Los rayos de sol se filtraban a través de la ventana dispersándose por toda la habitación y acariciándome la piel. Todavía podía estar en la cama un rato más pero el sol ya comenzaba a apretar, era lo que tenía Phoenix: un sempiterno sol.
Me cubrí la cabeza con la almohada pero ya era demasiado tarde: no podía seguir durmiendo, así que me incorporé y me quedé sentada en la cama mirando el calendario que colgaba de la pared. Hoy era mi último día de universidad. Literatura inglesa… siempre me había apasionado, ¿pero quién hubiera dicho que iba a acabar estudiándola en la universidad? Sí… sé quien se lo imaginaría…
De un salto me levanté de la cama y me acerqué al baño de la habitación. Era pequeño, uno de esos baños en los que no cabe más de una persona, sin bidé (aunque, ¡quién demonios necesita uno!) y con un plato de ducha que estaba en las últimas. Me alegré de que fuesen mis últimos días en aquel dormitorio que había ocupado durante 5 años. Me apoyé sobre el lavabo con una mano en cada extremo lateral y mirando hacia abajo respiré hondo… 5 años fuera de Forks… 5 años ya… Se podía contar con los dedos de una mano (y sobrarían) la gente del instituto con la que todavía mantenía contacto: Angela (y, por lo tanto, Ben), Mike que me escriben algún mail de vez en cuando.. y Alice. Un escalofrío recorrió mi espalda al recordarla.
Me incorporé y levanté la vista hacia la chica que se reflejaba en el espejo. No había cambiado mucho en estos años, simplemente tenía las facciones más marcadas, más maduras, pero seguía teniendo la misma mirada enmarcada en ojos de color chocolate y una larga melena castaña. Me peiné y me puse un poco de maquillaje. Salí a la habitación y abrí el armario, cogí unos pantalones negros y una camisa entallada de seda de manga corta de color turquesa. Me vestí tranquilamente y cuando iba a coger los zapatos no pude evitar que mis ojos se posasen en una bolsa para trajes que colgaba de la barra. En su interior había un vestido azul de seda. El vestido azul que me puse para mi primer (y último) baile en Forks. Mi primer baile con él, con Edward. Respiraba con dificultad, parecía que los recuerdos querían agolparse en mi pecho oprimiendo al corazón y deteniendo la respiración. De repente, el sonido de unos nudillos tocando en mi puerta me sacaron del pensamiento que me tenía ensimismada.
-¿Sí? – pregunté intentando parecer tranquila mientras cerraba la puerta del armario.
-¡Hola Bella! – sonrió Iris – ha llegado una carta para ti. – dijo mientras tendía la mano con el sobre hacia mí.
Estaba sorprendida, ¿una carta? ¿para mi? Normalmente, y en los tiempos que corren, me comunicaba con mis amigos via e-mail, con Charlie via telefónica y con Renée normalmente por mail, aunque, a veces por teléfono también.
-¿No la abres? – añadió Iris en un ademán de impaciencia.
Iris era así. De algún modo, me recordaba mucho a Alice. No era tan menuda como ella, pero llevaba el pelo muy parecido al de ella, con las puntas ligeramente hacia afuera y era tan extrovertida y simpática como ella. Durante estos años me había ayudado mucho, había aguantado mis primeros años apáticos, ibamos a clase juntas y trabajábamos juntas, pasábamos las fiestas juntas en la residencia (ya que como no tenía ningunas ganas de volver con Charlie y Renée andaba muy ocupada en Florida...) ,en fin, nos habíamos convertido en uña y carne.
-No tengo ni idea de lo que se puede tratar – dije sorprendida y algo asustada.
Rasgué el papel y deslicé entre los dedos lo que parecía una invitación. El semblante se me quedó más blanco que de costumbre.
-¿Qué te pasa? – preguntó Iris con tono de preocupación.
-Mierd… -intenté articular.
Iris se adelantó y cogió la tarjeta que aún aferraba con la mano derecha y leyó en voz alta:
-"Estimada señorita Swan, nos complace invitarla a la ceremonia de despedida del profesor Banner que tantos años ha dedicado al Departamento de Biología de nuestro centro. Su fuerza y entrega nos inspiran y confíamos en su asistencia al homenaje que se realizará en el Salón de Actos del Instituto de Forks el próximo día 20 de junio a las 16h.". – dijo Iris intentando poner un tono solemne-. Bella, –añadió ya con su tono- ¿no estarás asustada? – hizo una pausa- Vas a ir, ¿no?
Me costaba respirar, ¿volver allí? No tardaría en recibir algun mail o alguna llamada de mis conocidos por allí para preguntarme si iría, al fin y al cabo también era una excusa para hacer una reunión de antiguos alumnos. Edward. Volver a Forks, al tiempo lluvioso cuando ya me estaba acostumbrando al sol. Su pelo cobrizo siempre despeinado cuidadosamente. Vería a Charlie de nuevo, lo echaba tanto de menos… Sus ojos de color dorado… Me apoyé en la pared que tenía justo a mis espaldas y me deslicé hacia el suelo, hundiendo la cabeza entre mis rodillas.
-Bella… - susurró Iris.
-…¿Por… qué…? – logré titubear.
Ella estaba al tanto de lo mío con Edward, exceptuando la parte vampírica.
-Bella, cariño, – añadió en tono maternal - sé por todo lo que has pasado y me imagino cómo debes de sentirte porque, mmm – dudó por un momento – supongo que todo esto se debe a la posibilidad de que vuelvas a verlo, ¿no?
Levanté la cabeza mientras dos lágrimas se deslizaban lentamente por mis mejillas. Había intentado superar lo mío con Edward… ya había pasado mucho tiempo… seguro que él habría rehecho su vida, bueno… "vida". Esbocé media sonrisa amarga. Iris estaba sufriendo otra vez por mi, al verme en ese estado. Respiré hondo.
-Siempre puedes alegar que estás enferma o algo y quedarte aquí…
-¿Aquí? ¿Estás loca? – añadí intentando parecer más entera – Esto se acaba, bonita. Si no recuerdo mal tenemos la graduación en un par de horas. – Cerré los ojos y tomé aire, abrí los ojos – Ha llegado la hora de volver a casa.
Tras aquel bajón intenté parecer algo animada, más que nada para evitar que Iris se preocupase más por mi, ya había pasado lo suyo conmigo. Me acabé de arreglar, me retoqué el maquillaje y me dirigí al Salón de Ceremonias donde hicieron la entrega de diplomas. Unas horas más tarde volví a mi habitación. Pequeña con el suelo de madera desgastado, una cama en el lado izquierdo, una ventana en el derecho y debajo de ésta el escritorio con el portatil que me regaló Charlie cuando le dije que me venía a estudiar aquí y montones de libros apilados por todos los rincones… con mi desgastado ejemplar de 'Cumbres Borrascosas' sobre la cama. Saqué la maleta del armario y empecé a guardar todas mis cosas en su interior. Había llegado el momento de volver a Forks.
