¡Buenas noches!
Subo esta historia tras mi quíntuple bostezo. Tengo que empezar a dormir más o moriré por falta de sueño, y eso sería horrible. Tengo que despedirme de la manía de quedarme hasta tarde…
Bien, esta es mi segunda participación en el Ritual de iniciación de NNT: ¡Conviértete en caballero sagrado! Ahora he elegido a Ban, alguien se podría preguntar… ¿por qué Ban? Pues… ¡ni idea!
Entre todos los personajes, Ban me llamó más la atención. Empiezo a creer que haré este reto con todos los personajes.
La maravillosa obra Nanatsu no Taiza y sus personajes pertenecen únicamente a Nakaba Suzuki.
Este fic participa en el ritual de iniciación: Nanatsu no Taizai del foro "Mar de Joyas Escondidas".
Mi personaje elegido es Ban:
Le gusta: la lluvia.
No le gusta: la muerte.
Nada más que decir, solo que disfruten de la lectura y ¡comenten cualquier cosa que creáis debáis decirme!
Gotas que caen
Mirando por la ventana, se encontraba totalmente relajado. Afuera estaba lloviendo suavemente, las gotas chocaban contra el cristal y bajaban lentamente. Suspirando, apoyo la frente contra el frío cristal. Quería estar fuera, mojándose y refrescándose.
No había llevado una buena vida, tampoco tuvo muchas opciones para llevar una mejor vida. Pero cuando la lluvia caía en su rostro y cuerpo, parecía purificarle y llevarse los malos recuerdos. A cualquier persona le molestaría estar empapado pero a él le encantaba.
Tal vez, ser inmortal, ayudaba bastante a no enfermarse o sentir frío.
Una sonrisa se asomó en su rostro mientras seguía apoyado contra el, cada vez, más helado cristal.
La lluvia seguía cayendo fuera, ahora algo más fuerte. Con su mano derecha empezó a dibujar espirales en el vaho del cristal. Eso era algo ñoño, si King o el capi lo vieran se echarían a reír tan escandalosamente que se enterara media Britannia.
Pensó en Elaine y como si ella lo viera desprotegido bajo la lluvia correría a reñirle y lo arrastraría hasta un lugar seco y caliente. Durante el proceso le gritaría histérica por su estupidez.
Riendo, pensó que aunque le gustaba caminar bajo la lluvia, amaba aún más a la pequeña hada como para pasar toda su vida en un desierto donde no cayera ni una gota de agua.
FIN
