Servicio Técnico

Capítulo único

JODER. JO-DER.

Mi día estaba arruinado. Luego de una terrible semana repleta de estudios y quehaceres de la casa, había preparado un maravilloso fin de semana junto el amor de mi vida. Mi PS3, claro, porque no es que tenga novio ni nada…

No, en serio. Había esperado 5 días para poder sentarme en el mullido sofá rosa de mi departamento junto a la televisión, que era más grande que yo por cierto y jugar hasta que los ojos me ardieran y la cabeza me explotara.

Iba a ser un gran fin de semana.

Si no fuese porque el maldito joystick había decidido volverse loco. Los controles no funcionaban, ninguno de ellos. Ni el analógico ni nada. NADA.

ODIO EL MALDITO JOYSTICK. LO ODIO. DE VERDAD.

Al borde del llanto, la impotencia, un ataque de histeria y arrancarme mis rosados cabellos decidí buscar por internet un servicio técnico de consolas en Konoha.

Luego de un rato, descubrí que el ÚNICO que había en toda la ciudad era uno llamado "Sharingan-net ". Y según sus horarios solo tenía MEDIA HORA para llegar.

¿He dicho ya JODER?

Me calcé unas converse negras, para correr sin incomodidades, tome el perro joystick, dinero y salí corriendo del apartamento.


Luego de ir como un torbellino por las tranquilas calles de la ciudad, y ganándome un par de insultos de algunos peatones, llegué al local.

Estaba pintado de negro y un cartel con letras rojas anunciaba ''Sharingan-net. servicio técnico - venta de juegos - artículos para gaming''. Cuando abrí la puerta, una campanilla anunció mi llegada. No había nadie en el mostrador, aunque a lo lejos se escuchaban gritos de varios chicos, insultándose entre sí.

—¿Hola?— Salude.

Ninguna de las personas que estaban allí pareció reparar en mi presencia. Estaba enfadándome. Puse mi Joystick sobre el mostrador.

—¡Buenas tardes!— Aumenté el tono de mi voz. Nadie. Mantente tranquila Saku, tranquilidad. Los gritos seguían. Si mi capacidad de relación no fallaba, estaban jugando a un maldito juego de futbol. Respira profundo, uno, dos, tres.

—¡GOOOOOOOOOOOOOOOOL!— Un estruendoso grito me sobresaltó de manera.—

—¡ESO FUE TRAMPA MALDITO ZORRO!—

—¿AHORA JUSTIFICAS ASÍ TU FALTA DE HABILIDAD KIBA?—

—Cállate y aprieta Play idiota.—

—Oh hermanito, déjale saborear la gloria por un momento más.—

¿Seguían como si nada?

A la mierda.

Golpeé el mostrador con mi puño.

—¡OIGAN ESTÚPIDOS HAY UN CLIENTE AQUÍ!— mi grito se alzó ante todas las voces.

Un silencio sepulcral se hizo presente.

Ve tú, Itachi.—

Claro que no, te toca hermanito.—

Joder, ¿qué no ven que estamos por cerrar?.—

¿Y además tenía que soportar que me faltasen el respeto? Cuando ese tarado aparezca le marcaría los tantos muy claramen…

Oh joder.

¿Cómo no vine antes a este lugar?

Quien tenía enfrente era un chico de no más de veinte años y parecía sacado de un maldito juego de Final Fantasy.

Esa cara, esos ojos, ese cabello. Ese cuerpo. Esto debería ser ilegal. Mi corazón no puede soportar tanto.

No reparé hasta ese momento en mi aspecto. Tenía un short de jean rasgado y mi remera de Gengar* era fácilmente dos talles más grande que mi cuerpo. Y no olvidemos mi cabello, que además de ser color chicle estaba pésimamente atado en una coleta alta que por el rápido trayecto al local estaba casi deshecha.

¡Un gran día para encontrarte con el hombre de tu vida Sakura!

El chico que destilaba sensualidad me miraba molesto.

—¿En qué puedo ayudarte? — Su voz era taaaaaan varonil. Tuve que contener un suspiro. — ¿Y bien? — Alzó una finísima ceja. Okey, estaba quedando como una idiota. Me golpee mentalmente y me obligue a contestar.

—Mi jodido Joystick se ha vuelto loco.—

—¿Sé más específica?— Tomó el Joystick y lo inspeccionó.

—Los controles se mueven solos o no funcionan. Creo que tiene algo que ver con la placa pero no puedo comprobarlo.— Dije seriamente. El chico ya no parecía tan molesto, es más, tenía una mirada de complacencia.—

—Probablemente sea eso. Aunque deberás dejarlo aquí por hoy.—

Pfffffffffffffffffftttt, que decepción. Sin jugar durante todo un día.

—Puedo prestarte uno si quieres…— Dijo desviando su mirada. — Por hacerte esperar en el mostrador.— Debe haber visto mi cara de cordero degollado para decirme tal cosa. — Espérame un momento. — Traspasó la misma puerta de por dónde salió. Cuando se adentró pude escuchar un GRRR, VAMOS SASUKE, ERES TODO UN TIGRE de alguno de los chicos, seguido risas, un ruido y un quejido. Así que ese era su nombre…

Volvió unos momentos después, sonrojado y con un Joystick color rojo.

Este hombre había caído del cielo. Era un ángel.

—Puedo pagártelo, no hace falta que me lo prestes…— Dije mientras tendía su mano hacia mí con el aparato.

—Insisto.— Me cortó, mirándome fijamente con esas orbes negras.

—Gracias.— Sonreí sinceramente. El sonrojo que debería tener en mi cara probablemente me haría parecer una niña de doce años. PERO QUÉ IMPORTA.

—Te contactaré cuando el tuyo esté listo.— Tomó un papel y lapicera. — ¿Cómo te llamas?.—

—Sakura.—

—¿Tu número de celular?—

Luego de darle mis datos básicos, y muy a mi pesar, me despedí del adonis y volví a casa con una sonrisa estúpida. El resto del día estuve leyendo novelas románticas, reemplazando al galán del libro por el chico de Sharingan-net.


Al día siguiente recibí un mensaje en mi celular.

''Tu Joystick está listo. ¿Vienes a probarlo a mi casa?.

Sasuke''

Joder. Amo mi Joystick. Lo amo. De verdad.


¿YYYYY? ¿Qué tal estuvo? Debo decirles que escribí esta historia a raíz de un hecho que me sucedió hoy mismo. Y es que mi Joystick se volvio loco, tal como cuenta el oneshot. Pero ningún sexy encargado apareció, sino que tuve que desarmar al maldito y repararlo yo misma. Por suerte, ahora está funcionando y puedo jugar muy tranquilamente B-)

Espero que les haya gustado y si fue asi, ¡No duden en dejar reviews! Son lo que alimenta mis ganas de escribir y me divierto mucho leyendolos.

Gracias y que tengan una buena semana.

NuncaJamas.