Entrando a la manada. Capítulo 1: Nueva vida
Lucius corría todo lo rápido que daban sus piernas, estaba asustado no se lo negaría, para que, si estaba solo… pensó en su familia, Narcisa había desaparecido recientemente y Draco… también debía estar huyendo, ahora que habían sido mordidos no podían volver a Londres mágico, cuando su situación fuera menos delicada lo buscaría, Draco lo sabía, ante situaciones de extremo peligro estaba tajantemente prohibido buscar a la familia… eso les expondría.
Se detuvo y esperó, sus sentidos estaban al cien por ciento, revisó su cuerpo en busca de alguna nueva herida, nada, solo tenía la de las torturas vividas por sus captores, no había sido alcanzado por algún hechizo en su huida, suspiró esperaba que Draco hubiera corrido una suerte similar, miró al cielo sin luna… era lo mejor, le sorprendió lo rápido que se recuperó su cuerpo, siguió corriendo a todo lo que daban sus piernas, olfateó el aire… 472 kilómetros al sur había un grupo más o menos importante de lobos, eso le asustó pero por ahora era la mejor alternativa, buscar refugio entre los 'suyos', apresuró el paso en esa dirección.
Corrió toda la noche, mientras imágenes de su iniciación bailaban en su mente, Voldemort le había castigado por fallar la misión de recuperar la profecía y no solo le había dejado casi medio año en Azkaban… fue entregado a Greyback y el desgraciado le había hecho sufrir como pocos habían logrado… había mordido a Draco y casi le había desangrado frente a él… solo le había liberado cuando Lucius se había entregado voluntariamente a cambio de su hijo. Ahora ambos eran hombres lobo, pero Draco siempre había sido más débil, la familia Black tenía un gen degenerativo por los constantes matrimonios entre familiares, él pudo soportar mejor la tortura… luego pudo cuidar un tiempo a su bebé… aunque luego habían sido separados… hasta el ataque a la guarida de Fenrir, entonces habían logrado escapar… solo esperaba que Draco estuviera bien, Greyback había desarrollado un insano interés en su hijo… él no sabía mucho de hombres lobo… había sido iniciado pero nadie le había enseñado nada de su nueva condición… por eso quería ver si obtenía algo de información de la manada al sur de Londres… además había escuchado a los miembros de la manada de Fenrir decir que el alfa de esa manada era temido por Greyback o a lo menos respetado, eso le daba crédito… si podía unirse a esa manada podría buscar a Draco y ambos ser protegidos ahí, trato de ser positivo… y corrió más rápido.
Corrió lo más rápido que pudo y aún le faltaba mucho camino… estaba cansado y se sentía asquerosamente sucio, miro a su alrededor olfateo el aire, era consciente de cada movimiento, de cada hoja en los árboles, de cada animal… no corría peligro o por lo menos no se sintió en peligro… se sentó en un tronco caído, necesitaba un lugar donde dormir… o por lo menos descansar algo. Desde que había pasado una temporada en Azkaban estaba mucho menos remilgoso, dormiría junto a unos arbustos, el problema era el frío. No sabía si tenía que ver con su nueva condición pero siempre tenía frío, se recostó y dejo que las ramas de los arbustos cubrieran su cuerpo, para hacerse menos visible, incluso para un ojo entrenado sería difícil encontrarlo e increíblemente, cayo dormido extremadamente rápido… soñó con Draco
Fenrir le tenía bien sujeto desde el cuello, los ojitos grises de Draco mostraban terror, tenía una pierna quebrada y un brazo fracturado… 'papá' gimoteó —Lucius despertó asustado, vomitó, no había comido mucho en una semana, le sorprendió que algo saliera de su estómago, se levantó… tenía que seguir… miró el cielo… no había dormido mucho, a los más un par de horas, se limpió la boca con el dorso de la mano y siguió corriendo.
Quedaban unos 100 kilómetros para alcanzar a la manada, estaba feliz, por lo menos ahí podrían responder sus dudas, pero algo le agarró férreamente del cuello y de no ser porque ahora era un licano, se lo hubiera roto.
— ¿Quién eres y que quieres con nosotros? —Era un hombre enorme, por lo menos dos veces él de ancho y le levantaba con una facilidad que asustaba, tenía unos ojos marrones que marcaban su instinto asesino, intentó hablar y no pudo— Eres un cachorro —Le soltó Lucius fue a dar al suelo, tocio varias veces, los ojos se le pusieron acuosos, Merlín eso había dolido— ¿Qué haces tan lejos de tu manada? —Lucius le miró suplicante.
—Me obligaron… Me convirtieron… —Estaba hiperventilando y no era para menos estaba asustado y preocupado.
—A nadie le preguntan si quiere transformarse, eso es normal —Dijo el gigantón sentándose frente a él, Lucius se sintió estúpido— ¿Hace cuánto fue?
—Hace unos días… no estoy seguro —Dijo mirándole desde el suelo aún en una posición muy poco elegante, el hombre se lo quedo mirando pensativo, el rubio miró su indumentaria llevaba un arco y una lanza, sus ropas eran las de un cazador, además llevaba un saco que olía tan bien… comida, su estómago le delató.
— ¿Tienes hambre? —Lucius se sonrojó en otra situación lo hubiera negado pero quedaba muy poco del tan conocido orgullo Malfoy, el hombre le tendió su bolsa y el rubio casi la devoró— ¡vaya! Cálmate vas a atorarte…
—Hace una semana que no como nada —Le dijo comiendo rápidamente unas manzanas ente grandes mascadas, el hombre se le quedo mirando, luego le tendió una cantimplora de cuero, la que Lucius ni se pensó en rechazar.
— ¿Sabes quién te transformó? —Le miró con simpatía, acomodando sus codos en sus rodillas, sosteniendo su rostro.
—Fenrir… Greyback —Dijo entre mordidas la cara al cazador se le desencajó, su expresión risueña desapareció para dar paso una de horror.
—Esa abominación… mi nombre es Archie —Le tendió la mano, Lucius la tomó pero sintió como su estómago se resentía y vomitó a un lado— Te llevare a la manada. —Le ayudo a ponerse de pie, el esfuerzo había dejado al rubio temblando. —Te sentimos hace unos días pensamos que querían atacarnos, por eso te di caza… te vengo persiguiendo hace algún rato.
—No lo note —Lucius se sonrojó había sido un imbécil, si él podía oler a la manada era evidente que la manada también podía olerlo a él.
—Es porque eres novato… uno muy guapo por cierto —Le sonrió mientras el rubio trataba de estabilizarse definitivamente necesitaba descansar— No te costará encontrar alfa.
— ¿Qué es eso? —Lucius ya un poco mejor y en pie le miró curioso.
— ¿Mejor? —Preguntó Archie, el rubio asintió— ¿Tu nombre?
—Lucius —Archie le tendió la mano Lucius se quedó mirando un segundo, antes de tomarla después de todo era el primero en ser amable en mucho tiempo.
—Bueno Lucius no puedo dejar que veas la localización de la manada —Lucius iba a reclamar pero sintió un dolor tras la cabeza, lo último que vio fue Archie echárselo a los hombros.
Lucius despertó porque le arrojaron un cubo de agua helada encima, estaba en el suelo, un grupo de a lo menos diez hombres más enormes que él cazador y el mismo Archie le miraban interesados, se sintió intimidado el olor que esos hombres expelían, le dio una extraña sensación de peligro y alarma, el rubio revisó su cuerpo en buscar de alguna nueva herida, no tenía nada raro, los hombres le miraron desaprobatoriamente, estaban todos sentados en un semicírculo frente a una fogata, al rubio le hubiera gustado acercarse más al fuego pero le dio miedo solo intentar moverse.
—Responderás a nuestras preguntas de forma clara y precisa, no queremos evasivas de eso depende tu vida —Lucius sintió que había vuelto con los mortífagos tembló sin poder controlarlo.
—No le asustes Jonás no vez que el chico está aterrado —Lucius no dijo nada ante 'el chico' él era una hombre hecho y derecho hace mucho ya, pero no quería armar una discusión por su falta de léxico adecuado, eso podría significarle la salida de la manada antes de entrar siquiera, Archie le sonrió sentado en una esquina.
—Estamos esperando al líder de los alfa y comenzaremos con tu juicio —Lucius dio un trago amargo él no salía bien de los juicios, su suerte se había acabado en el ministerio cuando se rompió la profecía del niño—que—vivió, aun así necesitaba saciar su curiosidad.
— ¿Qué es un alfa? —Los hombres se le quedaron mirando extrañados Archie le dio una sonrisa amable.
—Les dije que no sabía nada de nada, fue convertido por el maníaco de Greyback y él no debe haberle explicado nada… pero es una preciosidad —Le cerró un ojo cómplice, Lucius se espantó ¿él una preciosidad? Bufó, lo dejaría pasar por ahora dada su situación.
—Hay dos clases de lobos —Hablo el tal Jonás un tipo enorme de gran cabellera oscura, vestía una túnica negra y estaba sentado en una esquina— Los alfa, somos los líderes de las manadas y nos caracterizamos por tener más fuerza y destreza en pelea… y los ustedes, Beta o también llamados compañeros, un poco más débiles caracterizados como tú por su belleza, eres realmente guapo no te costara encontrar alfa. —Parecía que el hombre intentaba darle ánimos, pero todo lo que Lucius sintió fue pánico ¿Él un beta? De solo pensarlo le daban arcadas.
—Eso le dije yo —Habló Archie emocionado— Si te sientes atraído por mi Lucius puedes venir a dormir a mi tienda —El rubio no entendía nada, por alguna razón él estaba relegado al grupo de las 'hembras' en otra época hubiera gruñido disconforme.
—Por supuesto —Dijo otro lobo que el rubio no sabía su nombre— No se te puede obligar —Miró feo a Archie— Los lobos tenemos parejas destinadas, hay alfas que pueden tener un harem… pero los líderes alfas, los reales alfas, solo tienen una pareja destinada de por vida… ya lo sentirás cuando te encuentres con él —Lucius le miro feo, asumían que era una 'hembra' por lo tanto su pareja destinada sería un alfa, un macho, que podía amarle… o podía tener más de una pareja eso no era justo, todos se callaron cuando entró alguien su piel se puso de gallina y sintió un aroma agradable aunque no supo identificar que era, Lucius desde el suelo pues no se había atrevido a mover alcanzó a ver las botas de líder de la manada pero inmediatamente Archie le agacho la cabeza, vio que todos lo hacían, gesto de sumisión.
—Buenas noches compañeros —Saludó el recién llegado esa voz se le hacía familiar— Levántense —Todos los lobos alzaron la cabeza pero Archie no le dejo hacerlo a él— Cuéntenme… ¿Qué nos reúne? —Tomo asiento al frente cerrando el círculo frente el fuego.
—Traje al lobo que se acercaba a la manada… se llama Lucius, fue convertido recientemente por Greyback… por lo que debe haber sido torturado —Lucius sintió un extraño dolor en el pecho, ellos lo sabían, sabían que le habían humillado, torturado y llevado a la locura, no deseo levantar el rostro se sintió vulnerable, solo, pequeño… y su corazón voló en busca de su hijo, que quizás donde y en qué condiciones se encontraba, sintió una mano gruesa y grande levantarle el rostro desde el mentón, se encontró con los ojos ámbar de Remus Lupin quien le miraba con infinita pena.
—Lo siento tanto —Lucius le miró impactado, el alfa que era temido y respetado por Greyback era Lupin, se sintió rendido, Fenrir le perseguiría y lo mataría… no sin antes mostrarle como mataba y torturaba a Draco… sus ojos se llenaron de lágrimas— Cálmate Lucius… no soy el chiquillo que crees que conoces —Le habló suave solo para él, le levantó del suelo desde los antebrazos, no pareció costarle gran trabajo hacerlo— Remulus avisa a la manada que tenemos un nuevo integrante… hablaré con él en mi tienda y después, Archie le llevaras a la tienda de los recién llegados —Ambos hombres asintieron y se disolvió la reunión, Lucius quien seguía empapado comenzó a temblar aun así siguió a Lupin, quien le guió a una tienda, tal como las conocía él, era una casa completamente equipada por dentro— ¿Cuéntame que paso? —El rubio se sintió más vulnerable que nunca estaba en las manos del enemigo, pero no le quedaba de otra que confiar en él.
—Él quiere…
— ¿Violarte? —Preguntó tranquilamente dándole la espalda, Lucius se sonrojo, si Fenrir le había dicho que lo haría pero le había faltado tiempo… él había dicho que violaría a Draco primero y luego a él, habían tenido suerte al poder arrancar, ¿Lupin quería humillarle…? ¿Quería mofarse de su desgracia? El rubio sintió como todo su cuerpo temblaba, de frío, de rabia, de impotencia… vio a Lupin acercarse a él, le puso un vaso de whisky en la manos— Habla ya sino te largas de una vez de la manada… no puedo confiar en un mortífago —Lucius sintió eso como una bofetada, los temblores no paraban, las piernas ya no le respondían, cayó al suelo, Remus ni se inmuto— ¿Qué tienes? —Le saco la túnica y luego la camisa, sin mucha delicadeza que lo generó que el rubio aullara de dolor, los ojos ámbar de Remus mostraron horror, él había sido torturado… quien sabe cuánto tiempo, su cuerpo daba muestras de ello, sus heridas infectadas, los latigazos en la espalda, la evidente desnutrición, temblaba de frío— Mierda —Remus le cargo con algo de cuidado y comenzó a curar sus heridas, o eso creyó, porque cuando comenzó a pasar la varita, perdió el conocimiento.
Abrió los ojos con dificultad, sintió dolor en todo el cuerpo lo que hacía que le costara moverse, una mano le dejo en su sitio, un hombre alto, de cabello negro igual de enorme que todos los que había visto le dejo nuevamente recostado— Tengo órdenes de no dejarte solo hasta que hables con Remus —Lucius asintió comprendiendo que Lupin no confiaba nada en él— Llevas dos días inconsciente —Le informó— enviaré a alguien por Remus —El hombre se levantó y salió, Lucius inspeccionó su cuerpo, nada, ni una herida, ni la marca tenebrosa, sonrió por eso por fin se había librado de esa asquerosa marca, ¿había desparecido la de Draco también? Se le apretó el pecho ¿Cómo estaría su bebé?
—Dime que no llorarás —Entró Remus acompañado de su guardián— Él es Remulus… estuvo cuando llegaste —Lucius no lo recordaba— Ahora, o hablas o te vas —El rubio asintió— ¿Qué buscas aquí? ¿Quién te envió? — ¿Desde cuándo Lupin, el siempre apacible Lupin se había vuelto tan… demandante? —¡Contesta! —Le agarró desde el cuello de la camisa y le acercó peligrosamente a su rostro.
—Cuando se destruyó la profecía en el ministerio —Lupin puso una expresión de dolor, Lucius supo que no iba bien hablando por ahí, había muerto Sirius Black ese día, aun así decidió seguir hablando su instinto le dijo que no se callara ahora— El—que—no—debe—ser—nombrado me dejo en Azkaban y al 'liberarme' me entrego como regalo de Fenrir Greyback por las muertes que logro al entrar a Hogwarts el año siguiente, se llevaron a Narcisa —Apretó los puños impotente ante lo obvio no había podido proteger a su familia— Transformó a Draco…. Fui el último en ser mordido… y en…
—Ser torturado —Completó Lupin quien le había soltado y había comenzado a caminar en círculos por la habitación— Perdiste el favor de Voldemort y te castigo de la peor forma posible —Lucius se removió inquieto, estaba nervioso, aún tenía que encontrar a Draco y estaba ese frío que no se iba con nada, además tenía tantas preguntas.
—Yo… —Trato de buscar las palabras correctas, lo que sea que le diera tiempo. —Entiendo sino me quieres en tu manada… no hemos tenido un buen pasado… pero por lo menos déjame aprender de mi nueva condición, después me iré —Remus le miró fijamente como queriendo traspasar su alma, se mantuvo imperturbable frente él, Lucius no supo cómo interpretarle, parecía enojado pero a vez algo decepcionado, el rubio volvió a remover sus manos— Tengo que buscar a Draco —Fue un susurro débil pero sabía que el otro licano le había escuchado— Greyback… quería… no recuerdo sus palabras exactas…
—Lo quiere como su compañero —Adivinó Lupin— Lo puede amarrar todo lo que quiera, pero si no es su pareja destinada Draco se irá tarde o temprano…o se puede suicidar —Dijo despreocupado Lucius se removió inquieto y trato de levantarse, tenía que ir por él, conocía a su hijo el valor y la entereza ante la adversidad no eran sus puntos fuertes, Lupin de un solo manotazo le envió de vuelta a la cama— Organice un grupo de búsqueda que esta rastreándolo y envié un mensaje a la orden del fénix por si lo encuentran —Le calmó, el ex Slytherin sintió como su cuerpo temblaba, de impotencia, de dolor, de amargura, habían sido demasiadas sensaciones en muy poco tiempo y sintió los ojos escocer— Ni se te ocurra llorar —Lupin le tomó de los cabello y los tironeo para dejar su rostro muy cerca— Vamos a ver cómo van las cosas, te puedes quedar pero a la primera que note que nos vas a traicionar, no te voy a expulsar… te asesinare —La saliva se detuvo en la garganta del Malfoy, no porque pensara en traicionarles, sino porque Lupin le estaba asustando nunca había notado el potencial asesino del hombre, asintió débilmente, todo lo que el agarre en su cabello le permitió— El consejo de ancianos te ve como un cachorro perdido… pero yo sé que eres la puta del Lord —Los ojos ámbar brillaron casi con demencia, Lucius no lo resistió dos lagrimas corrieron por sus ojos, Lupin las limpio con su otra mano— Vas a tener que esforzarte si quieres a tu hijo entero —Le soltó como si quemara y volvió a caminar por la habitación, Lucius recién la observaba era una habitación de madera, muy pequeña con un cama individual que miraba a una diminuta ventana, una puerta lateral que suponía daba al pasillo y tras de sí, una puerta al baño.
— ¿Qué significa eso? —Lucius logró calmarse lo suficiente para notar la petición de Remus quien tomo una considerable distancia, dentro de lo posible en el pequeño cuarto, el rubio se levantó y se le acercó al otro lado de la habitación— ¿Qué tengo que hacer? —Lupin le dio una mirada predadora que le hizo sentir vulnerable.
—Lo que mejor sabes hacer puta —Lucius palideció notoriamente, le temblaron las manos y el cuerpo entero pero estaban hablando de Draco… lo único le importaba en la vida, la razón por la que no se había suicidado cuando supo que sería un hombre lobo, miro el suelo abatido, ¿Qué importaba ahora? Daba lo mismo que él hubiera querido huir del Lord, que él jamás hubiera querido ser un mortífago pero que su padre le hubiera obligado, a nadie le importaba él, ya tendría tiempo para llorar, ahora debía luchar, por lo menos hasta que recuperara a su hijo… y con las manos temblando comenzó a desabrochar su camisa, Lupin le miró asombrado
— ¿Sabes dónde está? —Preguntó para decir algo mientras trataba de desabrochar su camisa, los temblores en sus manos lo hacían tremendamente difícil, el licano no contesto, no podía dejar de mirar al rubio, estaba hipnotizado mirando como muy lentamente los botones cedía y dejaban al descubierto la piel blanca de Lucius, tocaron la puerta Lupin detuvo el actuar del rubio.
—Vístete… no será hoy —La serpiente asintió y aunque intento vestirse rápidamente el temblor no se iba, Remus tuvo que ayudarle— Pasa —Ordenó cuando Lucius ya estaba de nuevo acostado, entró Archie con una bandeja con sopa y pan, traía una radiante sonrisa que desapareció al ver el estado casi insostenible de Lucius, era evidente que en cualquier minuto se echaría a llorar.
—Ten cachorro debes comer algo —Le dijo dulcemente, Lucius le miró con sus ojos nublados Archie trato de sonreírle— Descansa —El rubio asintió— Remus el consejo de ancianos quiere hablarte —Lupin asintió esperaba poder seguir hablando con Lucius pero Archie se quedó esperándole en la puerta, finalmente después de mirar a como el rubio pasaba la cuchara de forma ausente por su sopa salió, no más cerró la puerta escuchó los sollozos ahogados del rubio— No era necesario que le torturaras así.
—Tú no tienes idea de quién es…
—Sé que es tu pareja destinada y le acabas de quebrar — Remus le dio una mirada dura— Está asustado, fue torturado, tal vez violado, está desesperado por encontrar a su hijo no sabe las implicancias de ser un lobo… y tú le tratas como si fuera basura.
—Él asesinó mucha gente —Dijo poco convencido sintiéndose avergonzado.
—Su pasado ahora da igual, la sociedad mágica te obliga a hacer cosas que no quieres —Dijo caminando a su lado— Ahora que es libre, le conocerás como realmente es —Lupin gruñó disconforme, pero aún seguía escuchando el llanto ahogado del rubio
Lucius se sintió acorralado, trató de obligarse a comer para recuperar fuerzas pero un pesado nudo se había instalado en su garganta y se lo impidió, así que dejó el plato a un lado, tenía que enfriar la cabeza y dejar de llorar como una niña, si Lupin pedía su cuerpo para traerle a Draco sano y salvo, bueno, él no tenía nada más con que negociar, suspiró abatido.
Sintió la puerta, por un minuto pensó que era Lupin que venía a cobrarse pero vio a Remulus, el hombre le miro sin expresión y luego su plato lleno, ya frío— Tienes que comer — ¿Por qué esos hombres enormes le hacían sentir miserable y débil?
—No tengo hambre…
—No puedes comer —Dijo comprensivamente sentándose en su cama le quitó la bandeja— Lupin están muy en guardia, hemos sido atacados… aquí hay varias familias y ha sido duro, la guerra entre magos se está extendiendo más allá de lo normal —Lucius asintió— tu entrenamiento comenzara mañana conmigo —Le informó— Necesito saber algunas cosas ¿Qué edad tienes?
—Treinta y cinco —Dijo agotado, Remulus lo miró con una ceja alzada y se rió en su cara.
—A los más tienes un par de meses —Lucius le miró interrogante arrugando el entrecejo— Volviste a nacer cuando te convirtieron en Lobo, te darás cuenta que te demoraras siglos en llegar a los treinta —Le pasó un espejo, efectivamente, parecía que tenía algunos años menos, su piel se veía blanca y tersa, sin rastro de arrugar, su cabello estaba muy rubio como cuando era adolescente había perdido todo rastro plateado de los años, e incluso sus ojos tenían otro brillo— Tenemos una longevidad muy lenta —Le informó— No es tan malo si tienes a tu pareja destinada, hasta las transformaciones en Luna son algo placentero cuando aprendes a aceptarlo —Lucius no creía tener una pareja destinada, pero no lo dijo, en realidad el hombre le estaba contando cómo eran los lobos y eso le tranquilizó un poco.
— ¿Por eso me dices cachorro? Tengo un hijo, él es mi cachorro —Se acurrucó más relajado en la cama, Remulus asintió y le despeinó.
—Te llamo cachorro por esa aura de hembra herida y maltratada —Lucius se sonrojó— Si quieres puedes unirte a mi harem —Le sonrió coquetamente, el rubio negó rápidamente, Remulus ni se ofendió— Tu hijo debe parecer aún más una cría… lo vamos a pasar fenomenal —Le sonrió dándole ánimos— Mañana se enseñaré a ver como lobo, con tus sentido al máximo, ayuda si quieres rastrear —Lucius le sonrió esperanzado— Por fin sonríes solcito… —Remulus tomó un mechón de su cabello. —Realmente has atrapado el brillo y color del sol.
—Está bien —Suspiró cansado al menos el tal Remulus le trataba bien— ¿Qué es el consejo de ancianos? Lo escuche… pero no sé… —Se preguntó si estaba mal que consultara sus dudas, tal vez era mejor dejar que el hombre hablara solo.
—Es el grupo dirigente de cada manada, los alfas más antiguos y más fuertes —No pareció molesto, anotaría mentalmente que podía preguntar a Remulus y a Archie, al menos ellos dos no querían matarle— Somos alfas curtidos en batalla, entre nosotros se escoge al mejor o al que se considere más preparado para ser el alfa líder, en este caso Remus.
—Él fue a la escuela conmigo ¿cómo puede considerársele viejo? —Dejó que la curiosidad hablara por él, el lobo le miro incomodo— Perdón no debí…
—Es delicado no puedo responderte eso, lo siento —Se vio apenado, Lucius sonrió incómodo.
—Perdóname a mi… no debí preguntar —Remulus sonrió y se puso de pie se limpió el traje, muy simple, unos pantalones de cuero muy grueso, una botas bajas y un abrigo que se notaba debía pesar una tonelada, pero el hombre se movía con gracilidad, supuso que sería por su fuerza como licano.
—Te dejare dormir, mañana saldremos temprano para aprovechar el día… te iba a preguntar —Se mostró un poco dudoso, pero igual preguntó— Te gustaría que nos acompañara alguien más… no es muy bien visto que un recién llegado sin pareja salga solo con un alfa, puede ser malinterpretado —Lucius conocía de sociedades retrogradas y leyes estúpidas así que no pregunto.
—Podemos llevar a Archie —Sugirió casi dormido.
— ¿Te sientes cómodo con él? —Preguntó dudoso Lucius asintió— Está bien, hablare con el… pensé que pedirías a Remus como se conocen más —Se arrepintió de decirlo, Lucius se estaba quedando dormido pero sus ojos se abrieron con miedo ante la mención de Remus y eso le impresionó, eso quería decir que el lindo nuevo lobo no tenía idea de quién era, sonrió, Remus tendría grandes problemas y eso sería muy divertido— Te vendremos a buscar con Archie —Ayudó al rubio a acomodarse entre las almohadas, le costaba moverse era evidente, dadas las últimas experiencias vividas, pero lo que más le preocupaba era la desnutrición, salió casi sin hacer ruido, Remus estaba apoyado en la pared contraria en el pasillo con los brazos y piernas cruzados.
— ¿Todo bien? —Le preguntó nada más cerrada la puerta
—Sí, está asustado es todo —Dijo guiando al líder a la sala de la tienda que funcionaba como enfermería— Te tiene terror —Le informó Lupin no pareció interesado— ¿Cómo le dirás que es tu pareja destinada?
—No tengo pensado hacerlo —Remulus le miro sorprendido.
— ¿Podrás vivir a su lado sin tocarle? ¿No responderás a su llamado ante la luna? —Le impresionó, eso era como vivir muerto de sed y tener un manantial al lado.
—Lo hare… pero no se lo diré —El rostro de Remulus fue un poema no estaba entendiendo nada— Le obligare —Se explicó Lupin, el otro mostro su desaprobación negando repetidas veces con la cabeza.
—Le volverás loco —Le dijo bajando el tono de voz, Remus no era un niño, estaba cerca de los cuarenta para los lobos, casi un completo adulto y el que era un poco mayor sabía las consecuencias de lo que Lupin quería hacer y casi vio la escenas pasar frente a sus ojos, Remus le obligaría, Lucius ante su situación desfavorecida aceptaría, no se sentiría importante ni querido y cuando ya no tuviera motivos para vivir (asumiendo que ahora los tenía) se suicidaría.
—Sé lo que estás pensando… pero tengo que ir lento con él no me fio —Dijo cansado Remus removiendo su cabello ante lo incomodo de la situación ambos tomaron asiento frente a una pequeña mesa en el centro de la carpa, Remulus puso mala cara.
—Lucius esta terriblemente frágil ahora, no sabe nada de su nueva situación y en lugar de encontrar consuelo en ti… hallara un torturador —Se levantó pesadamente— Ni se te ocurra aparecer mañana, si el escoge a Archie como su pareja te prohíbo intervenir —Lupin bufó y Remulus se fue a su tienda.
Remulus no le entendía, él había roto todas las leyes de los lobos ingresando a Hogwarts, solo porque algo le llamaba, tuvo que utilizar mucha magia para parecer un chiquillo de la edad de escolares para ingresar y cuando conoció al fin a su pareja destinada la odio con el alma, a pesar de ser tan hermoso le causaba repulsión, aceptar que Lucius era su pareja había sido un completo trauma ¿Por qué Lucius tendría que tener un camino mejor? Que sufriera un poco en una vida llena de rosas, ahora conocería lo que era la adversidad.
Volvió sobre sus pasos y entró en su habitación, olía a comida y a él, inhalo como si no hubiera más aire, Dioses el olor de Lucius le volvería loco y el rubio teniéndolo al lado no había notado que eran pareja, no se preocupó, Lucius aún no sabía cómo ser un lobo, miro el plato de comida entero y gruño, el puto rubio no se estaba alimentando bien, mierda, tendría que decirle a Remulus que le obligara a comer, se acercó a la cama, Lucius estaba dormido y aun así seguía llorando sintió como su pecho se apretó dolorosamente— Draco… —Suspiró entre sueños, se recostó a su lado y acaricio sus cabellos.
—Estará bien… yo lo encontrare —Susurró débilmente para evitar despertarlo— Cálmate mi amor —El rubio aún dormido se acurruco en su pecho y por fin dejo de llorar.
CONTINUARA…
Hola a todos!
Bienvenidos a 'Entrando a la manada' fic que tengo pensado cuyo epilogo que sea parte del pornoviembre espero que les guste, consta de dos líneas de temporales, una entre Remus y Lucius y otra entre Harry y Draco, por supuesto que en algún minuto ambas quedaran en paralelo, pero para que no se confundan, la línea de temporal de Remus/Lucius comienza primero, por lo que la de Harry/Draco va a ir un poco más atrás… cuando empiece…
Espero que le guste.
Otro dato que le dejo, técnico y completa culpa mía, no sé si lo saben pero comencé hace muy poco a publicar a fanfiction y es una página que aún no domino… y no sé si les están llegando las respuestas de los comentarios U.u si alguien puede decírmelo seria genial.
Eso sería, esta historia se subirá todos los sábados
Así que muchos besos a todos y ahí nos leemos.
Arizú Eiri.
