Especial navidad. Parte 1.

Era la mañana del 23 de Diciembre en Nagoya.

Souichi Tatsumi junto a su kohai, Morinaga Tetsuhiro, recorrían tiendas de ropa y de decoración para celebrar al dia que seguía en casa de Tia Matsuda. En un comienzo el más joven había rechazado la idea, ya que no le parecía apropiada. Pero su amado se encargo de una manera muy simple de convencerlo: amenazarlo. Si, era una táctica del antiguo tirano, pero que sabía serviría por el resto de sus vidas.

Hablaban de cosas triviales, de los colores del mantel para la mesa navideña, de los alimentos necesarios para la cena, de los regalos, de la hora en la que regresarían al departamento. Una conversación tan trivial que al propio Morinaga le sorprendió. Hubiera jurado ante cualquier persona que esos serian los días más difíciles para convivir con su amado. Sin embargo, veía a Souichi mas energético, detallista y experimentado en tareas hogareñas de lo que nunca lo había visto. Quizás sea ese el motivo por el que decidió no realizar preguntas que pudieran incomodarlo o estresarlo de alguna manera y siguió caminando a su lado mientras hacían las compras.

- - Debería comprarle algo costoso a Kanako. A pesar de todo lo sucedido se esforzó por mantener sus calificaciones altas y no dar problemas– Dijo por lo bajo el pelilargo.

- - Senpai, hablando de esa forma… se ve que está realmente orgulloso de ella. – respondió Morinaga, viendo como el rostro de su amado se encontraba tan calmado y emanando cierta aura que aun no sabía cómo explicar.

- - No es para menos. Se comporta como una adulta. Esa niña… debería ser más caprichosa

- - Ah, senpai! Si se comporta como una adulta entonces dele algo que sea acorde a una adulta. Una camisa con detalles en encaje, o una falda. –

- - TU ESTAS BUSCANDO QUE TE MUELA A GOLPES, IDIOTA. – Respondió a los gritos bastante exaltado, luego de imaginar por una fracción de segundo a su pequeña niña, con una camisa de ese estilo o faldas ajustadas y a todos los imbéciles que tendría que golpear para que se alejaran de ella. – Aaaaaaaaagggrrr… Si alguno llegara a intentar hacerle algo, juro que los dejo sin pelotas. Malditos asquerosos… Una niña… Tan solo es una niña.

- - Jajaja, senpai, Kanako no será por siempre una niña. Quizá pronto se enamore y desee saber que se siente tener una pareja. Tal vez este deseando dar su primer beso.

- - ¡ELLA NO TENDRA UNA PAREJA HASTA QUE CUMPLA 35, MALDITO IDIOTA! – Fue lo último que dijo antes de darle un golpe que dejara a Morinaga tendido en el medio de la calle. Realmente se había excedido. Fueron bromas de muy mal gusto para Souichi.

Llegada la noche, Souichi seguía ofendido por el comentario de su kohai., tanto así que había decidido ignorarlo por tiempo indeterminado.

Desde la mañana y por un par de horas, Morinaga había tomado con bastante sentido del humor la forma en que su adorado hacia oídos sordos a sus suplicas de perdón. Pero cuanto más pasaba el tiempo, sin que Souichi lo notara, comenzaba a perder las esperanzas. El aura del más joven se oscurecía como la noche.

M- ¿Realmente podría botarme así y nada más? ¿Por un comentario tan simple? ¿Pasaremos nuestra primer navidad de esta manera? Al verlo tan animado con los preparativos estaba seguro de que por lo menos esta noche, podría llegar a obtener un pequeño beso. ¿Acaso a Senpai no le importa en absoluto la manera en que me siento cuando me hace de lado de esta manera? Dios, siento tantos deseos de llorar...

- - Oe, Idiota. Idiota. – comenzó a llamarlo el mayor cuando noto que el más joven se encontraba con esa expresión que tanto odiaba, mirando por la ventana.

Morinaga sintió su corazón dar un brinco de alegría. ¡La estaba hablando! Pensándolo de manera racional y hasta casi optimista, Souichi, ni siquiera había podido soportar un día completo sin mirarlo, sin embargo Morinaga se percato de eso solo cuando éste lo hizo evidente.

- - Oh, senpai. Volvió…. Volvió a hablarme. ¿ya no está ofendido conmigo?

- - No confundas las cosas. Aun estas castigado. – dijo el pelilargo acercándose junto a él a la ventana.

- - ¿Entonces? ¿Algo sucedió? – cuestiono intrigado

- - Eso debería preguntarte yo a ti. Estabas mirando por la ventana. Con esa expresión… Como si algo espantoso pasara por tu mente.

- - Es solo que…. Olvídelo. – Intento explicarse, pero se sintió ofendido al notar que su senpai había optado por no mirarlo.

- - Dime.

- - No.

- - DIME.

- - NO.

- - DIMELO O JURO QUE CUMPLIRE MI PALABRA DE NO HABLARTE POR LO QUE TE QUEDE DE VIDA.

- - Que cruel. Yo… solo estaba pensando. Trataba de recordar… -hizo una pausa. No sabía cómo podría tomar Souichi lo que estaba a punto de decir. En el mejor de los casos terminaría en el hospital recibiendo puntos en alguna parte del cuerpo. Tomo fuerzas y continuo - Yo... se perfectamente desde que momento comencé a sentirme enamorado de Senpai. Pero aun así, no se… en qué momento mi personalidad se torno tan voluble a sus reacciones. O en qué momento comencé a tener tanto miedo de no volver a escuchar su voz. Yo… No sé en qué momento pase de estar simplemente enamorado a amarlo más que a cualquier otra persona en la vida. – contesto mirándolo directamente a los ojos, ya que la su amado había volteado a verlo mientras hablaba.- Son dudas que cada vez me planteo más seguido. Pero ¿sabes? No son una carga pesada. Es curiosidad. Deseo recordar, que tipo de rostro me mostró, que faceta de su vida me dejo ver, que me dejo tan anonadado.

- - Tu.. idiota.. pensando esas cosas tristes tan de repente. – El pelilargo contesto como pudo. No salía del shock. No es como si fuera anormal que Morinaga se confesara, es solo que esa situación, lo hacía sentir tan pequeño, tan absurdo, tonto y niño.. – tú... estas… ca-castigado. Homobaka pervertido. Ya no hablare mas por hoy.

- - Jaja, lo sé. Lo sé, senpai. Solo, procure por el bien de mi corazón… perdonarme cuanto antes. Yo.. realmente deseo ser perdonado y reparar mi error.

- - ¿Reparar? ¿De qué manera?

Morinaga sonrió al escuchar a su senpai re preguntar. Se acerco lentamente a él, y corriendo suavemente su cabello susurro en el oído –Deseo demostrar cuanto amo a senpai, de todas las maneras posibles, la noche entera

Lentamente rozo su lengua en la oreja de su senpai hasta llegar al lóbulo, que mordió con intensidad, demostrando su deseo.

- Hasta mañana Senpai, dulces sueños.- volvió a susurrar en su oído y se fue a su habitación, dejando por primera vez en mucho tiempo a su amado, aturdido y sin palabras.