Capítulo 1

El universo Harry Potter y sus personajes pertenecen a JK Rowling. Noah y Robin Stark son nuestros.

La lluvia bañaba el expreso de Hogwarts, que iba a toda velocidad de camino al famoso castillo de magia y hechicería. El tiempo acompañaba la sensación de nostalgia que los hermanos sentían mientras esperaban en su compartimiento a que el tren llegara a destino. Ambos masticaban en silencio las golosinas que habían comprado minutos antes, y miraban distraídos las ventanas arañadas por las gotas de lluvia. Aunque ninguno le dirigiese la palabra al otro, ambos estaban pensando en lo mismo. Recordaban cómo fue su primer día en el colegio con el banquete, la selección de casas... El sombrero titubeó un poco, pero tanto Noah como Robin fueron seleccionados para Griffindor.

Más de una vez Noah se preguntó porqué el sombrero la pondría en Griffindor. La mayoría de las cosas se le daban terriblemente mal, salvo Quidditch, deporte por el cual estaba profundamente enamorada. Jugaba como bateadora porque le encantaba la sensación de poder proteger a sus compañeros de equipo y a la vez atacar a sus oponentes. Levantó los pies del suelo y los colocó sobre las rodillas de Robin, aún mirando por la ventana.

- ¿No crees que hubieramos encajado mejor en Hufflepuff?
Robin se sobresaltó al notar algo sobre sus rodillas, pues era bastante asustadizo y eso no ayudaba cuando estaba distraído como había sido el caso. Pensó durante unos instantes en lo que le había preguntado su hermana antes de responder con un tono de voz algo pesimista.

-Habla por mí, Noah.-Suspiró y apoyó la cabeza sobre su mano, devolviendo la vista a la ventana.-Vuelas genial, vas aprobando sin dificultades, te enfrentas a todo lo que se te pone por delante... Sin embargo, mírame a mí. Sólo destaco en lo que detesta tanto nuestra familia como el resto de magos con la sangre limpia que hay por allí.
- Robin deja de subestimarte, no apruebo sin dificultades, sabes perfectamente que tengo que estar metida en la biblioteca varias horas porque la mayoría de las asignaturas me dan dolor de cabeza... Además eres el mejor alumno en Cuidado de Criaturas Mágicas. Y volar bien no me llevará a ninguna parte sino acabo séptimo... - Resopló un poco y se levantó de su asiento para sentarse al lado de su hermano y pasarle el brazo por los hombros -. Y no hagas caso a lo que puedan decir, nuestra familia tampoco es la más normal del mundo, a veces desearía ser una simple muggle.

El tren entró por un tunel y todo se puso negro. Robin se sobresaltó un poco pero Noah lo acercó y lo abrazó con fuerza. Su hermano no soportaba la oscuridad.
-La verdad... Te comprendo.-Se sinceró y abrazó a su hermana esperando a que el túnel terminase.-Ellos tienen las cosas esas como la televisión y las videoconsolas, dan bastante envidia.-O eso era lo que decía su libro de Costumbres Muggles.

La luz tardó unos instantes más en volver a entrar por la ventana, toda la que permitía la lluvia, y el paisaje cada vez que hacía más familiar al que se veía por las ventanas de Hogwarts. El muchacho empezó a preguntarse si este año en la asignatura que tanto le gustaba les llevarían al lago a ver el calamar o al bosque, a ver alguna de las criaturas que allí aguardaban.

-Mn... ¿Esperas algo especial de este curso?
- Con volver a ganar la copa de Quidditch me puedo dar por satisfecha, total, voy a seguir siento un total desastre en Defensa contra las artes oscuras. Da igual que le dedique el doble de horas que a las demás asignaturas, voy a seguir siendo un zoquete... Lástima que sea mi favorita. Por otra parte, espero que podamos ir más seguido a Hogsmeade, tengo unas ganas de ir a las Tres Escobas y tomarme una cerveza de mantequilla.

Los alumnos empezaban a salir de los compartimientos y buscar a sus amigos para saludarse después de un largo verano, algunos estudiantes entraron al compartimiento de Robin y Noah y los saludaron cordialmente.
-¡Pero me dejas que te invite!-Comentó alegremente el muchacho en cuanto la chica nombró las cervezas. Le encantaba ir al pequeño pueblo.
Devolvieron algunos de los saludos y, en cuanto el tráfico de los pasillos bajó, se ayudaron a coger y sacar sus cosas. Oficialmente, el nuevo año escolar había empezado para ambos y el carro que les llevaba al castillo estaba esperándoles. Una vez dentro junto a otros dos alumnos, Robin les oyó hablar de cierto incidente que había ocurrido en el mundial de Quidditch y decidió preguntar a alguien sobre ello, la curiosidad le picaba y esa persona seguro que lo sabía.

-Malfyasor.-Susurró y comenzó a pensar.-¿Pasó algo? Ya sabes, yo no suelo informarme de esas cosas.-Y tampoco leía el periódico, el muchacho vivía en su mundo el noventa por ciento del tiempo.
Noah miraba fijamente el punto invisible dónde supuestamente estaban los "caballos" que tiraban del carro. Al oír a su hermano, susurró:

- Maldyasor.- y respondió mentalmente a Robin. - Joder, ¿Acaso no lees El Profeta? Pues que apareció la marca de los mortífagos en el cielo y se armó un alboroto impresionante. Segun la imbécil de Rita Skeeter quién hizo la marca fue Harry, puesto que salió de su varita, pero yo no me lo creo. Esa tía es una zorra.

Los otros dos alumnos del carro dejaron de hablar y miraron a los mellizos.

- ¿Qué tal las vacaciones? ¿Seguís buscando una solución para ese azul eléctrico del pelo? - Preguntó amigablemente la chica. Era una alumna de Ravenclaw.

- A mi ya es que me da igual, desde que tengo uso de razón lo tenemos así.

- Me parece adorable, destaca bastante.
El muchacho se sintió bastante mal por no haber sabido nada y cortó rápidamente la comunicación mental al darse cuenta de que estaban hablándoles bueno, más concretamente, les preguntaron por el pelo. Era algo habitual, pero a Robin le molestaba ligeramente porque, por más que intentaba resolver el problema...

-Yo... Sí lo intenté.-Añadió a la conversación.-Por eso ahora tengo mechas rubias.

-¡Oh, cierto, no me había dado cuenta!

Y, precisamente ese era el problema para el chico, que su pelo destacaba cuando a él le gustaba pasar desapercibido o, al menos, intentarlo. Dejó que el resto de ocupantes del carruaje siguieran charlando amistosamente mientras él se perdía en sus pensamientos gracias a la "nueva" noticia que le había llegado y, pensó, que quizá no debería de ser tan descuidado con el mundo.

Una vez llegaron y tomaron asiento en su mesa, vieron cómo eran los nuevos alumnos de ese año. ¡Qué tiempos cuando ellos tenían once años! Aunque no lo fueran tanto, parecían quedar bastante lejanos.
Después de la ceremonia de selección, todos esperaban ansiosos para que Dumbledore diera su discurso de bienvenida. Al principio parecía el típico discurso de todos los años, pero entonces dijo algo que llamó la atención a todos.

- Este año se celebrará el Torneo de los Tres magos... - Y acto seguido explicó todo lo pertinente respecto a cómo se desarrollaría, quienes podrían participar y qué otras escuelas se unirían.

Todos los alumnos de Hogwarts no cabían de asombro, esperando con ansias que Dumbledore les ofreciera todos los detalles de un evento de semejante magnitud.

- ¡Qué ganas! - Exclamaban la mayoría de los alumnos, por primera vez dejando de lado lo acontecido en el mundial de Quidditch.

- ¿Quién crees que representará a Hogwarts? - Decían unos.

- Espero que no sea un Slytherin - Decían otros.

- Pues a mi me da igual de qué casa salga nuestro campeón, mientras nos gane la copa - Decían los más sensatos.

- ¿Podemos dejar de hablar de tanta copa y comer? ¡me muero de hambre! - Rezongaba Noah.
Robin tenía los ojos como platos pensando en lo peligroso que era el torneo, según había leído en algunos libros de historia. La gente más que entusiasmada, debería de estar pensando que quién sería el suicida que querría meterse en el embrollo.

-Creo que prefería que hubiera sido un año normal.-Dijo sirviéndose algo en el plato. Al ser bastante lento, la gente solía llevarse lo que más le gustaba y aprovechó la oportunidad de que todos se habían distraído con la entrada de las otras dos escuelas.-Tú no te presentarías, ¿verdad?-Preguntó a Noah.

Se llenó la boca y echó un ojo a los estudiantes extranjeros. Hubo una de las chicas que le llamó la atención.

-¡Ah, es preciosa!

-¿¡Quién es esa chica!?

-Una veela, tiene que ser una veela.

Ese tipo de comentarios eran oídos en todas las mesas, dichos sobre todo por los estudiantes masculinos. En parte, el peliazul se sintió algo mal por no poder participar en ellos dado que a él no le llamaba la atención de la misma forma que al resto, así que se limitó a escuchar y a mirar Noah esperando ver alguna reacción.
La respuesta de Noah tardó bastante en llegar porque se había quedado embobada mirando a todas las chicas de la Academia Beauxbatons, que hacían su entrada moviéndose como si fueran bailarinas, dejando a su paso las babas del todos los chicos. Robin notó la mirada de su hermana fija en todas aquellas chicas y se sorprendió sobremanera, porque la mayoría de las chicas las miraban con recelo, pero ella no.

- ¿Noah? - Probó a darle un golpecito en el brazo y por fin reaccionó.

- Dime dime, perdona, me quedé pensando en mis cosas.

- Que si vas a participar en el torneo.

- Claro que no, no tengo la edad, el tiempo ni las ganas. Aparte, hay que ser idiota... Yo paso, suficiente tengo con las prácticas de Quidditch.

Sin embargo, le costó ocultar el leve sonrojo que había aparecido en sus mejillas después de mirar a aquellas estudiantes. ¿Pero qué cojones le pasaba?

- Cuánto tiempo Starks - Llamó una voz.

Robin y Noah asomaron sus cabezas para ver a Ron, que los saludaba un par de estudiantes más atrás. Junto con él estaban Harry y Hermione, el trio inseparable.

- Qué tal Weasley, un verano agitado por lo que he leído - Le comentó Noah, pero no en tono de burla, sino en un tono de preocupación. Los Griffindors cuidaban de los suyos.

-Un poco, pero bueno. Supongo que son cosas que pasan.-Añadió el pelirrojo encogiéndose de hombros, como si restase importancia al asunto.

-Al menos estáis aquí, que es lo que importa, ¿Sí?-Sonrió Robin a los tres, que asintieron levemente.

-Dejando eso a un lado, el mundial estuvo bastante bien.-Comentó Harry. El tema parecía no agradarle demasiado puesto que sonó algo tajante y Hermione, que lo notó, desvió el tema.

Terminaron hablando de todo lo que había ido pasando en vacaciones, aunque los hermanos siempre contaban el lado bonito de las cosas puesto que había algunas que era mejor para todos que no se supieran.

Cuando ya nadie podía más, los restos de comida desaparecieron de la misma forma que habían aparecido previamente y cada casa se retiró a su respectivo dormitorio. Había que guardar fuerzas para las clases del día siguiente.
Noah entró al dormitorio de las chicas junto con Hermione. Ambas eligieron camas una junto a la otra, movieron sus respectivos baúles, se pusieron los pijamas, hablaron sobre sus veranos e incluso se permitieron contarse cotilleos ya que estaban solas. Posiblemente, la única persona con la que Hermione abriá su corazón era Noah, y aunque a veces ella deseaba pagarle con la misma moneda, había muchas cosas que simplemente no podía contar. Muchas de esas cosas quedaban entre ella y Robin pero había una que ni ella entendía. Unos sentimientos extraños que invadían su cuerpo desde hacía un tiempo.
Hermione le dió las buenas noches y se fue a dormir a su cama, cansada del ajetreo del día. Las demás chicas fueron entrando, colocando sus cosas, y metiéndose en sus camas. Noah se metió en su cama, pero no tenía sueño alguno. Al cabo de un rato, cerró los ojos y empezó a imaginar dragones, hasta que sin darse cuenta, se quedó dormida.