Capítulo 1

"En el tren"

Harry Styles caminó en el pasillo del tren, solo, arrastrando su pesado baúl y la jaula de su lechuza Arwen. La lechuza parda estaba dormida y a Harry le fastidiaba eso un poco. Le había pedido a sus padres una mascota más activa e interesante, como un perro, pero lo carta especificaba que solo podía llevar una lechuza, gato o sapo. Los gatos eran sus animales favoritos, de hecho, tenía uno en casa, pero su madre siempre le decía que Molly no era para llevar de un lado a otro, así que al final, sus padres le habían comprado a Arwen, porque su madre pensaba que era una lechucita muy linda.

Para tener once años, Harry era bastante alto, más que la mayoría de sus amigos, con un cabello largo y rizado que envidiaban todos y unos ojos verde brillante. Gemma, su hermana tres años mayor que él, cursaba el cuarto grado en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, y era una bruja excelente, así que todos esperaban lo mismo de Harry. Y lo que Harry esperaba, era no decepcionar a nadie.

El tren aun no se ponía en marcha, así que Harry tendría tiempo suficiente para instalarse en un compartimento y despedirse de su madre y su padrastro. Por lo que Gemma le había dicho, las despedidas eran dolorosas y un poco deprimentes, pero se le olvidarían después. Lo que no se le iba a olvidar eran las palabras de su padrastro acerca de las casas, y la peor de todas, Slytherin.

-Slytherin ha estado llena de magos y brujas tenebrosos desde que nací ¡incluso antes!-había dicho en una cena un par de días antes de que Harry fuera al colegio, frotándose la voluminosa barriga- ¡Me hubiera marchado de vuelta a casa si me hubieran seleccionado allí!

Harry de verdad deseaba no estar en Slytherin. Se imaginaba la vergüenza que supondría estar en la casa que más magos y brujas terribles y oscuros había dado y en lo contrariados que estarían todos, incluida su madre y su hermana. Y su padre, que había sido un miembro honorario de Gryffindor. No pienses ya en ello, se dijo severamente y siguió arrastrando su baúl.

Encontró un compartimento semi-vacío hacia la mitad del tren, en el cual había ya un baúl en las rejas portaequipajes y un gato blanco recostado en los asientos. El animal era bastante delgado, su pelaje era sedoso y estaba bien peinado, y sus pequeños ojos negros brillaban como cuentas. Harry sonrió al ver al gato y éste ronroneo débilmente y lamió su pata, sin dejar de ver a Harry. Dejó su baúl en la rejilla y colocó a Arwen en el asiento, preguntándose si al gato blanco le apetecería comerse una lechuza.

Un chico entró en el compartimento. Era también un poco alto como Harry, tenía el cabello lacio y castaño y los ojos pequeños y verdes. El chico se le quedó mirando a Harry un momento y éste comenzó a sentirse incómodo, hasta que el otro estalló en una sonora carcajada.

-¿Qué es tan divertido?-preguntó Harry un poco molesto. El chico no paró de reír y señaló los rizos de Harry, agarrandose las costillas con las manos.

-Tu cabello. Parecen resortes-exclamó y se echó a reír de nuevo. Harry frunció el entrecejo. El chico se dio cuenta y paró-No me malinterpretes, es lindo. Pero es gracioso.

Harry se encogió de hombros y cruzó los brazos. El chico se sentó y tomó al gato blanco y comenzó a rascarle la cabeza, mirándolo y haciendo caras ridículas. Harry sintió curiosidad, y olvido su enfado.

-¿Es tuyo?-preguntó Harry al chico. Éste asintió y miró al gato, que ronroneaba con gusto.

-Se llama Byron y era de mi padre antes de que se separara de mamá-dijo el chico sin pizca de pena, pero Harry se sintió sobrecogido-Mi nombre es Louis, Louis Tomlinson.

Louis le ofreció la mano a Harry, que la aceptó sin vacilaciones, pues decidió confiar en él porque sus padres también estaban separados. Harry tenía un padre biológico, Robin, que había escapado de la casa en cuanto perdió su empleo en el ministerio. Después de disculparse con su familia, no los volvió a ver, excepto que le enviaba cartas a sus hijos. Harry apreciaba a su padre como a nadie en el mundo.

-Yo soy Harry Styles. ¿Eres mago completo?-preguntó Harry, con ojos curiosos.

-No, mi padre era mago y mi madre es muggle. Pero ella aceptó la magia que hay en mi y en mis cuatro hermanas, así que sigue cumpliendo con traernos a Hogwarts-explicó Louis, dejando a Byron a un lado y sacando un papel un poco arrugado de su chaqueta roja-Son ellas.

Harry le echó un vistazo a la foto, donde salían otras dos niñas y dos bebés, acompañadas de una señora pelirroja. Todas sonreían, y las bebés lloraban. Era una foto muggle, pues las personas no se movían. Harry ya había visto unas cuantas, pero aún así lo desconcertaban. Harry le devolvió la foto a Louis, que se la guardó de nuevo en la chaqueta.

-¿Ya sabes en que casa estarás?-preguntó Louis, abriendo mucho los ojos que aún así eran bastante pequeños-Papá estaba en Slytherin, pero por lo que sé, es la peor de todas. Me han dicho por ahí que Hufflepuff también es mala, pero no se.

-Nadie sabe en que casa estarán. Mi hermana Gemma esta en Ravenclaw. Así que probablemente me toque ahí. Es cosa de familia-dijo Harry, sintiendo de nuevo un tremendo peso. ¿Acaso era tan difícil?

Louis se asomó de improviso por la ventana y sonrió.

-Ven, mis hermanas y mi mamá están afuera para despedirme. Te las presentare.

Louis y Harry bajaron juntos del tren, y Louis lo guió hasta donde estaban un montón de niñas, todas rubias a diferencia de la señora que estaba junto a ellas. Louis las abrazó una por una, besando las frentes de las dos bebés, y Harry se mantuvo alejado, con algo de pena y sin saber que hacer.

-Mamá, mira, el es Harry. ¡Lo acabo de conocer!-chilló Louis a su madre, arrastrando un poco a Harry. Las dos niñas mayores le sonrieron. Harry sonrió también tímidamente.

-Hola, Harry-se presentó amablemente la mamá de Louis. A Harry no le salió el asunto verbal, así que saludó con la mano. Sintiéndose tremendamente observado por una de las niñas, enrojeció. Distinguió a lo lejos a su madre y a su padrastro con Gemma, y quiso ir a verlos.

-Louis, iré a ver a mi familia. Te veo en el tren ¿si?-dijo Harry. Louis solo le sonrió y siguió platicando con su familia. Harry corrió hasta donde estaba la suya y notó que Gemma ya se había puesto su uniforme, con la insignia azul de Ravenclaw, que portaba muy orgullosamente.

-Cuídate mucho, Gemma-decía la madre de Harry, mientras abrazaba a su hija. Gemma, con el negro y lacio cabello alborotado le dio un somero abrazo a su padrastro y se apartó para que Harry pudiera despedirse. Anne, la madre de Harry, se puso en cuclillas hasta quedar a la altura de su hijo y lo miró a los ojos, llorando.

-No sabes el orgullo que me da que por fin vayas a Hogwarts-dijo ella, dándole un abrazo al que Harry correspondió con un poco de pena-Envíame una lechuza en cuanto te seleccionen para tu casa ¿de acuerdo? Te amo, bebé.

Harry asintió y abrazó también a su padrastro, chocando con su gran barriga, al que también quería muchísimo. El tren comenzó a pitar. Los alumnos se despedían con prisas y subían por montones al tren, los padres se aglomeraban en el andén y se despedían de vuelta, algunos llorando y otros con evidente orgullo y nostalgia.

-Es hora-dijo Gemma y avanzó a una de las puertas del tren. Harry la siguió y subió al tren también, se asomó por la ventana y se despidió por última vez de su familia, con un nudo en la garganta, mitad tristeza, mitad felicidad, mientras el tren abandonaba la estación.

-Hey, Harry. Nos veremos en Hogwarts. Jessica dice que tiene algo que mostrarme-explicó Gemma, alborotó el cabello de Harry y se esfumó. Harry se acomodó el cabello y se dirigió a el compartimento que compartía con Louis. Él ya había llegado y miraba con nostalgia por la ventana, se sobresaltó un poco cuando Harry cerró la puerta, pero ninguno hizo comentarios.

Se sentaron, ambos a cada lado de la ventana y se dedicaron por unos minutos a ver por ella, donde se veían algunas casas y negocios. Harry bostezó y notó que Louis estaba llorando. Sollozaba un poco y unas lágrimas transparentes bajaban por sus pálidas mejillas.

-¿Qué te pasa Louis?-preguntó Harry, un poco preocupado. Louis se enjugó el rostro con la mano y Byron se acurrucó en su regazo.

-Supongo que me resulta difícil dejarlas. Mi madre no tiene quien la ayude con las niñas-contestó Louis, con la voz quebrada. Byron ronroneó y lamió la mano de su dueño.

-Ellas estarán bien, ya veras-dijo Harry tratando de animarlo. Louis sonrió tímidamente y estaba a punto de hablar cuando otro chico entró en el compartimento y también lloraba.

A diferencia de Harry o Louis, el chico era muy bajito, rubio y de ojos azules cristalinos, probablemente por las lágrimas. Harry se alarmó. ¿Por qué todos en el tren lloraban? ¿Era eso normal?

-Dis-disculpen. C-crei qu-ue esta-ba va-vacío-balbuceó el chico, tapándose el rostro con las manos. Louis se acercó a él y le dio un pañuelo que había sacado de uno de sus bolsillos de la chaqueta roja.

-Toma, suénate con esto. Dinos qué te pasó-pidió Louis. El rubio se estremeció y miró de reojo detrás de él, como si temiera que lo siguieran. Harry también se acercó a él.

-Unos chicos altos y fuertes casi me golpean porque soy "sangre sucia" aunque no se que significa eso-balbuceó de nuevo el rubio, muy rápidamente e hipando con desconsuelo. Harry se enfureció. Seguro unos Slytherins se lo habían dicho al niño que ahora lloraba en su compartimento. Otra razón para no querer estar en Slytherin. Louis tampoco entendía.

-"Sangre sucia" es como le dicen a un hijo de muggles, de padres no magos-explicó Harry al chico, que lloraba desconsoladamente sobre el pañuelo que le había dado Louis.

-Es-eso l-lo ex-explica t-todo-o-dijo el rubio, se secó el rostro y los miró-Me llamó Niall Horan y soy el segundo de mi familia que viene aquí, mi hermano Greg también vino y a él también le decían lo mismo.

-Pero no tienen porque. Decir eso es un insulto, deberíamos acusarlos con un profesor cuando lleguemos-exclamó Harry. No iba a permitir que se cometiera una injusticia. Niall negó con la cabeza, mirando a Harry con súplica.

-No quiero problemas, por favor. ¿Me puedo quedar aquí?

Louis y Harry asintieron emocionados y los tres chicos pasaron la mañana hablando de sus respectivas vidas. Así Harry se enteró de que Louis adoraba las zanahorias y que Niall era irlandés. Niall resultó ser un chico bastante agradable y sensible. A Harry le cayó bien. Aproximadamente al mediodía, cuando Harry comenzó a hablarles a los chicos del quidditch, llegó la señora de las golosinas a su compartimento, cosa que Harry ya había previsto gracias a su hermana.

Niall y Louis, que jamás habían visto semejantes tipos de dulces, se lo pasaron en grande comiendo bombas de chicloso, caramelos picantes, ranas de chocolate y grageas de todos los sabores. Harry tuvo que explicarles muchas veces de que estaban hechos los dulces y qué efectos producían algunos de ellos. Les mostró los cromos de las ranas de chocolate y alentó a Louis y a Niall de que empezaran su colección.

-Yo tengo como quinientas-comentó Harry y ambos chicos lo miraron con admiración.

Cuando Louis acababa de gritar por haberse tragado una gragea con sabor a nueces, las cuales no le gustaban, una niña bajita y con abundante pelo negro llegó corriendo al compartimento, jadeando como si hubiera corrido una maratón.

-¿Qué pasó? Oí gritar a alguien-exclamó, muy agitada, la pequeña ya llevaba el uniforme de Hogwarts. Niall y Harry se encogieron de hombros.

-Mi culpa. Grageas de todos los sabores-explicó Louis, enseñándole la de sabor a nuez que tenía en la mano. La niña suspiró.

-Creí que era algo peor. Deberían vestirse ya. Falta un poco, pero es mejor. No deberían quedarse con esa ropa de muggles todo el día-dijo la niña atropelladamente y según notó Harry, despectivamente al pronunciar la palabra muggles-Mi nombre es Miranda por si me necesitan. Hasta luego-y dicho esto cerró la compuerta.

-Espero no verla nunca más-dijo Harry, riendo y se metió una rana de chocolate a la boca. louis asintió y tiró la gragea de nuez por la ventana. Niall en cambio, no quitó los ojos de la compuerta por un rato, luego pareció aburrirse y se sentó a seguir disfrutando la comida.

Los estudiantes iban y venían junto a su compartimento. Enormes y fornidos alumnos de último año, guapas chicas de grados superiores, enclenques y diminutos novatos como ellos (tanto, que Harry se sintió de pronto muy alto) y algunas niñas que reían tontamente. Un grupo de chicos con insignias de Slytherin pasó frente a su compartimento un par de veces, con rostros ávidos de molestar chicos pequeños, y Niall tuvo que esconderse detrás de la chaqueta roja de Louis, que se había quitado debido a que tenía calor, y ahora mostraba una camisa de rayas negras y blancas.

Siguieron juntos en el compartimento, platicando de tonterías. A veces, parecía que Louis y Niall se comprendían mejor que con Harry, porque ambos habían crecido con muggles y por lo tanto, charlaban de cosas que Harry no comprendía, como el futbol. SIn embargo, bromeaban mucho Louis y Harry, a veces, excluyendo a Niall, que prefería no hacer bromas pesadas. El paisaje se fue volviendo menos agreste conforme andaba el tren, y ya debía ser muy tarde, porque el cielo se oscurecía.

Una voz los distrajo de sus pensamientos, la del conductor.

-Llegaremos a Hogwarts dentro de unos minutos, por favor pónganse la ropa del colegio. Dejen sus equipajes aquí, se los llevaran por separado.

Harry abrió su baúl y sacó su pulcramente doblado uniforme y se lo puso. Le pareció un poco holgado e incómodo pero tendría que acostumbrarse. El de Louis era un poco más gris y el de Niall le quedaba un poco largo, Niall había ido a buscar sus cosas después del percance con los chicos de Slytherin, aunque había vuelto muy deprisa. Los tres chicos rieron al ver su aspecto. Harry supuso que sería el comienzo de una buena amistad. El tren paró y notaron por la ventana que los estudiantes se amontonaban en el pasillo y en el anden de una estación oscura.