"Pequeño encargo."

Era una noche agradable en el Área; temperatura templada, cielo despejado, ronquidos de los Habitantes, aunque claro que las favorables condiciones del ambiente poco y nada le importaban a cierto corredor…

-Por qué no se callan, malditos garlopos…- Minho luchaba, al igual que durante toda la semana, contra su insomnio –que gran mierda… a este paso terminare corriendo dormido…

Lanzando unos cuantos improperios se giró por milésima vez durante esa noche en su lecho, tratando de dormir. Cerró los ojos cuando sintió un pequeño ápice de sueño, pero…

Pudo ver una luz palpitante a través de sus párpados y los maldijo por ser de un grosor naturalmente delgados. Al abrirlos notó que las luces de color rojo venían de un punto no definido en la cima de las murallas, como una alarma silenciosa, pensó que la situación no podía ser más rara justo antes de que la caja llegara al centro del Área –Hey, larchos, están despiertos?- nadie contestó y por el momento pensó que eso era lo mejor, se decidió a ir hacia el dichoso lugar, en cuanto se levantó las luces se apagaron –Debo ser muy importante para que me estén esperando así.

Cuando vio lo que había dentro no supo por qué cosa sorprenderse primero; ya estaba la sorpresa inicial de la llegada de la caja, o quizás debía sorprenderse porque al parecer los creadores perdieron los relojes y mandaron al novato en la noche cuando debía haber llegado dentro de dos días o tal vez porque era una chica.

-…

No dijo nada, simplemente le tomó por sorpresa.

En la caja había una muchacha de unos 16 años en posición fetal murmurando cosas con los ojos cerrados y en un tono inexpresivo. Habían tantas preguntas en la cabeza del adolescente que no atinó a actuar después de unos diez minutos.

Lanzó una cuerda con un grueso nudo en el extremo esperando a que ella lo tomara…

Ella.

La palabra sonaba muy raro en su mente, tal vez daría ahorcadas cuando tratara pronunciarlo.

Y la chica seguía en la misma posición murmurando cosas.

-Oye! Despierta!- dijo mientras la golpeaba con el nudo de la cuerda. La delicadeza no era su fuerte- Si quieres quedarte ahí me avisas para irme a dormir.

La chica se incorporó sin decir nada y trepó por la cuerda sostenida por Minho. Cuando estuvieron frente a frente éste se quedó callado, la analizaba; vestía calzas negras, botas militares y una sudadera muy grande para ella. Era menuda, tez blanca y cabello negro y largo, teniendo algunos mechones en la cara.

Le pareció bonita.

Pero lo que le llamó más la atención fueron sus ojos; el derecho era de un café casi negro; y el izquierdo de un azul que nunca había visto. Era hipnotizante.

-Hola.

La voz femenina lo había sacado del hechizo. Pero de inmediato se despejó, había un asunto más importante que el de entablar amistades; quién era esa chica, por qué estaba ahí y por qué llegó de noche.

-De dónde vienes, novata?- pensó que su tono de voz le resultaría amenazante, pero la joven al frente seguía inexpresiva.

-…

Se impacientaba.

-…

Si tardaba tanto quiere decir que tiene una mejor respuesta que "de la caja".

-…

Ser paciente no era su especialidad, pensó que si se demoraba un poco más en responderle la golpearía.

-No recuerdo bien.

-… Qué? – Había esperado tanto para eso?

-No sé cómo explicar bien.

Su tono amenazante se fue de inmediato – Quieres decir que tienes recuerdos?

-Supongo, antes de subirme ahí – Apuntó a la caja – Estaba algo dormida, me levantaron y me pusieron en el ascensor- lo interrumpió.

-Cómo es que recuerdas eso?- Estaba confundido, no solo por lo que dijo la nueva, sino porque no había expresión alguna en su voz o cara.

-Solo lo recuerdo.

Se calmó y decidió sacar información por las buenas-Cómo te llamas, novata?

-Hiems.

-Bien, yo soy Minho, y esto-Señaló todo el lugar- es el Área, y es donde vivirás hasta que… mueras o salgamos que acá.

Hiems miró a su alrededor y señaló la estructura de madera con apariencia endeble-Qué es eso?

- La Finca, es donde todos dormimos.

- Y eso?

Lo siguiente fue la novicia corriendo de un lado a otro del Área preguntando por cada cosa que veía, a Minho le llamó la atención que la chica no se sintiera cansada corriendo de un lugar a otro; quizá sería buena corredora…

El pensamiento lo hizo reír.

Sin darse cuenta termino haciéndole la visita guiada sin querer. Le extrañó que Hiems a pesar de verse introvertida e inexpresiva preguntara hasta por la maleza que había en el suelo, sin embargo no era molesta, a diferencia de los otros shanks que habían llegado los meses anteriores, ella entendía rápido las, muy, breves explicaciones de Minho, y no hacía más preguntas sobre eso.

Fue más sencillo aún explicarle las y el porqué de las tres leyes del Área.

Terminaron la carrera en el fondo del bosque – las Lápidas – No esperó la pregunta para decirle que eran – Aquí enterramos a los muertos – notó un deje de sorpresa, o curiosidad, algo novedoso en ella, aparte de todo lo demás. – Pasa algo? – Preguntó.

-De qué mueren?

- La mayoría eran mis subordinados – Se entristeció al recordar a los muchachos que quisieron ayudarlo a buscar una salida y solo tuvieron un final horrible, claro que supo disimular muy bien esa tristeza.

- Dijiste que salían al laberinto, acaso se perdieron y murieron de hambre? – ojalá esa fuera la respuesta correcta. Ella se notaba inteligente, pensó que no habría problema en mostrarle el real peligro afuera del laberinto.

-Sígueme- Caminó hasta una pequeña ventana a ras de suelo en el bosque, se agachó y miró por un buen rato hasta que la llamó con la mano– Observa; aquí viene – Se apartó para darle espacio. Cuando su la morena vio a través del cristal un montón de luces la iluminaron, se veía como un arcoíris, al ver la criatura causante del fenómeno se quedó petrificada, aún dentro de su semblante sin emoción parecía que quería gritar y correr. Cuando el espectáculo acabó el corredor decidió hablar – Se llaman penitentes, viven en el laberinto; por eso nadie, salvo los corredores, están autorizados a salir de Área – Hizo una pausa esperando ver alguna expresión – Hay que ser muy hábil para hacer nuestra tarea – Esto último lo dijo con un notorio orgullo, tal vez, intentando impresionarla.

- Recuerdo que había tenido miedo de venir, no recuerdo por qué, pero sentí dudas – Hizo una pausa – Aún no recuerdo la razón de venir aquí.

Esperó a que revelara más detalles, pero no dijo nada más, así que decidió empezar un nuevo tema.

- Por qué eres así? – Trató de no sonar ofensivo.

- Así cómo?

- Inexpresiva, es inquietante.

- Lo siento… – Inexpresiva, al parecer no era su intención ser así. Ella estaba de espalda hacia él, con la vista perdida en el vidrio.

De nuevo se quedó callada, eso dificultaba su tarea de extraer información.

- Qué tienes ahí – Había una pequeña nota de papel entre su cabello – Un mensaje? – Lo sacó y enmudeció por segunda vez esa noche;

"Cuídalas, no dejes que las vean."

Más incógnitas? La carta estaba en plural, eso quiere decir que tendrían que haber dos personas en vez de una, la novata sabía de eso? Y cómo los creadores sabían que solo una persona estaría para recibir su "encarguito"? y sobre todo; Quién mierda lo dejaría a Él a cargo de alguien!?

Miró a Hiems, ella tenía que saber algo, como no lo haría? Ella podía recordar…

-Sabes de esto, novata? – le mostró la carta, al leerla tuvo una reacción muy interesante; tomó la hoja con fuerza arrugándola, mientras más la miraba más se aceleraba su respiración, le temblaban las piernas, parecía que iba a escapar, pero antes de que intentara algo la tomó fuertemente de la muñeca – Así que sabes algo – Se acercó peligrosamente a ella, era obvio que sabía de qué se trataba, y por lo visto no era nada bueno – Si no dices nada, te arrojaré a los penitentes.

A cambio recibió un fuerte empujón que lo tiró un metro más allá, se levantó molesto con un gruñido, quién se creía esa larcha? Que sea una chica no quiere decir que no la vaya a golpear si lo hacía enojar. Le vio y no supo que decir; no se veía como ella, estaba en posición de pelea, y su mirada era intimidante, la reconocía, era la misma mirada que él hacía cuando luchaba por su vida. La visión duró un segundo, luego volvió a su semblante inexpresivo, aun en la pose de lucha.

Se acercó a ella, esta vez con más cautela, sin embargo, por cada paso que daba la chica retrocedía – Oye, tranquila – Trató de lucir menos amenazante – Lo de los penitentes no es cierto – pareció surtir efecto porque ya no retrocedía – Solo quiero que entiendas que tienes que ver con esto – La chica abandonó su actitud defensiva y él, con el brazo extendido, aprovechó de tocar su hombro, como queriéndole decir que quería ayudarla – Recuerdas algo sobre esa nota?

-Tempestas.

- Qué? – la había escuchado susurrar algo, pero no entendió bien.

- Estoy cansada – Bostezó y apartó la mano, al parecer le incomodaba que traspasaran su metro cuadrado.

Miró su reloj – Son las tres A.M – Suspiró cansado, no tenía sueño, y posiblemente no podría dormir en la noche – Quédate aquí y no vayas hacia ningún lugar, entendido?– la joven asintió – Buena esa – Salió del bosque hacia la finca a buscar su saco de dormir, después de todo él no podía usar desde hacía mucho, en la mañana le pediría un descanso a Alby y de paso pensaría que hacer con Hiems – Esa chica está loca – Rio – Aunque hay que admitir que tiene lo suyo…

Al regresar escuchó unos murmullos, como si hubieran dos personas conversando, pero, eso era imposible, en el bosque solo estaban la novata y él, además no podía tratarse de un habitante, eran dos voces femeninas; la otra persona de la que hablaba la nota? Puso atención para escuchar mejor.

- No creo que sospeche – era la voz de Hiems, estaba seguro.

- Tch! Si no me hubiese mostrado… – Era una voz similar, pero mucho más cargada de emoción; denotaba molestia, frustración, nuevamente se recordó a sí mismo.

- Solo me protegiste, no fue nada malo.

- Mataré a ese idiota – se referían a él? y por qué ella dijo que la protegió? Estaba confundido, como si se hubiera perdido de un acto muy importante en una obra.

- No…

- Por qué no? Acaso le agarraste cariño tan rápido? – Lo que sea que haya sido esa persona había lanzado una pequeña risilla sarcástica.

- … – Silencio.

- Him, Por favo…

- Hiems… - decidió interrumpir casi al lado de ella para ver con quien hablaba, pero solo la encontró recostada en el tronco de un árbol con los ojos cerrados. Decidió que tenía dos opciones, o esa chica escondía algo, o la falta de sueño lo estaba afectando.

- Minho… – Habló, sobresaltándolo.

- Pensé que dormías – Le extendió el saco.

- Estaba a punto – Aun seguía en la misma posición con los ojos cerrados.

- Aquí estarás más cómoda – Apuntó al saco de dormir ya tendido.

- Dónde dormirás tú? – Acababa de notar que se estaba acostumbrando a tutearlo, lo dejó pasar, en la mañana la regañaría.

- Acá en el suelo – Se recostó bocarriba – Actualmente eres una invitada, de modo que debo tratarte buen – Rio un poco y cerró los ojos esperando dormir.

- Gracias, Minho – Hiems se acomodó en el saco y cerró los ojos – Buena noche.

- Buena noche.

Debido a su insomnio no pudo dormir en toda la noche, aunque gracias a la llegada de la chica tuvo en que pensar, la miró un momento, le pareció ver un pequeño reflejo en su mejilla, observó más detenidamente y lo descubrió.

Ella estaba llorando.

(fin capítulo 1)

Gracias a los que se dieron el tiempo de leer x.x

Éste es mi primer fanfic, así que por favor hagan todas las críticas constructivas posibles.

Éste capítulo lo narré desde la perspectiva de Minho, pero por lo general se narrará desde el punto de vista de Hiems.

Eso es todo, bye :3

Megi.