Disclaimer: personajes de Rowling, ideas mías, dinero de Rowling, yo pobre.
"Sobrevivir un año más contigo"
Capítulo 1: "De cómo llegar a la estación y no morir en el intento"
Petunia Evans abrió los ojos, intentando averiguar que era lo que la había despertado. Posó su mirada en el reloj azul que estaba en su mesita de noche y notó que las agujas indicaban las nueve de la mañana. Luego de reflexionar que las nueve de la mañana era un horario adecuado para que la gente normal se despertara, despegó la cabeza de la almohada y perezosamente se levantó para dirigirse al baño. Vio reflejado en el espejo su lavado rostro de cabello descolorido y ojos acuosos y corroboró que se veía igual de hermosa que siempre. Petunia solía auto denominarse como la belleza de la familia aunque sus conocidos opinaran totalmente lo contrario. En ese momento vio algo que no encajaba en su perfecto rostro: una espinilla. Se disponía a apretarla cuando unos apresurados golpes en la puerta del baño hicieron que se sobresaltase:
-Petunia ¿ya despertaste? ¡No te acapares el baño y apresúrate que necesito entrar! –exclamó una insistente voz.
Recuperándose de la sorpresa inicial volvió a concentrarse en su espinilla y decidió ignorar a la persona que, con impaciencia, golpeaba la puerta.
-¡Petunia! –repitió la voz, de manera mas estridente.
-Lily, yo llegué primero. Espera tu turno. –contestó Petunia vagamente considerando que hasta una espinilla merecía mas atención que su hermana.
-¡Pero necesito arreglarme! –protestó Lily del otro lado de la puerta- ¡Tú te tardas demasiado!
-¡Que pena por ti! –dijo Petunia mientras hundía una de sus esculpidas uñas en la espinilla. Estaba gozando enormemente la situación y ahora que su hermana estaba refunfuñando porque no podía entrar se iba a tardar en el baño el doble de tiempo.
-Pero tengo que ir al colegio... –gimoteó Lily- ¡Se lo diré a mamá!-amenazó.
Petunia se detuvo en seco. No por la amenaza de su hermana, naturalmente, sino por la sorpresa. ¿Lily tenía que ir al colegio? ¡Pero si siempre volvía al colegio el primero de septiembre! ¿acaso hoy era primero de septiembre? ¡Su hermana debía estar inventando!... ¿o no? No, decididamente era primero de septiembre. Petunia lo recordó porque el día anterior había empezado la nueva telenovela de la tarde y ayer había sido 30 de agosto...
Con una sonrisa de satisfacción, Lily vio como la puerta se abría y su hermana salía del baño con una mirada de odio y una espinilla a medio apretar (n/a: ¡que temita tengo con la espinilla!). Se apresuró a entrar al tocador mientras Petunia, con un mal humor que le duraría todo el día, bajaba las escaleras para ir a desayunar. Cinco minutos después, Lily bajó al comedor, con su lacia cabellera rojiza ya arreglada, camiseta, jeans y zapatillas. Se sentó junto a su padre que en ese momento leía el periódico y se dedicó a mirar vagamente como su hermana hablaba por celular con una de sus amigas. Minutos después apareció su madre con la bandeja del desayuno. Su padre abandonó el periódico para saborear su café.
-Petunia, no hables por teléfono en la mesa –regañó el señor Evans a su hija. Petunia dio un bufido y despidiéndose de su amiga guardó el móvil y miró a su padre con resentimiento.
-¿Tienes todo listo, Lily? –preguntó la señora Evans mientras repartía tostadas.
-Sí, hice el baúl ayer por la tarde –contestó la aludida.
-Creo que lloverá –dijo el señor Evans, mirando de reojo por la ventana el cielo color plomo- Saldremos de aquí a las diez menos cuarto, la ruta se pone insoportable por la mañana.
-¿Tú vendrás, Petunia querida? –inquirió la señora Evans, con la tediosa costumbre de las madres de llamar "querida" a sus hijas.
-Preferiría quedarme aquí –contestó Petunia, indiferente- Pasarán un programa con los secretos de maquillaje de Farrah Fawcet. (n/a: ¡lo que me costó encontrar una diva de la época!)
-¿Quién es Farrah Fawcet? –inquirió Lily, interesada.
-La rubia de los Ángeles de Charlie –respondió Petunia.
-¿Los Ángeles de Charlie? No los conozco...
-Me lo suponía... Eres una abominación.
-Y tú una tonta.
-¡Basta, chicas! –las regaño su madre.
-Petunia empezó –dijo Lily.
-Tu ya estás lo bastante grandecita para no seguirle la corriente ¡Tienes 16 años, Lily! –exclamó el señor Evans y luego se dirigió a Petunia- ¡Tú vendrás con nosotros a la estación, me importa un bledo el maquillaje de Farrah Fawcet!
Quince minutos más tarde, los cuatro estaban en el auto camino a la estación. El señor Evans conduciendo, algo irritado, su esposa mirando las vidrieras de las tiendas por la ventanilla, Petunia con cara de nada, pensando qué truco usaría Farrah Fawcet para disimular una nariz prominente y Lily, con una sonrisa feliz porque volvía a Hogwarts.
Sin duda, los primeros de septiembre eran, para Lily, los mejores días del año. Adoraba Hogwarts. Podía pasarse meses sin ver a su hermana, hacer magia, aprender y estar con sus amigas. Por supuesto que el colegio también tenía su parte mala: el estudio, Potter, los deberes, Potter, levantarse temprano y Potter. Potter era lo que mas odiaba del colegio, siempre presumido y egocéntrico. Potter y su grupito de infradotados: los Merodeadores, formado por Black, que era igual que él (quizás con menos neuronas aún), Petigrew, un niño tonto sin personalidad y Lupin, un chico que le caía bien si estaba solo pero con los amigos que tenía era imposible tratar. Pero sobre el pedestal mas alto, el mas insoportable: Potter. Sin embargo, una diminuta porción del subconsciente de Lily sabía que el colegio no sería lo mismo sin él. Y una parte aún mas pequeña de su subconsciente sabía que había desarrollado un cariño especial por él. Y una parte muy grande de su corazón estaba ocupada precisamente por él. Solo que Lily todavía no lo sabía.
Llegaron al centro de Londres, con sus escaparates, sus superpobladas calles y sus parques. Por fin, su padre detuvo el motor aparcando frente a la imponente estación King's Cross. El reloj pulsera de Petunia marcaba las diez y cuarto de la mañana.
-¡Papá, es muy temprano! –se quejó Lily- ¡Mi tren sale recién a las once!
-Lloverá –comentó Petunia mirando al cielo, que estaba aún mas oscuro que cuando desayunaban.
-¿Qué les parece si vamos a recorrer el centro y vemos vidrieras hasta que llegue el tren? -propuso la señora Evans.
-No, vayan ustedes –dijo Lily- Francamente no me gustan mucho las tiendas.
Se despidió de sus padres y de su hermana ("¡abominación!"-"¡tonta!") y entro sola en la inmensa estación, cargando su pesado baúl. Se dirigió a las barreras 9 y 10 y traspasó mágicamente la columna que las dividía. Al llegar a la plataforma 9 ¾ su primer pensamiento fue que se había equivocado. El andén estaba desierto y la locomotora no había llegado. "¡Le dije a papá que era muy temprano!" Se imaginó a sí misma de la mano de Petunia recorriendo tiendas y comprando toneladas de ropa como la que usaba Farrah Fawcet. "Definitivamente prefiero la desolada estación".
Lily se sentó sobre su baúl a la espera de alguno de sus compañeros o de la locomotora, pero pasaron cinco minutos y ninguno apareció. De pronto sintió un rastro frío que bajaba por su nuca desde su cabeza. Miró hacia arriba y notó que, para su desgracia, del cielo gris plomizo estaban cayendo gruesas gotas cada vez mas rápido. Su padre y su hermana habían tenido razón con el clima: la lluvia prometía aumentar y durar.
Sola bajo el creciente chaparrón se puso a maldecir, a los gritos, a todos y cada uno de los brujos que habían construido esa estación y no le habían puesto un techo. Maldijo a su madre, que no le había dado un paraguas y maldijo al ministerio, que no le permitía usar magia. Incluso maldijo a Potter, sólo porque ya era costumbre y lo tenía incorporado. Ya iba por su quinta maldición cuando sintió que la lluvia dejaba de azotarla. Miró nuevamente hacia arriba, esperando ver un techo mágico que se había materializado gracias a sus insultos, y se sorprendió al ver el interior de un paraguas negro sobre su cabeza.
-Deberías lavarte la boca con jabón ¿no lo crees, Evans? –susurró una voz burlona en su oído.
No cabía ninguna duda, el primero de septiembre era un día creado para Lily.
Bueno, mi primer fic con los merodeadores... Surgió un día frío, donde quise variar un poco y leerme unos L/ J que me gustaron tanto que me inspiré e hice el mío. No sé si sea muy largo, creo que no tendrá mas de 8 capis y les prometo seguirlo hasta el final (no como mi pobre "Intentando..." que lleva meses abandonadito). Mis capis no ocupan mas de 3 o 4 páginas de Word, a veces, si estoy inspirada, llego a escribir 7, pero no me pidan más porque no puedo.
Personalmente, creo que este es uno de los mejores que he escrito en cuanto a redacción y le puse mucho esmero y cariño, por eso no subiré el próximo capi hasta recibir, por lo menos 5 reviews (¡no hace falta que se inspiren mucho! Me conformo con un "Lo leí")... Al final, no se que se me da por exigir reviews, será que después de publicar varias historias uno se pone exigente y se cree un semidiós de la literatura (cosa que yo definitivamente NO soy)...
Bueno, igual espero que lo lean y me digan que les pareció. Me encantó empezar la historia con Petunia y caracterizar el personaje... y lo de la espinilla... bueno es otro tema. Lo mismo que con Farrah Fawcet...
Pues, en este capi no hay mucha acción, es más un prólogo, y el segundo es una presentación de las amigas de Lily (que me las invente yo) y alguna que otra peleíta. Ok, nada mas que decir así que los dejo.
Besitos encantados.
Estelmagika (Pau)
