Aclaraciones y advertencias: Ésta novela está ambientada cuatro años después de Gaara Hiden (sólo hará mención al principio). Si quieren leer la novela mencionada, pueden encontrarla en wattpad.
La princesa es un personaje original. Es recomendable haber terminado por lo menos la película "the last" y el manga (por posibles spoilers). No contendrá material +18, quizás alguna que otra palabrota pero muy poco, creo que podría ser apta +13.
Naruto es obra de Masashi Kishimoto, y Gaara Hiden de Ukyō Kodachi. (lo pongo porque en forma utilizo parte de ella)
Capítulo uno
Me arrepiento
–Entonces ¿Qué le parece a usted la idea? –
Absurda, diría él. Pero lamentablemente con quien se encontraba hablando era con el Daimyo, y sólo había pedido su opinión por formalidad más seguramente no la tomaría en cuenta. Suspiró, nuevamente se encontraba frente a un matrimonio por conveniencia; el anterior con Hakuto de la tribu Houki había sido parte de un plan para atentar en contra suya por parte del miembro del consejo Toujuurou.
Aun así decidió probar suerte.
– ¿Acaso no hay otros nobles a su disposición? – preguntó.
Él no quería traspasarle éste asunto nadie más; pero definitivamente no quería transitar por una situación como tal otra vez, ni nunca.
El Daimyo lo miró sonriente. Esperando una pregunta como ésa.
– Por supuesto que la hay. Kazekage, usted ha hecho mucho por su pueblo y por el país del Viento. No tome esto como una obligación ¡Es más, tómelo como un favor! Tuve la suerte de encontrarme con la joven junto a su familia y a primera vista noté que era ideal para usted – comenta mientras agarra un pastelito de chocolate que estaba en una bandeja a su lado. – Sólo comenté la idea a la familia, y quedamos en una reunión. Si a usted no le parece, luego de la reunión puede rechazarlo. Algo así como una "cita sin compromiso" – terminó sonriendo.
Él tenía experiencia en el asunto. Era natural que dudase.
Sólo era una cita sin compromiso ¿Verdad? De todos modos él sabía que debía obedecer al Daimyo.
Era capaz de borrar un ejército completo, naturalmente el campo de batalla es su medio; pero a pesar de tantos años como Kazekage, aún no era el mejor guerrero en la política, por lo menos no contra el Daimyo. Una gota de sudor se deslizaba suavemente por su sien.
– Además, ya hice la reservación... Por favor no me deje plantado – bromeó.
Un comportamiento como tal sería extraño en el anterior Daimyo. Actualmente regía otro, un hombre que se caracterizaba por ser más simpático y bondadoso que el anterior, para su fortuna. Fue por ello que Gaara se permitía dudar de la idea.
– Para que sepas, también arreglé una cita para uno de los consejeros, desde que se casó ha estado más feliz ¡Hasta esperan a su primer bebé! No soy tan mal cupido- continuó bromeando mientras tomaba otro pastelillo.
Él era un shinobi, y debía soportar hasta la más irrazonable situación.
Él hombre frente al él era el Daimyo del Viento, y él era el Kazekage. Como sombra suya debía obedecer, al fin y al cabo.
– Está bien – suspiró musitando, resignado. Se permitió bajar la guardia por un instante, cerrar los ojos y exhalar parte de la tensión acumulada desde el inicio de la reunión.
– ¡Oh, sí! – clamó victorioso el hombre mayor - ¡Verás que no te arrepentirás!- expresó alegremente.
Sinceramente, él ya estaba arrepintiéndose.
