Disclaimer… Los personajes pertenecen a JKR Para gran alegría suya; yo solo juego un poco con los personajes. :P Para aquellos que sepan, hice un fic que se llama lagrimas dulces, sonrisa amarga de Ron/Hermione y prometi hacer uno de ese tipo con Harry/Ginny, al fin, aquí esta :D Disfruten!!
Enterrando un pasado, haciendo un futuro.
Capítulo 1
La tarde cae lentamente, como en un susurro; la suave brisa del viento, casi nocturno, se hace sentir por los pasillos del colegio en un ligero cosquilleo al caminar.
Harry observa detenidamente la imagen que proyecta el castillo mientras camina entre escombros de recuerdos con la mirada fija en las paredes caídas, mantiene las manos entrelazadas en la espalda. El colegio parece ser solo una vieja imagen de lo que alguna vez fue. Los altos muros sucumbieron ante una presión inmensa, los escombros evitan el paso en varias partes del camino y el aire levanta ráfagas de polvo de vez en cuando.
Harry siempre vio al castillo como algo indestructible, impenetrable. Sus suposiciones se derrumbaron contundentemente en el último año.
Recorre los pasillos mas alejados de la entrada del castillo, los reporteros aun siguen insistentes en hablar con él. Los miembros de la Orden y algunos tipos del ministerio los han mantenido a raya; Grawp, haciendo guardia en la entrada, ayuda bastante también. Por segunda vez en tan solo pocos días, agradece tener a Grawp de su lado y cerca.
Aún no sabe cómo lidiar de alguna manera con los reporteros, no sabe si quiera cómo lidiar con sus amigos, su familia. Se ha mantenido alejado de todo y de todos. Excepto por la explicación que les dio a Ron y Hermione, pero era algo necesario, se los debía.
Sin saber cómo, llega al lugar donde lo solicitan y al último donde quiere ir. La estatua de Gárgola que sirve de puerta para llegar a la dirección se vislumbra frente a él.
Se supone que tiene que ver a la profesora McGonagall en media hora, lo llama para elegir qué es lo que quiere hacer, lo que esperan ellos que él hagan con los reporteros, con las preguntas del ministerio, con su vida, entre otros asuntos importantes que deben arreglarse.
Ya lo ha pensado en las largas horas en las que finge dormir en su cama, la única respuesta que encuentra es un nervioso "No lo se…" Y es la verdad, no sabe en absoluto qué hacer. No sabe cómo decirles que simplemente quiere dejar todo eso de lado, solo quiere irse a casa, pero eso recae en otro pequeño problema: no tiene una casa a la cual llegar…
Cuando recién terminó todo, pensó poder superarlo, poder sobrevivir; cuando todo se volvió claro y verdadero, esa visión de su futuro se cayó. El sentimiento resultante de terminar con todo, de ver el cuerpo inerte de Voldemort caer, no es lo que él esperó, lo que todos los demás asumieron. Ver el verdadero sufrimiento de todos, le hizo sentir el suyo propio aumentado cien veces mas por cada uno de ellos.
Ver a personas morir por su causa nunca fue su idea, y mucho menos que fueran pequeños de Hogwarts; hubiera deseado dejar a todos ellos fuera de eso. Fue inevitable, lo sabe, pero eso no quita la opresión en su pecho y las lágrimas que le ganan a la resistencia de sus ojos.
Los cierra y apoya su espalda en la pared, las imágenes de sus padres, Sirius, Dumbledore, Lupin, Tonks, Dobby, Fred, Ojoloco, incluso la del profesor Snape, inundan sus recuerdos. Todos murieron por él, siempre tratando de salvarlo, de protegerlo. Siempre adjudicándolo a un fin mayor: matar a Voldemort. Ese fue desde siempre su misión, solo desearía no haber perdido a tantos en el camino.
Harry nunca quiso que alguien muriera, o por lo menos que alguien aparte de Voldemort lo hiciera.
Da un golpe seco con el puño cerrado en la pared. Una punzada le hace sentir que fue fuerte, pero ese dolor es algo mucho menor comparado con el de su alma.
Los recuerdos de ese día le hacen sentir pesado su cuerpo, sus piernas ya no pueden sostener más su peso. Apoyado en la pared se deja caer hasta tocar el suelo. Con las piernas juntas a su cuerpo, apoya los codos en las rodillas y refriega su cara con sus manos. Oprime fuertemente sus ojos por debajo de los lentes y los frota excesivamente, quiere evitar más lágrimas, pero eso es imposible.
Lágrimas…
Es lo único que ha visto en los ojos de todos los últimos días, en Hermione, en Ron, en Ginny… Su corazón se estruja de dolor. Siente que la ha perdido, fue un año doloroso.
Cuando todo acabó pensó poder hablar con ella, no fue tan fácil como él creyó. Han pasado cuatro días y no ha podido intercambiar ni siquiera unas palabras con ella, pero es que no sabe qué decirle.
Perdón… Es lo único que su mente ha repetido miles de veces en silencio y solo para ella, siempre acompañado de un Te amo. Pero aparte de esas dos simplezas no sabe qué seguirá, no sabe cómo ella reaccionará, ¿Lo sacará a patadas?, ¿Le dirá que lo odia? No, no sabe nada. Y eso no le ha gusta, no saber qué pasará con Ginny, su Ginny.
La gárgola en forma de águila comienza a girar difícilmente, la estructura no está por completo reparada, el contacto con las paredes la hace vibrar y rechinar, es un milagro que aun se encuentre de pie.
Harry se levanta apresuradamente y limpia sus ropas, así como los últimos rastros de las lágrimas que guardaban sus ojos; espera no parecer tan cansado como se siente, aunque sabe que eso no lo podrá disimular tan bien, en verdad está cansado de todo.
Detrás de la gárgola, la imagen fantasmal de la Sra. Weasley se muestra. No parece ser la misma mujer que siempre conoció, su cabello está totalmente desalineado y le recuerda al de Hermione, sus ojos mas rojos no pueden estar, pero sabe que las lágrimas son muy difíciles de reprimir, por mas que se intente terminan saliendo. Es algo que él conoció bastante bien en los últimos días. Con un pañuelo que lleva en la mano, se limpia la nariz que sigue congestionada de tanto llorar y lo guarda de nuevo.
La Sra. Weasley aun no lo ha visto, pero en cuando levanta la vista lo ve con ternura y una pequeña sonrisa se asoma en sus labios para después contraerse por las lágrimas que sus ojos están por dejar salir. Pone una mano sobre su boca para mitigar cualquier inicio de un sollozo y sus ojos empiezan a ponerse por completo rojos y se humedecen. Acaricia una mejilla de Harry mientras intenta calmar su sufrimiento; respira profundamente y cierra los ojos.
Harry no hace otra cosa mas que esperar sus primeras palabras, mientras ve detrás de la Sra. Weasley a la profesora McGonagall con rastros de un dolor incontrolable que guarda su alma y que su postura seria no deja mostrar.
– ¿Qué haces aquí, mi niño? –Pregunta la Sra. Weasley tratando de que su voz no demuestre el sufrimiento que tiene. No lo logra.
– La profesora McGonagall me mandó llamar –Responde Harry con un matiz de voz indistinto y bajando la mirada, la verdad es que no quiere entrar a ese despacho.
– Minerva, ¿tiene que ser ahora? –Pregunta volteando la vista por encima de su hombro.
Harry está seguro de que la Sra. Weasley tiene un poder de convencimiento tal que con la simple mirada logra lo que se propone sin siquiera decirlo, como lo hizo con la profesora McGonagall.
– Creo que puede esperar –Responde con voz ronca y Harry quiere sonreír un poco como agradecimiento, en verdad no desea hablar con nadie sobre un futuro, pero no puede siquiera mover los labios en torno a una pequeña sonrisa, se le hace imposible, como si sus labios estuvieran congelados en una eterna tristeza.
– Muy bien. Harry nos iremos a casa en unas cuantas horas, ¿podrías avisarle a Ron? –Pide con suavidad. Seguramente ella también desea fervientemente dejar atrás la opresión en su pecho creada por la sensación de la muerte que inunda todo colegio.
Harry agacha la cabeza. Casa… Como desearía tener un lugar al cual llamar casa, al cual ir a refugiarse. Hogwarts fue la primera casa que conoció, siempre fue su hogar, ahora… ahora ya no tiene nada.
Asiente y antes de poder decir o escuchar algo, sale apresurado a la torre de Gryffindor. Tiene que aceptar la verdad de su vida, no hay otra.
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Llega al retrato de la Sra. Gorda donde ella no está, pero es que no hace falta, las contraseñas ya no están funcionando en Hogwarts, como casi nada del colegio.
Entra despacio y cabizbajo, es momento de decirle adiós a Ron, no quiere. Lo ve sentado en el sillón con la mirada fija al frente, ha estado en su mundo durante días, y poca oportunidad de hablar han tenido, aunque ciertamente lo que menos quiere alguno de los dos es hablar, solo desean que todo se valla de una vez y con simpleza, aunque Harry realmente sabe que eso es mucho pedir.
Se detiene junto a la chimenea, apoya su espalda y se cruza de brazos.
– Tu madre dice que te prepares; en unas horas se irán a la Madriguera –Dice dirigiendo su mirada por el hueco de la ventana.
Por el rabillo del ojo ve asentir a Ron mecánicamente. No puede verlo directamente a los ojos, no quiere ver el sufrimiento por la perdida de Fred en sus ojos. No quiere ver el semblante de alguien que simplemente trata de sobrevivir como se lo está permitiendo la vida, y como en ningún momento deseó. No, no quiere ver su propio semblante reflejado en Ron.
– ¿Cómo que "se irán"? –Escucha de pronto la pregunta de Ron– ¿Por qué no te incluyes?
Harry ve por un segundo a Ron y tras suspirar agacha la cabeza sin poder contestar.
– ¿Qué te pasa? –Interroga de nuevo.
– Ron yo… –Vuelve a evitar la mirada de Ron girando su cuerpo hacia la chimenea– no puedo.
Y es la verdad, no puede. No puede ir con él sabiendo que el dolor que toda la familia Weasley tiene sobre sus hombres es por su causa. Siempre cualquier sufrimiento es causado por él; y sabe que el dolor que ha causado Voldemort tardará mucho más en sanar que las heridas físicas.
– Claro que podrás –Asegura con decisión.
– No –Es muy difícil para él aceptarlo, pero en verdad sabe que no podrá– No podré sabiendo que fue mi culpa que Fred muriera…
– No fue tu culpa –Ha escuchado esa frase demasiadas veces en su vida, y tal vez es verdad, pero eso no quitará que se sienta de esa manera– Fue culpa de aquel que envió el maleficio que lo… –Ron no pudo terminar la frase y Harry está seguro que es porque sigue siendo difícil aceptar la realidad.
– No puedo verte a los ojos Ron, ni a ti ni a tú familia.
– También es tú familia Harry –Asegura. Harry desea sonreír, desea creer que en verdad tiene una familia, una gran familia.
– La he traicionado –No puede soportar que el coraje inunde de nuevo sus pensamientos y su alma, da una patada a la chimenea, logra que algunas pequeñas piedras sueltas vayan a parar al piso. Se siente frustrado de no haber podido detener antes la masacre que sufrió todo aquel que permaneció en el colegio– Si me hubiera entregado antes, si desde un principio hubiera hecho lo que él pedía…
– Necesitabas tiempo y vida –Interrumpe Ron– todos estaban ahí para otorgarte lo que pudieran, acabar con los Horrocrux restantes era prioritario. Si te hubieras entregado cuando él lo pidió, no hubieras terminado tu misión como deberías, tampoco sabrías la verdad de Snape, ni lo que tenías que hacer, lo que te deparó Dumbledore, ni la verdad del destino que tenías que aceptar. –Ron se detiene y Harry tiene que aceptar que lo que dice puede que sea verdad, pero eso no quitará jamás que él se sienta furioso consigo mismo– Si no hubieras entendido todo lo que se te dio a conocer en esa hora, tu muerte no habría tenido regreso. –Tal vez lo mejor hubiera sido no regresar, no había algo por lo que regresar realmente, con Voldemort pudo acabar cualquier persona, ya no había problema, todo estaban protegidos de él. Además, él pudo haber evitado todo eso si hubiera sido capaz de acabar con Voldemort antes de que cualquier guerra comenzara.
– Pero si hubiera reunido los Horrocrux antes, hubiera cumplido mi misión más rápido y me hubiera entregado a él antes de que todo pasara… Ellos… –Se quiebra su voz y cierra los ojos abruptamente, quiere evitar que las lágrimas inunden de nuevo su rostro. Respira profundo antes de continuar– Fred, Tonks, Lupin seguirían vivos, festejarían el final de Voldemort. –Su voz se corta recordando a su pequeño ahijado, un inocente que tendrá deparado un futuro igual al que tuvo él; un futuro sin unos padres que lo amen y cuiden como nadie y sobre todos– Teddy tendría una familia… –Aprieta los puños a cada lado de su cuerpo– Debí acabar con él antes, debí morir antes.
Quiere gritar, sacar todo el dolor que siente en su alma, quiere poder acabar con el sufrimiento de una manera rápida; sabe que eso nunca será posible, olvidar nunca es fácil. Siente la mano de Ron en su hombre y siente la presión obligándolo a voltearse.
– Ya perdí a un hermano, no quiero perder a otro –Pronuncia Ron tan de pronto que sorprende a Harry y más aun lo sorprende el sorpresivo abrazo que le otorga Ron. Jamás se habían abrazado y jamás se habían llamado hermanos, pero la verdad es que lo han sido desde hacía mucho mas tiempo del que Harry podría recordar– Fred murió salvando a su familia, murió por una causa justa. Lupin y Tonks murieron para darle a su hijo un futuro, una vida de paz. –Responde ante los alegatos de Harry para echarse toda la culpa, pero es que para él, él tiene la culpa de todos los males que han sucumbido en el mundo porque el era el único capaz de detenerlos antes– Además, Teddy siempre estará bien, te tiene a ti.
Se separan y Harry voltea la mirada, no quiere aceptar que tal vez Ron tenga razón.
– Ahora… –Siente las manos de Ron en su hombro, Harry sabe que busca que lo vea a los ojos, sigue rehusándose– ¿Cuándo nos iremos a casa? –Casa… Se escucha bastante bien que Harry no puede evitar hacer un amago de sonrisa. La primera de días.
– En un par de horas –Responde unos segundos después.
Un crujido proveniente del hueco de las escaleras se escucha y dirigen su mirada hacia allí buscando el origen.
– Perdón… –La suave voz de quien alguna vez fue un fuego andante se hace escuchar. Ginny tiene unas ojeras que enmarcan sus ojos hinchados y varias lágrimas aun surcan sus mejillas sonrojadas, no parece la misma persona que alguna vez vio, realmente ella no es la misma Ginny que alguna vez amó, que aun ama y que amaría toda la vida. No, ese parece un fantasma de lo que alguna vez fue la persona mas risueña y feliz del planeta– Quería saber cuándo nos iremos a casa –Pregunta con la cabeza gacha tratando de ocultar su mirada.
– En pocas horas –Responde Ron y Ginny después de asentir sale casi corriendo de vuelta a su cuarto– No me gusta verla así –Susurra regresando a sentarse.
– A mi tampoco –Confiesa Harry siguiendo a Ron. Realmente lo último que alguna vez imaginó y deseó ver fue a Ginny con la flama que siempre la caracterizó, que lo enamoró, totalmente apagada.
– Entonces has algo –Escucha la voz exigente de Ron, pero sabe que difícilmente él podrá hacer algo.
– ¿Algo como qué? –Pregunta Harry sentándose a su lado.
– No sé, eres el único que podrá darle algo de verdadera felicidad, y ella es la única que te hará sonreír de nuevo –Ciertamente tiene razón, Ginny es la única que podría darle felicidad, la única que podría hacerlo sonreír, pero realmente duda que él sea el único que puede hacer a Ginny regresar a ser lo que era, menos en ese momento.
– La felicidad no es algo que podamos tener en este momento, aun es demasiado reciente lo de…
Se queda callado al ver negar a Ron varias veces, no quiere que continúe entonces no lo hace, pero no puede evitar que su cabeza se lo repita una y otra vez. No es el momento para ser feliz, para sonreír cuando todo el colegio, todo el mundo se encuentra de luto por los cientos y cientos de personas que murieron a causa de Voldemort.
– Creo que la felicidad en este momento es lo ellos desearían que tuviéramos –Filosofa Ron atrayendo la atención de Harry– Sonreír será mejor que llorar por los rincones.
Harry se queda con la vista perdida en algún punto de la pared. Felicidad es lo que ellos desearían que tuviéramos… Dumbledore siempre habló de felicidad, de amor, como la única manera de acabar con el mal; sus padres murieron protegiéndolo, tratando de que él viviera, de que fuera feliz; Sirius también murió protegiéndolo; Tonks y Lupin murieron para tratar de que su hijo tuviera una vida mejor…
Todos ellos siempre pensaron en los demás, en la felicidad de aquellos que dejaban atrás, todo el mundo tendría que retribuirles cumpliendo con lo que ellos querían para el mundo.
Harry asiente decidido. Va a cumplir con lo que ellos deseaban.
Ron asiente varias veces perdido en sus propios pensamientos y se limpia las lágrimas olvidadas de su rostro para después ponerse de pie.
– ¿Has visto a Hermione? –Pregunta de improvisto.
– Dijo que quería estar en un lugar tranquilo.
Ron se queda pensativo, seguramente tratando de descifrar lo que Hermione quiso decir; Ron es el único capaz de hacerlo. Se despide con un gesto con la mano y sale por el retrato de la Señora Gorda.
Harry se queda con la mano alzada despidiéndose de Ron. Cuando termina de salir, Harry envuelve su mano en un puño y comprime los labios dirigiendo su mirada por el hueco de las escaleras y baja su mano.
Sabe perfectamente a donde va Ron: va a buscar su felicidad, va a buscarla. Harry desea hacer lo mismo, desea poder abrazar a la única mujer que alguna vez había amado y que sabe amaría todo su vida, porque es la única que lo conoce, que realmente lo conoce por quien es y no por quien todo el mundo cree que es.
Todo el mundo solo lo ve como un héroe que ha salido librado de la muerte muchas mas veces de lo que se puede recordar con nitidez, y lo creen un valiente muchacho que se enfrentaba a lo que fuera simplemente porque era su deber y que no le tenía miedo a la muerte, siempre lo creyeron un excelente jugador innato de Quidditch y un amante de la fama.
Ginny lo conoce como realmente es, un amante de tirarse al pasto en cualquier momento del día a disfrutar de las horas al pasar; un hombre que prefiere olvidarse de lo rico y famoso que es y solo concentrarse en las personas que lo rodean y que lo aprecian realmente. Un amante de ver los juegos de Quidditch y jugarlo por el simple placer de hacerlo. Y por sobre todo Ginny sabe que él no es valiente porque busque hacerlo, es valiente porque siempre hubo alguien importante para él en peligro, por quien daría la vida sin pensarlo dos veces. Y Ginny conoce otras simplezas que nadie mas conoce, ni siquiera sus mejores amigos, como que detesta el verano, que tiene cosquillas por debajo de las orejas y detrás del cuello, que le encanta que le acaricien el cabello hasta quedarse dormido y despertar con un beso en la comisura de los labios.
No, nadie sabía eso, porque él tampoco lo supo hasta que Ginny lo descubrió para él.
Sonríe tenuemente ante los recuerdos y agacha la cabeza con una decisión plantada en su cerebro. Tiene que recuperarla, o al menos intentarlo, es la única manera de salir de esa oscuridad en la que ha entrado y que lo sume en un hueco hondo de sufrimiento y dolor en el que realmente ya no quiere estar, no más.
No sabe realmente qué va a hacer, ni lo piensa demasiado, solo sabe que debe hacerlo, que lo hará.
Continuará...
que tal¿? el proximo cap será... bueno en el proximo veran porque la clasificacion que tiene. xD solo seran dos capitulos. nos vemos la semana que entra. :D
es la primera vez que escribo de esta pareja, no sean tan malos conmigo :D
XOXO
rosa . chocolate
