Capítulo 1: ¿Seamos Amigos?

"Hellsing y sus personajes no me pertenece, le pertenecen a Hirano así como ideas relacionadas a Bram y Darce Stocker"


La enorme biblioteca de la mansión Hellsing se encontraba a la disposición de una joven rubia de inocentes doce años; Integra estudiaba en ella los manuscrito de su padre, sentada en el viejo sofá de color marrón, tenía para ella todos los viejos diarios de él y su abuelo, con ojos ávidos buscaba información concreta de su nueva "gran responsabilidad", ella era la ama de la arma más poderosa de la organización Hellsing.

En aquellos viejos libros, estaba toda la información que su padre no le hablo hasta aquella fatídica noche en que ella tuvo que despertar a ese vampiro, si tan solo Walter no hubiera salido de emergencia, él la habría protegido de su estúpido tío, que lleno de ambición procuro darle muerte sin contar que al final el muerto seria él y ella siendo una niña, lo había asesinado con ayuda del vampiro... Alucard, todavía recordaba el respeto que ese monstruo le había brindado.

¿Qué habría pasado si Walter no se hubiera marchado?, esa duda quedaría en su mente, por ahora no solo tenía la presión de los caballeros de la mesa redonda, sino que además Alucard no la obedecía, después de aparentar ser una "mascota fiel", el maldito chupasangre llevaba fuera de la mansión una semana, la mesa redonda estaba escandalizada y no quería que la prensa se enterara, Integra temía que la reina se enterara de su primer tropiezo.

— Señorita Integra, le traje más té, — Walter hizo acto de presencia en la biblioteca, con una bandeja de galletas y una tetera blanca —. Creo que debería descansar, casi es media noche.

— ¿Has sabido algo de él? — Integra le dio una mirada rápida, mientras tomaba la taza entre sus manos y Walter le servía un poco de té —. ¿Los soldados lo han localizado?

— Me temo que no señorita, pero no habido muertes, eso es alentador, en otros tiempos media Inglaterra ya habría sucumbido, han pasado 20 años desde que el señor Arthur lo mantuvo cautivo, es normal que tenga sed —. La sonrisa del mayordomo no calmó para nada a la joven, saber que algún inocente podría morir la atormentaba.

— Lo sé Walter, pero… podíamos haber conseguido comida para él en el banco de sangre de Londres, no tolerare que Alucard haga lo que quiera — dijo la chica retomando la lectura. —Debe haber algo en estos libros que me ayude a domarlo.

— Ni con toda la magia negra su padre tuvo el completo control de Alucard señorita, pero sé que lo encontrara si busca bien, permiso, pasó a retirarme — Walter le dio una reverencia y Salió de la oficina, dejando a Integra sola con sus libros.

En un lugar alejado de la zona de mansiones de Inglaterra, en los tugurios más sórdidos, Alucard estaba pasándosela de lo mejor, había cambiado sus ropas y su apariencia, ahora salía por la calles de Londres a buscar comida, en sus garras habían caído ladrones, esos bastardos estaban en cosas demasiado turbias como para que alguien los reportara como desaparecidos; Aun así su sangre era sumamente asquerosa.

Pero ya habían pasado dos días sin que algún criminal pasara por sus colmillos, harto de la sangre inmunda decidió rastrear alguna doncella, después de todo la sangre inocente de esa niña lo había despertado del hechizo de Arthur, en parte ella era culpable de esa sed tan repentina que lo estaba abrumando, pero por las solitarias calles de Londres no había hermosas doncellas, si no mujeres de la vida fácil.

— Con algo se empieza — pensó para si mismo el vampiro a divisar a un hermosa rubia que ofrecía sus servicios, quien al hacerle una seña con la mano enguantada se vio feliz de que su cliente fuera un hombre tan atractivo, después de todo Alucard había escogido como apariencia la de un joven de mediana edad, con cabello negro y largo; de ropa usaba una camisa negra con un pantalón del mismo color, cualquiera que hubiera visto sus ojos habría visto en ellos el color del infierno, pero los había cubierto con unos lentes oscuros redondeados, con esa imagen la chica jamás imaginaria que se conduciría a su muerte.

Alucard la hipnotizo con su mirada bermellón y la chica se lanzó a sus brazos, la calle estaba desolada así que decidió irse a un oscuro callejón a saciar su sed con aquella mujer de escultural cuerpo.

Integra ajena al comportamiento de su vampiro dio un gritó de júbilo al ver por fin un hechizo útil.

— ¡Al fin lo he encontrado! — gritó triunfal, había hallado la manera de convocar al vampiro, era tan sencillo que la chica casi se daba de topes con su escritorio, tenía que estudiar esos libros con más detalle, levantándose de aquel sillón dio un largo suspiro, pronto tendría que regresar a la academia de señoritas, a pesar de la protesta de la mesa redonda de que tomara la educación en casa, la chica dio una última palabra.

Lo menos que podría hacer para sentirse "normal" era estar con personas de su edad, pero ella Integra Farbrook Willgates Hellsing, no era una, jamás lo había sido, después de todo… que chica de Inglaterra podría decir que su familia se dedicaba a cazar monstruos, convoco en su mente a su siervo, esperando que las palabras dichas en el diario de su bisabuelo fueran suficientes para que el desobediente vampiro volviera.

Alucard se limpió la sangre de su rostro, gracias a sus poderes hipnóticos la chica había disfrutado su muerte, incluso la había llevado al punto del éxtasis; humano eran tan manejables y a la vez tan fuertes, por eso él los admiraba, desde sus inicios disfrutaba saciar su sed con hermosas mujeres, incluso en sus tiempos de "conde" había tenido tres drakulinas a su disposición, pero solo una mujer lo atrajo tanto para convertirla en su condesa y ella había sido su perdición.

El que tenía todo el poder y dominio, ahora era el siervo de una simple niña, pudo dejarla morir, meditó, era muy sencillo su tío Richard era débil, al matarla a ella, Alucard pudo haber asesinado a Richard y así deshacerse de las cadenas y sellos que lo ataban. Pero, al ver la mirada azul y sus hermosos cabellos rubios, junto con una voluntad de acero, no pudo dejarla morir de tan cobarde manera. Ella les recordó a dos personas, una era por supuesto su bisabuelo Abraham Van Hellsing y la otra era la única mujer que era tan delicada y a la vez tan fuerte, que incluso a pesar de llevarlo a su perdición, se ganó su respeto y su amor.

— Mina Harker — murmuro Alucard — han pasado casi cien años y ahora creo volverte a ver de nuevo— Alucard iba a seguir su rumbo, cuando escucho la voz de esa chiquilla en su mente. La niña había aprendido a convocarlo, debía imaginarlo, era digna del apellido Hellsing, en tan solo siete días había dominado algo que a su padre le tomo meses, él río con una risa cínica y retorcida, la rubia era una caja de sorpresas, el vampíro se convirtió en una neblina blanca y se fue de aquel callejón rumbo a la mansión Hellsing.

La rubia se disponía a marcharse a dormir, tenía puesta una sencilla bata de color perla, estaba preocupada por el hechizo que puso sobre Alucard, había pasado media hora desde que lo llamó, vio el reloj, era sumamente tarde y su nervios estaban tan alterados que dudaba en como ella sobreviviría al estrés, había muchos rumores que al ser el líder de tan importante organización, tanto su padre como su abuelo había caído en el vicio de la bebida.

— Arthur no solo bebía, también era muy dado a las mujerzuelas — contesto su pregunta mental, una grave voz varonil, ella casi pega un grito, Alucard estaba a su lado; su voz era inconfundible, pero su apariencia no era la misma.

— ¡Haz cambiado, vampiro! — expresó confundida, estaba algo azorada, el vampiro se había convertido en un hombre muy apuesto, era obvio que la sangre que había consumido lo había ayudado. Recordó las lecciones de su padre, los vampiros generalmente se muestran muy atractivos para atraer más fácil a sus víctimas. Porque a pesar de su apariencia humana, ella jamás debía olvidar eso, Alucard era un depredador.

— Me alegra que mi apariencia le agrade, "ama" — dijo Alucard con una sonrisa irónica mientras daba una reverencia que molesto a Integra, él había leído su mente.

— He aprendido a llamarte y pronto aprenderé como es que debo controlarte, por el momento, te ordeno que si tienes hambre, tendrás que conformarte con la sangre que Walter consiga del banco de sangre, solo podrás beber la que sea derramada de nuestros enemigos— Ordenó Integra, sorprendiendo a Alucard, no creía que esa mocosa estuviera frente a él y que se dignara a darle ordenes como si fuera una general de guerra, esto lejos de enojarlo lo alegro, después de todo el poseía un retorcido sentido del humor.

— ¡Como ordene mi ama! después de todo esta semana solo me alimente de escoria londinense, ningún inocente pereció por mis colmillos — le confesó Alucard, e Integra le creyó, ya que no había informes o anomalías por la zona.

— Esta bien vampiro, el sótano está listo, Walter a preparado todo para tu regreso, me dijo que tus pertenencias están ahí, así como algo de ropa—. Integra le restaba importancia a sus palabras, Alucard sonrió ante la máscara de frialdad de la joven. No cabía duda, ella era la indicada para liderar esa organización, no el imbécil de su corrupto tío — ¡puedes retirarte Alucard!

— ¡Gracias amo!— Alucard agradeció de verdad al final, mientras este atravesaba las paredes y pisos para bajar al sótano, meditaba que esa mocosa lo había sorprendido. Dos generaciones habían pasado y desde Abraham no se sentía feliz por sus amos; llegó a una puerta de madera que cubría la entrada a su nuevo cuarto, Arthur lo había tenido, casi toda su estadía encerrado y esa niña lo había humanizado al darle un espacio en aquel sótano.

Su preciado ataúd estaba ahí, el padre de Integra no había sido tan estúpido para deshacerse de ese objeto. A lado de este había una silla antigua, él la reconoció, era la misma que poseía en su castillo; así como una copa y una botella de su vino favorito, a pesar de ser un vampiro, Alucard podía comer alimentos humanos, aunque no era de su total agrado el vino siempre era una excepción a la regla; se acercó a la cajas que estaban ahí abandonadas, con curiosidad observó el interior de una de ella, encontrando ropa antigua de nada menos que de Abraham.

— Esa niña, se ha portado a la altura de una dama —río el vampiro, midiéndose la ropa de su antiguo amo, para él no era problema podía adaptar su cuerpo y cambiarlo a su antojo —. Así que le haré un homenaje a tu viejo y desgraciado bisabuelo usando esto, Integra.

Alucard observo su reflejo en la ventana*,este no se veía tan mal, el traje negro que llevaba junto con la gabardina roja y unas gastadas botas de montar le daba un aire de caballero andante de la época victoriana, incluso la montura de sus gafas redondeadas combinaba. Al final del baúl encontró un curioso fedorra rojo, de visera alargada. El sombrero era visiblemente de dama, al tocar el objeto, recuerdos de su ama inundaron su memoria, ya que al ser amo y sirviente estaba conectados por la telepatía.

— Así que este sombrero le pertenecía a tu madre Integra — pensó el nosferatu — bueno, en tu honor "empalare" y llenare a Londres de sangre usándolo mi ama —. Dando suspiro se sentó en su silla y tomó una copa de vino.


N.A. Hola a todos los de este fandom, espero le guste este mi primer fan fic de esta serie, que en lo personal es una de mis favoritas, y no olvidar esta pareja (tengo una obsesión con Alucard e Integra), este fic no tendrá una continuidad será una serie de drabbles que ayudara a entender mejor varias cosas, desde mi particular punto de vista.

Después de haber visto el manga, anime y ovas así como leer el libro de "Dracula" y "Dracula el no muerto" me inspire a escribir algo para este fandom ; espero sea de su agrado y me lo hagan saber con algún comentario ya sea critica u observación. Un saludo a todos ustedes y nos vemos en el siguiente capítulo.