YEH SHEN REN

CAP 1

Había una vez…

En una época muy, muy lejana de la antigua China, un poderoso gobernador que regía con mano de hierro sobre una gran extensión de territorio y dentro de este, él vivía con sus dos esposas, ambas consideradas las más hermosas de entre sus regiones y entregadas a aquel regente como signo de unión y amistad entre las familias; y es que los Tao eran bastante reconocidos y muy bien ubicados entre los nobles de todos los reinos de oriente al grado de que siempre los emperadores intentaban conseguir alguna unión familiar con estos.

No solamente era su fuerza y su poder, también la belleza e inteligencia de sus integrantes los convertía en personajes deseados por el resto de miembros de la realeza, esperando conseguir aunque fuera un poco de aquellos genes que se reflejarían en sus descendencias futuras

Por ello en cuanto existía la oportunidad y un nuevo hijo o hija nacía, de inmediato todos los reinos de los alrededores intentaban ganarse la aprobación de la cabeza de familia de aquel clan y enviaban sus peticiones para comprometer al recién nacido con alguno de sus hijos o hijas; y entonces, la familia Tao buscaba a quienes serían de mayor conveniencia y que ayudarían a acrecentar el estatus del que ya gozaban y en caso de que no hubiese alguien indicado, desposaban entre ellos mismos a los nacidos, lo que significaba deshonor para los rechazados

Sin embargo, para en aquel entonces líder Yuan Tao aquello no había sido un gran problema, puesto que sus dos esposas, Ran y Kalim habían dado a luz a dos herederos con lo que de inmediato los reinos vecinos se lanzaron a pedir mano

O al menos, solo la de uno de ellos

Con un matrimonio ya concertado, aquel hombre se sentía aliviado de pensar que su gobierno y la dinastía que representaba no caerían en el olvido y podrían seguirse alzando y perpetuando eternamente. Incluso, la pareja que había conseguido para el hijo elegido iba a darle un buen territorio e importancia a los suyos, las personas de aquel reino lejano tenían una excelente mano para las tierras y conseguían que la producción de bienes fuese una de las más importantes desde tierras extranjeras

Quizá se trataba de un reino muy lejano, pero…

Los puntos buenos y convenientes de aquella unión valían totalmente la pena y el regente de aquel pequeño reino le había asegurado que siendo ellos hijos de dioses, la mezcla de la sangre Tao y la de ellos haría maravillas en sus descendientes

Eso había bastado para convencer al hombre chino, unir su sangre con la de los hijos de los dioses era una oportunidad que no se daba en eras

Y por lo tanto, los años pasaron prósperos y productivos para su familia, en la cuál la educación del hijo de Ran y el hijo de Kalim siempre fue lo más importante por lo que siempre se les veía rodeados de maestros y sabios que les guiaban por los caminos adecuados; y con cada día que pasaba, la belleza de uno de ellos resaltaba más que la del otro lo que hacía que las personas del pueblo suspirasen al verle pasar mientras que el otro niño…

Bueno, compensaba su físico con la inteligencia que portaba, pero aparentemente para las personas eso no era suficiente

-En verdad que eres un chico afortunado, Ren…

Un pequeño niño rubio con los ojos a medio cerrar y con un aspecto cansado, vestido con una indumentaria fina de toques orientales y sosteniendo un grueso pergamino que casi parecía más grande que su cuerpo caminaba apenas un poco más atrás de un chico más alto que él, vestido en forma similar y con un porte y un paso orgullosos que reflejaban el estatus que portaba y el apellido que enorgullecía; su cabello oscuro y en punta le daba un aspecto noble pero lo que más solía llamar la atención de todos aquellos que le veían era la suave y fina piel blanca como la nieve y los ojos dorados, que asimilaban al de los grandes felinos que veneraban y admiraban en los templos.

El aludido andaba en aquellos momentos a paso firme a través de uno de los pasillos de su palacio, con gesto serio y frio mientras que algunos miembros de la servidumbre se inclinaban conforme ambos chicos pasaban

El niño de menor tamaño que apenas y llegaba a las rodillas de su hermano dejó salir un suspiro con tristeza

-Porqué dices eso, Manta?

A pesar del aspecto severo de su rostro, la voz de Ren Tao era suave para con el otro chico con el que compartía herencia y que dejaba ver el sentimiento dolido de su corazón

-Tú eres muy admirado y querido por nuestra gente

Dijo el niño rubio con un tono de voz apesadumbrado

-Todo mundo habla de ti, eres bastante fuerte en batalla e incluso tienes un prometido para dentro de unos años y podrás seguir con el legado de la familia –el pequeño dejó salir un suspiro apesadumbrado al tiempo que abrazaba mejor el pergamino en sus brazos- en cambio yo…

-Dices demasiadas tonterías

Interrumpió el chico de ojos dorados sin voltear a verle al tiempo que algunos rayos del sol se colaban por entre las columnas de un pasillo, iluminando los cuerpos de ambos hermanos

-Eres el hijo más inteligente que haya dado jamás la familia Tao –aseguró el de ojos dorados alzando levemente la barbilla- deberías sentirte orgulloso de eso

-Gracias

Su hermano mayor cerró los ojos con algo de alegría tímida antes de volver a suspirar volteando el rostro en su dirección

-Pero eso no sirve de nada si no eres capaz de conseguir un prometido o prometida para darle mayor honor y gloria a la familia- dijo volviendo a bajar la voz con tristeza, regresando su mirada a una deprimida- y nadie quiere para los suyos a un enano cabezón que lo único que sabe, es estudiar…

-Je… que tonto eres

Ren cerró los ojos y agacho la cabeza sonriendo de forma altanera para después, ver a su hermano con seguridad

-Tu problema es simplemente que los líderes de las demás familias son unos idiotas, por eso es que no te han pedido- dijo el Tao mayor asintiendo una vez- la mayoría solo ven el espejo pero al momento de la verdad, son solo basura…

-No digas esas cosas, Ren…

-Cuando me case y tenga el poder sobre nuestra familia, voy a conseguirte una esposa digna… déjalo en mis manos hermano, vas a ver cómo encontramos a esa persona que sea digna de ti

Asintió una sola vez a lo que el más pequeño enterneció la mirada y sus ojos se humedecieron

-Gracias hermano… pero apenas tienes diez años, no creo que vayas a poder hacer mucho por ahora –rió suavemente

El chico de ojos dorados volvió a asentir pero entonces, ambos chicos se detuvieron de golpe al escuchar una voz chillona que intentaba ser muy femenina pero que lejos de eso, hería en los oídos por lo aguda que era; sus ojos se abrieron y sus cuerpos se erizaron conforme unos pasos pesados corrían hacia ellos

-TAO MANTA! Qué crees que estás haciendo!?

Un hombre de rasgos muy toscos, piel morena y demasiado pintado así como usando unas pestañas muy marcadas se acercó corriendo embutido en un enorme, exageradamente adornado y muy fino vestido chino hasta que llegó a donde se encontraban los dos hermanos; Kalim se inclinó y alzó en brazos a su diminuto hijo para después apretarle en contra de su pecho con el ceño fruncido y expresión de enojo

-Pero qué crees que estás haciendo aquí con ese muchacho? Te he dicho una y mil veces que deberías de estar estudiando y preparándote para convertirte en el líder importante de esta familia, no perdiendo tu valiosísimo tiempo andando por ahí!

-Madre, me estás aplastando y no puedo respirar!

Gritaba el pequeño rubio contra el pecho de aquel hombretón que le abrazaba con fuerza mientras que el joven Ren Tao hacia una mueca de incomodidad y vergüenza, dejando ver un tic sobre una ceja al tiempo que una gota de sudor corría por su nuca; al siguiente momento volvió a tensarse y se inclinó hacia atrás cuando Kalim se inclinó hacia él con expresión severa y casi asesina, frunciéndole el ceño el adulto y bufando cerca de su rostro al grado que podía sentir su aliento golpear su cara

-No estés distrayendo a mi hijo!

Le gritó con aquella voz evidentemente fingida al tiempo que el de cabello en punta movía una mano enfrente de su nariz intentando quitarse la sensación del aliento del otro

-Tiene una importante misión que cumplir y tú solo haces que pierda el tiempo! No comprendo cómo es que a mi muchacho le gusta estar al lado de un chiquillo tan vago cómo tú!

-Lo que yo no entiendo es como mi padre se ha terminado casando con un sujeto tan feo como usted

Gruñó por lo bajo el joven Ren entornando los ojos a lo que aquel hombre en vestido emitió un chillido como si le hubiesen ofendido, colocándose una mano en el pecho mientras que seguía aplastando a su hijo con el otro brazo

-Mis pulmones… -gimió Manta con los ojos soltando lágrimas de cascada

-Cómo te atreves!?

Chilló la madre del pequeño rubio alzando su mano libre lo que hizo que Ren apretase los dientes y se congelase en su sitio, sabiendo lo que estaba por venir gracias a su atrevimiento… pero entonces, aquel hombre cerró su puño con fuerza y respiró profundo, observando con gran odio al joven heredero

-No creas que te va a durar tanto ese gusto, chiquillo insolente…

Musitó Kalim por lo bajo, entornando sus ojos lo que hizo que el niño delante suyo se tensase suavemente por el tono amenazante que dejaba escuchar; sabía que aquella esposa de su padre quizá no era el principal dentro de la casa pero tenía muchas ambiciones acerca de dónde quería estar y hasta dónde quería llegar. Y el pobre de su hermano menor era el que tenía que lidiar con ello, resignándose y esforzándose por que su extraña y loca progenitora se sintiese satisfecha

Rechistó entre dientes y negó un par de veces con la cabeza, terminando por dejar salir un suspiro

Aquel enorme hombre moreno entornó sus aguzados ojillos y sostuvo mejor a su pequeño hijo que respiró profundo y aferró de mejor manera el pergamino que había estado estudiando; en verdad podía percibirse el odio que tenía aquella persona hacia el jovencito de ojos dorados que le observó con seriedad

-Qué?

-Engreído

Replicó Kalim hinchando el pecho

-Necesitas una lección de verdad, una que te haga conocer tu lugar de verdad

-Mi lugar de verdad? –Ren sonrió con seguridad y un dejo burlón- al menos yo no me convertiré en la segunda esposa de nadie…

-Cómo te atreves!

Aquel sujeto se acercó nuevamente al chico pero entonces un par de guardias se acercaron y observaron con preocupación la escena; el hombre de fuertes y gruesos brazos se detuvo en su movimiento y volteó a verlos, así como el chico de cabello en punta que parpadeó un par de veces

-Señora… jóvenes amos

Ambos se inclinaron ante ellos y el hombre moreno dejó salir un suspiro de paciencia, acomodándose el vestido chino con una de sus enormes manos mientras que el joven Ren les observaba con seriedad

-Qué quieren?

Aquellos hombres compusieron un gesto preocupado

-Su madre…

El chico abrió grandemente los ojos y corrió en la dirección que aquellos hombres comenzaron a llevarlo mientras que dejó atrás a la segunda esposa de su padre, que entornó los ojos y dejó salir una sonrisa

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