1- Recuerdos dolorosos, malos presentimientos

Tails observaba absorto las estrellas esa noche de otoño. Una ola de recuerdos lo arrastró lejos de la realidad y lo transportó a lo que había ocurrido 2 meses atrás. Lo que había pasado lo había marcado de por vida y por más que lo intentase, no lograba extinguir esa nostalgia. Era una herida que jamás iba a cicatrizar.

Hace dos meses atrás, había conocido el amor verdadero. Fue el sentimiento más poderoso que lo había dominado.

Cosmo, aquella palabra que recordaba tanta felicidad como dolor, seguía retumbando en su cabeza.

Recordó cada momento junto a ella, cada mirada que ella le dedicó, las muchas veces que se tomaron de las manos y cada palabra dulce que salía de su boca.

Pero luego, esos recuerdos se esfumaban y llegaban los que él deseaba olvidar o que nunca hubiesen ocurrido.

Aún la recordaba pidiéndole que le disparara, que era la única forma de salvar al universo, a sus amigos, a él.

Nunca se perdonaría haberlo hecho. Pudo haber buscado otra solución, otro camino, un desenlace en que ellos hubieran terminado juntos hasta el final, como en un cuento de hadas.

Pero la historia verdadera era muy diferente, ella estaba muerta y él estaba condenado a cargar con la pesada y destructiva culpa de haberla perdido sin siquiera tratar de evitarlo.

Con los recuerdos, el dolor y la tristeza aún atormentándolo, Tails cayó de rodillas en el césped de la pequeña zona forestal donde se encontraba. Cerró las manos y golpeó fuertemente el suelo, ahora era la rabia lo que se sumaba a su lamentable situación.

- ¡No puede haber pasado! – le gritó al silencio, mientras las lágrimas se posaban en sus ojos.

No lloró, pero se quedó en silencio, dejando que su dolor lo consumiera internamente.

Permaneció inmóvil como los árboles del lugar donde se encontraba. Era un sitio muy hermoso. Consistía en un pequeño sector de entrada a un enorme bosque. Tails se encontraba frente al bosque y detrás de él, había una zona llena de verde césped, bañado por flores rojas, rosas y blancas. Él se encontraba entre ambos lugares, como si ambos representaran sus emociones y sentimientos contradictorios.

La colorida y hermosa pradera verde, era su tranquilidad y felicidad de haber vuelto a casa. El bosque penetrante era una mezcla entre su dolor y tristeza por perder a Cosmo y la rabia por no haber hecho nada por evitarlo.

-¡Perdóname, por favor! – volvió a gritar al vacío - ¡Yo quería salvarte! ¡No me odies Cosmo! ¡Siempre voy a amarte!

Una suave brisa lo acarició. Por unos segundos sintió una presencia familiar que lo hizo sentir en calma.

- ¿Cosmo, puedes oírme? – preguntó en voz alta y sorprendido.

No hubo respuesta. Incluso la brisa suave se apagó. Todo estaba en un desesperante silencio.

Tails volvió a suspirar con tristeza y permaneció de rodillas, abrazando sus brazos como si estuviera congelado y con la cabeza hacia abajo.

Se quedó así unos minutos, solo, sumido en la tristeza, temblando, pero sin derramar una lágrima, como si estas estuvieran clavadas a sus ojos.

Una sombra no muy grande, que Tails reconoció al instante se posó a su lado. No miró hacia atrás, pues sabía quien era.

El dueño de la sombra era Sonic.

Llevaba toda la tarde buscando a Tails. Cuando anocheció, comenzó a preocuparse, pues Tails no estaba fuera de su casa a esa hora, a menos que fuera por un buen motivo. Y este no era el caso.

Cuando comenzaba a temer que algo malo le había ocurrido, se había encontrado con Cream, quien le dijo que había visto a Tails en dirección hacia el bosque.

- ¿Estás segura de que lo viste ir hacia allá? – le preguntó Sonic a la pequeña conejita.

- Sí. Muy segura – respondió con su vocecita dulce – Y se veía algo triste.

- Bien. Solo hay una forma de saberlo – respondió Sonic – Gracias Cream.

- Adiós Sonic – respondió ella, a la vez que este se alejaba velozmente en dirección al bosque.

Y ahora estaba junto a él, sin decirle nada, viéndolo agachado con la mirada perdida.

El silencio que entre ambos amigos reinaba, comenzaba a volverse tenso.

Solo unas pequeñas luciérnagas que se encontraban entre las flores hacían un leve ruido tan ligero como una pluma.

Ninguno de los dos decía nada. Tails seguía en el suelo y Sonic estaba de pie, con los brazos cruzados, mirando hacia delante.

- Creí que no me encontrarías – murmuró Tails.

Sonic lo miró extrañado. El tono de voz de su amigo era triste y quebrado. Cream no se había equivocado.

- Dale las gracias a Cream – respondió Sonic, mientras volvía a mirar hacia delante y le quitaba la mirada de encima al zorrito.

Tails no respondió a eso. Entendió que ella lo había visto y le había dicho a Sonic, y que ahora por eso, este se encontraba a su lado.

- Me tenias preocupado – prosiguió Sonic.

- No deberías estarlo – respondió Tails con su voz decaída – Estoy bien.

Sonic esta vez lo miró a él, aun sabiendo que Tails no lo haría.

- Sabes que no eres bueno mintiendo ¿verdad? – preguntó fríamente.

Tails solo agachó levemente la cabeza y esta vez dejó que unas pocas lágrimas cayeran de sus ojos.

- Sé que no estas bien – insistió Sonic.

- No sé de que estas hablando – respondió Tails a la defensiva.

Esta vez, Sonic se acercó a él y se agachó para estar a su lado.

- Sí lo sabes – insistió – No tienes que ocultarme nada. Eres mi mejor amigo.

- No creo… que lo entiendas – respondió el zorrito.

Sonic le puso una mano en el hombro.

- Seria más fácil si me lo dijeras – dijo el erizo.

Tails se agachó más y comenzó a gemir. Ya no podia aguantarlo. Era demasiado dolor para él. Comenzó a liberar unas pequeñas lágrimas y en un arranque impulsivo se dirigió hacia Sonic y lo abrazó, mientras lloraba a gritos.

Sonic no reaccionó de inmediato. Solo pudo sorprenderse ante la brusca respuesta de Tails.

Unos segundos después, Sonic sintió que tenía que hacer algo, así que hizo lo que creía correcto y abrazó a su amigo.

Tails siguió llorando como si fuera un niño pequeño (y de hecho, se podía decir que lo era) y asustado.

Sonic esperó a que se calmara. No se lo había dicho, pero creía saber por qué Tails estaba tan deprimido.

Cuando Tails se calmó, se separó de Sonic y comenzó a suspirar y temblar.

- Lo siento – dijo Tails – Debí verme necio llorando así.

Sonic no le contestó. Solo cerró los ojos, un gesto típico de él cuando las cosas estaban mal.

- Sonic… yo… estaba llorando por… - balbuceó Tails.

- Cosmo – completó Sonic.

Tails lo miró anonadado. Una mezcla de sorpresa, enojo y molestia lo invadió lentamente.

- ¿Cómo es que tú…? – preguntó Tails con evidente molestia.

- Desde ese día – explicó Sonic – que no volviste a ser el mismo.

- ¿A que te refieres? – preguntó Tails duplicando su ira.

- Tails… - insistió el erizo - … no trates de negarlo.

- ¡No te metas en mi vida! – le gritó su amigo bruscamente y con una voz cargada de odio.

Sonic lo miró entristecido. Nunca había visto a Tails así. Y ahora que lo veía derrotado intentaba ayudarlo sin éxito.

- Quiero ayudarte – le dijo en voz baja.

- ¡No lo hagas! – le volvió a gritar el zorrito.

- Por favor, cálmate. Estás muy alterado – insistió Sonic.

- ¡No necesito a nadie! – Tails estaba cegado de dolor.

- ¡Ya basta! – gritó Sonic golpeando el suelo con el puño cerrado, asustando a Tails. Este retrocedió poniéndose de pie.

Sonic respiraba acelerado y tenia la mirada hacia abajo. Lentamente se puso de pie y miró a Tails, quien temblaba de pena y algo de susto por el repentino golpe y grito de Sonic. El erizo suspiró y agachó la cabeza, mientras cerraba los ojos.

- Lo siento… - murmuró Sonic – No debí hacer eso.

Tails lo quedó mirando algo extrañado. Sonic no solia ser tan amable. Tal vez a él algo también le estaba pasando.

- No soy el unico que no está bien – le dijo Tails, intentando calmarse.

- ¿Cómo dices? – se extrañó Sonic.

- Sonic… te conozco desde hace tiempo – ahora Tails hacía las preguntas – Últimamente no te ves tan animado como siempre y sueles preocuparte mucho.

- ¿Es algo relevante? No lo creo – contestó el otro con sarcasmo

- ¿Tienes miedo de algo? – preguntó Tails directamente.

Sonic abrió mucho los ojos. Tails lo había descubierto, igual que él con sus motivos para estar desconsolado.

Sonic asintió con la cabeza.

- ¿De qué? – preguntó el zorrito olvidando un momento su propia tristeza.

- Tengo la sensación… - explicó Sonic - … de que algo mucho peor que lo que ocurrió con los Metarex está por empezar.

- ¿Por qué piensas eso? – se extrañó Tails – Tú sueles ser muy optimista.

- Piénsalo un momento – interrumpió Sonic – Hace dos meses que ocurrió lo de los Metarex. Y hace ya varias semanas que no hemos sufrido ningún ataque.

- La verdad no te entiendo – se sinceró Tails.

- Bien, usaré otro idioma – dijo Sonic volviendo a usar su típico sarcasmo e ironia – Hemos estado acostumbrados a que Eggman nos ataque día tras día y que siempre fracase. Pero no lo ha hecho.

- ¿Eso no debería ser algo bueno? – se preguntó Tails.

- Pues para mi no – respondió su amigo - ¿Recuerdas lo que pasó la última vez que pasó un largo tiempo sin atacar y luego lo hizo?

Tails lo pensó unos segundos. Recordó cuando estuvieron en el planeta Tierra. Luego del Chaos Control que trasladó parte de su planeta a la Tierra (Sonic X capitulo 26, primera temporada), Eggman se desvaneció misteriosamente y luego de 6 meses, volvió con aquella criatura de Chaos Puro y un sinfín de planes maquiavélicos. Por suerte, entre todos lo habían detenido.

- Sus planes fueron mucho más peligrosos – concluyó Tails.

- ¡Sabía que entenderías! – exclamó Sonic mientras le guiñaba un ojo.

- Y ahora, crees que haga lo mismo – prosiguió el zorrito.

- No podemos saberlo – respondió Sonic – Debemos infiltrarnos en su guarida y…

- ¿Estás loco? – lo interrumpió Tails con tono de desaprobación - ¡Eso es un suicidio!

- No para mí – declaró Sonic con orgullo.

- Trata de no pensar así – aconsejó su amigo – Si ese demente nos ataca, aunque sean los robots más poderosos o los planes más escabrosos, lo derrotaremos… juntos.

Sonic le sonrió de manera divertida.

- Ese es el Tails que conozco – contestó.

- Sé que ya no soy tan entusiasta – respondió Tails – pero… aún así…

Sonic le puso una mano en el hombro.

- Sé que volverás a tener ese entusiasmo algún día – dijo en tono despacio.

- Espero no arriesgar mi amistad contigo – dijo Tails preocupado.

- Tranquilo – lo calmó Sonic, guiñándole un ojo y levantando su pulgar en señal de aprobación – No lo haces ni lo harás. Eres como mi hermano.

Tails sonrió tímidamente.

- Tal vez… si lograra superar lo que pasó con…

¡ZOOOOOOMMM! Un fuerte ruido, algo como un zumbido, pero mucho más fuerte, interrumpió su conversación.

- ¿Qué fue eso? – se asustó Tails.

- No lo sé – respondió Sonic – Parecía un zumbido.

- ¡Sonic, mira allá! – exclamó Tails, apuntando hacia arriba.

En el cielo nocturno, Sonic dirigió la mirada hacia donde Tails señalaba.

Vio un resplandor amarillo cruzar las estrellas. Parecía acercarse al planeta y alejarse de donde estaban ellos.

- ¿Qué es eso? – preguntó Tails.

- Sea lo que sea se estrellará por acá – respondió Sonic – Mira.

Efectivamente el resplandor se alejó un poco y comenzó a doblar su dirección, esta vez hacia abajo. Se estrellaría inevitablemente.

- ¿Es algo… o alguien? – se preocupó Tails.

- ¡Vamos a averiguarlo! – ordenó Sonic y se echó a correr en dirección hacia donde el rayo de luz parecía que se estrellaría. Tails no lo dudó y usando sus colas, se echó a volar en dirección al mismo sitio.

Cuando estaba por alcanzar al erizo, algo brillante en el suelo, cerca de unos matorrales llamó su atención. Aterrizó lentamente y se acercó a ver. Estiró la mano y lo levantó del suelo. Parecía un brazalete de oro.

Un extraño presentimiento lo invadió. Pues él conocía a un ser que usaba ese mismo brazalete. Y su presencia no siempre era buena.

Bueno, este es mi primer capitulo de este fanfic. Es la primera vez que escribo uno de Sonic y la verdad estoy emocionada. Espero sus comentarios para saber si quieren que continúe o no con esta historia basada en la serie Sonic X.

Saludos.