Raiting:M

Resumen completo: Thor, el príncipe heredero al trono de la ciudad dorada, ha desarrollado desde pequeño una fascinación que roza en lo insano hacia su tío Loki. Lo que el joven, ingenuo e inocente no sabía, era que sus deseos eran constantemente animados de forma activa por el mismísimo hombre de sus fantasías, quien ha esperado por siglos, desde el momento en que se dio cuenta de la atracción que sentía Thor, la oportunidad indicada para profanar al preciado hijo de Odín.

Notas 1: Inspirado parcialmente en la mitología, y parcialmente en el universo Marvel. La idea surgió hace meses después de leer un post en tumblr. Y ahora lo escribo como regalo de cumpleaños para alguien que me ha dado muchos momentos de feels ,drama y momentos de ocio (?)~~

Notas 2: Aquí Loki es, como sale indicado en el resumen, el tío de Thor, tengan eso en cuenta, además, hablo en serio cuando está inspirado parcialmente en varias cosas, me he dado muchas libertades =3=. Bueno, aquí está la introducción.

Nota 3: ¡La última lo juro! esto no está beteado...


Nuestro pequeño secreto

Introducción

Los Aesir eran conocidos por su longevidad e incluso por algunos eran considerados inmortales, muchos dirían que Thor había vivido un extenso período de tiempo, pero en realidad, él era considerado solo un jovencito entre su gente. Debido a la gran cantidad de años que tenía su vida, había conocido a muchas personas, distintas razas y culturas. Sin embargo, si bien se podría decir que había visto a Loki, el dios de las travesuras, incontables veces, la verdad es que para lo que ellos estaban acostumbrados a vivir, esos encuentros eran escasos y lejanos entre sí, lo que los convertía en un verdadero tesoro para Thor, quien era capaz de recordar la mayoría de ellos. Para el rubio y radiante príncipe, eran algo muy valioso porque siempre se había sentido fascinado por el silencioso hombre que de vez en cuando visitaba la corte. Por lo general, sus visitas eran breves y siempre estaban cargadas en asuntos políticos (asuntos que Thor no lograba entender por más que lo intentara), es por eso que el joven príncipe rememoraba con especial añoranza cada momento en el que había tenido esos ojos verdes enfocados únicamente en él.

Thor recordaba con lujo y detalle, por ejemplo, aquella vez en que él se encontraba practicando furiosamente con su espada en uno de los solitarios jardines del palacio. Esa misma mañana, había sido derrotado en el campo de práctica por uno de los niños mayores y más fuertes que compartían el entrenamiento con él. Humillado, cansado y adolorido, Thor se había retirado malhumorado del lugar, sintiendo que de alguna forma había defraudado a quienes lo animaban y creían en él. Es por eso que una vez encontró aquel apartado jardín, y después de descargar parte de su ira pateando una inocente planta que no había hecho más que estar en su camino, empezó a practicar enérgicamente y sin descanso, intentando dominar el movimiento que lo había traicionado horas antes. El joven príncipe había estado tan concentrado en lo que estaba haciendo, que no se dio cuenta de la sombra silenciosa que se deslizó por una de las entradas, ni del hombre alto que la acompañaba. No se dio cuenta de que era observado hasta que escuchó un único aplauso proveniente de una de las esquinas. Alarmado, se había volteado hacia el intruso y congelado en su lugar al encontrarse con los penetrantes ojos verdes de su tío.

—No estás dejando que los movimientos vengan naturalmente a ti. —dijo el adulto en voz baja, casi confidencial. Su mirada estudió al muchacho frente a él y se acercó con pasos fluidos, casi felinos, hacia el pequeño, quedando a un escaso metro de distancia—. Déjame mostrarte. —extendió su mano y de la nada materializó una hermosa y elegante espada apta para su altura y cuerpo esbelto. Thor lo observó con curiosidad y cierta hostilidad, pues no confiaba mucho en el hombre que para ese entonces no conocía ya que apenas lo había visto una o dos veces en el palacio real; a esa edad lo único que sabía del hombre era su nombre y que era un hermano lejano de su padre.

El rubio asintió lentamente, sus ojos azules pendientes de cada movimiento del mayor. La sonrisa deslumbrante que recibió como recompensa de ese pequeño asentimiento fue la primera ficha de dominó que lo llevó de forma definitiva a la obsesión.

Thor adoraba con todo su corazón esa pequeña memoria, los dos habían pasado horas entrenando, tomando pequeños descanso de vez en cuando e, incluso, al llegar la hora de comer Loki hizo gala de su magia convocando de la cocina algo de alimento para ellos, y así no tener que abandonar la comodidad del jardín. Ambos compartieron ese día riendo, conversando y simplemente disfrutando de la compañía del otro. Lo que más impactó al rubio ese día, fue el momento en que los ojos de Loki lo habían mirado con orgullo, pues él había logrado dominar uno de los movimientos que el moreno le había estado demostrando con dedicación. Ese brillo especial y único en la mirada verdísima del hombre, fue lo que creó una sensación de calidez en el interior del rubio que este jamás pudo olvidar.

Gran parte de la población de Asgard creía que la principal motivación de Thor para empujar sus límites una y otra vez sin descanso, era ganar la total aprobación de su padre y ser un heredero digno al trono dorado. Como equivocados estaban, lo único que el rubio quería logran con su esfuerzo era volver a ver ese brillo de aprobación y orgullo en los ojos de su misterioso tío. Deseaba lograr que el mismo Loki le contara sobre su vida, que le contara todo lo que Thor no sabía porque Odín no hablaba mucho de su hermano, y el joven príncipe en realidad no se atrevía a preguntar, ya que era claro, incluso para él, que no existía una relación muy amena entre ambos hombres y para su más profundo pesar, sospechaba que probablemente esa relación tensa era la causa de las esporádicas visitas del hechicero.

Thor quería ser la razón por la cual Loki obviara el desagrado que sentía por su hermano y se presentara en el palacio real más seguido, por períodos más extensos de tiempo. Deseaba que el hombre pasara la mayor parte de su tiempo con él, pero no solo como una simple amistad o relación estrecha entre tío y sobrino; no, lo que Thor realmente quería era ser considerado algo totalmente distinto. Él quería ser visto como un hombre, ser amado romántica y sexualmente, estar a la total y completa merced del mayor. En el fondo, su mayor deseo era ser el centro del mundo de Loki.

Lo que Thor no sabía, es que su constante y persistente insistencia en hacer todo lo posible por llamar la atención Loki; con esas miradas un segundo demasiado largas, y los sonrojos que adornaban su rostro de vez en cuando en presencia del mayor, le habían mostrado al otro lo que estaba sintiendo, incluso mucho antes de que él mismo entendiera cuales eran los verdaderos sentimientos y objetivos detrás de sus acciones. Y Loki, —conocido entre otros nombres, como el dios de las travesuras—, no iba a dejar la oportunidad de deshonrar a su hermano Odín usando a su adorado hijo como el medio principal de humillación.

Si, Loki iba a disfrutar cada segundo de lo que tenía planeado para el príncipe heredero de Asgard. Pero no se iba a apresurar, después de todo, ambos eran prácticamente inmortales, y ¿Qué gracia podía encontrar en simplemente guiar al chico a un corredor oscuro, y tenerlo retorciéndose contra la pared mientras lo tomaba sin descanso hasta alivianar momentáneamente su interminable deseo sexual? No, si bien era una idea muy tentadora y evidentemente beneficiosa para él, no era su mejor opción y no le traería satisfacción a largo plazo, lo que él debía hacer en este caso era tomarse su tiempo en enredar al joven príncipe en su telaraña sin que el inocente rubio se diera cuenta. Tenía que tentar al joven e ingenuo Thor, hacerle creer que lo que estaban haciendo era gracias a su propia iniciativa. Su objetivo era seducir: tener al príncipe a sus pies y hacer lo que se le diera la real gana con Thor siendo un participante voluntario y totalmente dispuesto a cumplir con sus órdenes.

Loki, el dios de las travesuras y el sexo, iba a disfrutar con calma el fruto de su dedicado trabajo.

Siendo el hechicero que era, a Loki no le resultaba difícil ocultarle a Heimdall su presencia en la ciudad; y en relación al resto de los habitantes del lugar, no tenía que esforzarse ni lo más mínimo en pasar desapercibido, pues eran un manojo de brutos salvajes cuyo mundo giraba en torno a las armas y la batalla, sin ser capaces de ver más allá de sus patéticas e inútiles vidas. Dedicó días completos simplemente a deambular en las sombras mientras seguía en silencio a su presa; observando cada detalle, memorizando cada aburrida rutina Con el paso de los años vio cómo Thor de a poco se volvía más alto y robusto, dejando atrás la redondez propia de la infancia y dándole la bienvenida a ángulos más prominentes en su rostro y cuerpo; la piel se volvió más áspera gracias al arduo entrenamiento y exposición constate al sol. Los músculos de su cuerpo se definieron poco a poco, evidenciando el futuro hombre en que se iba a convertir.

Si, definitivamente Loki iba a disfrutar los frutos de su plan.

En ciertas ocasiones, el dios de las travesuras caminaba abiertamente por los pasillos del palacio real, consciente de que debido a la ruta que estaban tomando sus pasos en cualquier momento se encontraría con el príncipe. Y cuando finalmente podía ver al joven Thor aparecer por una esquina, solo o acompañado por sus insoportables amigos, sus ojos verdes brillaban divertidos y ligeramente burlescos ante sorpresa pintada en aquel rostro cuando Thor se daba cuenta de su presencia. Loki, por supuesto, borraba rápidamente el gesto despectivo de sus labios y le sonreía encantador al menor. Entonces como si no se diera cuenta de los efectos de su proximidad, colocaba su mano en el hombro del que pronto lo sobrepasaría en altura. Una pequeña caricia que podía fácilmente ser confundida por algo puro, sin segundas intenciones. Y, de esa forma, él se encargaba de permanecer constantemente en la mente de Thor.