mismo Tony decía "es desastre debidamente organizado". Fue hacia la parte posterior, y como esperaba, lo encontró medio dormido, frente a varios planes, y aparatos.

Había ganado hacía un mes la licitación de la empresa SHIELD, pero aceptando tener el prototipo listo en tres meses. Por lo que era necesario tener el diseño con las especificaciones que la empresa había presentado. Desde entonces, el dormir y comer eran lujos que Anthony Stark no se podía dar.

Fue hacia él y frotó con delicadeza su brazo, -¿Tony? ¿Tony?... Vamos, despierta.

Poco a poco fue reaccionando y se asustó al ver a Pepper a su lado. –Ey Peps, ¿qué haces aquí?

-Comprobando si seguías vivo. Tony no puedes seguir con este estilo de vida, te vas a enfermar.

-Oye, tranquilo, lo tengo… mmm… todo resuelto… solo necesito terminar el diseño para ir montando el prototipo.

-¿Te falta mucho?

-No… solo algunas modificaciones que Hill hizo hace un par de días.

-¿Más? ¡Pero que pretende esa mujer! Es la tercera vez este mes.

-Sí… pero entiende. Ellos necesitan que quede perfecto… mmm… así que debo trabajar.

-Bueno, eso tendrá que esperar –le dice con una sonrisa.

-¿Qué quieres decir?

-¿Olvidaste que día es hoy?

El castaño se queda sin entender. –Me prometiste que irías a la firma de autógrafos de Steven Rogers.

Tony gruñe, -Oh vamos Peps, no tengo tiempo…

-Me lo prometiste hace más de un mes, por favor Tony… así aprovechas, sales de aquí y comes algo…, Tony son solo un par de horas que le dedicarás a tu amiga del alma.

Finalmente sonríe, -Bien, dame unos minutos, iré a cambiarme.

Tony subió al segundo piso y entró a su habitación. Era extraño. Aún le era raro no vivir en una mansión, llena de lujos, pero debía agradecer que al menos su trabajo como inventor y científico le daba para vivir. Después de la muerte de sus padres, los malos manejos del mejor amigo de su padre, Obadiah Stein, obligaron a que un comité vendiera la compañía antes que Tony fuera mayor de edad. Con eso, lo perdió todo. Lo único que le quedo, fue su ingenio. El único que decidió mantenerse a su lado, era su viejo mayordomo, niñero y amigo, Jarvis. Con el tiempo conoció a Pepper, y se convirtió en su amiga y confidente.

Se dio un duchazo ligero y se vistió de mala gana. "En serio, te debo querer en puta Pep, para aceptar algo como esto", pensó con molestia. Pepper era admiradora de Steven Rogers desde que salió a la luz pública en una obra teatral. Desde entonces seguía su trayectoria con gran interés. De eso ya 8 años. Y eso volvía loco a Tony. No que fuera fan de un artista, no… que fuera ese artista precisamente. Steven Rogers tenía todo aquello que Tony despreciaba en un hombre: altivez, frivolidad, egocentrismo, aparte de ser completamente promiscuo. Sus historias con hombres, famosos o no, eran noticia de primera plana, y eso era algo que detestaba el científico. Aunque no podía negar que era muy atractivo.

En cuestión de media hora, estaban en el lugar donde estaría a la venta la autobiografía de Steven Rogers y que sería presentando por él mismo. Los hombres y mujeres presentes, enloquecieron cuando el rubio de ojos azules salió por la cortina y llegó al pequeño podio. Durante unos 10 minutos, habló de su libro, y cuanta tontera se le vino a la cabeza, en palabras de Tony. Sin embargo, al verlo en su costoso y fino traje, con su corte de pelo impecable y una sonrisa de un millón de dólares, Tony pensó, "Y si… quizás", pero de inmediato borró esa idea de su mente.

Finalmente, terminó la presentación, y los asistentes hicieron fila para que Rogers firmara su libro. Por la mitad de esta, se encontraban Tony y Pepper.

- Steven Rogers es un cabeza hueca - reiteró el castaño una vez más, provocando que los fans del actor que estaban delante de él y Pepper le mirasen molestos.

- ¿Por qué te disgusta tanto? - le preguntó la pelirroja, que había comprado su ejemplar de la biografía y se hallaba mirando hasta ese instante las fotos de las páginas centrales.

- Es insoportable. Se cree que es el mejor macho del universo.

- ES uno de los mejores machos del universo, Tony.

- Para mí no, Pep, aunque se vea divino en ese traje costoso.

- Al menos eso es lo único positivo que le ves - Pepper puso sus ojos en blanco.

- Reconozco que está bien bueno, pero no que sea tan bueno como actor.

- ¡Pero si te echaste a reír con esa película suya, ¿cuál era? Así, "Not another teen movie!

- Porque su interpretación era tan PENOSA que me hizo gracia. Pepper, no creo que sea tan magnífico, eso es todo.

- En el fondo te gusta, Tony. Aunque no quieras reconocerlo.

- Antes me metía en un cuarto oscuro antes que liarme con él, te lo aseguro.

- Ya, ya. Seguro que cuando estás en la ducha y te has tocado ahí abajo, más de una vez pensaste en ese cuerpo divino salido del Olimpo.

-Si, claro… mmmm… -un bostezo interrumpió su conversación. Pepper lo miró un tanto apenada, por haberlo obligado a salir.

-Cuando terminemos aquí, te vas directo a la cama, ¿quedó claro?

-Olvídalo… tengo mucho qué hacer.

-Tony, ya van a ser las 7 de la noche, trata de descansar unas horas y sigues temprano en la mañana. En serio, me preocupa que te enfermes.

-Pepper, te agradezco, en serio, pero necesito terminar. Ese dinero me servirá para… -en ese momento, se queda callado.

¿Qué estás planeando Tony?

El castaño suspiró, -Hablé con un abogado. Me dijo que tal vez podría recuperar parte de las acciones de Stark Industries, pero necesito primero un fuerte capital.

-Tony, eso es casi imposible…

-Casi, tú lo dijiste. Pepper, es el legado de mi familia. No puedo quedarme quieto como un grupo de mercenarios que se hacen llamar accionistas destruyen el trabajo de mi padre y mi abuelo. Es mi oportunidad de, al menos, tener voz y voto. Y te aseguro algo, tarde o temprano, la voy a recuperar.

Finalmente, llegan al principio de la fila. Tony volvió su vista a Rogers. A pocos metros de él, se veía más imponente y atractivo. Sintió una punzada, pero recordó quien era, y se obligó a hacer a un lado esos pensamientos.

Junto a él, estaba una tal Natalia Romanoff que también había salido en la prensa miles de veces. Llegaron a la mesa, y entonces las miradas de Tony y Steven se cruzaron.

El castaño tenía que reconocer que en esa ocasión, su inestimado actor se veía muy bello en persona. Realmente bello. Y eso le asustó.

Tan ensimismado estaba con sus pensamientos, que ni se dio cuenta de que Steven le firmó su libro a Pepper, hasta que después el susodicho se dirigió a él -¡Hey , guapo! ¿Por qué no me dices tu nombre, me pasas tu número de móvil y quedamos otro día?

Tony quedó helado por unos segundos. ¡Eso era el colmo! ¿Él, Tony Stark, siendo un nombre más en su lista de conquistas?

- Ni en sueños me atrevería a quedar contigo, Steven Rogers. Eres una celebridad repugnante y me das asco

Steven Rogers nunca se había topado con algo semejante. Todos lo respetaban y admiraban, o al menos así lo parecía. Pero ese castaño, con traje simple, ojeras pronunciado y piel pálida, se le estaba encarando, lo que hizo que su corazón bombeara más veloz.

Se puso de pie y brilló con una gran sonrisa, -¿Podemos hablar con calma? - le propuso a su antifan, quien aparentaba echarse encima de él para destrozarle en vez de ir a follarle .

- No. Y no me interesas para nada. Si por mí fuera, te mandaría al infierno.

Pepper no podía dar fe a lo que veía. Jalaba del brazo y le decía bajo que caminara.

-¿Estás seguro de querer enviarme al infierno? - le dijo Steven con ese tono de voz tan suyo, tranquilo pero muy sugerente.

Tony debió de sentir que sus mejillas ardían avergonzadas. Steve lo percibió y sonrió. Él solía provocar ese efecto en los demás, sobre todo en otros gays .

Pero su interlocutor quiso ignorar eso y le puso una mueca de desagrado para después añadirle:

- Eres asqueroso.

- Tú no piensas eso de verdad - le aseguró Steven al verle alejarse junto con su amiga. Pero se dio cuenta de que no sabía su nombre -¡Hey cariño, que no sé cómo te llamas!

- Anthony Stark, imbécil - le respondió al ir a cruzar las puertas de la librería para salir a la calle, -Y mejor te olvidas de mí, que no te quiero conocer.

El rubio quedó en shock. Tomó asiento, con una sonrisa incrédula. Que ese tal Tony no le quería conocer a él, a Steven Rogers, al actor de moda de los últimos años. ¡Al diablo! Él sí deseaba conocerle, porque aun siendo un completo desconocido para él, le interesaba bastante. Se veía bien, un poco descuidado quizás, pero era de buen ver, y tenía un carácter fuerte, de esos que Steve sentía delicioso dominar. Volvió a ver a Natasha, quien le observaba divertida.

- ¿Escuchaste cómo se llamaba?

- Sí, Anthony Stark. Lo tengo aquí - levantó su tablet para que supiera que había tomado nota.

- Nat, necesito que me hagas un informe completo sobre él. Sus gustos, sus aficiones, si vive solo, si estudia o trabaja . . . Absolutamente todo.

- ¿Pretendes convertirte en su sombra, Steven?

- Ese tipo cree que puede negarse a mí. Le voy a dar una pequeña lección de humildad.

A continuación, Steven Rogers esbozó una sonrisa triunfal. A final de cuentas, ya tenía el nombre de ese macho. El resto era cuestión de tiempo, y todo saldría a su favor. No era un perdedor, menos aún si se trataba de un hombre que le interesaba.

Tony levantó sus manos para pedirle a Pepper que no le dijese nada sobre ese actorucho mientras iban camino de la terraza de una cafetería.

- Sé lo que vas a decirme - le aclaró cuando ya llegaron a su destino y tomaron asiento.

- Eres el hombre más contradictorio que conozco - Pepper puso sus ojos en blanco.

- Al menos tengo claros mis ideales - objetó.

Una camarera llegó y tomó nota de su pedido (dos cafés con leche bien cargados) . Y Tony apreció que su friend del alma lo miraba divertida.

- Estás pensando en él, en Steven Rogers - le afirmó ella.

- Por supuesto que no- le respondió él. Pero era cierto. Estaba pensando en ese famoso. ¿Y si se había pasado con sus reclamos? ¿Y si él le gustaba?

Gustarle aquel actor, enamorarse de él . . . ¡Jamás se permitiría hacer una locura como esa!

Necesitaba una buena dosis de cafeína, así que Tony tomó su taza y bebió un sorbo.

Un sorbo que le supo extraño.