Capítulo 1: El de corazón ardiente
―Maldición, ¡Me está alcanzando! ¡No puedo dejar que me atrape!―Se decía así mismo un Grovyle que a simple vista se notaba exaltado y agobiado.
Entre un extenso bosque de gigantescos árboles de abultado follaje donde delicadamente los rayos del sol se filtraban golpeando cada una de las gotas que quedaban del rocío y de una lluvia del día anterior, el geco saltaba de rama en rama a una velocidad vertiginosa, no duraba más de unas milésimas de segundos entre estas y de tanto en tanto volteaba su cabeza para ver si de lo que escapaba no estaba cerca.
Avanzó alrededor de kilómetro y medio para descansar en una ancha rama del más grande de todos los árboles, esta era tan grande como para albergar a dos Pokémon de tamaño y pesos pesados.
Él jadeaba, su día había empezado lo más normal de todo hasta que poco después de recolectar algunas bayas para su desayuno hasta que tuvo que empezar a vivir un verdadero infierno, nunca más literal la palabra.
―D-Debo seguir, si no, me encontrara, maldición… no he comido nada desde ayer… ¡¿Por qué me tenía que pasar esto?! ―Vociferó el geco hacia el cielo con un tono propio de un ser frustrado
Apenas terminó su oración, una ráfaga de fuego alcanzó a la gigantesca planta alertando al tipo planta quien trató de esquivar las lenguas ígneas que poco a poco devoraban la madera húmeda provocado una nube de humo de la cual solo se veía una silueta de tamaño más o menos del Grovyle, la única diferencia era que entre el grueso y oscuro humo, esta silueta presentaba un poderoso fulgor en lo que parecía ser la punta de su cola.
―Si te vas a esconder lo que menos debes hacer es gritar, solo te delataras, viejo, eso es algo básico―Comentaba una voz que se notaba era de un adolescente pues combinaba lo agudo de un niño con la voz gruesa de un adulto
―Largo de aquí…―Trataba de amenazar el reptil verde mientras se llevaba los puños a la altura de la cara
― ¡Oye! No nos pongamos así, te llevo persiguiendo por una hora y la verdad el seguirte entre estos árboles me dejó cansado, no soy un Pokémon de la categoría ágil como tú, soy más de los que ocupan la fuerza―Decía el misterioso Pokémon tratando de hacer algo de conversación básica con su perseguido a la par de que saliá de a poco de entre la nube de cenizas
Paso a paso se comenzaba a divisar la imagen del persecutor, lo primero que se logró ver eran sus pies, pies de reptil con escamas rojas y tres largas garras blancas que denotaban que se trataba de un Pokémon terópodo, así mismo pronto una larga y robusta cola decorada con una ardiente flama se comenzaba a mostrar. Para finalizar, la apariencia completa había sido expuesta, era un joven Charmeleon de orgullosa y confiada mirada que veía con algo de alegría al molesto Grovyle.
Ya cara a cara con su perseguido, el rojizo reptil comenzó a rascarse la mejilla izquierda con una de sus garras para luego dar un poco la vuelta a su cabeza y quedarse observando al inmenso árbol que poco a poco apagaba las llamas provocadas por el ataque del tipo fuego.
―Supongo que crecerá ¿Cierto? ―Preguntó el Charmeleon con cierta ingenuidad mientras indicaba a la planta y recobraba la mirada en el tipo planta
―Tú, maldito…Vienes a mi bosque, me persigues, lo quemas ¡¿Y me vienes con esa estupida pregunta?!―Exclamó el Grovyle iracundo por la actitud de su oponente
―Sí ¿Por qué?―Una sonrisa se dibujaba en el rostro del varano quien por cada segundo que pasaba se veía más confiado de que ganaría
Sin esperar nada, totalmente enfurecido el geco se lanzó a por el tipo fuego con las hojas de sus brazos extendidas y afiladas como espadas. Comenzó a dar sablazos con estas que eran fácilmente esquivadas por su oponente el cual en ningún momento borraba la expresión de su cara.
Después de revisar los golpes fallidos de su contrincante, el Charmeleon encendió su puño izquierdo conectando un potente directo en el pecho del verde el cual voló unos cuantos metros para caer desplomado en el piso y con dificultad levantarse.
― ¿Q-Que clase de monstruo eres tú?―Preguntaba en adolorido Grovyle quien a duras penas había logrado arrodillarse mientras sujetaba su golpeado vientre
―No soy un monstruo, solo soy un simple Charmeleon que pasaba por aquí esperando encontrar un Pokémon fuerte que pudiera mejorar mi equipo, en otras palabras, soy un cazador―Respondió el rojo mientras se tronaba el brazo izquierdo―Vaya, ese ataque fue muy lento, odio la lluvia, me ralentiza
― ¿Cazador? ¡¿Pero que estupidez es esa?! ―Exclamaba el iracundo Grovyle mientras recuperaba algo de terreno
―Bueno, ¿Como explicarlo?, un cazador es...eh...un tipo de Pokémon que captura otros Pokémon para entrenarlos
―Capturarlos...Eso es enfermizo…―Balbuceaba el tipo planta sin despegar su molesta vista de su perseguidor
―Y bueno, como dije, vine a este bosque para capturar algun Pokémon, la verdad lo más fuerte que esperaba era un Pidgeotto o un Staravia pero luego te ví y dije "Ese Grovyle tiene que estar en mi equipo" y aquí estamos hablando de la vida y del mundo
―Si quieres que sea parte de tu maldita colección, ¡Tendrás que capturarme muerto! ¡Dragoaliento!
Sin esperar ni un solo segundo, el geco exhaló de su boca un gran torrente de fuego púrpura el cual emitía algunas chispas y estática del mismo color el cual intentó golpear al varano de escamas rojas para solo ser interceptado por una ráfaga de fuego proveniente de este último.
Ambos ataques dejaron una gran nube de humo, de repente el Grovyle recibió un fuerte puñetazo en su cara que lo derribó, venía del Charmeleon quien gracias a su naturaleza volcánica podía ver más facil a travez de cenizas, hollín y similares.
―No me esperé a que supieras ese ataque, creo que tengo que ponerme mucho más alerta, veamos que tal me va con ¡Puño fuego! ―Exclamó el tipo fuego mientras una explosión incendiaba su puño izquierdo
Con rapidez el rojizo se lanzó a por su captura quien trató por todos los medios posibles esquivar el golpe el cual al impactar la madera solo estalló provocando un pequeño charco de llamas que rodeaban a su ejecutor.
"Tenía razón, no es muy ágil, sus movimientos son algo bruscos pero son lo demasiado fuertes como para mantenerme alejado, tengo que pensar algo antes de actuar"―Pensaba el geco quien rápidamente se reponia a la batalla― ¡Recurrente!
Como si de una ametralladora se tratase, el Grovyle comenzó a disparar de su boca una inmensa cantidad de semillas que impactaron en los pies del Charmeleon, desconcentrando y obligando a este a comenzar a retroceder y esquivar, momento que fue aprovechado por el arboricola para conectarle un potente sablazo de su "Hoja aguda" que hizo al varano estrellarse contra el gigantesco árbol.
―Espero que con eso tengas, ahora ¡Largo de mi bosque! ―Ordenó el verde antes de darle la espalda al supuesto Pokémon vencido
Ya marchándose del lugar, el tipo planta se disponía a saltar a algún árbol cercano, lamentablemente justo en el momento en que se disponía a irse, escuchó un crujido en la madera por lo que alertado giró su cabeza y activó su cortante ataque para luego darse cuenta que su rival no se encontraba delante de él, si no en frente.
―Eres un Pokémon muy fuerte, me gustará mucho entrenar contigo―Dijo el Charmeleon con una sonrisa que para su rival parecía una burla
― ¿C-Como? Y-yo te derroté
―Lo siento, pero no, además no me gusta golpear a mis rivales por atrás así que con esto ¡Puño fuego!
Una nueva explosión se formó en el brazo izquierdo del varano quien lo conectó en todo el pecho de su oponente quien voló unos metros para caer totalmente derrotado en el suelo.
De un bolso de cuero con restos de quemaduras y un extraño símbolo que se asemejaba a un sol con un dragón, el Charmeleon sacó una curiosa esfera bicolor que por arriba era roja y por debajo blanca. Después de analizar un poco el objeto, el terópodo lo arrojó en dirección al vencido Pokémon el cual fue guardado dentro de la bola en el momento que esta se abrió y liberó un rayo de color carmesí que desmaterializó al geco.
―Bien, una nueva captura, aunque ese puño fuego errado me dejó con el brazo un poco mal―Comentaba el reptil quien veía su puño izquierdo con algunos restos de sangre recorriendo por su garra central aunque el calor de las llamas ya había cauterizado las heridas
Con cautela, el tipo fuego bajó del árbol, la distancia con el suelo era la suficiente como para caer mal y quedar sin movilidad al menos en las piernas o directamente matarse, por lo que de a poco iba bajando de tanto en tanto.
Ya en el suelo se vendó la mano con algunas vendas y medicinas que traía en su bolso, al parecer era algo bueno para herirse especialmente ese sector, pues las cicatrices que poseía en ambas manos eran numerosas, al contrario del resto del cuerpo donde a lo más la cola poseía algunas.
Nuevamente sacó la esférica del bolsillo central, esta vez liberó al recientemente capturado quien no lucía para nada amistoso frente a quien al parecer sería ahora una especie de dueño.
―Tú ¡TÚ!
― ¿Que tal?
― ¡Devuelveme mi libertad! ―Vociferaba el Grovyle mientras se abalanzaba hacia su cazador para ahorcarle
― ¡Oye! ¡Oye! ¡Espera! ―Trataba de decir el Charmeleon mientras se quitaba las manos de su captura del cuello―Creía que al capturarlos se volvían más tranquilos, ya es segunda vez que me pasa
―Libérame ahora o pagaras las consecuencias―Amenazaba el geco mientras generaba una esfera de color esmeralda en su mano derecha
―No puedo―Respondió el varano con un tono neutral
― ¿Qué? ¡¿Como que no puedes?! ¡Destruye esa maldita cosa o que se yo!
―No puedo porque sería en contra de las reglas de cazador, regla N° 21 "Un cazador no puede liberar a sus Pokémon a no ser que sean casos extremos"―Explicaba el rojizo provocando más la molestia del otro reptil
― ¡No me vengas con eso! ¡Llevo quince años en este bosque y eres el primer loco que viene con eso de los cazadores!
―No es bueno llamar loco a tu cazador, mi reputación quedara mal si se enteran que no puedo con un Grovyle
― ¿Reputación? ¡¿Que clase de juego enfermizo es este?!
―Para que veas que soy distraído, no me he presentado, soy Firo, Firo Volcano y mi meta es ser el mejor cazador de todos―Dijo el Charmeleon mientras extendía su mano izquierda acompañada nuevamente de una sonrisa
"Este sujeto no me escucha…"―Pensaba el Grovyle quien quedaba sorprendido ante la clase de Pokémon que se había encontrado― ¡¿Que me importa a mí tu nombre?!―Vociferaba el geco en mitad de un berrinche que había armado
―Vamos, no tienes que ser así, se que es difícil pero te acostumbraras, así que solo me queda decirte ¡Bienvenido al Flare Heart!
