Disclaimer: FullMetal Alchemist es de Hiromu Arakawa.

Línea Temporal: Durante el viaje de los Elric por la piedra filosofal.

Nota: ¡Feliz Día 503! Este es mi regalo para los Edwiners que festejan la fecha de hoy.


Tema No. 22

COSAS INSÓLITAS

Capítulo Único

Todos los conocidos de Winry sabían que ella era una chica fuerte tanto físicamente como emocionalmente.

La primera era fácil de deducir al ver el trabajo de la chica: los automails. Siendo una mecánica de prótesis automatizadas, Winry tenía que cargar pesadas piezas de metal, herramientas y otros tiliches de un lado para otro. También necesitaba de su fuerza física para inmovilizar a los pacientes que se pusieran demasiado inquietos durante el proceso de conexión de nervios.

Respecto a su fuerza emocional se debía a su temprano deseo de independencia y al duro golpe que le supone a una niña perder a sus padres en la guerra. Ella, aunque tenía a su abuela, sabía que tenía que hacerse cargo de sí misma desde temprana edad, pues ya no habría nadie que la consolara durante las tormentas en medio de la noche, quien matara a las arañas de su habitación (a las que le tenía un pavor enorme) o que le pasara las galletas del estante más alto de la alacena.

Por eso, la fuerza interior de Winry no era algo de sorprenderse, pero sí de alabarse; la chica era prácticamente imparable. Sin embargo, saber todo esto de primera mano no había menguado el sentimiento de sorpresa de Alphonse cuando vio a Winry cargando a su hermano.

El alquimista había roto su automail hacía unos pocos días, lo que lo obligó a regresar a Rizembull y pedir ayuda a su mecánica, quien le preparó rápidamente un brazo nuevo. El proceso de reconexión, doloroso como era, había dejado a un Edward de quince años agotado, casi al borde del desmayo y con fiebre. Winry se había burlado de su falta de aguante, pero para entonces el chico ya había caído dormido en un profundo sueño y no la había escuchado. Desgraciadamente se había quedado dormido en el taller y Winry tenía una cita programada para dentro de media hora. Había tratado de despertarlo, le había gritado, pero el chico no había reaccionado, así que acabó cargándolo, cual príncipe a su damisela en apuros.

—Yo lo hago —dijo Alphonse en cuanto recuperó el habla. Winry negó con la cabeza y le contestó que no había problema.

En sí la imagen era memorable. La mecánica cargaba al más bajito que ella, Edward Elric, en sus manos, estilo de novia, hasta la habitación de los hermanos, sin siquiera parecer agitada de alguna manera por el esfuerzo. Pero, al Winry subir el primer escalón, Edward pareció recuperar la conciencia y pronto estuvo al tanto de su situación actual.

—¡Bájame! —chilló el hermano Elric, mas la mecánica no le hizo caso. Ya estaba al final de la escalera y la habitación no estaba tan lejos.

—Deja de hacer drama —reprendió Winry—. Estás cansado. Te aseguro que ni siquiera puedes pararte sin que te caigas al suelo otra vez.

Edward sabía que lo que su amiga de la infancia decía era correcto, sentí el cuerpo sumamente cansado y los pies le temblaban como gelatina, pero igual pataleó un poco en respuesta para mantener su hombría muy en alto. Winry siguió serena a pesar de esto y continuó caminando, como si no hubiera un bulto de más de cincuenta kilogramos en sus manos removiéndose como un gusano.

—Agárrate a mí. Necesito abrir la puerta —Edward, que hacía unos cuantos segundos se había dado por vencido en su pelea, pasó sus manos por el cuello de Winry, encaramándose bien a ella. La chica abrió la puerta con destreza y ambos entraron a la habitación.

Desde el fondo del pasillo, un pasmado Alphonse Elric se preguntó si Winry también arroparía a Edward y pensó que éstas sí que eran cosas insólitas.